Labor Parlamentaria
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Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión Ordinaria N° 7
- Celebrada el 05 de noviembre de 1969
- Legislatura Extraordinaria periodo 1969 -1970
Índice
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El señor
A continuación, tiene la palabra el Honorable señor Palza.
El señor
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El señor
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El señor
Señor Presidente, acaba de expresar el colega Claudio Huepe, en representación del Partido Demócrata Cristiano, la satisfacción profunda que tienen los democratacristianos de Chile, desde Arica a Punta Arenas, en un análisis tranquilo, sereno, de lo que ha significado el paso por este país de una nueva idea que, por sobre todas las cosas, ha querido y ha logrado iniciar transformaciones profundas en el orden económico, social y político de nuestro país.
Tal vez, cuando se analiza el paso de un partido, más que de un partido, de un movimiento nuevo en Chile, siempre se lo hace desde un punto de vista político-partidista y muy pocas veces desde el punto de vista de un ciudadano libre que analiza lo que han significado cinco años de un nuevo Gobierno en este país tan querido que es Chile.
El que habla, en representación de una provincia alejada, Tarapacá, en conversaciones con diferentes parlamentarios de todo el país, ha podido comprobar que, a pesar de todo lo que pudiéramos haber escuchado en cuanto a críticas, que evidentemente tiene que haberlas, hay un saldo positivo para la marcha de Chile, que tiene que radicar, en un despertar masivo de todos los sectores que hasta el año 1964 permanecían en una marginalidad total.
En este orden de cosas, quiero destacar que, mirando los diferentes regímenes habidos en Chile desde el año 1920 hacia adelante, podríamos determinar que el paso de cada uno de los partidos en la vida histórica de Chile ha ido dejando huellas positivas, aunque también los ha habido que han dejado huellas totalmente negativas y que han pasado a la historia, justamente, por ser regímenes de gobierno que, en lugar de despertar las inquietudes en nuestro pueblo chileno, han tratado, fundamentalmente, de marginarlas.
Quiero determinar, por ejemplo, en lo que significaba, hasta el año 1964, la situación, fundamentalmente, de los sectores poblacionales de Chile; lo que significaba la marginalidad de los sectores del agro chileno, de los campesinos; lo que significaba, por ejemplo, la total ausencia de participación de los sectores juveniles de Chile; lo que significaba, señor Presidente, la total ausencia de participación de la mujer chilena en los destinos de su Patria. Y el año 64 yo quiero detenerme en dos aspectos fundamentales y totalmente probados que sucedían en mi tierra, allí en Arica, y que pueden ser un índice de lo que sucedía en el país hasta ese entonces. ¿Qué pasó, en mi ciudad desde el año 64 hacia atrás, especialmente en los últimos seis años, en el Gobierno de la Derecha? Las tierras de los valles de Arica eran entregadas en la mayoría de los casos, a profesionales, a médicos, abogados y comerciantes. Esto tal vez no sea culpa de las personas que recibieron la tierra, sino de que el criterio existente hasta ese entonces era que el hombre de campo, el que nacía en el campo, no era merecedor a tener la tierra para sí, sino que solamente era merecedor a trabajarla para enriquecer los bolsillos de los que siempre habían explotado al campesinado. El que habla es, justamente, un hombre nacido en el campo. Nosotros podemos ser testigos de cómo hasta ese entonces las tierras generalmente las recibían personas que nunca trabajaban en ellas y que solamente se beneficiaban con el trabajo de los campesinos, desde Arica a Punta Arenas.
¿Qué ha pasado desde el año 65 hacía adelante? Hoy día, Presidente, y Honorables colegas, la tierra, en los valles de Azapa, de Lluta, de Camarones y, por ende, en los valles de todo Chile, se les esta entregando, por decisión de este Gobierno, por decisión de lo que nosotros siempre hemos planteado en la historia de Chile, a los hombres que realmente la trabajan. Y éstas no son palabras así al pasar, ni tampoco son palabras que las tenga que decir por cumplir un concepto, sino porque en la mente de cada uno de los Honorables colegas Diputados y en la mente de los chilenos de buen corazón está la convicción de que es así. Las tierras hoy día las reciben las personas que las trabajan. Este despertar, que ha nacido desde Arica a Punta Arenas como un nuevo torrente de presencia campesina en Chile, ha significado que hoy día el hombre de campo tenga respuesta oportuna en cuanto a saber que si él trabaja la tierra, puede recibirla, puede ser propietario. Este movimiento, que nació el año 65, tiene que ir profundizándose más y más, para que nunca más este torrente nacido del campesinado pueda detenerse, sino que por el contrario, acelerarse.
Son cosas que, miradas en un análisis muy tranquilo de los hechos, nadie las puede rebatir en esta hora en que ha llegado un quinto año de este paso de la Democracia Cristiana conduciendo los destinos de Chile.
Nosotros, Diputados de provincia, alejados de la crítica que siempre ha existido en Santiago, comprendemos que a las personas He la capital tal vez no les signifique nada el hecho de que se entreguen tierras en un asentamiento, nosotros, insisto, queremos expresar tal vez para el común de las personas que están enraizadas en la ciudad misma, esto que pasa en el campo no tiene importancia y pasó porque tenía que pasar. Pero, para el hombre de campo, para la mujer campesina, ¡caramba que tiene importancia! Porque el hombre sabe que está trabajando ahora algo que le pertenece y algo que día a día el tiende a superarlo. Es decir, Presidente, yo diría, en resumen, que el campesinado ha despertado. Y este despertar obedece a razones de orden histórico, obedece al deseo de las fuerzas populares, que desde largos años han tratado de que el campesinado logre, justamente, esta conquista; tener acceso a la tierra, tener sindicalización, tener acceso a la cultura del país. Y que este paso de la Democracia Cristiana en la conducción del país que ha logrado cristalizar, creo que nadie podrá desconocer en la historia del país.
En otros lados, tenemos también el despertar del sector poblacional. La situación en que se encontraba hasta el año 64 ha sido señalada por diferentes parlamentarios de todos los bancos, hicieron ver, exceptuando, desde luego, los bancos de la Derecha, que siempre pretendió, y en su historia así lo ha justificado, que los sectores humildes y modestos de Chile nunca pudieran tener acceso a la participación, a la organización y a una presencia digna en nuestro país. ¿Qué ha pasado en las poblaciones de Chile? Los colegas Diputados que han sido regidores, como el que habla, los que han sido dirigentes vecinales, tienen que llegar a una conclusión muy lógica. Recuerdo, por ejemplo, que por ahí por el año 61, cómo diversos parlamentarios, de diversos bancos políticos, hacían denuncias con respecto al cordón que significaba aquí en Santiago, concretamente, la presencia de diferentes poblaciones marginales, que estaban alejadas de todo, sin agua, sin luz, sin policlínicas, sin educación, como verdaderos parias de nuestro país, allí, acordonados en la marginalidad del Gran Santiago. Y recuerdo, concretamente, una intervención muy justificada y muy aplaudida por todos los sectores populares de esta Cámara, del Senado y del país, de nuestro camarada y amigo Radomiro Tomic, quien denunciaba, justamente, que estos sectores poblacionales en cualquier momento podrían volcarse hasta el centro da Santiago y prácticamente aplastarlo, porque todos estos sectores humanos, que eran miles ante la imposibilidad de satisfacer tantas necesidades mínimas de vida.
¿Y qué significó al iniciar este Gobierno la Democracia Cristiana? Significó, Presidente, que los sectores poblacionales empezaron a despertar, empezaron a encontrarse a sí mismos, empezaron a pensar que ellos también eran chilenos y que tenían derecho a participar en la vida activa del país.
¿Qué significó este despertar de los pobladores? Significó, Presidente, que los pobladores empezaron a organizarse en juntas vecinales; significó que las mujeres empezaron también a organizarse en centros de madres y las juventudes empezaron también a organizarse en centros juveniles.
¿Qué quieren decir todas estas cosas? A lo mejor aquí, en el Gran Santiago, a lo mejor aquí, en el centralismo que muchas veces ignora las cosas que pasan en las provincias, el hecho de que se organice una junta vecinal en Cautín, en Magallanes, en Arica, en cualquier lugar provincial de nuestra Patria, para ellos, para la gente que normalmente vive de la crítica por la crítica, tal vez esto no signifique nada. Pero para nosotros, los hombres de provincia que estamos allí junto a nuestros amigos los pobladores, significa mucho.
Con mucha satisfacción y con mucha alegría, podemos manifestar que en estos cinco años este deseo de la Democracia Cristiana, y también de otros sectores de avanzada de la política chilena, ha podido concretarse en que hoy día los sectores poblacionales chilenos tengan organización y, por ende, tengan presencia. Porque allí, en las poblaciones marginales de nuestro país, donde no había casas, donde los niños sabían que al llegar a la edad de 12 años tenían que dedicarse solamente a iniciar un trabajo para colaborar con su hogar, hoy día esos niños saben que con la organización de sus padres, con la organización vecinal, pueden participar activamente en los destinos propios de su barrio, de su población y de su provincia.
Quiero también manifestar que dentro del despertar chileno, del despertar de nuestra Patria, ha tenido lugar un hecho.- importante: el despertar, que ya es antiguo, pero que indiscutiblemente se ha acelerado en los últimos años, del trabajador chileno. Aquí, algunos colegas hacían presente que hoy día, por ejemplo, ya las directivas gremiales de los diferentes sectores públicos del país podían conversar de igual a igual con el Supremo Gobierno,, pidiendo lo que en justicia les corresponde, en cuanto a salarios, a reajustes y a otro tipo de materias que hasta hace pocos años eran ajenas a ellos. Por ejemplo, el hecho de que las sindicalizaciones estuvieran pidiendo hoy día también participación en algunas destinaciones que se refieren a políticas habitacionales, a políticas educacionales, en fin, a tantos órdenes de cosas, algo tiene que significar para cada uno de los chilenos.
Es decir, Presidente, el despertar de Chile, el despertar de las poblaciones, el despertar del campesinado, el despertar de las juventudes y el despertar de las mujeres, puede, significar un hecho histórico. Hoy día, mirado así en profundidad, mirado en forma lenta, analizándolo como chilenos de buen corazón, es algo que queda como saldo positivo, es algo que está quedando profundamente grabado en el corazón de todo Chile, algo que puede justificar, yo diría, tal vez este solo hecho, la presencia de la Democracia Cristiana en los destinos del país.
¿Qué ha significado, por otro lado, este paso de la Democracia Cristiana en estos últimos cinco años? Ha significado, Presidente, que se ha despertado un clamor de todo Chile, clamor que para algunas personas significa desorden, pero que para otras - y entre éstas nos contamos los democratacristianos - significa la construcción de un nuevo orden en Chile. Cuando algunos sectores, especialmente retardatarios de la política chilena, señalan, por ejemplo, que Chile vive hoy día un desorden en todo orden de cosas, nosotros quisiéramos decirles, con respeto, pero con mucha energía, que esto que para ellos es desorden, es la construcción de un orden nuevo, que difícilmente podrá echarse atrás. Es así como lo que para algunos, durante los años 1958 a 1964, era un orden, nosotros podemos, tranquilamente, enjuiciarlos y decir que, efectivamente, era un orden, pero un orden totalmente injusto, de injusticia social, de privación de los derechos mínimos a todos los sectores de nuestro país, que tenía como encogidas por dentro las aspiraciones de Chile, que empezaron a ser despertadas al paso de este Gobierno. Yo diría, en buen romance, que lo que hoy día pudiéramos analizar de orden y desorden, para nosotros, señor Presidente, significa la construcción de un nuevo orden, y nosotros no nos asustamos ni nos atemorizamos por el hecho de que hoy día las poblaciones, por el hecho de que hoy día los campesinos, los trabajadores, estén pidiendo más y más cosas.
Evidentemente, hemos despertado al pueblo chileno y hemos desencadenado nuevas fuerzas sociales, que tendrán que ir conquistando una vida mejor día a día.
Este esfuerzo de cinco años de la Democracia Cristiana, como motor de este movimiento social en Chile en un esfuerzo de todo el pueblo chileno, del hombre que está hundido en las montañas, allí en el campo, allí en las poblaciones, allí en los sindicatos, que día a día está laborando para que nuestro país siga levantándose poco a poco y pueda lograr la construcción del verdadero orden que todos los democratacristianos hemos soñado y ahora estamos tratando de hacer realidad, dentro de las posibilidades que tenemos en nuestro Gobierno. Queremos que Chile avance, Presidente. Esto, tal vez, algunos no lo quieran comprender. Tal vez, algunos no lo quieran decir: como el país ha avanzado demasiado, tiene que detenerse hoy día y tiene que retroceder nuevamente a las condiciones existentes en los años 1958 a 1964.
Yo estoy convencido - y lo digo de muy buena fe, con el corazón abierto, como pensamos los democratacristianos - , de que los chilenos no queremos retroceder. Y en este minuto de la historia, cuando ya muchos empiezan a mirar hacia adelante, empiezan a mirar lo que va a pasar en los años 70 al 76, creo que, lejos de desear volver atrás, el chileno que siempre ha sido visionario, que no ha estado nunca en una política de péndulo, mirando hacia la Derecha, mirando hacia la Izquierda - porque algunos piensan que la historia del país ha ido señalando que después de una política de seis años de transformaciones, tienen que venir seis años de detenciones - , no quiere una política estacionaria.
Los democratacristianos pensamos que el chileno, la mujer chilena,, el hombre del campo, el estudiante, los profesores, los trabajadores en general, van a decir hoy día, después de este despertar de cinco años, que quieren seguir abriendo los ojos, recibiendo la educación que hoy día llega a todos los niños, hasta el más humilde, quieren tener la posibilidad de asistir a la escuela, porque el Gobierno les ha dado escuelas, profesores; les ha dado ayuda, inclusive, cuando no tienen los medios necesarios.
Yo creo, señor Presidente, que Chile está avanzando y que Chile no quiere detenerse. Y en este orden de cosas, yo quiero afirmar un hecho que lo sentimos todos los hombres, especialmente los de provincia. Queremos que esta organización, que este despertar primero del pueblo de Chile, que esta organización que llegó paralelamente a todos los sectores de nuestro país, pueda converger ahora a la gran etapa que nos queda por realizar a todos los hombres democratacristianos y a los partidos populares que deseen integrarse a esta verdadera causa nacional y popular, para que el año 1970 marque un hito en la historia que signifique una verdadera participación popular de todos aquellos que de buena fe desean que el país siga avanzando y que rechazan definitivamente la posibilidad siquiera de detenernos seis años y mirar hacia atrás como que no hubiera pasado nada.
Termino manifestando mi complacencia, como hombre de provincia, por este despertar de Chile al que nosotros hemos contribuidos, entre otros sectores políticos del país. Y hago un llamado muy sereno y muy profundo a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, desde Arica a Punta Arenas, para que nos sumemos a este esfuerzo. Todos queremos que el país siga avanzando, y por ningún motivo retroceder, tal como hoy día lo está planteando la Derecha, que quiere volver al Poder, no' para acelerar los cambios que nosotros hemos impulsado, sino para detenerlos. Pero tengan la seguridad de que los campesinos que hoy día tienen acceso a la tierra, los niños de las poblaciones que hoy tienen educación, las mujeres que hoy día se organizan y los pobladores que tienen participación activa en el país, tendrán que cerrar las puertas siquiera a este deseo de volver atrás. Y hoy día más que nunca, los democratacristianos decimos que esta obra realizada por la Democracia Cristiana y por el Presidente Frei no podrá ser detenida, sino que, por el contrario, será acelerada para llegar efectivamente a la meta de construir el verdadero orden con que todos soñamos.