Labor Parlamentaria
Participaciones
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión Especial N° 14
- Celebrada el 10 de mayo de 1967
- Legislatura Extraordinaria año 1967
Índice
Cargando mapa del documento
El señor
Decía, señor Presidente, que entre los nombres de las personas que dominan los directorios de los grandes consorcios navieros nacionales, en la Compañía de Navegación Petrolera de nuevo aparece Francisco Subercaseaux, junto con Julio Menéndez y Alfonso Campos ambos pertenecientes a los grandes clanes estancieros de Tierra del Fuego, con fuertes conexiones hacia los Bancos de Chile y Edwards y Luis Gubler, que eso era, hasta hace poco, gerente-director de la Compañía Sud-Americana de Vapores.
En la Compañía Naviera Arauco figuran Guillermo Videla Lira y Manuel Vinagre Dávila, ambos influyentes ejecutivos del poderoso Banco de Chile; y en la
Compañía Chilena dé Navegación Interoceánica se halla esa figura "señera y siempre henchida de patriotismo" que es Agustín Edwards, al lado de los Menéndez-Brown-Campos, o sea, del clan completo de Tierra del Fuego. Y para completar el prestigio, la solvencia financiera y la solidez moral de la sociedad, también se colocó a "ese crisol dé rectitud y de virtudes ciudadanas" que es Roberto "Ruca" Vergara, a cuyo genio financiero se debieron, entre otras hazañas, la creación de los bonos dólares y la venta, a precio de saldos, de Radio Corporación entre otros, al propio clan financiero de los Edwards.
Es una palabra, los que hacen y deshacen con el transporte marítimo, dentro del saldo de operaciones que dejan los monopolios comerciales y navieros internacionales, son los mismos que aparecen como promotores y beneficiarios de los gigantescos negocios y los que se oponen a todo trance al progreso del país, a cualquier cambio, a la más leve renovación; son los mismos que, desde todas sus posiciones contrarían el mejoramiento de los salarios y sueldos de los trabajadores y el bienestar de las masas populares.
El parasitismo del capital financiero ubicado en el transporte marítimo y la soltura de cuerpo de los grandes capitalistas que controlan el negocio naviero es tal, que, como solución suprema de la crisis del" transporte marítimo, exigen el alza del tipo de cambio en favor de ellos. Lo grave es que esta supuesta solución no sólo ha sido planteada por "El Mercurio" y, a través de "La Unión" de Valparaíso, por los personeros de la Asociación Nacional de Armadores, los que están en su papel, sino también por el señor Pedro Serrano, gerente de la Empresa Marítima del Estado, que, sin embargo, no ha dicho o no ha hecho nada en favor de la empresa estatal y que, hasta antes de ser colocado en este puesto por el señor Frei, desempeñó el cargo de gerente de uno de los más grandes monopolios navieros nacionales.
El negocio de los monopolios navieros nacionales es tan gigantesco, que la Conferencia Mundial sobre Comercio y Desarrollo consiguió, pese a todas las dificultades que allí se señalaron, establecer que una sola de estas empresas, la Compañía Sud-Americana de Vapores, había obtenido, en un solo ejercicio, utilidades por 4 millones 354 mil dólares, en circunstancias que el capital total movilizado por 9 compañías, incluyéndola a ella, era de poco más de 16 millones de dólares, en 1962.
Además de lo que se ha dicho, el negocio naviero aparece rodeado de sombras tan siniestras como la venta de barcos por parte de la firma Martínez Pereira a una firma peruana que, luego, los utiliza en el comercio de cabotaje nacional, con bandera panameña. Estos barcos se vendieron, y lo grave es que el Gobierno autorizó esa venta pretextando que no había carga íntegra que movilizar, restándolas al comercio de cabotaje, el cual está exclusivamente reservado a naves chilenas, y permitiendo así la salida de divisas, por el pago de fletes a la firma extranjera que adquirió los barcos.
La Empresa Marítima del Estado aparece achatada, llevando una vida lánguida, sin perspectiva alguna de salir a flote, haciéndoles el juego a las maniobras de los monopolios navieros nacionales y extranjeros, en su propósito de impedir el surgimiento de una Marina Mercante Nacional ; se ha desvirtuado su papel y se le impone un criterio comercial ceñido a cerradas normas de estricto utilitarismo al margen del interés y de las conveniencias nacionales. El Plan Decenal de Transporte Marítimo de la CORFO se halla encarpetado, con lo cual se aplasta el futuro de la Marina Mercante y se cierra el horizonte de los aspirantes a oficiales de ella.
El interés nacional impone que, dentro de la mayor urgencia, se ponga término a las prácticas neocoloniálistas y saqueadoras impuestas por los grandes consorcios comerciales y navieros de las potencias capitalistas, y que se erradiquen las viciosas y antipatrióticas fórmulas dentro de las cuales hacen su agosto los monopolios navieros nacionales. Con esta finalidad, se hace indispensable fortalecer _y desarrollar la Empresa Marítima del Estado, a la Vez que ir al monopolio estatal del comercio exterior.
Conscientes de esta tarea, los comunistas hemos propuesto al Parlamento un proyecto de ley que declara de íntegro beneficio fiscal la diferencia, sobre los 20 centavos, del precio de la libra de cobre, proponiendo que una parte de estos recursos extraordinarios se destinen, precisamente, a aumentar la dotación de barcos de la Empresa Marítima del Estado.
Por todo lo anterior, los comunistas celebramos la patriótica iniciativa del Sindicato de Oficiales de la Marina Mercante Nacional, en el sentido de que el problema marítimo sea debidamente investigado desde todos sus ángulos.
A nuestro juicio, debe formarse una Comisión de la Cámara que analice a fondo las verdaderas causas de la crisis del transporte marítimo, así como de los negocios que realizan los monopolios navieros, y también las actividades ajenas a la explotación, naviera que han iniciado y desarrollado algunas empresas, como la firma Martínez Pereira.
A la luz de esta investigación debe surgir la solución a la crisis del problema naviero y, como corolario, la puesta en práctica de una política de transporte marítimo que asegure el desarrollo creciente de una marina mercante que, de verdad, responda al interés de nuestro país.
Concedo una interrupción al señor Olave, señor Presidente.