Labor Parlamentaria
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Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión ordinaria N° 6
- Celebrada el 14 de junio de 1972
- Legislatura Ordinaria año 1972
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Homenaje
HOMENAJE EN MEMORIA DE DON EDMUNDO PEREZ ZUJOVIC, CON MOTIVO DE CUMPLIRSE EL PRIMERANIVERSARIO DE SU MUERTE.- NOTA DE CONDOLENCIAS
Autores
El señor
Señor Presidente, una circunstancia de orden personal me impulsa esta tarde a rendir un homenaje de comprensión y respeto a la memoria de don Edmundo Pérez Zujovic, al cumplirse un año de su trágica muerte.
El que habla integró, como Diputado socialista, el grupo de parlamentarios de Oposición, en el período presidencial anterior, que estuvo de acuerdo con la acusación constitucional que se dedujera en contra del señor Pérez Zujovic, con motivo de los lamentables sucesos de Pampa Irigoin.
Esos dolorosos sucesos, con toda la dramaticidad y con todo el hondo contenido de injusticia social en que los hechos se desarrollaron, impactaron profundamente nuestro espíritu. Los que allí murieron fueron mártires de la lucha social y, por ello, merecen, y tendrán siempre, nuestra veneración y nuestro respeto. Pero no ignoramos tampoco, y esto es válido para muchas matanzas de obreros que registra la historia, que, junto al pueblo que entregó generosamente su vida luchando por reivindicaciones o cambios sociales que respaldamos, existe la labor de zapa, obscura y artera, del agitador social; del activista rentado de partido; del politicastro predicador del odio, de la violencia y del caos social, que empuja al pueblo al sacrificio de sus vidas; pero que, cobardemente, nunca está en la primera línea de batalla, sino que, por el contrario, siempre se refugia en el anonimato y se escuda en la irresponsabilidad.
Esos sucesos de Puerto Montt fueron los que dieron origen a la acusación constitucional contra el señor Pérez Zujovic y, lo reitero, compartimos los fundamentos de esa acusación. Lo hicimos en conciencia, prescindiendo de toda consideración de orden político, porque la mecánica de nuestra legislación señala determinadas responsabilidades a quienes ejercen el poder, cuando se producen o se gestan extralimitaciones de autoridad. En tal sentido, no acusamos al hombre, sino que acusamos al Ministro.
Hemos tenido oportunidad de revisar el proceso acusatorio al señor Pérez Zujovic. En general, mantenemos nuestros planteamientos en torno de esos graves sucesos que conmovieron a todo el país y que aquí, en esta Cámara, todos los partidos políticos lamentaron. Hubo excesos incontrolados de la fuerza pública que merecieron y merecen nuestra condenación. Y sobre esto, Honorable Cámara, no se ha modificado nuestro pensamiento. No vamos a quemar hoy lo que ayer era para nosotros un planteamiento justo.
Pero, equivocados o no, la circunstancia de haber participado en esa acusación no nos inhibe para expresar nuestros sentimientos y nuestro modo de valorizar la vida y la muerte de Edmundo Pérez Zujovic.
No haremos una reseña de su trayectoria como hombre, como político, como militante, como hombre de empresa. Nos limitaremos tan sólo a destacar la significación que encierra para el país el sacrificio de una vida como la del señor Pérez Zujovic, como consecuencia de la aparición del terrorismo político en nuestra vida ciudadana.
La siembra y el culto del odio social, del odio de clases, es un acontecimiento no habitual en nuestra diaria convivencia. Comprendemos y participamos del concepto de lucha de clases, porque su existencia está demostrada por la Historia; porque es un hecho palpable en el diario acontecer y porque es una eficaz herramienta de cambio y de justicia social. Pero lucha de clases no es ni puede ser odio de clases, que da origen a la violencia de clases. Nunca, bajo ningún pretexto, hemos aceptado la prédica del odio o de la violencia, porque siempre hemos sido contrarios a todo tipo de fanatismos, y el fanatismo es la gran incubadora del odio y la violencia.
El socialismo bien entendido es la expresión más alta de humanismo, porque propugna un sentido solidario hacia el hombre y la sociedad, haciendo del hombre el hermano del hombre.
El socialismo violentista, que propicia la revolución del fusil sin antes haber comenzado por la revolución de las conciencias, no es realmente importante y va haciendo del hombre, tal vez sin quererlo, el lobo del hombre.
Ha sido precisamente este clima de resentimiento y de odiosidad social, aparecido en nuestra vida política hace sólo algunos años, el que engendró el terrorismo político que segó la vida de Pérez Zujovic. Por eso, su muerte es para nosotros un símbolo cuyo silencioso lenguaje le enseña al pueblo que un hombre probo, íntegro y honesto, como fue Pérez Zujovic, puede morir inmolado por la violencia cavernaria de bandas antisociales, detrás de las cuales se esconden las grandes exagetas de la violencia política en nuestro país; pero ese holocausto lleva en sí una enseñanza y una luz de verdad que ha de señalar el sendero que, para su bien y su progreso, debe seguir el país.
En efecto, dos hechos luctuosos pero dramáticamente significativos marcan el acceso al poder de la Unidad Popular; y son como dos hitos, como dos columnas que la mano del destino -si ella existiera- hubiera querido plantar para que el nuevo régimen, que iniciaba los primeros pasos de la vía chilena al socialismo, hubiera tenido un norte, una meta, un guía que le señalara el verdadero camino por seguir.
Esos dos hitos, esas dos columnas son la muerte del General Schneider, perpetrado por elementos que podríamos calificar de extrema Derecha, y la muerte de Edmundo Pérez Zujovic, realizado por la extrema Izquierda.
Creemos que el camino de la Patria, Honorable Cámara, está entre esos dos hitos, está entre esas columnas que son las muertes de Edmundo Pérez Zujovic y del General Schneider. El camino de la Patria no está ni con la extrema Izquierda, tan vinculada a algunos partidos de la Unidad Popular, ni con la extrema Derecha, cuyas expresiones violentistas ya cobraron estos dos insignes e ilustres víctimas.
El Presidente de la República tiene una gran responsabilidad sobre la materia, responsabilidad que le señaláramos fraternalmente en una carta pública, en la que le indicábamos los peligros del violentismo político, carta que Su Excelencia subestimó o menospreció, en un gesto de superficialidad que no se aviene con su alto cargo. En los últimos días hay algunos síntomas, felizmente para el país, que revelan un cierto espíritu rectificador sobre esta materia, como es el proyecto del Gobierno sobre control de armas.
Honorable Cámara, si el camino de Chile está simbólicamente entre las figuras señeras de Pérez Zujovic y del General Schneider, pensamos que el recuerdo y la memoria de esos hombres insignes no pertenecen tan sólo al Partido Demócrata Cristiano y a las Fuerzas Armadas de la República; por el contrario, pertenecen a todos los hombres y a todas las mujeres de Chile que, en estos momentos difíciles para la Nación, están unidos en la defensa de la democracia, de la libertad y de la legalidad.
Y esta unión, Honorable Cámara, creemos que debe ser monolítica e indestructible e incluir desde quienes propiciamos un socialismo racionalista, democrático, humanista, pluralista y libertario, hasta quienes propugnan, ya sea un socialismo comunitario o ideas de tipo social-demócrata o de pensamiento neoliberal.
Esta es la enseñanza de la muerte de Pérez Zujovic: la unión de quienes propugnan la democracia en profundidad y la legalidad sin cortapisas.
Entregamos a la Democracia Cristiana nuestra expresión de pesar al cumplirse un año de la muerte del señor Pérez Zujovic, sentimiento que, por cierto, hacemos llegar también a su familia, para lo cual, señor Presidente, solicitamos el oficio respectivo.
Muchas gracias.