Labor Parlamentaria
Participaciones
Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha
Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión ordinaria N° 8
- Celebrada el 03 de noviembre de 1971
- Legislatura Extraordinaria periodo 1971-1972
Índice
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El señor
Tiene la palabra el señor Campos, don Héctor.
El señor
Señor Presidente, en nombre de mi Partido, Democracia Radical, cumplo con la penosa misión de rendir homenaje a la memoria de don René Soriano Bórquez, fallecido recientemente, en la madrugada del 27 de septiembre, en la ciudad de Osorno.
Desaparece un hombre valioso, cuya trayectoria de vida es una hermosa lección de esfuerzo para las generaciones jóvenes de nuestro país, que es conveniente y necesario destacar en este recinto.
Nace en 1907, en la villa fundada por don García Hurtado de Mendoza; le consagra sus desvelos, sus sacrificios, con esa fe y amor, "Fide et Amore", que consigna el abolengo de su escudo.
Hace sus primeros estudios en el Instituto Alemán, los prosigue luego en el Liceo de Hombres, y continúa en el Instituto Nacional para obtener, en la Universidad de Chile, el título de Médico Veterinario.
Con el haz de sus quimeras a cuestas, regresa a los añorados lares para comenzar su vida profesional como administrador del matadero frigorífico, sin perjuicio de ser médico veterinario en el Regimiento de Ingenieros Nº 4, "Arauco", de donde se retira con el grado de mayor. Las más diversas instituciones sociales lo cuentan en sus filas, en sus directorios y ejecutivos, en los que demuestra sus excepcionales condiciones de capacidad e inteligencia.
La Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, el Club de Osorno, el Club de Rodeo, el Club Atlético, la Sociedad Austral de Electricidad, la Protectora de Animales, el Cuerpo de Bomberos, la Cruz Roja y el Asilo de Ancianos lo cuentan entre sus miembros más distinguidos.
En 1960, Osorno lo elige regidor con una de las más resonantes mayorías nacionales, y lo designa alcalde por tres períodos consecutivos, que terminan en mayo de 1971. Su obra edilicia está esculpida en el progreso de la ciudad, en el nuevo palacio consistorial que sustituye a la vieja casona de calle O'Higgins y Bilbao; en el mejoramiento de su alumbrado público a gas de mercurio, en la apertura de la AvenidaManuel Rodríguez, en la creación del turismo popular, y en todo tipo de iniciativas que conservan el sello de su recia personalidad.
Figura típica en los campos, en los caminos, en las calles de Osorno, con su sonrisa proverbial, con sus manos siempre abiertas, dejó en cada hombre, en cada mujer, en cada niño, la simiente de su amistad, de su afecto y generosidad, sin renuencias, sin discriminaciones.
Cuando asumió la Alcaldía de la ciudad, supo que era difícil la tarea, ardua la empresa. Mas, así como era audaz en los rodeos y en la polémica, trazó las líneas vigorosas de un programa que realizó sin titubeos, sin vacilaciones, a pesar de los precarios medios con que podía contar.
Inteligencia clara, criterio objetivo, tenacidad constante, eran las cualidades que adornaban la estampa de René Soriano, quien supo sobreponerse a las adversidades, como después del terremoto de 1960. Sus preocupaciones, su bregar por el adelanto y embellecimiento de la ciudad se acrecientan en las horas de dolor y ruina, donde su energía y decisión acuñan uno de sus más selectos valores.
La histórica ciudad que registra cuatro siglos en el reloj del tiempo está de duelo; ha enlutado sus pendones porque ha partido, por un largo camino, su ex alcalde, que con cariño amó esa tierra generosa que lo viera nacer: la ciudad que fue un pedazo de su alma y de su noble, existencia.
Dijo la prensa de entonces: "Las obras materiales y espirituales que don René Soriano impulsó como Alcalde están a la vista. Larga sería su enumeración. Nadie puede negárselas. La ciudadanía las conoce perfectamente y disfruta de ellas con legítimo orgullo.
"Ellas son su monumento, imperecedero como el bronce.
"Sus dotes de caballero, su gran sencillez, su innegable amor para con sus semejantes, harán de su existencia ya ida un recuerdo grato que no será tan fácil olvidar."
"No hay hombres insignes ni grandes hombres de acción sin bondad", ha dicho Romain Rolland.
Ha emprendido, pues, la ruta con su cálida condición humana, con su bonhomía tan suya, tan característica, que el tiempo, en su lento caminar, no podrá disipar.
Soriano decía, con una sinceridad digna de los arquetipos descritos en las "Vidas Paralelas", de Plutarco: "La vida no me ha dado hijos, pero me ha dado a Osorno.".
Osorno, la urbe centenaria, fue su hija bien amada, con el más entrañable de sus amores.
Ni el silencio ni el olvido caerán sobre su nombre, porque su recuerdo emergerá siempre en la conciencia de sus conciudadanos.
Nuestro Partido, el radicalismo todo de hoy y de siempre, pierde a uno de sus esclarecidos valores, que lega una enseñanza, un ejemplo, que recogió Osorno en el día de sus funerales, al testimoniarle su reconocimiento en una emocionante manifestación de pesar, al despedir a su ex alcalde.
Con toda verdad, se aplica a este servidor público eminente el verso del poeta latino: "No omnis moriar", no moriré del todo, pues mis obras me sobrevivirán.
Sus obras lo sobrevivirán para honrar su memoria, como una lección para sus conciudadanos.
Señor Presidente, en nombre de mi partido, agradezco a los distinguidos colegas sus palabras y solicito que se envíe a su familia una nota de con dolencia.