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Antecedentes
  • Cámara de Diputados
  • Sesión especial N° 6
  • Celebrada el
  • Legislatura Extraordinaria año 1970
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Intervención
REFORMA CONSTITUCIONAL

Autores

El señor IBAÑEZ (Presidente).-

Se reanuda la sesión.

Tiene la palabra el señor Salvo.

El señor SALVO.-

Señor Presidente, quiero expresar en esta intervención nuestra satisfacción por el entendimiento logrado entre la Unidad Popular y el Partido Demócrata Cristiano para llevar adelante este conjunto de reformas constitucionales, que nosotros estimamos conveniente e indispensable para el normal desenvolvimiento democrático del país.

Y queremos decir que no es un hecho circunstancial, o con el objeto de cumplir algunos compromisos contraídos a título personal, como aquí se ha pretendido decir y se ha dicho, el que con posterioridad al 4 de septiembre se esté llevando adelante esta reforma constitucional que solamente eleva, como dijo el señor Maturana, a la categoría de constitucional algunas disposiciones ya existentes en nuestras leyes. Nosotros creemos que no es un hecho casual, sino un hecho político de extraordinaria importancia.

En este momento, en Chile y en muchas partes del mundo, diversos sectores de opinión, cristianos, marxistas, socialdemócratas, hombres de diferentes ideas, convergen con su pensamiento en la realización de programas o de hechos políticos que son comunes para el desenvolvimiento de los pueblos.

No entender lo que está ocurriendo en América y lo que está ocurriendo en el mundo significa, en este momento, quedarse estático ante la Historia.

Creemos que la buena estrella de Chile, lo que ha permitido a este país, durante tanto tiempo, ir avanzando a través del sistema democrático, se expresa de nuevo en este proyecto de reformas constitucionales en que, convergiendo el pensamiento de sectores que fueron opuestos en la última elección presidencial, damos a nuestra Carta Fundamental la posibilidad de englobar un pensamiento común en torno de materias que a todos nos inquietan.

Por eso, tiene validez recordar, ahora, que el pacto de la Unidad Popular no es tampoco un hecho circunstancial de la política chilena. Como lo dijimos en el curso de la campaña, la Unidad Popular nació como una expresión mayoritaria de diversos sectores de la opinión pública de Chile que, a través de un programa común y a través de un entendimiento político, querían ir volcando su inquietud con el objeto de mejorar nuestro sistema político, nuestro sistema económico y social. Y ahí nos juntamos socialdemócratas, hombres de pensamiento laico, marxistas, cristianos, personas y grupos que, a lo mejor, teníamos diversos criterios para analizar la vida; pero que, en conjunto, consideramos que es conveniente la unidad para lograr las transformaciones en nuestro país.

Es justo reconocer aquí que en el curso de la campaña y por medio de la acción decidida del Partido Demócrata Cristiano, también se fueron reuniendo puntos de convergencia, de unión, en relación a problemas concretos. Y cuando digo esto, no pretendo, en representación del Partido Radical, hacer un halago al Partido Demócrata Cristiano. Lo que estoy diciendo lo manifestó Raúl Rettig en una respuesta a don Alejandro Silva Bascuñán, que se insertó en "El Mercurio" y que voy a leer en esta oportunidad. Dice Rettig: "¿Entre quiénes es posible una comunicación promisoria de acción común y fecunda? ¿Entre quiénes, en cambio, no cabe otro entendimiento que el compromiso reprensible de quienes pactan para distribuirse el mando sin asegurar un plan de realizaciones admisibles y honesto?

"Insistamos en que los tres candidatos son demócratas cuando dice esto se refiere al Senador Allende, a don Radomiro Tomic y a don Jorge Alessandri. Siéndolos, ¿qué dijeron antes del 4 de septiembre? ¿No es verdad que entre el representante democratacristiano y el socialista asomó, a cada instante, la afinidad en la crítica al sistema económico vigente y en la negación del capitalismo como método de conservación social y de progreso humano? ¿No es verdad que la candidatura de la Derecha estuvo muy lejos de compartir esa crítica y se empeñó, honradamente, en rebatirla? ¿Es o no efectivo que los planteamientos de la Unidad Popular en lo económico, lindaron muchas veces con los de la Democracia Cristiana, diferenciándose en los matices o en el grado de énfasis con que fueron defendidos? Las respuestas obvias que merecen las preguntas anteriores nos llevan a una muy clara conclusión: por interpretar la mayoría nacional, sólo puede entenderse la decisión de los grupos de intención parecida, en el sentido de unir sus esfuerzos y ungir a aquel de sus personeros que haya obtenido una opción constitucional en la elección directa. En este caso, esas fuerzas de inspiración semejante son la Democracia Cristiana y la Unidad Popular. Ellas son la mayoría nacional y ésta sólo puede ser obedecida mediante la elección del candidato que está más cerca de interpretarla integralmente o con racional relatividad.

"La elección del Senador Allende aparece, así, como un imperativo moral y político, el único que fluye inexorablemente de la propia y elevada reflexión del jefe de la Orden de los Abogados. "

Y decimos, entonces, que este proyecto de reforma constitucional resume un pensamiento común, como tan bien lo expuso, en la Comisión y aquí en la Sala, el Diputado señor Maira.

También tenemos que asegurar, responsablemente, que ello no significa la transacción en el pacto de la Unidad Popular, ni el deseo nuestro de obtener el gobierno con el sacrificio de las aspiraciones programáticas del pueblo.

Dijo muy claramente el Senador Allende, en la respuesta al Partido Demócrata Cristiano, que esas justas peticiones estaban contenidas en el Programa de la Unidad Popular, que es pluralista. Esto lo podemos decir al leer algunas partes del "Programa Básico de Gobierno de la Unidad Popular", que en cierta medida contribuimos a redactar. Expresa, por ejemplo:

"El Gobierno Popular garantizará el ejercicio de los derechos democráticos y respetará las garantías individuales y sociales de todo el pueblo. La libertad de conciencia, de palabras, de prensa y de reunión, la inviolabilidad del domicilio y los derechos de sindicalización y de organización regirán efectivamente sin las cortapisas con que los limitan actualmente las clases dominantes. "

Más adelante, agrega: "El Gobierno Popular será pluripartidista. Estará integrado por todos los partidos, movimientos y corrientes revolucionarias. Será así un ejecutivo verdaderamente democrático, representativo y cohesionado. "

En las disposiciones constitucionales que en este momento estamos discutiendo, ¿no están contenidos estos principios que se señalan como "básicos" en el "Programa de Gobierno de la Unidad Popular?" ¿Es lícito, entonces, que se diga por algunos sectores, que en este momento están cuestionados en el país, en cuanto a su calidad democrática, en cuanto a su profesión de fe democrática, que el Programa de la Unidad Popular no contiene lo que justamente está pidiendo el Partido Demócrata Cristiano?

Nosotros podríamos aquí, en el análisis de las reformas constitucionales que en este momento se discuten y en la lectura de este Programa, ir señalando, uno por uno, los puntos de coincidencia que hay entre el texto constitucional que ahora se propone y el Programa de la Unidad Papular. ¿Por qué la Derecha, representada aquí por el Partido Nacional, ofende al pueblo de Chile, que es mayoritario, en su expresión de la Unidad Popular y en su expresión del Partido Demócrata Cristiano, al decir que éstas son reformas mínimas?

El señor ARNELLO.-

No ofende al pueblo.

El señor SALVO.-

¿Es que sólo los proyectos que presenta la Derecha, el Partido Nacional, son los que realmente pueden ser respetados en el análisis en el Congreso?

¡Nosotros obtuvimos la primera mayoría relativa planteando un programa definido, entregado al pueblo, y señalando ahí las garantías democráticas que estimamos convenientes para el país!

¿Y qué decía, sin embargo, la candidatura de Derecha contra el Parlamento? "¡El Parlamento hay que disolverlo!" Y no se disolverá con el objeto de generar un Parlamento que pueda construir mejores leyes, sino un parlamento que sirva al César, al hombre independiente, al hombre que no tenía compromisos con nadie. ¡Era necesario disolver el Parlamento, decapitarse ellos mismos, con el objeto de servir los intereses de aquel que se creía iluminado para determinar él los cambios!

Y nosotros decimos lo contrario, que no puede ser así; que este Parlamento debe tener más atribuciones para los efectos de participar en el proceso democrático; que es malo para Chile que el Parlamento quede sojuzgado al pensamiento de un solo hombre y, en este caso muy particular como lo quería la candidatura de Derecha al pensamiento del señor Alessandri.

Por suerte, el pueblo no lo quiso así. Y en este momento podemos decir que este entendimiento para llevar adelante reformas constitucionales permite a nuestro país ir viendo cómo el futuro de nuestras instituciones está asegurado, en cuanto a la posibilidad de su desenvolvimiento.

¿Con qué autoridad el señor Maturana decía esta mañana que la Constitución de nada sirve, porque va a ser manejada por la Unidad Popular, en la que hay partidos marxistas? ¿Es que la Constitución vale en Chile solamente cuando la maneja la Derecha? ¿Es que las leyes en Chile valen solamente cuando están destinadas a beneficiar a sectores minoritarios del país?

El señor ARNELLO.-

¡No entendió nada Su Señoría!

El señor SALVO.-

Nosotros aseguramos que no, porque la Constitución de Chile, en la medida en que se vayan entregando las transformaciones, seguirá en su plena vigencia y validez; y porque, indudablemente, no es sólo el simple texto constitucional el que resguarda la democracia. La democracia se resguarda con la participación del pueblo en todas las manifestaciones políticas en el proceso democrático. Si la democracia en Chile está amenazada, no lo está porque Salvador Allende vaya a ser Presidente de Chile, sino porque hay grupos sediciosos, amparados por los que se dicen demócratas, pero que lo único que quieren es corromper nuestras Fuerzas Armadas, desquiciar nuestras instituciones para no permitir el acceso del pueblo al poder. Y lo saben muy bien los que en este momento están en contra de esta posición.

No somos nosotros, no son los comunistas, no son los socialistas ni los democratacristianos los que están complotando.

El señor GODOY.-

¿Por qué supone intenciones?

El señor SALVO.-

Los que están complotando son los que el 4 de septiembre recibieron del pueblo una bofetada en el rostro.

-Hablan varios señores Diputados a la vez.

El señor IBAÑEZ (Presidente).-

Ruego a los señores Diputados guardar silencio.

El señor SALVO.-

Valoramos este proyecto en cuanto significa darles categoría en la Carta Fundamental a los partidos políticos. La inclusión de un estatuto de los partidos políticos dentro de nuestra ciencia política y del desarrollo de las instituciones del país, es de toda conveniencia.

El señor ARNELLO.-

Es el único aporte nuevo.

El señor SALVO.-

Yo le rogaría al señor Amello que me dejara hablar, porque yo siempre lo he escuchado a él con toda atención.

-Hablan varios señores Diputados a la vez.

El señor IBAÑEZ (Presidente).-

Ruego a los señores Diputados guardar silencio y respetar el derecho del señor Salvo.

Puede continuar Su Señoría.

El señor SALVO.-

Decía, señor Presidente, que el estatuto de los partidos políticos, elevado a categoría constitucional, permite, en Chile, la expresión del pensamiento político diferente, que es característica fundamental de nuestro sistema democrático. Y lo decimos con mucha propiedad, porque venimos de un partido centenario, quizás el más antiguo de los que participan en este momento dentro de nuestro proceso democrático.

El señor ARNELLO.-

Eso es cierto.

El señor SALVO.-

Y durante la campaña, no fuimos nosotros los que dijimos que los partidos políticos no tenían vigencia dentro de nuestro sistema democrático y que había que reemplazarlos por los independientes.

Valoramos el aporte independiente en todo el proceso político, pero creemos que el desenvolvimiento democrático debe hacerse a través de la expresión de los partidos políticos y de los movimientos que alguna expresión tienen de contenido político.

De tal manera que en el pacto de la Unidad Popular, el pluralismo político y la responsabilidad política de los partidos está claramente señalada como un resguardo del sistema democrático.

No hemos llegado al poder, como podrían haber llegado otros, diciendo que los partidos políticos iban a tenar una posición segunda, última, dentro de la gestación del gobierno, como sucedía con la candidatura de Derecha.

Nosotros no hemos escondido nuestro pensamiento ante el país, revistiéndonos con el planteamiento de independientes; muy por el contrario, decimos que éste es un pacto político destinado a realizar las transformaciones que Chile necesita.

Valoramos también la elevación a la categoría, de constitucional del derecho al trabajo. En este país, en que grandes sectores se encuentran en tan mala situación por un régimen que es injusto, es importante destacar la enmienda en la parte que dice que los trabajadores tendrán derecho "a una justa participación en los beneficios que de su actividad provengan. " ¿Qué significa esto, señor Presidente y señores Diputados? Significa reconocer el derecho que tienen los trabajadores a recibir participación de los beneficios, primer paso de profundas reformas que tendrán que hacerse en este país y en América Latina para que el hombre, que hasta ahora sólo ha sido un instrumento del sector capitalista, reciba también por su trabajo en el proceso productivo la correspondiente participación a que tiene derecho por eso que él ha contribuido a crear.

¿Cómo no va a tener importancia esta reforma constitucional, si se contempla este principio que es justo para los trabajadores, y que el Partido Demócrata Cristiano y la Unidad Popular plantearon como uno de los postulados básicos de la campaña política?

Podríamos continuar en un análisis bastante largo de todas las disposiciones; sin embargo, sólo queremos señalar que no estamos haciendo otra cosa que concretar en lo jurídico lo que hemos dicho a través del programa; que nos corresponde a nosotros la profunda satisfacción de decir que estamos conscientes de que nuestro papel en el Gobierno de Chile será el mismo que tendrán los demás partidos de la Unidad Popular; que nadie es más o menos garantía de democracia en este país; que nosotros los chilenos, los que estamos por los cambios y por la participación del pueblo en todas las manifestaciones económicas, sociales y políticas en este país, somos garantías del sistema democrático; que aquellos que en este momento están en contra de este proceso, tendrán que entender que seremos inflexibles en mantener nuestro pensamiento, y. por último, que aquí no habrá ni transacción del programa, ni debilidades para cumplir lo que realmente prometimos al pueblo.

Eso es todo.

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