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Antecedentes
  • Senado
  • Sesión 20 ordinaria, legislatura 371
  • Celebrada el
  • Legislatura número 371
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Intervención
ROYALTY MINERO EN FAVOR DEL ESTADO COMO COMPENSACIÓN POR EXPLOTACIÓN DE MINERÍA DEL COBRE Y EL LITIO

Autores

El señor COLOMA.-

Muchas gracias, Presidente.

A ver, a mí me parece que este es un acuerdo razonable. No soy eufórico ni flagelante: razonable. Porque, de alguna manera -y ese es el convencimiento que a mí por lo menos me genera-, hay un precio importante de un producto clave para el desarrollo de Chile, alto internacionalmente y que es de largo plazo, ya que todos los indicadores nos dicen que se va a mantener por un tiempo largo. Porque, planteado un proyecto -a mi juicio, bastante disruptivo- por parte de la Cámara de Diputados, había una inseguridad importante respecto a la inversión, que es clave para generar riqueza en los países.

En función de lo que se logró finalmente -no era el proyecto original del Gobierno-, se estableció una tasa máxima que es relativamente competitiva en el margen alto internacional. Porque digámoslo por su nombre: las propuestas originales hacían que Chile fuera el lugar más caro del mundo para producir cobre. Y eso yo creo que es una mala señal respecto a la inversión. Me parece que se fue acotando a estándares que son altos -no nos perdamos-, pero posibles de lograr sin afectar sustancialmente la producción.

En atención a esos elementos, como miembro de la Comisión, pensé que era más razonable suscribir el acuerdo que no hacerlo. Pero no ir más allá de la euforia, porque creo que hay márgenes que pueden ser importantes. ¿Para qué? (Y eso es parte de lo que se acordó con el Gobierno). Para temas de seguridad. En el protocolo está establecido, porque no son fondos ignotos respecto de su destino: para efectos de desarrollo comunal y regional, como varios Senadores lo han planteado.

En ese contexto, a mí me parece razonable.

Adicionalmente, porque también generó parte de un protocolo -creo que es interesante leerlo- entre cuyos elementos está el hacer un esfuerzo por mejorar la capacidad de gestión y la velocidad de aprobación de proyectos en Chile, particularmente en temas medioambientales, lo que no significa descuidar el medioambiente.

Pero, ojo, nosotros hemos ido bajando la producción de cobre. Por tanto, hoy somos menos relevantes que antes. Estamos llegando a los 5 millones de toneladas. Éramos el primer país productor por amplio margen, pero eso ha ido variando porque las leyes se van agotando y porque no ha habido una inversión o una velocidad de inversión adecuada. Los proyectos -señalaban algunos de los expertos que oímos- se demoran hoy día diez años en poder funcionar, y a ese ritmo les quiero decir que como país no tenemos mucha opción de resolver problemas que sí son importantes de acelerar. Y es parte de ese proceso que es más global. No es solamente un tema de impuestos, es seguridades, es fomento de inversión. Y eso me parece que va en el camino correcto.

Sí quiero plantear también, porque así lo hice en la Comisión, que hay un elemento que yo no voy a aprobar. Entendiendo que existe una tasa máxima, personalmente no soy partidario -creo que es un mal precedente- del tema de los impuestos ad valorem. Yo soy partidario de que los impuestos estén en función de la utilidad, de la ganancia. Y ahí uno puede ponerse de acuerdo en cuáles son los márgenes, pero ese es el concepto madre.

Me dicen que los impuestos ad valorem se usan en muchas partes del mundo. Es cierto, pero quiero dejarles claro que se usan para todos. En Chile se está haciendo por ahora para esto, y subrayo el "por ahora" -no sabemos quiénes van a ser los parlamentarios ni los ministros ni los presidentes del futuro-, pero establecida la lógica del ad valorem para las empresas de temas extractivos, no veo tan fácil mantener la idea de que eso no se aplique el día de mañana a los medianos. Y aplicado a ellos, tampoco considero que sea tan sencillo implementarlo genéricamente a los más pequeños, como ocurre en casi todas partes del mundo.

Yo eso no lo quiero. Me parece que los impuestos tienen que estar hechos en función de la utilidad, de la ganancia, porque lo otro desincentiva la inversión y ese para mí es un tema conceptual importante.

Y más aún por lo que han planteado otros Senadores -si me da treinta segundos, Presidente -, que dicen: "Oye, esto es una buena idea, apliquémosla a otras cosas". Bueno, eso es justamente -por su intermedio, Ministro - lo que dije que podía ocurrir, que empieza a haber creatividades: "Entonces, ¿por qué no le ponemos a los salmones? ¿Por qué no le ponemos a la energía?". Y al final terminamos en un país lleno de impuestos al intento de producir, más allá de gravar las utilidades.

Entonces, eso es lo que considero delicado de este concepto.

O sea, entendiendo que los márgenes de 45,5 por ciento, hasta 80.000 toneladas, o 46,5 por ciento, para más de 80.000 toneladas, son competitivos, la descomposición del impuesto me preocupa por la señal que se le da al país respecto de lo que se va a gravar o no gravar. Y sobre la alteración de que no sea a la legítima ganancia, sino a la producción, creo que es un mal consejero en temas de largo plazo que en el Senado debemos siempre cautelar.

Sobre la base de esas consideraciones, en este caso particular, yo no voy a votar a favor, sin perjuicio de lo cual, en el resto, como se comprometió, sí lo haré.

He dicho, Presidente .

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