Labor Parlamentaria
Participaciones
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Antecedentes
- Senado
- Sesión Especial N° 88
- Celebrada el 15 de marzo de 1967
- Legislatura Extraordinaria periodo 1966 -1967
Índice
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El señor
Honorable Senado :
En un artículo aparecido en la prensa de Santiago, recordé el antiguo hogar en que nació Salomón Corbalán. Me asomé a él cuando mis primeros trajines parlamentarios me llevaron a la ciudad que con su estridencia de usinas clavetea la correntada mansa del Bío-Bío. No lo olvido. Don Salomón Corbalán, padre, había perfilado su existencia entre la honesta lucha contra la vida y las inquietudes políticas de un antiguo tronco radical que, por esos años, se multiplicaba en rebeldías desconocidas. Disimulado bajo una sonrisa bondadosa, como justificando los desvarios audaces de las nuevas generaciones que merodeaban en su torno, don Salomón padre escondía el valioso capital de una experiencia ganada a punta de sobresaltos, de batallas a descampado. Lo había atrapado la permanente vigilia de aquella tierra, donde 3 poco salir de las ciudades, surgía la selva, la floresta tupida cerrándole el avance a los caminos; allí donde los hombres que la poblaban habían conseguido afilar de tal forma la intuición, arma al brazo, que bien podían descubrir la morada del peligro sin siquiera abrir los párpados.
Con el tiempo he recorrido mi país de punta a cabo, he archivado en mis anaqueles el metal de voz de los hombres de las diversas regiones. Sin embargo, es la impresión primera la que queda, en definitiva. Uno puede perderse en nuevos bosques, pero será la fragancia del matorral primero, del árbol del comienzo, lo que permanezca temblando en las aletas de las narices.
Una vez que pude franquear los límites de la zona central, disparándome más allá de las lecciones de geografía de las aulas, mi primer contacto con la zona de la madera, de la vida nueva, de los cielos cenizos y de la humedad embanderando de miseria la presencia del carbón, lo tuve en esa casa sobria, de viejas costumbres, donde los finos pasos de la dueña de casa se trasladaban desde las sábanas "apercanca das" hasta los problemas de los hijos, hurgando en apartados destinos.
Por aquel tiempo conocí a Salomón Corbalán González, ya por egresar de la Universidad, y a la novia de entonces, su novia de siempre. Habíanse casado en secreto y me participaron el misterio, el deslumbramiento del secreto. ¿Qué ha sucedido después, en tantos años? Nada más que la vida. Que la palabra, a veces es dura; que el adjetivo es tajante; que el desaire llega hasta los huesos: no importa, lo que interesa es que en un momento dado uno no olvide que la vida ha estado transcurriendo ; así estará en situación de regresar al instante en que la fragancia del bosque, en un día claro y hermoso, se quedó enredada en las aletas de las narices.
¿ Por qué insisto en recordar el hogar de don Salomón Corbalán, padre? Porque siempre estoy pensando en los hijos, en los muchachos que vienen. Es bueno que ellos sepan que, respecto a su sangre, la flecha primera fue disparada en una casa donde se comía el pan de la dignidad, en una mesa a la que yo me senté siendo joven, y en la que, a pesar del cielo cenizo que entraba por los ventanales, en pleno mantel había sentado sus reales el sol de la esperanza.
Cuando rendimos homenaje a Corbalán, comprobamos que en el corazón llevamos el ala de un pájaro cristalino: nada logró endurecer su articulación, nada entrabó su capacidad de vuelo. Sus diminutas plumillas nos rozan para hacer aflorar la emoción Seguimos siendo jóvenes como el día en que franqueamos el hogar de don Salomón padre, para recordarlo siempre con respeto.
Nuestra solidaridad sincera al Partido Socialista en su duelo. Y a la novia de aquellos años y viuda de hoy, quisiera decirle que ella, combatiente de causa noble, igual que su marido, puede transformar el dolor en la alegría de la lucha. No ha sucedido nada: ha sido, simplemente, el amor.