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  • Legislatura Ordinaria número 349
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Homenaje
HOMENAJE AL LICEO DE HOMBRES "NARCISO TONDREAU", DE CHILLAN, CON MOTIVO DE SU 150° ANIVERSARIO.

Autores

El señor SALAS ( Vicepresidente ).-

Tiene la palabra el diputado señor Rosauro Martínez.

El señor MARTÍNEZ .-

Señor Presidente , colegas parlamentarios, señor rector, señor alcalde de Chillán Viejo , estimados alumnos, señoras y señores:

Un cúmulo de ideas vivificadas por el soplo anímico de espíritus selectos hizo posible que el 16 de mayo de hace ya 150 años, pudiera cimentar sobre piedra el edificio magnífico que hoy día admiramos y que conocemos por su fecunda labor educacional, como lo es el Liceo de Hombres Narciso Tondrau, de Chillán.

A mediados del siglo XIX el acceso a la educación y a la cultura era patrimonio casi exclusivo de los vecinos más acomodados, cuyos hijos, para continuar sus estudios, debían trasladarse a la ciudad de Concepción.

Las autoridades de la época, recogiendo el sentir ciudadano, solicitaron al Presidente de la República la instalación de un establecimiento secundario que diera cobertura educacional en la ciudad a los egresados de la enseñanza primaria. Tal anhelo se vio concretado el 7 de marzo de 1853 cuando don Manuel Montt dictó el decreto de fundación respectivo. El primer paso estaba dado y había que comenzar la tarea. Para ello, era imprescindible organizar a la comunidad. Así inicia su caminar el liceo de hombres, no sin obstáculos, no sin desvelos, no sin sacrificios. Bien vale el recuerdo para aquellos que tanto bien nos depararon. Más vale un ejemplo, porque, en cierto modo y advirtiendo acaso el rumor histórico, la faena de aquellos días ha de parecernos hoy gesta de titanes, porque si bien es cosa averiguada que de todas las instituciones la más propia para formar el hombre de bien es, sin duda, la institución escolar. No es menos cierto que en medio de ambientes en nada propicios para arar surcos y sembrar mies, aquella labor hubo de ser dura y tal vez incomprendida. Más bien, es cosa comprobada que arde en los espíritus inquietos e irreductibles el anhelo tendiente a convertir en actos de perfección los sueños acunados al impulso generoso. Y así es, héroes de un día y de siempre, como don Luis Pradel, don José María Solar, don Fabio Zañartu , Santos Ojeda , y muchos otros, juntando sus manos vaciaron la mezcla sobre las primeras piedras, y no hay duda de que éstas resultaron canteadas porque no requirieron nunca de otras materias para juntar los bloques de ese edificio magnífico, al que el tiempo le ha dado una solidez tal que, a pesar de los vaivenes de nuestra tierra, tan colmada de tragedias, se ha mantenido fiel a su derrotero.

Así se gesta este establecimiento educacional que hoy recibe un sentido homenaje, señal de reconocimiento de una trayectoria fecunda en el campo educacional, que no termina allí, pues su labor incluye la integridad del quehacer humano a objeto de hacer del joven egresado una persona conceptualmente sólida, culta, de sentimientos, principios y valores propios de una cantera donde se trabaja el humanismo sin apellidos ni fronteras. Si ese era el espíritu de ayer, con mayor razón vivifica los corazones de hoy.

Se ha dicho, no sin justa y precisa razón, que la educación del hombre es un despertar humano, y el Liceo de Hombres Narciso Tondreau es, y ha sido, un símbolo de ello, que ayer otros asumieron responsablemente, y que hoy, en maravillosa conjunción de ideales, ha sido tomado por hombres y mujeres, cuyos dilectos representantes nos distinguen hoy con su presencia, liderados por su rector, don Héctor Raúl Carrasco Jara , a quien testimoniamos nuestro afecto y reconocimiento sincero, porque en su figura de maestro viene plasmado el legado de 150 años de historia que esta Cámara de Diputados ha querido homenajear en señal de gratitud a su apostólica labor de formadores de sucesivas generaciones de alumnos, cuyos destinos los encontramos diseminados en toda época, por los diferentes caminos de esta tierra generosa. Están los que ayer y hoy luchan por una mejor educación, los que resguardan la justicia, la salud, el bien común; los que unen a la comunidad a través de la información, los que laboran en la industria, el comercio y el servicio público, en fin, están todos cuantos se sintieron inspirados por el ansia suprema del saber.

Evocar aquello es mirar el rostro de un profesor e intelectual, como don Alejandro Witker , quien nos ha regalado recientemente una obra maravillosa: La Silla del Sol, Crónicas Ilustradas de Ñuble; es ver la destacada figura pública del alcalde de Chillán Viejo, don Julio San Martín , quien nos acompaña y agradecemos su presencia; es recordar los desvelos por el orden y la seguridad ciudadana de don Teobaldo Rodríguez ; es evocar la estatura intelectual de quien esperamos sea el próximo Nobel de literatura, don Nicanor Parra ; es revisar la obra del insigne profesor y poeta, don Sergio Hernández ; es reconocer la labor del ministro de Estado y embajador, don Jorge Tapia Valdés , y es tener patente entre nosotros la consecuencia ejemplarizadora del juramento hipocrático del doctor don Guillermo Parr . En ellos se refleja parte de lo que ha sido y es este establecimiento educacional.

Si la vida humana es constitutiva de historia y tiempo, ambos se convierten en sustancia de libertad y esperanza. Por ello es bueno recordar y proyectar. Y al recordar a quienes ya no están físicamente con nosotros, estamos proyectando en los jóvenes, que decoran esta tribuna, el legado hermoso al que están llamados a ser fieles herederos.

Hablar de esos hombres es encontrarse con don Juvenal Hernández Jaque , rector de la Universidad de Chile; con don Alfonso Quintana Burgos , diputado , ministro de Estado y Vicepresidente de la República ; con don Marcial Mora Miranda , diputado y ministro de Estado ; con don Alfonso Lagos Villar , director del diario “La Discusión” y Premio Nacional de Periodismo; con don José Tohá González , ministro de Estado y Vicepresidente de la República , también alumno creador y primer rector de la jornada vespertina, y con don Walterio Millar Castillo, prestigioso historiador, autor de la Historia Ilustrada de Chile, la cual es estudiada en las escuelas y liceos del país; a don Federico Puga Borne , médico, profesor, diputado , senador y ministro de Estado ; a don Armando Lira Sepúlveda , profesor, maestro de plástica, Premio Nacional de Arte en Venezuela, y con toda razón, don Sergio Gana Lagos , rector y autor de la obra Breve Historia del Liceo de Hombres, al hablarles a los alumnos, les expresaba: “Soy vosotros los llamados a mantener esa grandeza conseguida por vuestros antecesores”. Decía que volver la mirada al pasado es también parte de reconocer la huella y sentir el espíritu de esa pléyade de maestros de verdad, como don Enrique Molina Garmendia, don Adrián Soto Vivanco, don Samuel Zenteno Araya, don Claudio Rosales Yáñez, don Manuel Jesús Ortiz, don Tomás Figueroa Bravo, don Pedro Cruz Silva, don Gumercindo Oyarzo, don Raúl Castañeda Roland, don Manuel Vanegas Valdés, don Flavio Flores Contreras y doña Zoila Siderey , quienes junto a Milton Sepúlveda Jorquera , Patricio Ubal Contador, doña Zaida Toledo Astrosa , doña María Inés Rodríguez, don Héctor Otárola Rivas, don Pedro Ramos Venegas, don Jorge Petersen Davies , entre muchos otros, que hicieron y siguen haciendo liceo con su diario e infatigable laborar. Los hombres de ayer y de hoy, separados por generaciones, pero unidos por un mismo ideal: servir a Ñuble y a la patria.

En esta mirada, justo es detenerse en los conductores de este proceso educacional, desde don Pedro Matus , a quien la historia del liceo lo registra como su primer rector, hasta don Héctor Raúl Carrasco Jara , su líder actual. En esta sucesión de 150 años de vida, 27 profesionales han asumido la delicada función de dirigir su destino.

Distinguidos alumnos, llevadles, por favor, a vuestros compañeros el mensaje de este Poder del Estado y decidles que nuestro propósito ha sido reconocer -en este lugar, donde están representadas todas las ideas políticas- una trayectoria ejemplar del liceo que os cobija y educa. Decidles también de la responsabilidad que os asiste como estudiantes e hijos y recordadles que nada hay más parecido a la felicidad que saber que la soledad, la pobreza o el dolor pueden olvidarse con el ejercicio del conocimiento, el trabajo y el esfuerzo permanentes.

Estimadas visitas, al momento de acallar mis palabras de homenaje, déjenme decirles que tengo fe en el futuro, porque sé del espíritu que ha inspirado e inspira a este señero Liceo, reflejado en el proyecto educativo que guía su tesonera labor y, lo que es más relevante, porque conozco de la calidad humana y profesional de docentes, directivos, co-docentes, personal auxiliar, padres y apoderados y de la comunidad educativa en general.

¡Para ustedes, todo el afecto, felicidad y éxito!

Muchas gracias.

-Aplausos.

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