Labor Parlamentaria
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Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N° 89
- Celebrada el 11 de enero de 2012
- Legislatura Ordinaria número 359
Índice
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Intervención
AUMENTO DE SANCIONES PARA MANEJO EN ESTADO DE EBRIEDAD Y BAJO LA INFLUENCIA DEL ALCOHOL O DE SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES O SICOTRÓPICAS
Autores
El señor
Las cifras resultan elocuentes. Tales accidentes son la segunda causa de muerte de jóvenes en Chile. En el 30 a 50 por ciento de los casos con víctimas fatales, las personas manejaban bajo la influencia del alcohol o de estupefacientes.
Los efectos del alcohol sobre la capacidad de conducción son negados por muchas personas. Algunos, incluso, invocan la cultura popular y plantean que cuando se toman unos tragos manejan mejor. Pero el Servicio Médico Legal y las organizaciones científicas citadas a la Comisión de Transportes del Senado nos señalaron otra cosa: "Los efectos del alcohol sobre el organismo humano se conocen bien. El alcohol produce una depresión no selectiva del sistema nervioso central, deteriorando la función psicomotora, la percepción sensorial (vista y oído), modifica el comportamiento de la persona, etc. En general, los efectos del alcohol son directamente proporcionales a su concentración en la sangre".
Por lo tanto, no es verdad que tomarse un pisco sour o una cerveza no perjudica la capacidad de conducir un vehículo.
Se dice que los efectos del alcohol varían de acuerdo a las personas. Es cierto. Con todo, un litro de cerveza equivale a 0,9 gramos por mil de alcohol en la sangre; medio litro de vino, a 1 gramo -eso es manejo en estado de ebriedad-; medio litro de champaña, a 1,2 gramos; dos vasos de combinado, a 1 gramo. O sea, hay pruebas científicas que demuestran que manejar y beber son acciones que no se compatibilizan.
Con el envío del presente proyecto de ley por parte del Gobierno del Presidente Piñera, que recoge el contenido de una moción de los Senadores señores Cantero y Gómez , no se pretende que seamos puristas ni que la gente no consuma alcohol. Lo que se persigue es algo muy simple: que quien beba no maneje y que quien maneje no beba. ¡Así de simple! Aquí nadie se está transformando en monje o talibán que no quiere que la gente consuma alcohol. Esa es otra discusión.
Señor Presidente , si uno analiza las medidas adoptadas sobre la materia por otros países del mundo -especialmente nuestros referentes en la OCDE: España y otras naciones europeas-, se percata de que ellas se orientan precisamente a bajar los niveles permitidos de alcohol en la sangre para poder conducir un vehículo.
Y eso hace el proyecto de ley que nos ocupa.
En nuestra legislación, en una situación que estimo curiosa, existen dos figuras penales: manejo bajo la influencia del alcohol, cuando se registra entre 1 y 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre, y manejo en estado de ebriedad -aquí corresponde una sanción más grave-, cuando se comprueba sobre 1 gramo.
La iniciativa rebaja tales índices: manejo en estado de ebriedad, de 1 a 0,8 gramos por mil, y manejo bajo la influencia del alcohol, de 0,5 a 0,3. Hace unos días un señor Senador me preguntó por qué se disminuye a 0,3 y no a 0,0. Se debe a que el consumo de cualquier fruta o producto que contenga azúcar puede dar falso positivo. Por tanto, con un 0,3 -y esto lo confirmó el Servicio Médico Legal- se busca evitar dicho resultado.
Otro aspecto relevante del proyecto guarda relación con el control de las personas procesadas por participar en un accidente ocasionado por manejo en estado de ebriedad. Lo que se plantea -los Senadores señores Gómez y Cantero lo propusieron en su moción, que el Gobierno recogió- es que los imputados no puedan conducir hasta el término del juicio.
Hoy día la opinión pública reclama. A quien genera un accidente de tránsito -incluso con resultado de muerte, con una víctima- se le da un permiso provisorio, mientras dura el proceso. Ante ello, la gente protesta: "¡Cómo esa persona está manejando si causó tal daño!".
En el proyecto en estudio no hay sanciones penales. Todas las indicaciones referidas a ellas se sacaron, como asimismo el procedimiento judicial que se proponía, a fin de que tales materias se analicen en una modificación legal posterior, que se examinará en la Comisión de Constitución.
La iniciativa implica ponerse a tono con la realidad que está viviendo el país y el resto del mundo.
Felicito a sus autores: al Gobierno y a los parlamentarios que presentaron mociones en esta línea.
En todo caso, el señor Ministro de Transportes, quien nos ha acompañado en las distintas etapas de la tramitación, ha planteado que esto tiene tres "patas".
Implica un control más severo.
Hoy día, cuando Carabineros controla el consumo de alcohol o drogas, debe llevar al hospital al conductor que presume bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. En ese momento, se termina ese punto de fiscalización. Ahora se está implementando, por lo menos en las ciudades más grandes, un programa para realizar el examen in situ: se sacarán las muestras de sangre en una ambulancia equipada para el efecto.
Además, se contempla una campaña de prevención del consumo de alcohol y drogas al manejar un vehículo. Es indispensable incorporar tal aspecto.
La Senadora señora Lily Pérez formuló una indicación sobre la materia, que luego retiró. Entiendo que presentará un proyecto en ese sentido. Pienso que ello apunta en la línea correcta, pues es importante impulsar en los colegios, en las universidades y en todas las áreas, un plan para corregir el rumbo que hoy se evidencia en nuestro país.
Vuelvo a repetir: la segunda causa de muerte de los jóvenes en Chile son los accidentes de tránsito. No hay una razón mayor que esta para sancionar, para exigir, para establecer nuevas normas.
He dicho.