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  • Cámara de Diputados
  • Sesión Especial N° 18
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  • Legislatura Extraordinaria número 323
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Intervención
INFORME DE LA COMISION ESPECIAL INVESTIGADORA DE LA POBREZA EN CHILE.

Autores

El señor MEKIS.-

Señor Presidente, hago mío el informe preparado por el Instituto Libertad y Desarrollo. La seriedad de su preparación hace que desee que se incorpore en la versión oficial de esta sesión su texto íntegro.

Constituye un informe distinto a aquel con que la Concertación, en virtud de su mayoría, impone una visión partidista sobre el asunto que nos ocupa en esta sesión.

Sin más, ha impedido que los parlamentarios contasen a tiempo con el informe de minoría de la Comisión, que se dijo era un anexo al informe principal, pero que, en la práctica, no se acompañó materialmente, sino que se entregó durante el transcurso de la sesión, violándose así el Reglamento que obliga a entregar los documentos con 24 horas de anticipación a la sesión.

Por ello, ante el fracaso evidente de esta reunión, ya que el debate no se sustenta en todos los documentos, creo importante contribuir a que el lector pueda razonar sobre la base de otras opiniones científicas.

El texto del informe es el siguiente:

Introducción

"Existen, principalmente, dos enfoques que aportan una estructura conceptual en la medición del bienestar de la población, esquemas asociados a diferentes concepciones de fondo sobre la naturaleza del problema.

"Así, si se entiende el fenómeno asociado a las variaciones coyunturales en el consumo y en los ingresos de corto plazo, se tiene que éste conduciría a explicarlo por medio de variables esencialmente transitorias. Ejemplos de estudios que siguen este enfoque son los de tipo biológicos o de subsistencia que intentan cuantificar y caracterizar la pobreza a través del método de la canasta de alimentos que cumple ciertos requisitos nutricionales mínimos [1]

"En contraste, la calidad de vida puede ser entendida como un fenómeno esencialmente estructural, es decir, asociado a variables que reflejen el ingreso permanente de los hogares, tales como la inversión en capital humano, disponibilidad de servicios básicos, hacinamiento y equipamiento en el hogar. Entre los estudios que utilizan este enfoque se tiene el Mapa de la Extrema Pobreza sobre la base de variables censales.

"En cuanto a la relevancia empírica de ambos enfoques, se tiene que tanto la simple observación del comportamiento de los agentes económicos ante períodos de crisis, como un elemental análisis de consistencia de los resultados que entregan los diferentes estudios, permiten sostener la mayor validez relativa del enfoque estructural por sobre el de la satisfacción de las necesidades mínimas.

"Así, en relación al bienestar de la población ante períodos de disminución en los ingresos corrientes, se tiene necesariamente que el nivel de vida no se va a ver afectado en igual proporción a la caída de los ingresos, debido a que se mantiene el consumo de los servicios de los bienes durables ya adquiridos con anterioridad por el hogar y a que existe el mecanismo a través del cual transferir consumo futuro al presente, vía deuda.

"En cuanto a la validación en términos de consistencia de las cifras de pobreza que se entregan por medio del enfoque nutricional, las que de acuerdo a cifras de la CEPAL sostiene que en 1987, aproximadamente el 45 por ciento de la población nacional se encontraría en tal condición, con un sustantivo deterioro con respecto a la situación de 1970, se llega a la conclusión de que son resultados por decir lo menos, contradictorios, con la cobertura y evolución que han alcanzado en el país variados indicadores sociales que muestran que los chilenos viven actualmente más tiempo, poseen más y mejores viviendas con accesos a servicios esenciales, poseen un mayor equipamiento de bienes durables en sus hogares y poseen mejor educación, de lo que era la realidad del chileno hace 20 años atrás.

"Lo anterior plantea, necesariamente, el hecho concreto de que la calidad de vida de la población ha experimentado un incremento importante, que debería reflejarse en cualquier indicador consistente del bienestar.

"Luego, es básico identificar los problemas que posee este enfoque de la pobreza biológica, aspecto que lamentablemente no ha sido pesado en toda su magnitud por los diferentes organismos e investigadores que lo utilizan.

"El presente documento, que pretende ser un aporte en esta dirección, se estructura en tres partes. Comienza con una discusión en tomo a las debilidades metodológicas de los estudios de pobreza enfocados desde la perspectiva de la satisfacción de las necesidades mínimas, para continuar con la presentación de una metodología mejorada que permite superar en parte las falencias planteadas sin apartarse del enfoque nutricional. En una tercera sección se comparan los principales resultados de los estudios de pobreza de la CEPAL y el de Rojas-Avello que se sumergen en el enfoque biológico de la pobreza, pero desde metodologías diferentes. Por último, se plantea una serie de comentarios en torno a la validez de las estimaciones de la pobreza a partir del enfoque de las necesidades mínimas y sus implicancias en materia social.

"II. Debilidades de los estudios de pobreza biológica

"El enfoque consiste en contrastar los ingresos disponibles de los hogares obtenidos generalmente a través de una encuesta, con el costo de una canasta promedio de alimentos construida de manera tal que permita a los individuos cumplir con ciertos estándares internacionales en materia de nutrientes. En concreto, aquellos hogares cuyo ingreso per cápita no supera dos veces el costo determinado por la canasta son clasificados como pobres, y si a su vez, se tiene que sus ingresos totales no alcanzan a cubrir el valor mínimo, son considerados además, como indigentes. [2]

"En este contexto es en extremo importante, tanto la adecuada medición de los niveles de ingresos, como la correcta construcción de la canasta que será la base para la fijación de la línea de la pobreza y de la indigencia, ya que de este cruce depende la dimensión del fenómeno. Y son en estos dos factores en los cuales, precisamente, se concentran las debilidades básicas del método las que están referidas por el lado de los ingresos a los períodos de referencias y a las subdeclaraciones presentes en las encuestas, y por el lado de la canasta a los criterios utilizados en su construcción.

"1.- Los ingresos

"En cuanto a la subdeclaración presente en las encuestas de ingresos, ésta se produce tanto en el componente monetario del ingreso como en los pagos y subsidios en especies recibidos por los hogares, aspecto que el estudio de la CEPAL intenta corregir en contraste con los gruesos errores cometidos en estudios previos.

"Un segundo problema en tomo a los ingresos está asociado, al igual que el anterior, más bien al método empírico de estimación que al enfoque utilizado, y dice relación con la utilización de encuestas de ingresos para un período de tiempo muy reducido, que en el caso de la Casen es un mes particular, lo que conduce a resultados altamente riesgosos, debido a que un hogar puede ser clasificado como pobre durante el mes en cuestión, pero al siguiente no serlo. Así, se ha demostrado que a medida que el período de referencia de los ingresos se prolonga, el porcentaje de hogares que capta el método tiende a disminuir en forma significativa. [3] En otros términos, se tiene que las mediciones son muy sensibles al período en estudio, por lo que una estimación puntual en este contexto necesariamente, es una cota máxima en la dimensión del fenómeno de la pobreza.

"2.- La canasta

"Con respecto al costo de alimentarse adecuadamente según los parámetros nutricionales, el otro pilar del enfoque, se tiene que éste se basa sobre la construcción, con más o menos arbitrariedades de parte del investigador, de una canasta promedio que debe sostenerse como válida en el tiempo y en el espacio para toda la población, siendo éste uno de los puntos más débiles del método empleado.

"Así, como los requerimientos nutricionales de un individuo están en función de múltiples factores como ser el sexo, la edad, la talla, el peso, la actividad física e incluso la localización geográfica de éste, se tiene que los nutrientes mínimos necesarios que le permiten desenvolverse adecuadamente en su medio dependen de sus características personales y no del de la población tomada como conjunto. Debido a esta realidad, los estudios al tomar las características promedio de la población como base para las estimaciones de los requisitos nutricionales, están incorporando un factor de error que debe tenerse presente. Por esto la propia OMS sostiene que "en la práctica, sólo es factible al nivel del individuo hacer interpretaciones muy generales basadas en comparaciones entre ingestas observadas y estimaciones de necesidades". [4]

"Aún más, como las estimaciones de pobreza utilizan como unidad de análisis el hogar, debe considerarse tanto el hecho de que las necesidades no varían en forma proporcional a su tamaño debido principalmente, a su composición, como la existencia de economías de escala en la producción familiar. Así, se ha estimado a modo de ejemplo que el ingreso requerido para satisfacer las necesidades de una pareja equivale a 1,06 veces el hogar de un hombre solo y no a dos veces como sería el caso en ausencia de rendimientos a escala [5]. Como en los estudios de pobreza que siguen el enfoque biológico, los ingresos requeridos son proporcionales al tamaño del hogar, se tiene que necesariamente las estimaciones de la magnitud de la pobreza están sobreestimadas al no considerar este aspecto.

"Pero, ésta es sólo una primera etapa en la construcción de la canasta promedio, asociada a la fijación de los estándares nutricionales mínimos.

Queda por convertir las cantidades de nutrientes ya determinadas en bienes alimenticios concretos, etapa que agrega más arbitrariedades al proceso, a pesar de que el investigador posee la restricción de que al ser la canasta una estructura de consumo, debe tener cierto grado de ajuste con respecto al consumo efectivo de la población o de un segmento de ella. Una vez seleccionada la canasta de alimentos, se debe valorar, asignando precios a cada uno de los bienes incorporados. Por lo tanto, existe un amplio margen para que el investigador "juegue" con la composición y el costo de la canasta, en otros términos, con la estimación final de la dimensión de la pobreza.

"De esta forma, la composición final de la canasta básica y su validez para toda la población obliga a la imputación de consumos de bienes por parte de los hogares más pobres que ya sea no forman parte de su dieta habitual o que están sustantivamente disminuidos debido a su alto precio relativo, siendo que, en cambio, son sustituidos en su estructura de consumo efectiva por otros alimentos a su alcance que le reportan los nutrientes requeridos. En términos rigurosos, la canasta construida, que es uno de los pilares en que descansa el método, tiene la calidad de una estructura normativa, en contraposición con la efectiva que enfrentan los hogares, con todas las limitaciones que esa definición le asigna.

"Este punto es de particular interés debido a que la estimación de la pobreza a partir del enfoque de las necesidades básicas tiene un componente normativo importante, que demasiado a menudo se soslaya. En términos extremos, lo anterior se pudiera traducir en que se está estimando no el número de pobres que existen en el país, sino cuántos existirían si la norma escogida fuese válida. [6]

“III. Una metodología alternativa

"Es en el marco anterior donde el estudio de la CEPAL se inserta, destacándose el esfuerzo por superar falencias de anteriores estudios, principalmente en materia de subdeclaraciones de ingresos [7], pero sigue manteniendo las debilidades en torno al período de referencia de la encuesta de ingresos, y en tomo a la construcción de la canasta promedio, por lo que las cifras de pobreza poseen un nivel de confiabilidad bastante criticable.

"Pero es razonable plantear el punto de si es el enfoque de las necesidades básicas el que entrega resultados erróneos o en su defecto, éstos están asociados más bien con problemas empíricos en tomo al método de estimación tradicionalmente utilizado, los que ya fueron expuestos.

"Con respecto a este punto, es necesario hacer referencia al estudio de pobreza de Rojas-Avello publicado por el CEP, el que precisamente, plantea y se sumerge en esta problemática [8].

"La utilidad esencial de dicho estudio es que dimensiona y caracteriza la pobreza sin apartarse del enfoque nutricional, pero construye una metodología de estimación que permite superar en parte las falencias ya descritas anteriormente.

"De esta forma, se plantea que como el enfoque es en esencia una estructura ligada directamente a los consumos, se tiene que las encuestas apropiadas son las de gastos efectivos de las personas y hogares y no las de ingresos, utilizándose en consecuencia la encuesta de presupuestos familiares del INE, construida con el fin de entregar estimadores confiables del gasto en consumo de la población del Gran Santiago. Además, con esta encuesta, al estimarse sobre la base de doce submuestras independientes, fue posible entregar estimaciones puntuales para cada mes del año que muestran una variabilidad importante en la dimensión del fenómeno de la pobreza.

"En cuanto a la canasta base de la estimación, la metodología supera la rigidez de la canasta construida arbitrariamente, debido a que se seleccionaron doce estructuras efectivas de consumo, una por mes, que correspondían a hogares que consumiendo a costos mínimos y cumpliendo con sus requerimientos nutricionales, sus consumos de nutrientes correspondían a lo menos al promedio del conjunto de la población. Es decir, se tiene que no sólo la canasta efectivamente existe, sino que además, al seleccionar una canasta representativa por mes se permite internalizar el efecto de sustitución de bienes, debido tanto a cambios en los precios relativos, como a estacionalidad en la producción.

"Mención aparte merece el punto de los precios que se tomaron en este estudio para transformar los gastos efectivos en alimentación de los hogares en cantidades físicas de bienes de consumo, indispensable para conocer el consumo efectivo de nutrientes y poder determinar posteriormente, las canastas seleccionadas [9].

"El estudio en cuestión toma los precios mínimos obtenidos de la encuesta de precios del INE, tal como plantea Altimir [10] al sostener que para evitar una distorsión en la estimación de la línea de la pobreza, debe asegurarse en lo posible que los precios utilizados "fuesen los menores asequibles en los mercados..." y todavía más, sostiene en términos concretos que deben ser "...los menores precios que puedan captar las encuestas estadísticas...". Es comprensible que Altimir utilizara en su estudio los precios medios del INE, debido a que sólo disponía de éstos para sus estimaciones. Ahora, lo que es criticable es que estudios posteriores como el de reciente divulgación por parte de la CEPAL, hayan seguido utilizando estos precios en aras de la comparatividad, aun cuando los mínimos han estado disponibles.

"Aún más, un mínimo conocimiento de las encuestas de precios a establecimientos que utiliza el INE para la toma de precios del IPC, lleva a considerar la validez de los precios mínimos como referente apropiado en la estimación. En concreto, debe considerarse que el INE construye una muestra de establecimientos, por lo que cada unidad considerada en ella está representando a un conjunto de similares, por lo que de esta forma, un precio mínimo detectado por la encuesta no debe ser interpretado en términos tan restringidos como un precio tomado en un día determinado en un establecimiento particular como afirma la CEPAL.

"Un segundo aspecto, se refiere a las características que debe cumplir un bien particular seleccionado como representativo de un artículo de la canasta del IPC. A grandes rasgos, el INE selecciona bienes dentro de lo factible, que posean tanto una permanencia como un peso en el mercado. De lo anterior es fácil extractar, como de hecho ocurre, que los bienes considerados no son los de menor calidad y por consiguiente, de menor precio. Así, es posible encontrar bienes a disposición de los hogares que entreguen los nutrientes requeridos por éstos con precios inferiores a los encuestados por el INE, por lo que es un argumento a favor de la utilización de los precios mínimos entregados por ese instituto.

"Posteriormente, Rojas y Avello plantean que un hogar será clasificado como pobre si su gasto per cápita efectivo en alimentación es inferior al costo de la canasta en el mes respectivo, por lo que se descarta el uso de una línea de la pobreza tal como se concebía en la metodología tradicional. En cuanto a la indigencia, el estudio considera a un hogar pobre en tal condición si su gasto total no es suficiente para cubrir el costo mínimo por persona de alimentarse adecuadamente.

"De esta forma se procede a estimar y caracterizar la pobreza para el Gran Santiago durante 1988.

"IV. Dimensión y características de la pobreza nutricional

"En esta sección se contrastarán los principales resultados obtenidos del estudio de la CEPAL que como ya se planteó es un fiel exponente del método tradicional de estimación de la pobreza según el enfoque de la satisfacción de las necesidades mínimas, con los obtenidos por Rojas y Avello a través del estudio en el cual plantean una metodología alternativa de medición, ya comentada en términos generales.

"La CEPAL sostiene que en 1987 a nivel país la pobreza afectaría al 38,1% de los hogares, mientras que el 13,5% se encontraría en situación de indigencia, lo que la lleva a concluir que el 44,4% de la población es pobre (5,5 millones de personas) y 16,8%, indigente (2,1 millones). En otros términos, la CEPAL afirma que 4 de cada 9 chilenos serían pobres y prácticamente 2 de estos corresponderían a indigentes que es la pobreza en su grado extremo en el enfoque nutricional. Obviamente que al tenor de esta cifras el fenómeno en el país adquiriría ribetes verdaderamente trágicos.

"Pero debido a la complejidad del fenómeno es que, en el mismo estudio, la CEPAL elabora un indicador de corte estructural para dimensionar las necesidades básicas insatisfechas sobre la base de un conjunto de variables relativas al tipo de vivienda, al acceso de ésta a los servicios básicos y al hacinamiento en el hogar, en aproximación al criterio utilizado en los mapas de la extrema pobreza. De esta forma se intenta cuantificar la población afecta a carencias importantes en materia de vivienda, un enfoque diferente de medir la calidad de vida de la población, aunque aún limitado, pues no internaliza otros tipos de necesidades que también inciden en el bienestar de ésta, como ser el acceso a la educación y el equipamiento en el hogar, entre otros factores.

"Los resultados obtenidos indicarían que el 16,4% de la población estaría en tal condición, siendo destacable el hecho de que tal medición permite caracterizar a los hogares pobres e indigentes que sostiene la CEPAL existirían en el país, en relación a su "pobreza habitacional".

"Así, se tiene que del 44,4% de pobreza para el país que entregan las estimaciones de la CEPAL, aproximadamente 4 millones de estos pobres tendrían satisfechas sus necesidades básicas en materia de vivienda. Pero lo que debe llamar a reflexionar en tomo a la consistencia de estas estimaciones es que sólo 800 mil de los 2,1 millones de indigentes que según la CEPAL existirían en el país poseen carencias en materia de vivienda y servicios básicos. Este punto es particularmente interesante debido a que, como la definición de indigencia implica un estado de extrema privación en que la persona no puede alimentarse adecuadamente aunque dispusiera en ello de todo su ingreso, sería lógico esperar también que sus otras necesidades no estuvieran adecuadamente cubiertas.

"Estas inconsistencias que eran esperables, quedan particularmente ilustradas y destacadas explícitamente en el estudio de Rojas-Avello , cuyo objetivo central aparte de introducir una metodología que corrigiera en parte las debilidades que se detectaban en el método tradicional de estimación de la pobreza, era caracterizar los hogares clasificados como pobres e indigentes.

"En este estudio se estimó para el Gran Santiago que la pobreza en 1988 afectaría al 26,9% de los hogares, de los cuales un 5,9% correspondía a indigencia, lo que estaba indicando un menor nivel al sostenido por la CEPAL que para la Región Metropolitana era de 33,2% y 10,8% de pobreza e indigencia, respectivamente. Lo anterior, en términos de población, equivale a 520 mil pobres y 325 mil indigentes menos, diferencial que dista de ser explicada por la discrepancia en el período de referencia de ambas estimaciones.

"Pero, aparte de los menores niveles de pobreza estimados se encontraron realidades en las condiciones de vida de estos hogares que llaman la atención en cuanto a la intensidad del fenómeno. Es destacable el hecho de que sólo el 16% de los pobres habite en viviendas del tipo conventillo, callampas o mejoras. En cuanto a la disponibilidad de servicios básicos en la vivienda se tiene, entre otros servicios, que prácticamente el 100% de los hogares pobres posee acceso a luz eléctrica, un 80% accede al agua potable dentro de la vivienda y posee escusado de uso exclusivo. Con respecto al hacinamiento, el estudio detecta que sólo el 24% de los hogares pobres tienen más de 2 personas por pieza habitación, porcentaje que sube al 39% del total de indigentes.

"Es evidente que lo anterior está indicando un nivel de bienestar en estos hogares que el enfoque nutricional no capta al momento de clasificarlos como pobres e indigentes.

"Aún más, en el estudio se caracteriza la pobreza en cuanto a la disponibilidad de bienes durables, destacándose el que el 85% de los hogares pobres que el enfoque capta posee televisor, porcentaje que alcanza sorprendentemente a un 76% de los indigentes. Pero, tal como se sostiene en el estudio lo que es definitivamente curioso es que existan hogares clasificados como indigentes, pero que posean vehículos motorizados.

"Lo anterior obliga a ponderar en toda su magnitud las debilidades inherentes al enfoque de la satisfacción de las necesidades mínimas, ya que estas contradicciones se mantienen en distinto grado, dependiendo de la metodología que se utilice, lo que incide, en último término, en una falta de consistencia en las estimaciones de la pobreza.

"Volviendo al estudio de la CEPAL, éste sostiene además, que la situación del país en 1987 es dramáticamente más deficiente que la que existía en 1970, lo que como ya se había planteado choca con la evolución que han experimentado en el país variados indicadores sociales. Aún más, la CEPAL estima sobre la base del enfoque nutricional que en Chile la pobreza habría aumentado en contraste con la realidad de los índices de pobreza de los restantes países de la región. Dos afirmaciones muy delicadas al ser la pobreza un fenómeno especialmente sensible para un país y sobre todo, al estar construidas a partir de un enfoque tan limitado conceptualmente y con tantos problemas en su método de estimación.

"Afortunadamente estas afirmaciones se pueden contrastar con un estudio que estima la evolución del bienestar de la población de los países sudamericanos entre la década del 60 a la del 80 sobre la base del enfoque estructural a partir de 4 grupos de necesidades que inciden en el fenómeno. Los grupos están referidos a la salud y nutrición, educación, condiciones de la vivienda y equipamiento en el hogar cuyas evoluciones se analizaron en forma independiente para evitar consideraciones de tipo normativas en relación a sus incidencias sobre la calidad de vida. En concreto se concluyó que Chile fue el único país en la región en todo el período bajo estudio que experimentó un progreso comparativo continuo, en prácticamente todos los grupos. Así, Chile se ubicó a comienzos de los 80 a una menor distancia en comparación a los períodos anteriores con respecto a los dos países que lideran la región (Argentina y Uruguay).

"Nuevamente la evidencia empírica aparece contradiciendo los planteamientos de la CEPAL en materia de pobreza.

La razón básica se debe a que si el enfoque de la satisfacción de las necesidades mínimas capta un tipo de pobreza, ésta es del tipo esencialmente transitoria y no estructural en contraste con la cruda realidad latinoamericana. Por ello es factible esperar mejorías substanciales en la medida que el país persevere por el camino del crecimiento económico. Así la misma CEPAL estima que la pobreza disminuiría en más de 5 puntos porcentuales en la medida que el crecimiento de los ingresos reales de los sectores afectados sea del orden del 10%.

"V. Consideraciones finales

"Con estos antecedentes no se puede sino concluir que con el enfoque biológico de la pobreza se estaría en presencia de un criterio esencialmente transitorio, entendido éste como aquel relacionado a los ingresos corrientes de las personas.

"Precisamente esta propiedad de transitoriedad del enfoque, trae consigo el problema de que no todos los hogares definidos como pobres e indigentes en el hecho lo sean efectivamente, por lo que la estimación de la pobreza por esta vía lleva a sobredimensionar el fenómeno, entregando señales erróneas para la toma de decisiones.

"La importancia de lo anterior radica en que estos indicadores son guías en la formulación e implementación de las políticas de gasto social por parte de las autoridades, pero su gravedad se verá suavizada en la medida en que se caracterice adecuadamente a los hogares supuestamente pobres e indigentes que entrega el enfoque, en cuanto a inversión en capital humano de sus integrantes, infraestructura en servicios básicos que posea la vivienda y posesión de bienes durables en el hogar, entre otros factores.

De esta forma, el planificador podría aproximarse en última instancia a la real dimensión del fenómeno por medio de variables de naturaleza más permanente asociadas directamente a la calidad de vida de la población, precisamente el tipo de variables que utiliza para la medición del bienestar el enfoque estructural.

"Entonces, cabe plantearse cuál es la finalidad de insistir en la estimación de la magnitud de la pobreza por medio de un enfoque que no resiste en la dimensión empírica, la más elemental prueba de consistencia con otros indicadores de bienestar, y que desde el punto de vista metodológico posee vicios que hace que sus estimaciones sean altamente criticables.

"En contraste, en el enfoque estructural existe un amplio espacio para el aporte en cuanto a una mejor delimitación de lo que se considera pobreza y en tomo a la construcción de indicadores que permitan una mejor aproximación a la dimensión e intensidad de ésta. Así, en este campo es notoria la necesidad de combinar los múltiples factores cuantificadores de tipo permanente que inciden en la correcta aproximación del fenómeno.

"Pero, este esfuerzo pasa necesariamente por consideraciones de tipo normativas en cuanto a la incidencia en el bienestar de la población de variables de naturaleza distinta, como ser, a modo de ejemplo, la educación con el acceso de la vivienda a los servicios básicos, para lograr finalmente cuantificar la dimensión y evolución de la pobreza.

"Así, se tiene que toda definición de pobreza pasa por la fijación de estándares normativos que permitan discriminar a los hogares afectados por el fenómeno, por lo que en sí son cuestionables. Pero lo que es importante destacar es que este aspecto en el enfoque biológico pasa a ser un problema sin solución, pues en sí el estándar normativo es la definición del fenómeno, pero, en cambio, en el enfoque estructural es posible obviarlo para concentrarse en la delimitación de grupos específicos de carencias, identificando cuántos, quiénes, y dónde se localizan los hogares y las personas que la sufren, siendo éste un camino altamente rentable como guía de las políticas sociales en su formulación y focalización y por el cual los sectores más desprotegidos del país se verán beneficiados.

"Por esto, conviene remarcar que un mal instrumento de medición de un fenómeno y particularmente en uno especialmente sensible para un país, como es el de la pobreza, puede llevar a medidas equivocadas que afecten precisamente a los sectores objetivos de ellas, por lo que los organismos técnicos y las autoridades del área deben ser extremadamente prudentes y rigurosas en sus planteamientos en esta materia.

"Lo anterior es particularmente válido para un organismo de corte técnico como es la CEPAL cuyos estudios, análisis y opiniones poseen un impacto no neutral sobre las autoridades y la opinión pública en general, y que como agencia de las Naciones Unidas debe tener el cuidado no sólo de validar sus estimaciones con otros indicadores sociales disponibles en el país, sino que además, como mínimo, debe hacerlos consistentes con los resultados de otros informes de organismos también dependientes de las Naciones Unidas como el PNUD. Este último sostiene que Chile es, dentro del contexto latinoamericano, el país que ha alcanzado en el último tiempo un mayor grado de desarrollo humano, aspecto que obviamente tiene una incidencia importante en el bienestar de la población y por lo tanto, en cualquier indicador de pobreza y que como se ha sostenido, la estimación de la CEPAL no incluye.

"Por lo anterior, es preocupante que las autoridades y en especial las del área económica social insistan en el eslogan de los 5 millones de pobres, en vez de canalizar sus esfuerzos en identificar carencias y dirigir el gasto social hacia los sectores verdaderamente necesitados. De esta forma se evitan filtraciones de éste y la toma de medidas como las alzas de los salarios mínimos, entre otras, que como se ha demostrado al analizar la evolución experimentada por los ingresos reales en 1990, han perjudicado comparativamente a los sectores más pobres del país.

"En concreto, las características del fenómeno ameritan evaluaciones y acciones técnicas y ágiles de la autoridad que permitan en el mediano plazo superar la pobreza debido a que a pesar de lo mucho que se avanzó en los años anteriores en esta dirección, aún queda mucho por hacer.".

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