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  • Cámara de Diputados
  • Sesión 81 ordinaria, legislatura 370
  • Celebrada el
  • Legislatura número 370
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Intervención
NECESIDAD DE NUEVA POLÍTICA DE DROGAS PARA DISMINUIR PRESENCIA E INFLUENCIA DE BANDAS INTERNACIONALES DE NARCOTRÁFICO EN EL PAÍS

Autores

El señor MELLADO, don Cosme (Presidente accidental).-

Tiene la palabra la diputada Ana María Gazmuri .

La señora GAZMURI (doña Ana María).-

Señor Presidente, si hay algo hoy día en lo que estamos de acuerdo todos los sectores políticos es que el avance del narcotráfico es uno de los principales problemas de seguridad en el territorio nacional.

Tal como se viene diciendo desde hace más de una década, el actual enfoque prohibicionista y criminalizador de guerra contra las drogas ha demostrado ser un fracaso en el mundo y también en Chile. No solo no ha cumplido con sus objetivos declarados, como proteger la salud pública y controlar el consumo, tráfico y producción de sustancias sujetas a control, sino que, muy por el contrario, ha complejizado estos fenómenos y ha hecho emerger otros focos de conflictividad sanitaria, social y política. Muy especialmente, ha viabilizado la expansión del narcotráfico y el crimen organizado asociado.

Ningún país del mundo ha logrado ganar esta guerra absurda y nadie lo hará actuando bajo las mismas premisas del enfoque prohibicionista, pues es este marco el que ha permitido el avance del narcotráfico con su poder de fuego, amenazando las democracias y corrompiendo sus estamentos. Para su enfrentamiento de manera eficaz se necesita fortalecer las capacidades de inteligencia, operativas, tecnológicas y de recursos humanos que trabajen en las fronteras, en Aduana, policía, Fiscalía, entre otros.

Celebramos el compromiso de nuestro gobierno con estos desafíos, pero con eso no basta. No se puede esperar resultados distintos haciendo básicamente lo mismo que se ha hecho hasta ahora. La mera persecución criminal de estas bandas delictuales no basta por sí misma. La extensión y complejidad de la problemática exige avanzar de manera decidida hacia nuevos marcos regulatorios sobre el uso, producción, cultivo y abastecimiento de las distintas sustancias, partiendo, por supuesto, por el cannabis.

Más de cuarenta países en el mundo han iniciado caminos de regulación del cannabis y ninguno, absolutamente ninguno, ha dado ni un paso atrás. Chile también está dando pasos importantes en esta dirección, como es la reciente aprobación de una indicación en la Comisión de Seguridad Pública del Senado, que apunta a distinguir con mayor claridad y objetividad aquellas conductas delictivas propiamente tales de las prácticas de las personas usuarias, particularmente de cannabis. Su mayoritaria aprobación contó con votos tanto del oficialismo como de la oposición.

¿Qué relación tiene esto con las bandas de narcotráfico internacionales? Muchísima. El 2021, la DEA de Estados Unidos de América publicó un informe donde se reporta que las incautaciones de cannabis del narco desde México disminuyeron en un 80 por ciento desde el año 2013, porque la población norteamericana prefiere acceder a cannabis legalmente regulado, libre de violencia en su cadena de producción, ya sea a través del mercado regulado o del autocultivo.

Si en Chile tratamos el problema como si estuviéramos en una isla, seremos un destino fértil para la búsqueda de nuevos mercados del crimen organizado internacional. Es un mercado que depende de la propia prohibición: a mayor prohibición, mayor rentabilidad para el crimen organizado.

¿Se puede impedir la demanda? No, pero lo que sí podemos hacer es regularla, darle un marco legal e institucional que, resguardando los derechos de las personas usuarias y protegiendo la salud pública, vaya quitándole espacio al mercado ilícito, desincentivando sus gigantescas rentabilidades actuales.

No existe -lo sabemos- una panacea para derrotar el narcotráfico y el proceso para ver resultados será largo, pero mientras más tardemos en implementar nuevas medidas, como las políticas regulatorias, más crecerá la presencia e influencia de las bandas internacionales y más complejo será en el futuro desbaratarlas.

La educación y la regulación como ejes de una nueva política de drogas no solo son posibles, sino urgentemente necesarias si realmente queremos vivir en paz. El momento es ahora; mañana quizá sea demasiado tarde.

He dicho.

El señor MELLADO, don Cosme (Presidente accidental).-

Por haber cumplido con su objeto, se levanta la sesión.

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