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Antecedentes
  • Senado
  • Sesión Ordinaria N° 11
  • Celebrada el
  • Legislatura Extraordinaria número 339
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Intervención
CONSTITUCIÓN DE COMISIÓN PARA ESCLARECER CAUSAS DE CRISIS EXISTENTE EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1973. PROYECTO DE ACUERDO

Autores

El señor BOENINGER.-

Señor Presidente, según se acaba de decir, es prácticamente imposible pensar que, frente a crisis tan complejas y graves como la que culminó el 11 de septiembre de 1973, se pueda establecer una sola verdad histórica. Verdad histórica tuvo, mientras existió, la Unión Soviética. Y verdad histórica oficial habría tenido Hitler si hubiera sobrevivido. Pero ésa no es la realidad de los acontecimientos históricos normales.

Ahora, para que no se me entienda mal, debo manifestar que tengo una posición personal respecto del 11 de septiembre de 1973. Como es sabido, ella se basa en que mi opinión acerca del Gobierno de la época y la trayectoria que estaba siguiendo fue muy negativa. Y según hice constar por escrito, en un libro, me pareció que el 11 de septiembre fue algo inevitable.

Sin embargo, deseo agregar que ello nada tiene que ver con el nacimiento, desarrollo y éxito en los últimos 10 años de la coalición de partidos políticos llamada "Concertación". Es un hecho absolutamente distinto. Y yo he participado con mucho entusiasmo y convicción en su fundación y desenvolvimiento.

Pero no hay que ser políticamente muy avispado para comprender que, planteado el tema en este instante en función del problema que ha polarizado al país y que nos tiene sumidos en una situación muy compleja, la única interpretación es que de lo que se trata principalmente es de, sobre la base de hechos del pasado, donde objetivamente democratacristianos y socialistas fueron adversarios, separar a los socios de la actual Concertación -tengo la absoluta certeza de que no es ésa la intención del Senador señor Cantero; estoy argumentando en función de lo que sería la reacción de la opinión pública-, lo que no considero legítimo ni políticamente conveniente.

No obstante, aunque me parezca negativa la interpretación política que inevitablemente se daría y aun cuando sea escéptico respecto a la verdad histórica, concuerdo con la idea sustantiva de tener un debate de fondo sobre estas materias. Y ello, no para llegar a una verdad, sino porque -como dijo recién (me parece) el Senador señor Bitar- la mejor contribución a la reconciliación sería que nos escucháramos y que cada uno entendiera las visiones, las razones y los puntos de vista del otro. El día que eso ocurra va a comenzar la reconciliación; antes es imposible, pues, simplemente, lo que el otro dice se descalifica.

En consecuencia, adhiero plenamente a la idea de celebrar una sesión especial. Y creo que, en vez de una comisión, se requiere en el momento oportuno un conjunto de eventos realizados ojalá -podríamos hacerlos nosotros mismos- por centros de estudios serios o por una asociación de centros plurales que tomen en cuenta en la estructura de aquéllos los distintos pareceres.

Por otra parte -y esto se vincula con lo anterior-, no me parece adecuado hablar de una especie de Comisión Rettig II, por cuanto de su conformación podría deducirse que la Comisión Rettig fue parcial. Porque, en verdad -al respecto, tengo una discrepancia profunda con muchos señores Senadores-, el 11 de septiembre de 1973 y lo sucedido después no tienen nada que ver. Los problemas de derechos humanos generados en los años posteriores a esa fecha no se relacionan necesariamente con el 11 de septiembre mismo. Lo que pasó después en materia de derechos humanos fue el objetivo preciso de la Comisión de Verdad y Reconciliación. Ésta no pretendió establecer una verdad histórica, sino una verdad sobre hechos: desaparecidos, torturas, etcétera.

La sangre hoy día está muy caliente, señor Presidente, y los ánimos se hallan extremadamente polarizados. De manera que estoy absolutamente convencido de que en este instante, lejos de contribuir a aquietar los espíritus, probablemente los polarizaríamos más.

Sin embargo, estoy por completo de acuerdo -y yo formularía indicación al respecto- en que el Senado, en el momento en que lo estimemos pertinente, organice un conjunto de eventos o pida a organizaciones académicas que lo hagan, para discutir entre nosotros y ver si somos capaces de comprendernos y respetarnos, cada uno con sus opiniones. Yo di la mía.

En cuanto al proyecto de acuerdo, por las razones expuestas, voto que no.

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