Labor Parlamentaria
Participaciones
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Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión Ordinaria N° 50
- Celebrada el 06 de marzo de 1996
- Legislatura Extraordinaria número 332
Índice
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El señor JÜRGENSEN (de pie).-
Señor Presidente, señor alcalde de Río Negro, señores concejales, estimada reina del centenario de la ciudad, Amelita I , estimados colegas:
En esta oportunidad, quiero cumplir con un acto de justicia, como habitante del sur que soy, al rendir un cordial y respetuoso homenaje a la ciudad de Río Negro en mi calidad de vecino de esa comuna, de habitante de la Décima Región de Los Lagos y de parlamentario, en ese orden.
El 12 de marzo próximo se cumplen cien años de la fundación de la ciudad de Río Negro. Esto, en el archivo espiritual de los que vivimos en el sur, implica un deber. Ningún ciudadano nuestro se siente ajeno a estos hitos de la historia regional, porque somos parte de una tradición integral de cultura, de camaradería y de trabajo, que se nos hace casi familiar.
Dicho de otro modo, nadie que viva en nuestra región se puede sentir extraño. Lo prueba la gran cantidad de inmigrantes que por más de un siglo se establecieron allá cuya memoria hoy está plasmada en cada esquina de calles y avenidas, como un testimonio de su presencia y de su acción, y, lógicamente, la participación de nuestros grandes y nobles criollos que honran nuestras tradiciones regionales y locales.
El 30 de marzo de 1884, don José Miguel Alderete , considerado el fundador de la ciudad, compró el fundo Río Negro y construyó allí su casa, donde hoy está la Plaza de Armas. El 12 de marzo de 1896 entregó en donación al fisco una cuadra para la escuela y otra para la cárcel; al obispado de Ancud donó otra cuadra para la iglesia y comenzó a vender sitios entre los ríos Chifín y Forrahue , allí por donde alguna vez pasó don Alonso de Ercilla y Zúñiga, guiado por un indígena que lo quiso engañar conduciéndolo a la costa. En ese lugar se fundó Río Negro.
Es cierto que ni la historia de una ciudad ni de una comuna revolucionan la marcha del país, pero sí tiene un gran valor para sus habitantes, desde el comienzo mismo del poblamiento de Chile. Las tradiciones son las vigas de nuestro pasado, donde se asientan las estructuras de nuestra República, y en el sur de Chile sabemos y valoramos lo que ello representa.
La comuna de Río Negro, con una superficie de 12.975 kilómetros cuadrados, pertenece a la provincia de Osorno y cobija una población de más de 16 mil personas. Su producción ha sabido adecuarse a los tiempos que vive, pues, además de tecnificarse, ha aumentado el arco de sus potencialidades en el campo de la agricultura, de la ganadería, de la horticultura, de la fruticultura y del área forestal.
Es deseo de sus habitantes que la comuna de Río Negro, en un futuro cercano, llame la atención de los inversionistas y de los hombres de empresa para que miren hacia allá, porque hoy, de alguna manera, Río Negro sigue siendo “la gran desconocida”.
Desde siempre y por razones históricas, los chilenos establecimos que en la Novena Región estaba “la frontera”. De allí hacia el sur, en los inicios republicanos comenzaba otro país, cuyas potencialidades eran sólo referenciales. Eran los tiempos en que circulaba de Arica a Magallanes esa vieja frase acuñada por todos los provincianos, que denunciaba limitaciones y postergaciones: “Santiago es Chile”.
Lo que hoy es la Décima Región de Los Lagos vino a ser entonces “la frontera de la frontera”, porque sus habitantes debieron abrirse paso al mundo moderno sólo con su empuje, más el aporte de sus autoridades y de sus viejos troncos parlamentarios regionales, a los cuales se les debe parte de su progreso.
Así, la agricultura, la ganadería, la pesca y el comercio realizaban sus actividades no sólo en las cabeceras provinciales, sino también en aquellas localidades más pequeñas, en aquellas villas desperdigadas en la zona sur, para incorporarse al mundo de la competencia, para reclamar la oportunidad que estas villas no encontraban. Por eso, hoy Río Negro está cumpliendo cien años.
¿Por qué Río Negro es “la gran desconocida”? Porque esta comuna es una especie de tercera frontera, cuando estamos en las postrimerías del siglo XX y aproximándonos al XXI.
Existen allí lugares a los que aún no llega la vitalidad circulante de nuevos caminos, porque sus riquezas no han sido todas dimensionadas; porque su superficie agrícola está limitada por el aislamiento, especialmente en el sector oeste; porque sus potencialidades pesqueras aún permanecen ignoradas, ya que todavía siguen esperando un camino al mar; porque aún hay sectores costeros y lugares a los que se accede sólo a caballo, porque todavía hay muchos lugares aislados, donde irónicamente los chilenos realizan una labor de soberanía mientras esperan que alguna vez un gobierno les abra las puertas del gran mercado.
Quiero hacer público mi homenaje a los rionegrinos, porque deben conservarse vivos los recuerdos de sus activos prohombres, de aquellos que lucharon y lograron la formación de su cuerpo de bomberos, del club de Río Negro, de su banda de músicos, de su Cruz Roja, de sus clubes deportivos; de aquellos que establecieron sus industrias y negocios, como los señores Hitschfel e Irigoin, que en 1897 instalaron la fábrica de cerveza que con posterioridad fue adquirida por don Carlos Alt ; como el Molino Exss, fundado en 1895; el molino de los señores SaintJean, Irigoin y Alt. Recordar también el negocio de frutos del país, del señor Enrique Müller ; la tienda de don Adolfo Santibáñez ; la botica de don Teodoro Busch , y la fábrica de lino montada en 1921; las ferias de ganado de los señores Jordán , Wulf y Hoffman , y el molino Schott , fundado en 1934. De todas estas industrias, sólo el molino Schott permanece en actividad.
De ahí que hoy Río Negro carece de fuentes de trabajo, lo que obliga a miles de rionegrinos a abandonar muy temprano su ciudad para trasladarse a trabajar al campo y a las ciudades vecinas. Esto explica la razón de que muchos trabajos se transformen en subempleos, ya que los trabajadores deben cargar con el costo de su traslado. Así, Río Negro duerme de día y despierta con el crepúsculo, con la llegada de su gente a sus hogares.
Vaya mi homenaje también a las autoridades comunales y departamentales, recordando a su primer alcalde, don Pedro Alejandrino González , y a su primer gobernador, don Baltazar Puig Ruiz . Todos ellos fueron perfilando lo que era una pequeña villa, mojada, curiosamente, no por las aguas del Río Negro, sino por la de los ríos Forrahue, Llaillay y Chifín, en una ciudad que se va encumbrando por sobre sus dificultades y limitaciones con una empresa privada porfiada que insiste en que Río Negro es tierra de futuro.
Un poco más al oeste, su querida hermana, Riachuelo , la que quedó al cuidado de Río Negro cuando desapareció como comuna, y su alcalde de entonces, don Conrado Hubach , entregó todos los haberes municipales al alcalde de Río Negro, don Carlos Alt , el 12 de enero de 1928.
Un homenaje, igualmente, a sus viejos tercios, a sus profesionales, a sus agricultores, a sus trabajadores, a sus instituciones sociales y de beneficencia, a sus deportistas, a sus mujeres y a sus jóvenes.
Saludo a todos los hombres y mujeres que dedicaron su tiempo y recursos al desarrollo de la comunidad, a las familias de los inmigrantes árabes, españoles, franceses y alemanes, y a los mapuches que siguen cultivando la tierra de la costa de Río Negro.
Saludo a cada uno de los habitantes, a la muy noble ciudad de Río Negro. Saludo a quienes dejaron allí su huella de trabajo, que desoyendo el llamado de la gran ciudad o de la gran capital, optaron por tomar las herramientas del progreso local para realizar su propia historia, la que simboliza muy bien el escudo de Río Negro, dividido en cinco partes: bellas flores, un chamanto, espuela y un sombrero de huaso, una cabeza de vacuno, una gavilla de trigo y una antorcha. Esta última presagia los triunfos, especialmente los deportivos, porque Río Negro es cuna de campeones: en boxeo, atletismo, fútbol, básquetbol y rodeo. El primer reglamento del Club Deportivo Arco Iris, por allá por 1900, decía: “El equipo debe trasladarse a caballo, con otro jugador al anca, a cumplir los compromisos a aquellos lugares en que no se puede viajar en tren. Cada jugador debe pagar una cuota de 2 pesos para comprar la pelota que habrá que disputar. El equipo se compromete a participar en los desfiles patrióticos, cuando así lo solicite el párroco.”
Varias ciudades del sur se identifican, felizmente, con las expresiones culturales. Así, Frutillar con la música clásica, a través de sus semanas musicales; Puerto Varas, con la pintura del sur; Llanquihue , con el folclor; Purranque , con su artesanía, y Río Negro, con nuestro baile nacional: la cueca chilena, ya que organiza anualmente encuentros de cueca y sus clubes participan en todos los campeonatos regionales y nacionales, logrando muchos triunfos. Vaya un reconocimiento especial al Club de folclor y cueca “ Clara Solovera ”, de Río Negro.
Pude haber hablado de cifras y estadísticas, de otras necesidades que vengo planteando a los respectivos servicios públicos y a los ministerios; pero he preferido no hacerlo, para rendir un homenaje a esta ciudad centenaria, que debe seguir adelante, impulsada por todos sus habitantes, a quienes aprecio por su incansable compromiso con esta tierra que tanto queremos, con el deseo de que próximamente deje de ser “la gran desconocida”, y que reciba atención y consideración para que quede en condiciones de entregar realmente todo lo que puede dar.
Como muy bien dice la distinguida investigadora rionegrina Herta Vásquez Turra , “La historia de Río Negro, como la de todas las ciudades, seguirá escribiéndose”. Espero muy sinceramente, para bien de su gente y de sus instituciones, con quienes comparto el privilegio de residir y de trabajar allí, que la historia futura sea efectivamente de prosperidad y de bienestar para toda su gente.
“Río Negro, Río Negro”, como lo dice uno de los versos de su tonada, “entre tus lomas perdido, he de llevarte prendido, a las lomas del recuerdo”.
He dicho.