Labor Parlamentaria

El señor NÚÑEZ, don Marco Antonio (Presidente).-

Para intervenir a favor del proyecto de resolución, tiene la palabra el diputado Germán Verdugo .

El señor VERDUGO.-

Señor Presidente, la idea matriz del proyecto es ofrecer una alternativa a los adultos mayores dueños de una propiedad para que, sin desprenderse del bien raíz ni dejar de vivir en él, reciban un monto de dinero para incrementar sus bajas pensiones.

La forma de concretar lo anterior es la figura legal denominada hipoteca revertida o inversa, modelo que ha sido satisfactorio y de gran utilidad en países como Reino Unido, España , Francia, Holanda , Bélgica , Canadá , Japón , Nueva Zelanda, Estados Unidos de América, China, entre otros.

De acuerdo con esta propuesta, la hipoteca inversa funcionaría mediante un contrato entre el dueño de la vivienda y una institución estatal, en el que se establecería el valor de la propiedad y un cálculo de la expectativa de vida del dueño o dueña, luego de lo cual se acordarían los tiempos y montos mensuales de pago.

Un aspecto importante -he aquí el porqué se solicita al Ejecutivo el estudio de la propuesta en comento- es que el Estado debe ser el que otorgue dicha vía alternativa, idealmente a través de la Dirección General del Crédito Prendario, la cual, en este evento, pasaría también a ser de crédito hipotecario, que sería la entidad que suscribiría el contrato con los adultos mayores. No es la idea ni la finalidad de este proyecto que sean los particulares quienes se hagan cargo de la situación, pues se generaría una serie de inconvenientes y abusos.

Si bien la proyección de vida ha ido aumentando con los años, no lo han hecho en igual forma las pensiones, pues siguen siendo bajas e insuficientes para vivir dignamente.

Los bajos ingresos son el motivo por el cual los adultos mayores solicitan a distintas instituciones financieras, cajas de compensación o empresas del retail, entre otras, créditos para solventar los gastos por enfermedades o, simplemente, para pagar los insumos básicos de una vivienda.

De acuerdo a la información del censo de 2002, cerca del 97 por ciento de los mayores de sesenta años vive en una vivienda de manera permanente. Por lo tanto, puede ocurrir que un adulto mayor sea dueño de un bien raíz que hoy constituya un patrimonio importante. Se trata del inmueble en que habita y que, además, tiene para él un valor sentimental, ya sea porque fue el resultado del trabajo de toda su vida o porque se trata de una herencia, propiedad que, en la mayoría de los casos, con el transcurso del tiempo aumenta su plusvalía comercial.

Se debe tener en cuenta que existen adultos mayores que reciben una pensión que, en muchos casos, no alcanza a ser la mitad del sueldo mínimo, pero son propietarios de un bien raíz que constituye su domicilio y que tiene un alto valor comercial, pero del cual, lamentablemente, no pueden obtener ningún beneficio; por el contrario, en muchas ocasiones, la mantención les significa un gasto. Además, cuando el adulto mayor fallece, los herederos se deshacen del inmueble, lo venden y se reparten el fruto de la venta. En otras palabras, obtienen un provecho de un bien que debió haber beneficiado al adulto mayor propietario.

En razón de su edad, los adultos mayores no son sujetos de créditos en los bancos; tampoco se les otorgan préstamos, puesto que no tienen cómo garantizar el pago de estos. Pues bien, la alternativa que permitiría garantizar el pago del crédito sería la propiedad de la cual son dueños. Sin embargo, si el pensionado o pensionada no puede pagar o fallece, el banco terminaría con la propiedad a su nombre y, finalmente, la remataría.

Un antecedente no menor es que las instituciones que siempre han estado dispuestas a efectuar préstamos a los adultos mayores son las cajas de compensación -la mayoría de las veces las mismas que les entregan la pensión-, pero con intereses altísimos. Se trata de una situación de abuso que ha sido y sigue siendo latamente discutida en este hemiciclo.

Por lo tanto, solicito a la Sala que apruebe el presente proyecto de resolución, pues, de ser acogido por el Ejecutivo, beneficiaría a un grupo importante de adultos mayores que, como único patrimonio, tienen un bien raíz, del cual podrían obtener un provecho que permitiría mejorar sus pensiones y, por tanto, vivir dignamente.

He dicho.