Labor Parlamentaria
Participaciones
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N° 89
- Celebrada el 18 de abril de 1973
- Legislatura Extraordinaria periodo 1972 -1973
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Señor
Es lo que hacemos esta tarde, en que pronunciamos palabras que representan un sentimiento muy hondo del pueblo chileno; del Congreso Nacional, desde luego, que es su expresión, y del Partido Demócrata Cristiano, en cuyo nombre hablo. Rendimos homenaje a la República Arabe Siria, que en estos días ha conmemorado un aniversario más.
Siria es un país tan antiguo en el acontecer histórico, que la verdad es que casi inicia su aparecimiento junto con la cultura occidental. Y allí, en ese verdadero nudo de comunicaciones, entre Asia, Africa y Europa, que era el llamado corredor siriopalestino, no sólo se encontraron pueblos de origen distinto, sino que por esos caminos cruzaron ideas, culturas, civilizaciones materiales, comercio, concepciones religiosas, concepciones políticas de guerreros conquistadores que fueron dejando en los pobladores de ese sector del Mediterráneo oriental un sello inconfundible de una cultura que podría decirse que es como un mosaico de ideas incrustadas en un plano común y que le dan la característica más importante a dicho país.
En esa región del continente asiático, Siria ocupa aproximadamente 180 mil kilómetros cuadrados de superficie y bordea los seis millones de habitantes. Es un país densamente poblado. Pero su población está como fundida en pequeños sectores del territorio, que son la costa del Mediterráneo, entre Turquía y El Líbano, o bien la zona próxima a los Montes Líbanos, que forman su límite occidental. Porque su mayor parte, que se extiende desde estas regiones hacia el Oriente, es la tierra que uno siempre ha imaginado como propia del mundo árabe: el desierto, el camino inmenso, infinito e igual, que sólo es interrumpido, de tiempo en tiempo, como en un mar de arena, por las islas de verduras de los pequeños oasis.
Allí, digo, a través del tiempo se han fundido pueblos, culturas, ideas, civilizaciones, religiones. Hoy predomina en esa región el mundo musulmán. Su libro religioso es el Corán. Pero no está ausente del mundo sirio y en proporción cada vez mayor, el pensamiento cristiano, expresado en diversas confesiones cristianas, ortodoxas y católicas, y con ritos muy particulares.
Allí, durante un tiempo estuvo presente la civilización helenística, un reino nacido de la división, del imperio de Alejandro. Estuvo presente el imperio romano, en la provincia de Siria, con sus gobernadores y sus leyes. Luego de la división del imperio romano, estuvo presente el imperio bizantino, con la cultura griega. Ese fue uno de los primeros lugares a donde llegó en expansión el mundo árabe, encabezado por los seguidores inmediatos de Mahoma. Allí se estableció más tarde, al disolverse el imperio bizantino, el imperio turco. Y posteriormente, cuando va a desaparecer ese imperio, al que las naciones de Europa llamaban a fines del siglo pasado el hombre enfermo, y se aprestan para distribuirse los territorios que pudieran estimarse como coloniales, sobreviene la primera guerra mundial, tras la cual dicha región se convierte, bajo la dominación de Francia, en un protectorado del que luego se independiza, consagrándose la nueva nación siria.
Ese pueblo comprendió en los últimos años de nuestra época la importancia que tenía para los representantes del mundo árabe el poder llegar a constituir un mundo panarábico en el norte de Africa y en el occidente de Asia. Y como consecuencia de esa idea panarábica se constituyó durante un tiempo la República Arabe Unida de Egipto y Siria, cuya contextura no pudo resistir un largo período, por diferencias internas que son producto legítimo del gran amasijo de ideas propias que forman el alma de ese pueblo, independiente como propiedad innata de su personalidad de pueblo del desierto.
Pero se equivoca quien piensa que Siria es el desierto. Si bien éste constituye la mayor parte de su territorio, Siria son sus bellas ciudades; es su costa en el Mediterráneo; es Damasco, ciudad que tiene el sello del tiempo, porque ya la recuerdan desde las épocas anteriores a Cristo los primeros conquistadores al recorrer esas tierras. Siria y Damasco presenciaron uno de los hechos más importantes, de la vida del cristianismo, porque allí fue golpeada por la luz de Dios el alma de Pablo de Tarso. En Tarso, pequeña ciudad ubicada inmediatamente al norte de Siria, en la actual Turquía, Pablo recibió el golpe de luz que lo hizo abandonar su posición de perseguidor del cristianismo para convertirse en gran apóstol de los gentiles y formar una de las primeras unidades cristianas en esa república, que hoy celebra un aniversario más de su historia y de su vida.
En Chile son muchos los que de alguna manera están unidos a Siria, por la tradición, por el origen de sus ascendientes o, a veces, por la presencia, incluso en la época actual, de emigrantes que llegan a esta tierra. Los hijos de Siria, los sirios residentes saben que aquí encuentran un país que los recibe con afecto y cariño, y que los entiende y aprecia.
Por eso, año a año el Congreso Nacional interrumpe sus labores a fin de permitir que una u otra voz se levante para saludar y expresar los mejores deseos a ese país del mundo árabe, representado en Chile por su digno Embajador, el señor Bojrhane Kayal. Anhelamos que este diplomático tenga la mejor permanencia en nuestra tierra, que logre pleno entendimiento mutuo y que sea como el portador de nuestro saludo para el Gobierno de su país, para su Presidente, el GeneralHafez Assad, elegido no hace mucho tiempo como consecuencia de procesos militares y políticos que no nos corresponde analizar. Pero ahí está, y en este momento él es el gobernante de su nación. A él y a su pueblo le rendimos con cariño este homenaje, en nombre de la Democracia Cristiana, al cumplir un año más de su historia milenaria.