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Antecedentes
  • Senado
  • Sesión Ordinaria N° 49
  • Celebrada el
  • Legislatura Ordinaria año 1973
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Intervención
ACTUAL SITUACION AGROPECUARIA DEL PAIS.

Autores
El señor VON MÜHLENBROCK.-

Señor Presidente. A mi juicio el más grave problema que enfrenta nuestra patria es la deficiente alimentación de sus habitantes; y entre las múltiples fases que integran este cuadro, sobresale, con incidencia dramática, la desnutrición infantil.

Preocupado de atraer la atención del país y de sus dirigentes, traje hace meses a este hemiciclo los resultados de la investigación realizada por el Instituto de Nutrición de la Universidad de Chile, dando a conocer las conclusiones a que llegó el profesor doctor don Fernando Monckeberg y su equipo de especialistas.

La población menor de quince años alcanza en Chile al 48% de sus habitantes, o sea a 4.500.000 jóvenes y niños. La población de niños de cero a cinco años de edad representa casi 10%, o sea más o menos 1.000.000 de habitantes. Ya al año de edad, casi el 30 % de los niños está subalimentado y este porcentaje se eleva hasta el 60% a los siete años de edad. Es decir, un alto porcentaje de nuestros niños no recibe, alimento suficiente para crecer y desarrollarse de acuerdo con su potencial genético.

Así dice textualmente el profesor doctor Monckeberg al analizarse Poblaciones Marginales de Santiago, a los siete años de edad, como promedio, un niño mide 17 centímetros menos de estatura que la que debía medir para esa edad.

Estos niños subalimentados, no sólo presentaban un retraso en el crecimiento y desarrollo, sino que, además, su capacidad de defensa ante el medio ambiente estaba limitada. Ante cualquier enfermedad que para un niño normal pudiera ser normal, ellos corren un alto riesgo:

A los cinco años de edad, en una población marginal de Santiago, el 40% de los niños eran francamente débiles mentales y el 25% subnormales. Sólo el 30% podía ser considerado como normales.

En Chile, de cada cien niños que comienzan la educación primaria, sólo treinta logran terminarla. Los que terminan, la educación primaria son sólo los niños que presentan un estado nutritivo aceptable.

Y como afirmación concreta de todo el informe Monckeberg, el ilustre investigador plantea al país una interrogante penosísima: El progreso socioeconómico de Chile no es posible mientras el 50% de su población esté lesionada en sus posibilidades físicas, fisiológicas y psíquicas.

Desgraciadamente, el tal vez más profundo llamado de reordenación general para salvar el futuro de nuestra población, para rescatar los niños condenados, si no a la muerte, al fracaso y a una subvida, como lo fue el informe Monckeberg, no provocó mayor impacto ni preocupación en Chile.

Politizada hasta lo hondo como está la mentalidad nacional, dividida la opinión por conflictos irreconciliables, agobiados los espíritus por inestabilidad permanente, nadie atendió al llamado de los científicos, y el informe Monckeberg, en lugar de llevarnos al replanteamiento de nuestra orientación política social y económica, quedó en los archivos cubriéndose de polvo, porque Chile perdió hace muchos años la capacidad para separar la paja del grano.

Debe actuarse sobre el factor nutrición antes o por lo menos paralelamente al desarrollo socioeconómico y a los cambios de estructuras, porque sin lo primero los otros quedarán desvirtuados por completo.

He querido exponer las conclusiones del informe Monckeberg, porque principalmente por ellas el país puede apreciar el problema de la desnutrición y medir la intensidad del desastre que en las actividades agropecuarias ha provocado la política del actual Gobierno, sin el más mínimo sentido de responsabilidad, prudencia e interés por el futuro de la nación.

¿Qué está pasando en la ganadería?

Las provincias de Valdivia, Osorno y Llanquihue, que integran la Agrupación que represento, tienen en la agricultura y la ganadería el 80% de su actividad económica. Por ello, constantemente abordo desde estas bancas lo que con ellas se relaciona, convencido de que interpreto en cabalidad las inquietudes de su opinión pública.

Fue así como hace tres semanas analicé en detalle la crisis a que la política del Ministerio de Agricultura, en materia de comercialización del ganado vacuno, arrastró a la ganadería sureña. Posteriormente carecí de oportunidad para completar mis observaciones, debido a la frecuencia de sesiones especiales que ha debido celebrar este Senado.

Chile es un país deficitario en abastecimiento de carne, leche, queso y mantequilla; y para cubrir la ausencia de tales alimentos proteínicos, tiene que recurrir a importaciones que desangran su débil presupuesto de divisas.

Podría creerse que, ante esta realidad, el Ministerio de Agricultura y sus conductores cuidan celosos el desarrollo ganadero, atendiendo sus problemas y velando por que nada dificulte la marcha de la producción, considerando los técnicos que el excesivo consumo de carbohidratos entraña un gravísimo riesgo nacional.

Nada más lejano a ello, nada más en contra del buen criterio y de la técnica, nada más opuesto a la razón, que lo que está ocurriendo en las provincias sureñas como consecuencia de las medidas aplicadas desde hace tres años por el Gobierno de la Unidad Popular. Veamos los hechos.

390.000 cabezas de ganado menos.

SOCOAGRO, entidad creada en el actual Gobierno, ha asumido en Chile el control absoluto sobre el ganado del país, sobre su adquisición, transporte, faenamiento, distribución y comercialización, asesorado en todos sus actos por la DIRINCO. Desde luego, SOCOAGRO compra el ganado a los precios que fija el Ministerio de Agricultura, todos ellos ajenos a la realidad.

Estudios técnicos hechos por organismos responsables calculan que, como consecuencia del funcionamiento del estanco del ganado en manos de SOCOAGRO, la masa ganadera ha disminuido en 390.000 cabezas de vacuno entre los años 1970 y 1972.

Según el Censo Nacional Agropecuario de 1965, el país poseía 2.860.261 cabezas de ganado bovino. Desde Biobío al sur, hasta Magallanes, existen 1.742.263 cabezas, quedando para el resto del territorio 1.117.998 cabezas. Una disminución en la masa bovina de 390.000 animales representa casi el 15% de toda la existencia nacional.

Aumento de las importaciones de carne.

La estancación de la masa ganadera bovina fue uno de los más fuertes argumentos esgrimidos por el Gobierno de la Unidad Popular para justificar la intensificación masiva de las expropiaciones de predios agrícolas, responsabilizando a los latifundistas de ser ellos los culpables del déficit de carne y por ende de la desnutrición que acompaña como secuela a la escasez de tan vital alimento proteínico.

Sin embargo, fluye del más elemental análisis que con la política aplicada por el Ministerio de Agricultura, la ganadería chilena no sólo no ha salido de su estancación, sino que ha retrocedido a niveles secundarios al perder el país en tres años 390.000 cabezas de bovinos.

Las importaciones de carne bovina aumentaron en dos años desde 37 millones de dólares, registrados en 1970, a 52 millones de dólares, que indica el año 1972.

El consumo de carne de vacuno fue en 19C5 de 13,5 kilos por habitante. En 1972 bajó este consumo a 9,3 kilos por, habitante, estimándose para el año 1973 que la cifra será inferior a 7 kilos por habitante, mientras la población nacional se acerca a los 10 millones.

Estos son el balance y la respuesta que e1 Gobierno de la Unidad Popular y su política agraria exhiben frente al informe Monckeberg sobre desnutrición infantil. De esta manera, se ha abordado el más cruel de los problemas nacionales, agravando los índices de desnutrición y segando toda posibilidad de que el país contenga la decadencia de su raza.

Mortandad de ganado en el Sur.

A sabiendas de que SOCOAGRO controla ciento por ciento el mercado del ganado vacuno, esta entidad paralizó toda compra de ganado en el mes de abril en las provincias sureñas, precisamente en el momento en que éstas deben descargar los campos del exceso de animales, pues se inicia la disminución de talajes al comenzar las lluvias y bajas temperaturas invernales.

Los medianos y pequeños agricultores se quedaron de improviso sin comercialización alguna para sus animales y sin saber qué hacer frente a la dura asfixia económica que caía sobre ellos. Las ferias ya no actúan en las provincias sureñas. Está prohibido transportar ganado de una provincia a. otra y el que es sorprendido movilizando ganado o carne, faenada es inmediatamente objeto de confiscación, sin indemnización ni pago. El estanco es absoluto y sin escapatoria.

Al acercarse los fríos, lluvias y temporales de otoño e invierno, en los campos de la zona sur se procede a la venta de todos los animales susceptibles de ser desplazados, pues la inclemencia climática disminuye la capacidad talajera de los fundos. Se dejan las cuotas de vacas cubiertas, reproductores y terneros de crianza, más las cuotas de reposición indispensables en la rotativa ganadera.

Más o menos 100.000 vacunos.

Estimo, señor Presidente y Honorables Senadores, en más o menos 100.000 el número de cabezas de animales que debían ser comercializados en las provincias de

Valdivia, Osorno y Llanquihue al llegar el mes de abril del año en curso.

Por los datos serios que he podido recoger en las organizaciones agropecuarias, este número de 100.000 cabezas de ganado se alcanza de la siguiente manera: 50.000 novillos gordos de 500 a 600 kilos, de tres años, término de la engorda; reproductores que deben eliminarse por haber cumplido su edad; vacas secas de eliminación, vacas defectuosas, bravas o que han cumplido ocho años; bueyes que han llegado a su límite de edad para el trabajo; terneros que no pueden ser criados por alimentación natural del talaje en los predios.

Al ser comercializados, estos animales dejan paso a la nueva crianza y se descarga así la pradera que desde el mes de abril comienza a perder calidad y fuerza.

Si estos animales no abandonan los campos, se paraliza de inmediato el ciclo de crianza, se disipa la posibilidad de animales de engorda para la próxima temporada, se arruina el funcionamiento de la lechería de invierno y, lo que es esencialmente grave, el agricultor carece de ingresos para el cumplimiento de sus deberes tributarios, pago de sueldos y salarios, pago de insumos, etcétera, desmoronándose la perspectiva de explotación racional.

Resultado del sobretalajeo.

La no comercialización de estos 100 mil vacunos en sólo tres provincias y no dudo que fenómeno muy análogo se habrá registrado en Cautín, Malleco y Biobío, tendrá violentas repercusiones en la economía del país y compromete sus reservas básicas de alimentación.

Al no eliminarse la cuota racional sobreviene el recargo de la pradera por exceso de talaje y el sobretalajeo trae como consecuencia inmediata la extinción de los pastes. El exceso de animales sobre campos reblandecidos por la lluvia ocasiona lo que se llama el pisoteo, y una enorme cantidad de pasto se pierde.

Los agricultores tienen reservas de henos, silos y otros alimentos como coseta, coles, etcétera; pero éstas alcanzan únicamente a la cuota racional de conservación.

El frío, las lluvias y principalmente las escarchas hacen desaparecer los pastos que a menos de siete grados Celsius ya no crecen, comenzando a faltar la alimentación. Los animales enflaquecen primero lentamente, luego a gran velocidad y en seguida sobreviene la muerte, sin que el agricultor, impotente, pueda hacer nada por detenerla.

Esta es la amenaza que se cierne en estos momentos sobre las provincias ganaderas del sur de Chile, como consecuencia de la ignorancia, irresponsabilidad e insensatez de los dirigentes del Ministerio de Agricultura. Y todo ello ocurre en un país que importa alimentos, que derrocha sus pocas divisas tan necesarias en otros rubros de producción, que tiene racionada la carne y que con un déficit enorme en proteínas exhibe ante el mundo los crueles guarismos que ha establecido el informe Monckeberg sobre desnutrición infantil y decadencia de nuestra raza.

SOCOAGRO no es la culpable.

Señor Presidente, quiero ser absolutamente imparcial en mi análisis. He recogido informes precisos en fuentes bien documentadas sobre las razones de la crisis ganadera y he podido establecer que en esta catástrofe que se cierne sobre el sur de Chile no es precisamente SOCOAGRO la responsable directa de sus consecuencias para el país. Se puede sostener que oportunamente técnicos eficientes de esa entidad advirtieron al Ministerio de Agricultura el riesgo que amenazaba a la ganadería, proponiendo una serie de medidas precautorias, como asimismo plantearon una política de precios y de fomento, corrigiendo errores y vacíos, pero todas estas advertencias, planes y medidas de buen criterio, no sólo fueron desatendidos, sino que rechazados, empecinándose Ministros y altos funcionarios en continuar la acelerada carrera que lleva hacia el abismo y la ruina a la agricultura chilena.

Cuánto cuestan los errores.

La no descarga de las praderas, el sobretalajeo y pisoteo inicia a partir de abril, por la escasez de pastos, el descenso de peso en los animales, siendo desde la partida los más afectados las vacas madres y los novillos gordos listos para beneficio. La caída de la producción de leche se hace vertical y el enflaquecimiento de los animales gordos llega a casos en que se han registrado tres y cinco kilos diarios de descenso. El animal hambriento camina y camina por el campo en busca de pasto y con ello acelera su baja de peso hasta llegar la etapa de debilidad y muerte.

¿Cómo pueden defenderse los agricultores y paliar la crisis de la que no tienen responsabilidad alguna? La escasez de alimentos o concentrados es extraordinaria. Sus precios han subido a niveles inalcanzables. La menor siembra de remolacha ha disminuido en un cincuenta por ciento la existencia de coseta. La baja en más de un 70% de la producción de trigo imposibilita que se pueda alimentar al ganado con este cereal estimado el mejor alimento para bovinos, aun superior al maíz. No hay puerta de escape y, lo que es más grave, como han desaparecido del mercado el alambre de púas, las grapas y estacas para cercos, el empresario no puede recurrir a la subdivisión extrema de potreros, como recurso de alta técnica para alcanzar el máximo de provecho de la pradera y evitar sobretalajeo y pisoteo.

A la escasez de alambre de púas, grapas, etcétera, y al alza insólita de sus precios, hay que agregar el nulo abastecimiento de vacunas, medicamentos y otros rubros veterinarios, más su correspondiente alza, de modo que el agricultor virtualmente quedó en la indefensión absoluta. Agregúese a este conjunto, ya de por sí suficiente, el que el empresario no dispone de recursos, por no haber vendido ganado, y se llegará a cerrar un circuito sin salida.

Como risible dato, puede agregarse que, en estos momentos, en los campos y ciudades del Sur no hay herraduras para caballos ni clavos de herrar, en un fenómeno de desabastecimiento superior a toda comprensión.

¿Qué va a desencadenarse, entonces, en la zona sur? ¡La mortandad de ganado, su enflaquecimiento y muerte! ¡El descenso de la producción lechera! ¿De qué modo va a influenciar el hambre las futuras pariciones y qué puede ocurrir si el invierno se prolonga hasta noviembre, como ocurrió en el pasado año 1972? Y a esta cadena hay que agregar otros eslabones. Porcinos y ovinos pertenecen a ella y correrán la misma suerte.

Veamos la pérdida.

He calculado con expertos el monto de la pérdida que a Chile ocasionará la irresponsabilidad de los conductores de la economía de la Unidad Popular.

¿Cuántos kilos de carne se perdieron, se pierden o se van a perder a pesar de los esfuerzos de SOCOAGRO, que a última hora ha iniciado sus compras a precios similares a los vigentes en el mes de abril, no obstante una inflación desde ese mes a la fecha superior al 50%?

Supongamos que los 100 mil animales afectados en Valdivia, Osorno y Llanquihue van a tener una baja de sólo un kilo y medio diario, a pesar de que se me informa que la baja es superior a dos kilos como promedio. SOCOAGRO ya no compra ganado gordo en el Sur, no existe a esta altura ganado gordo propiamente tal.

100 mil animales perdiendo un kilo y medio diario representan 150 mil kilos por día, o sea 4.500.000 kilos en un mes, que a un promedio de Eº 200 el kilo en operación de transporte, beneficio y comercialización terminada, equivalen a Eº 900.000.000.

Si este circuito de crisis alcanza a prolongarse cuatro meses, o sea, llega hasta el mes de septiembre, el daño se elevará sobre Eº 4.500.000.000; pero el enflaquecimiento irá en curso acelerado, duplicándose y triplicándose a medida que avance el invierno, arrecien los fríos y disminuyan los talajes.

Por milagro, un novillo que en abril lucía 600 kilos de peso, podrá mantenerse a fines de septiembre en 300 kilos.

Quiero dejar clara constancia de que todas estas cifras han sido calculadas con prudencia y que bien sabemos que en cualquier lugar de Santiago la carne se cotiza sobre Eº 300 el kilo, en muchos casos incluyendo huesos. A la pérdida en kilos de carne experimentada por el país, carne que debió ser consumida especialmente por los niños, habrá que agregar la pérdida que significará la mortandad de animales vacunos, ovinos y porcinos.

El área reformada y El Burro.

Y esta tragedia no afecta únicamente al área privada de la ganadería sureña. Afecta por igual al área reformada agraria, cuyo sistema de explotación está más inerme e indefensa que el privado, ya que en éste por lo menos impera la disciplina de la libre iniciativa.

Baste recordar la impresionante fotografía que hace pocos días publicó El Mercurio, evidenciando la mortandad de ganado que se está produciendo en el Sur. Un avión fotografió en el Centro de Reforma Agraria El Burro, situado cerca de Frutillar, los cuerpos de más de cien vacunos muertos de hambre, que estaban siendo devorados por los buitres. La carencia de pastos, la pradera sobretalájeada y pisoteada originó el hambre, y luego, la muerte de esos bovinos que no fueron oportunamente trasladados para su consumo al centro del país. ¿Y qué fue del Centro de Reforma Agraria El Burro? Nada menos que el predio de don Jorge Nannig, de cabida inferior a 80 hectáreas de riego básicas, implacablemente expropiado por la CORA, a pesar de toda la defensa que se hizo del señor Nannig. Ese fundo era el mejor trabajado, apotrerillado y de más alta producción de leche, remolacha, trigo y carne de la provincia de Llanquihue. Ahora, por la ceguera, irresponsabilidad y sectarismo de CORA, está convertido en un cementerio de animales vacunos.

Pero se trata de un Centro de Reforma Agraria, de campesinos que un día soñaron ser dueños de un pedazo de tierra, trabajarlo y, con ello, alcanzar independencia económica y alto estándar de vida. ¿Quién pagará la pérdida? ¿Cómo se recuperará el daño ocasionado a la economía chilena?

Es decir, se repite una vez más el gran drama de Chile, al igual que en el acero, el gas licuado, la madera, la industria textil, el aceite, el salitre, el zinc, el alambre de púas, etcétera, etcétera.

Pero, ¿qué importancia puede tener esta pérdida cuando será la normal que arrojen los balances de cualquier gran industria del área estatal, y nadie se alarmará por ello? En reemplazo de esta producción actúan las prensas impresoras del Banco Central.

Las causas de la catástrofe.

Vuelvo a reiterar, señor Presidente, que estoy informado de que los técnicos de SOCOAGRO previeron lo que se aproximaba y propusieron claras y eficientes medidas a los dirigentes del agro. Sus sugerencias no fueron atendidas, por el desprecio olímpico que los jerarcas experimentan por la agricultura, olvidando que ella, en un 70%, es estatal y se llama área reformada agrícola.

Muchas son las razones que condujeron a Chile a esta catástrofe desconocida en nuestra historia, que acusa imprevisión y negligencia culpables.

El problema financiero.- Se aduce que SOCOAGRO carecía en abril de fondos para continuar adquiriendo ganado y que las pérdidas por vender la carne al bajísimo precio oficial, comparativamente al que se registra en el mercado, han sido cuantiosas. Los gastos generales de SOCOAGRO no llegan a financiarse con el precio político fijado para el ganado a los agricultores.

El problema del transporte.- Se sostiene que la escasez de camiones, la ausencia de repuestos y neumáticos y el elevado costo de la tarifa de los transportistas desde el sur al centro del país impidió todo transporte masivo de ganado, generando la acumulación que se produjo y que no se ha podido descongestionar. SOCOAGRO y los camioneros no pudieron llegar a un acuerdo sobre un precio viable y se pensó entonces en la contratación de camiones argentinos para efectuar el traslado de vacunos. Al cerrarse la cordillera por los nevazones, se desvaneció esta posibilidad.

El transporte ferroviario. Se expresa que tal vez el peor factor con que se tropezó fue la escasez de equipo ferroviario, tanto de locomotoras como de carrosrejas. La Empresa de los Ferrocarriles del Estado no ha renovado su equipo y carece del mínimo de transporte necesario a las necesidades del país. Los carros de carga están viejos y deteriorados, y centenares de ellos han quedado en desuso. Faltan locomotoras y carbón mineral. Numerosos ramales han suspendido la carrera de sus trenes por carencia de, carbón, ya que las minas han reducido considerablemente sus entregas. El déficit financiero de la Empresa ha impedido que ésta repare a tiempo el parque de carros y locomotoras aún susceptibles de aprovecharse. Por esta causa hay dificultades en el transporte de abonos, salitre, cemento y fierro.

No hay praderas de recuperación.- ¡Paradoja de las paradojas! Bajo el régimen de la más veloz y violenta expropiación de predios agrícolas, al planearse la creación del estanco del ganado y la acción de SOCOAGRO, no se tuvo en cuenta la necesidad de que el poder comprador dispusiera de predios y talajes para recibir vacunos y mantenerlos después de su transporte. Al expropiarse los predios, los campesinos y la gente foránea ocupan violentamente la tierra, y SOCOAGRO no ha podido asimilar superficies donde colocar el ganado que compra. La zona central y la inmediata a Santiago y Valparaíso fueron pulverizadas por las expropiaciones masivas y no hay campos de pasto disponibles para que los vacunos se recuperen de los arreos y transporte antes de ser beneficiados. La destara es intensa y las pérdidas de SOCOAGRO por este concepto son cuantiosas.

Todo el sistema que anteriormente permitía la compra, el transporte, la engorda y recuperación del ganado, con la cooperación del sistema de ferias, se derrumbó ante la acción de la CORA, y SOCOAGRO no está en condiciones de reemplazarlo por la pérdida eficiencia.

El aquelarre de los precios.

Cuando votábamos, señor Presidente, las observaciones del Ejecutivo a la reforma constitucional de las asignaciones de predios expropiados por la CORA y la garantía de inexpropiabilidad para la superficie de 40 hectáreas de riego básicas, manifesté en esta Sala que, en materia de precios del ganado, el Ministerio de Agricultura y el de Economía había» llegado al símil de un aquelarre. Mantengo el concepto, porque habría que recurrir a la imaginación de Goya para entender la política de precios aplicada por el Gobierno de la Unidad Popular.

Los que criticaron áridamente los errores del pasado, los que impugnaron los precios políticos, los aplican ahora desde el Poder, implacablemente, al sector privado y al área agrícola reformada, cerrando toda probabilidad de autofinanciarse y mucho menos de tener rentabilidad. Los resultados no tardan en obtenerse, y de ello proviene que el área agraria reformada sea el principal factor de déficit del país y el mayor motor de emisiones inorgánicas de papel moneda.

Carentes los asentamientos y los Centros de Reforma Agraria de adecuado abastecimiento de insumos, ajenos a la técnica y a la disciplina, languidecen y vegetan, soportando sobre su disminuida producción los bajos precios del trigo, la carne, la remolacha, raps, papas, etcétera, por lo que no obtienen utilidades de ninguna especie, con la influencia que eso tiene en que se paralicen las inversiones y en que no aumente la productividad.

Veamos los precios del ganado y de la carne. En 1972 se importó carne enfriada a un precio de 1.080 dólares la tonelada y a 1.2.00 dólares la tonelada de ganado en pie. Esto equivale a pagar 500 o 600 dólares por un animal de 500 kilos. Si calculamos un valor normal y simple de Eº 200 por dólar y esto es muy bajo llegaremos a la conclusión de que ello equivale a Eº 100.000 y Eº 120.000 por animal, respectivamente. En cambio, ¿cuál es el precio que se paga por kilo al productor nacional y al área reformada agrícola? SOCOAGRO pagaba en el Sur un promedio de E° 30 por kilo, o sea Eº 15.000 por cabeza entre 500 y 600 kilos de peso.

El precio por kilo de vaca fluctúa entre Eº 20 y Eº 24 según el tipo, o sea, entre Eº 10.000 y Eº 12.000 por vaca. Y en la zona sur de Chile, al paralizar SOCOAGRO sus compras, la caída de los precios fue tan vertical que se llegó a transacciones en que una vaca se pagaba a Eº 4.000 y a que los propios Centros de Reforma Agraria vendieran terneros de 6 meses, de un valor mínimo de Eº 1.000, a Eº 4.500, precios que prueban la amarga afirmación de que en materia de comercialización ganadera reina más que un aquelarre.

Contrastes entre los precios.

Al discutirse los vetos del Ejecutivo a la reforma constitucional, di a conocer el violento contraste que existe en los precios de muchos alimentos, que, al ser fijados por el Ministerio de Economía y el de Agricultura, se establecen sin ningún vínculo con las modalidades que rigen la producción.

Yo no quiero, señor Presidente, minimizar otras actividades ni hacer comparaciones odiosas sobre márgenes de precios. Lo que persigo es señalar la dimensión exacta de la retribución que recibe la agricultura por sus sacrificios y su aporte al país y cómo se cava un abismo donde habrá de hundirse sin que jamás Chile vuelva a recuperar lo perdido, porque la agricultura no volverá a florecer en este país, ni como actividad privada ni, mucho menos, como actividad estatal.

Comparemos los precios de algunos alimentos cárneos. Un pollo se puede vender a los 70 días de salido del huevo a un precio de más o menos Eº 200 el kilo. El kilo de caballo se cotiza a Eº 80 y Eº 90, si es que se le encuentra a ese precio. El pescado y los mariscos se extraen del mar, se transportan y comercializan en un período que nunca es superior a los siete días y se venden por doquier a precios como los siguientes: corvina, Eº 200 el kilo; pescado o merluza, Eº 90 el kilo; congrio colorado, promedio de Eº 300 el kilo; jurel, sierra, tollo, a un promedio de Eº 80 a Eº 100 el kilo; locos, cholgas, etcétera, a un promedio de Eº 100 el kilo. Por el pavo de doble pechuga se paga un promedio de Eº 300 el kilo. Y por el kilo de carne de vacuno, el mismo por el que comúnmente se cobra en cualquier lugar de Santiago o Valparaíso Eº 300 el kilo,

¿Cuánto se paga al productor ganadero? SOCOAGRO paga de Eº 30 a Eº 32 el kilo de novillo gordo, la reina de las carnes, de un peso de 600 kilos. Por vaca de primera clase certificada, SOCOAGRO paga Eº 28 el kilo.

Por el buey de primera clase, SOCOAGRO paga al productor ganadero 29 escudos el kilo, y no debe olvidarse que, de todos estos precios, debe descontarse el valor del flete, que siempre supera los 50 escudos por kilómetro de recorrido.

Un pollo demora en alcanzar su comercialización desde que sale del huevo, sesenta días. Pescados y mariscos se extraen, transportan y comercializan en siete días. Pero para poder vender una vaca, un agricultor necesita que ésta cumpla ocho años de edad, certificado en mano, y para criar y engordar un novillo precisa de tres años, que es la edad a que alcanza los 600 kilos exigidos por SOCOAGRO.

¡Cuántos sacrificios y angustias: pago de obra de mano; pago de impuestos; compra de alimentos, de medicamentos y atenciones veterinarias; empleo de perfeccionadas técnicas; lucha constante contra la naturaleza y las plagas de todo tipo que diezman el ganado! Todo ello está por encima de toda comparación con otros tipos de explotaciones.

Señor Presidente, ¿alcanzo a terminar mi intervención, o ya se acerca el término del tiempo de que dispongo?

El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-

Su Señoría dispone de cuatro minutos más.

Es mejor negocia criar gallinas.

El señor VON MUHLENBROCK.-

Señor Presidente, Chile es un país tan absurdo, que el peor negocio del mundo es ahora el de criar ganado; es decir, producir carne y leche, mantequilla, queso, cueros, etcétera, para la población chilena.

La política económica de la Unidad

Popular; la comprensión del Ministerio de Agricultura; la visión del futuro del Ministerio de Economía; la capacidad técnica de organismos como CORA e INDAP; la orientación completa de ODEPLAN, permiten que pueda hacerse un símil que no admite controversia.

Yo me permito hacerlo no por burla, sino porque fluye; porque es hijo de la realidad; porque parece la caricatura perfecta de los niveles de inteligencia, visión, buen criterio y sentido común de los técnicos que orientan la política económica agraria del Gobierno de la Unidad Popular; porque, mediante esta comparación se puede apreciar si alguna vez la ciencia y el profundo amor a Chile probados por el eminente investigador profesor doctor don Fernando Monckeberg y su equipo de científicos, encontrarán en los fanáticos, enceguecidos e implacables revolucionarios de la Unidad Popular a cargo de la agricultura, actividad productora de alimentos, una respuesta que les permita suponer que Chile dejará un día de ser un país de niños desnutridos y débiles mentales y que la sinrazón dejará de prevalecer sobre la razón, aunque Erasmo haya hecho el Elogio de la Locura.

Es tal la indefensión de la ganadería, que tener un gallinero con mil gallinas en un cuarto de hectárea, es más negocio que criar 150 vacas lecheras en un predio de óptima calidad de 400 hectáreas, superficie mínima, elemental, como lo entenderá quien conozca la ganadería donde se apliquen las técnicas de la más avanzada explotación moderna.

¿Y quién puede tener 150 vacas lecheras de primera calidad? ¿Quién puede explotar seguro, confiado y tranquiló, un predio de 400 hectáreas para mantener, cumpliendo los requisitos de la más alta eficiencia, las 310 cabezas de ganado que se requieren para sostener 150 vacas lecheras?

En este momento, en nuestro país, con Ministros de Agricultura que anunciaban la expropiación de 2 mil 500 predios de superficie entre 40 y 80 hectáreas básicas de riego, al barrer, como quien corta queso, ¿quién podría tener 400 hectáreas? ¿Quién? ¡Nadie! ¡Simplemente, nadie! Porque para mantener técnicamente 50 vacas lecheras se precisan: 50 vacas lecheras, dos toros de edad normal, dos toros en crianza, 15 vaquillas de reposición y 50 terneros mamones que también comen pasto; en total, 119 cabezas bovinas, sin contar, por supuesto, caballos, ovejas y chivos que habrá en cada campo y los animales que siempre poseen los obreros agrícolas, por muy mala entraña que tenga el propietario del predio.

Síntesis, conclusión, prueba matemática: no puede haber explotación ganadera inferior a 119 cabezas bovinas, porque en 50 vacas lecheras comienza la subsistencia mínima de una rentabilidad que permita vivir a un propietario agrícola, sin considerar la superficie que el ganado necesita ni los terrenos destinados a siembras y cultivos de cualquier tipo, ni regalías en hectáreas proporcionadas a los obreros agrícolas.

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