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Homenaje
HOMENAJE A LA CRUZ ROJA DE CHILE, EN SU 101º ANIVERSARIO.

Autores

El señor OJEDA (de pie).-

Señor Presidente , rindo homenaje a la Cruz Roja chilena, a su presidenta, señora Zoy Katevas de Sclabos , a sus directivos nacionales, regionales y locales que se encuentran presentes en la tribuna, y a las socias y socios que hoy nos acompañan. Gracias por estar aquí, porque nos honran y prestigian, y nos permiten expresarles en vuestra presencia estas palabras.

Las circunstancias que rodean a los hombres son ajenas a su voluntad o éstos las crean. El hecho es que hay circunstancias, hechos o acontecimientos, grandes o pequeños, de poco o mucho contenido, que a veces se convierten en emblemas o símbolos del hombre vinculados a su patria.

En este homenaje cabe mencionar a Vittorio Cuccuini Nanelli y a Jean Henri Dunant , dos grandes hombres, dos grandes creadores reconocidos por sus actos y sus obras. ¿Qué diferencia puede haber entre éstos? Ninguna; sólo semejanzas, sólo entrega y sacrificio, visión de mundo y orientación de vida, cuyas acciones han trascendido en el tiempo.

El 18 de diciembre de 1903, Vittorio Cuccuini Nanelli funda, en Punta Arenas, junto a un grupo de hombres que anhelaban servir a sus semejantes, la Cruz Roja chilena. Pero 40 años antes, el 26 de octubre de 1863, en Ginebra, Jean Henri Dunant fundaba lo que hoy conocemos universalmente como la Cruz Roja.

Un hecho gatilló la creación de la Cruz Roja universal. Jean Henri Dunant era testigo de la terrible batalla de Solferino, en Italia; un infierno que lo impactó. El horror de ese campo de batalla, con soldados heridos, mutilados y abandonados a su suerte a padecer una dramática agonía, no lo dejó indiferente. Franceses e italianos libraron, un 24 de junio de 1859, una feroz batalla contra los austriacos que ocupaban Italia. El sufrimiento y el abandono de miles de combatientes impresionaron a este hombre, que se encontraba en aquel lugar por asuntos de negocios.

Dunant nunca pudo olvidar esa visión de horror. Cogió la pluma para relatar el drama de la guerra, mil veces repetida. En 1862 termina de escribir su obra “Recuerdo de Solferino”, que será la génesis de la Cruz Roja.

La creación de la Cruz Roja internacional, con sus nobles objetivos de auxilio y socorro, da origen al nacimiento de entidades similares en todo el mundo. En Chile, aunque sin guerra, como en Solferino, pero con muchas exigencias y necesidades, un grupo de chilenos y extranjeros fundan la Cruz Roja chilena.

Todo nace en una reunión que organiza Cuccuini, a la que asisten, entre otros, Rosamel Garay , Antonio Gallardo , Justo Alarcón , Manuel Tangacis , Eusebio Rodríguez , Juan Barbeito y Carlos Younquet . El objetivo era crear una institución cuyo único fin sería prestar los primeros auxilios a los enfermos y trasladarlos al hospital local. En el salón del Centro Unión Internacional de Obreros de Punta Arenas, los asistentes escucharon atentos la idea que Cuccini explicaba con fuerza y entusiasmo. Así nace en Chile la Cruz Roja, con el nombre de Cuerpo de Salvavidas y Guardias de Propiedad que, con posterioridad, pasa a denominarse Cuerpo de Asistencia Social.

El 31 de mayo de 1905, el gobierno concede personalidad jurídica al Cuerpo de Salvavidas y Guardias de Propiedad y cambia su nombre por el de Comité Central de la Cruz Roja de Magallanes. El 30 de abril de 1909, la entidad magallánica fue reconocida por el Comité Internacional, con sede en Ginebra, Suiza, y denominada Instituto Central de Chile de la Cruz Roja Internacional, como fue conocida en el ámbito nacional e internacional.

Desde 1910 en adelante, comienzan a crearse filiales en Tocopilla, Valparaíso y Osorno . ¿Cómo no recordar nombres, fechas y rostros? Fotos en blanco y negro de los años dorados; hombres y mujeres con uniformes, desfiles de celebración..., mucha historia.

El 13 de octubre de 1914 nace la Cruz Roja de Mujeres de Chile -hoy denominada filial Santiago, María Luisa Torres- como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, cuando el Comité Internacional de la Cruz Roja formula un llamado para que en cada país se organicen sociedades nacionales.

El 17 de abril de 1923, mediante la ley Nº 3.924, el Supremo Gobierno le otorga personalidad jurídica a la Cruz Roja chilena. De esa manera, aseguraba su existencia, al amparo del símbolo y del nombre de Cruz Roja.

En la actualidad, la Cruz Roja chilena cuenta con 191 filiales en todo el país, con 5.287 socios activos: 630 hombres y 4.657 mujeres, de un universo de 16.266 voluntarios activos, fundadores, honorarios, cooperadores y afiliados.

La Cruz Roja chilena es una institución esencialmente voluntaria, autónoma e independiente, en lo político, administrativo y religioso.

Su emblema es el signo de una cruz roja sobre fondo blanco, como símbolo de pertenencia al Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Medialuna Roja.

Al utilizar este emblema se compromete a realizar únicamente actividades conforme a sus principios fundamentales de humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, voluntariedad, unidad y universalidad, conceptos básicos de una doctrina del hombre y de su fiel apego a la filosofía que lo inspiran y dignifican.

La Cámara de Diputados aprobó una moción presentada por quien habla, que se transformó en la ley Nº 19.511, publicada en el Diario Oficial del 3 de septiembre de 1997, cuyo objetivo es proteger el emblema de la Cruz Roja.

La idea esencial y original de la Cruz Roja, de auxilio y protección, se ha ampliado, multiplicado y diversificado por el mundo, con matices que la han enriquecido y fortalecido en su existencia misma y en su acción intrínseca de salvación y ayuda.

Hoy presta grandes servicios a la comunidad, no sólo de auxilio y socorro, sino también de asistencia social y humanitaria, como establecimiento de policlínicos, cursos de prevención de desastres, primeros auxilios, restablecimiento de lazos familiares, centros integral del adulto mayor, cursos de prevención de accidentes del hogar, bancos de sangre, atención de primeros auxilios en eventos masivos, prevención del VIH, prevención de drogas y acceso masivo en escuelas y liceos, donde la juventud se ha interesado por participar en esta institución.

Su organización contempla una Asamblea Nacional, la máxima representación de la Cruz Roja Chilena; un Comité Central, una junta ejecutiva, presidentes de comités regionales y presidentes de filiales.

El Comité Central es la autoridad superior de la Cruz Roja. Está encabezada por la presidenta nacional de la institución, Zoy Katevas de Sclabos, una voluntaria que dio sus primeros pasos en la filial San Miguel y que se convertiría en la gestora del mayor proceso de modernización institucional de la historia de nuestra institución. Forma parte de las sociedades nacionales que son componentes de la Cruz Roja Internacional, y personifica la labor del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Son como la base territorial de la Cruz Roja Internacional en más de 160 países del mundo.

La idea de Cuccuini Nanelli se esparció como exuberantes frutos por el país, cual semilla regada en surcos fértiles, como lo hizo Henry Dunant en su siembra en el corazón del mundo. Es como el reconocimiento y la preocupación por el hombre, su dolor y necesidades; es como Dios en todo lugar, como el sol que no deja de alumbrar en ningún lugar del mundo, como la luz y el agua que se escurre por los suelos. No puede dejar de existir, porque sería como no aceptar que existe el dolor del hombre, su desamparo, la miseria y la pobreza, la necesidad de protección, de asistencia y el socorro mutuo.

Henri Dunant falleció un domingo 30 de octubre de 1918, a los 82 años y, Cuccuini, el 29 de junio de 1906, a los 44 años. ¿Cómo? Un llamado de auxilio se sintió en Punta Arenas. Vittorio Cuccuini fue el primero en llegar al cuartel de la Cruz Roja. Preparó la ambulancia y, acompañado del cochero y de otros dos voluntarios, acudió rápidamente a trasladar a un enfermo grave hasta el hospital.

En el trayecto, Cuccuini sólo alcanzó a pedir a quienes lo acompañaban que lo sostuvieran. Se sentía muy mal y repentinamente cayó víctima de un ataque al corazón. Nada hacia presagiar este desenlace. Tenía, como dije, 44 años. Toda la sociedad puntarenense reaccionó ante su muerte. Cuccuini se convertía así en el primer mártir de la institución. Se iba un hombre, se iba el fundador y creador, se iba una idea, pero quedaba la Cruz Roja.

La prensa de la época expresó consternadas y elogiosas palabras sobre su persona.

El diario “El Comercio”, en su edición de 2 de julio de 1906, agregaba: “Con la muerte del señor Cuccuini, no sólo ha perdido la sociedad puntarenense a un hombre honorable y digno, sino también la Cruz Roja, a uno de sus más entusiastas y abnegados servidores. Hombre de trabajo que necesitaba de la labor de cada día para sustentarse él y su familia, no por eso faltó jamás a las obligaciones que voluntariamente había tomado sobre sí. De día o de noche, con frío, viento o escarcha estuvo siempre él primero en el sitio donde se necesitaban los servicios de la institución”.

El diario “El Magallanes”, al cerrar la información, decía: “ Vittorio Cuccuini fue generoso, caritativo, hizo lo que nadie soñó. Sobre su tumba quedaron recuerdos de cariño. A todos les toca hacer algo que se recuerde siempre, decía, el ejemplo para los que quedan, de quienes se dedicaron por completo a servir a sus semejantes. Pero claro, Cuccuini en vida había interpretado y actuado conforme a los designios del corazón y los sentimientos puros de nobleza y humanidad, de solidaridad, entrega y sacrificio. Consustancial a la Cruz Roja. Signo diferenciador del sentimiento abnegado del hombre frente a la apatía, la indiferencia y el egoísmo, por desgracia, tan fuertes en el mundo.”

Tengo un sentimiento vivo. Soy parte de la Cruz Roja, pues desde mi juventud aprendí a valorarla. Desde esa época percibí sus postulados y observé su noble accionar. Nada puede reemplazarla y no hay acción como la que ésta realiza que contenga sus principios ya enunciados y el desinterés por todo aquello que no sea la gratuidad y el voluntariado, el deseo de servir y de entregarse, el esfuerzo y el sacrificio.

En ella abundan los mártires y existe la inmolación, como los seis delegados de la Cruz Roja Internacional que el 17 de diciembre de 1996 fueron asesinados a tiros mientras dormían en un complejo hospitalario ubicado en Novye Atagui, al sudeste de Grozny, en la República de Chechenia, o los quince trabajadores de la Cruz Roja de Somalía asesinados en 1992.

En Chile no hay guerras, pero la naturaleza, con inundaciones, terremotos, aluviones, incendios y otras calamidades incontrolables, o la acción u omisión del hombre, como los accidentes de tránsito, se encargan de herirnos.

La Cruz Roja está en todas partes, en nuestros corazones y en nuestra acción, institución a la cual felicito con ocasión de este nuevo aniversario.

He dicho.

-Aplausos.

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