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Antecedentes
  • Senado
  • Sesión Ordinaria N° 72
  • Celebrada el
  • Legislatura Extraordinaria periodo 1965 -1966
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Intervención
VIAJE DE PARLAMENTARIOS CHILENOS A CUBA

Autores

El señor GOMEZ.-

Un cuadrimotor turbo-hélice britania, de Cubana de Aviación, cruza el Caribe, pasado el meridiano, con una delegación chilena invitada por Fidel Castro a conocer Cuba y su experiencia revolucionaria.

En el avión se hallan Senadores, Diputados y periodistas. Viajan, además, escasos pasajeros desde México a La Habana.

La salida de la capital azteca no ha sido cordial. El tránsito entre México y Cuba se halla sujeto a modalidades especiales que hacen, en cierto modo, penosa la tramitación del pasajero. Al pasar a embarcar, los viajeros que van a Cuba son registrados en un "kárdex" especial y se los somete, imprudentemente, a la obligación de posar para una fotografía ante las cámaras de la Policía. ¡Vaya uno a saber a dónde remiten luego esas fotografías, a qué galería lo envían a uno, a qué lista negra, por el simple hecho de viajar a Cuba!

El Senador que habla se negó a dejarse fotografiar por la Policía. Se produjo un tumulto, al cabo del cual los polizontes parecieron entender que más les valía no forzar a parlamentarios chilenos. Con todo, no descarto la posibilidad de haber sido retratado con teleobjetivo.

Apreciarán Sus Señorías, en estos detalles, cómo es el tipo de relaciones que mantiene México con Cuba.

Al atardecer de ese día 2 de febrero, aterrizamos en La Habana. Nos recibe con cordialidad, con afecto, en nombre del Gobierno, el señor José Llanusa, Ministro de Educación. El clima es tórrido, fuerte, húmedo, pegajoso. La vegetación, hermosa, exuberante, intensa en su verdor. Estamos en el Caribe.

Unos automóviles enormes y oscuros, elegantes, de modelos anteriores al 60 y marca norteamericana, muy bien cuidados, nos transportan al lujoso barrio de Cubanacán, que antes de la Revolución correspondía al sector residencial de las familias más pudientes de la Isla.

Se nos aloja en las residencias oficiales del Protocolo. La casa que habitamos pertenecía, hasta el ocaso del régimen anterior, a quien consideran que era el magnate de la televisión cubana. Los pisos son de mármol, como los de casi todas las residencias de medianas para arriba de la isla. En Cuba el mármol es muy abundante, debido a sus enormes yacimientos, en especial los de Pinar del Río. La residencia se halla rodeada de hermosos jardines. Conservan los muebles, las porcelanas, los aparatos de televisión y la vajilla de los antiguos propietarios. En los linos y las toallas están aún las iniciales que estampó alguna hábil bordadora por encargo de la "Señora".

Preguntamos por los residentes de la casa durante el régimen anterior. Nos contestan que se marcharon del país dejando la propiedad en manos del Estado revolucionario. Todo indica que el paso de una mano a otra se realizó sin violencia. Allí está todo intacto, conservado con tanto esmero como si estuviera la "Señora".

El Ministro Llanusa se extiende en explicaciones a sus huéspedes, sobre esto y lo de más allá. Su hospitalidad es exquisita; su cordialidad, extrema. Su conversación, atenta, amena y grata. El traba entre Cuba y nosotros el primer contacto. Nos da las primeras explicaciones sobre la Revolución, sobre los problemas que afronta el país, sobre las discrepancias de Cuba con otras grandes naciones con las cuales tienen relaciones y comercio. El nos explica, casi gráficamente, en qué consiste el deterioro de las relaciones con China y el mayor acercamiento de los últimos meses con la U.R.S.S. Y nos razona cómo la posición cubana no ha variado, en tanto China se alejó y Rusia se acercó, como si Cuba fuese un pequeño sol inmutable respecto del cual se estuviesen acercando y alejando dos grandes satélites, el uno con 280 millones de habitantes, y el otro con 700 millones. Su razonamiento es fluido, lúcido, elegante, y no quiero decir que un poco sobrador. Nos explica que la actitud da China, al reducir abruptamente sus exportaciones a Cuba, casi sin aviso, llevaría a su pueblo a la necesidad de reemplazar el arroz, que constituye prácticamente la base de su alimentación, por otros productos. El problema lo trata sin inmutarse, con la seguridad y la serenidad de quien tiene la convicción de que será resuelto de alguna manera, aunque sea apretando más el cinturón de los cubanos.

Cenamos. La conversación se desliza interesante y agradable. Se nos informa que el Comandante Castro vendrá a visitarnos.

Primer encuentro con Fidel Castro.

A eso de las 12 P.M., se oye el ruido de unos motores de automóviles. Se producen movimientos del personal dentro de la casa. Anuncian la llegada del Comandante y un mocetón alto y fornido penetra en la casa. Su pelo es desgarbado; conserva las barbas del guerrillero; lleva pantalones, camisa abierta, chaquetón verde oliva y altos y gruesos botines negros. Es el Primer Ministro de Cuba, Fidel Castro. Viene acompañado de su médico y algunos guardaespaldas. Todos están armados. Los guardaespaldas ocupan las salas vecinas v su actitud es más bien de alerta. Luego de los estrechones de manos, nos sentamos todos. El viejo guerrillero desarrolla un monólogo. La conversación entre invitante e invitados tarda un poco en engranar. En el ambiente hay algo inseguro, resbaladizo. Los caracteres aún no se encuentran. El líder cubano se explaya sobre el café, iniciando su disertación a raíz de unas semillas que habían sido transportadas en el mismo avión que nos condujo a Cuba. Su hablar es brillante. Sus juicios no son superficiales; son los del hombre que ha estudiado el problema y hace práctica agrícola en los cafetales. Sus ademanes están llenos de señorío y tiene la seguridad del hombre que ha regresado de cien combates. El silencio que reina en la sala subraya el hondo interés con que todos le estamos escuchando.

De pronto el monólogo se abre hacia una amplia conversación y desfilan por el discurso del Ministro los más variados" temas. Sobre agricultura, habla largo y profundo. Habla de lo que dicen los textos, pero también se refiere a sus propias experiencias, a las experiencias que, como los muchachos de la Universidad nos lo confirmaron, está personalmente realizando en las cercanías de La Habana, y no sólo en caña de azúcar, sino también en lechería y cafetos. Se manifiesta abiertamente contrario a la distribución de la tierra y proclama que la reforma agraria, para tener éxito, debe ser eminentemente técnica y no política. Para Cuba, expresa, el sistema ideal es de las granjas del Estado. También expresa opiniones sobre la agricultura de Sudamérica. Y dice muy francamente que una reforma agraria basada en la distribución de la tierra en predios pequeños, como los llamados familiares, puede llevar a los pueblos al hambre. "Es tan precaria la capacidad de trabajo en los predios pequeños" -dice- "que la producción generalmente no alcanza ni para las propias necesidades de las familias ocupantes". "En muchos casos, los beneficiarios de predios pequeños -de acuerdo con nuestra experiencia- se han comido los animales destinados a la explotación".

"En los predios pequeños no cabe la mecanización y ello conspira contra la eficacia. El éxito de toda reforma agraria está en la mecanización y en la tecnificación y para ello se precisa de grandes extensiones". "Si en sudamérica sé encara una Reforma Agraria en esas condiciones" -agrega- "los Estados Unidos de América tendrían que enviar alimentos en forma masiva para suplir el déficit que fatalmente se debe producir".

Habla también de sus penurias en Sierra Maestra y sus comienzos como político. "Al ingresar a la Universidad era virtualmente un analfabeto político", dice. "La lectura del Manifiesto Comunista, de Marx y Engels, me impresionó de tal manera que empecé mis estudios políticos", agrega.

Define su régimen como una "dictadura del proletariado" realizada por el Partido Comunista.

Habla largo sobre los problemas de Cuba con los Estados Unidos, de la exacción de riqueza cubana que significaba la presencia de grandes compañías norteamericanas en el país y de como ahora se sienten libres de ese pesado gravamen. Y expresa que el primer paso que debe dar cualquier revolución en América es el de redimir las riquezas nacionales para el progreso y el bienestar de sus pueblos. En esto encuentro una semejanza muy marcada entre el pensamiento de Fidel y aquel de la

"Revolución en Libertad" que se expresa con la frase otrora famosa y hoy ajada de: "Los pueblos tienen el derecho de vivir de las materias primas con que han sido dotados por la providencia.- etcétera". ¿Recuerdan Sus Señorías? Claro está, la "Revolución en Libertad" ya abandonó ese principio y allí está la brecha por la cual está haciendo agua y perdiendo su prestigio.

Continúa hablando Fidel Castro de las guerrillas en Sud América. Parece un técnico, un estratego que llevara el control de todos los movimientos. Dice que en Argentina y Chile es remota la posibilidad de organizar guerrillas; pero que en Venezuela y Centro América están llamadas a prosperar. Habla de la política continental, del sentimiento antiimperialista creciente en todos los países, del "callejón sin salida de la situación brasilera".

Las horas tanscurren sin que ninguno las sienta, mientras un Diputado democratacristiano, Vicepresidente de su partido, se entrega a la cortesía de encender una y otra vez el largo tabaco -en Cuba los cigarros puros se llaman tabacos- del líder de la Revolución Cubana que la amena conversación se encarga de apagar tan pronto lo encienden. El cansancio del viaje, el sueño atrasado de días anteriores, caen fulminados ante el brillo avasallador de la conversación de Fidel Castro; ante su buen humor, que da origen a anécdotas agradables, y que algún "acartonado", de los que nunca faltan, con dañada intención utilizó en forma antojadiza y falsa frente a la prensa de Santiago. Refiriéndose a los técnicos, tiene la siguiente salida: "Para hacer buen Gobierno hay que precaverse de ellos". Y refuerza su juicio diciendo que la Reforma Agraria Cubana no pudo ajustarse al texto primitivo, esto es, que de la teoría a la práctica, del dicho al hecho, hay mucho trecho. Con esa sabiduría que le es proverbial, nuestro pueblo expresa lo mismo cuando dice: "otra cosa es con guitarra".

Se explaya también muy largo sobre dos plagas terribles, la burocracia y el centralismo, y sobre los esfuerzos denodados que está haciendo su Gobierno para combatirlas. "Si nos descuidamos" -dice- "la burocracia y el centralismo son capaces de aplastar la Revolución".

Gratamente impresionados de la personalidad de Fidel Castro, nos despedimos. Sean las que sean nuestras diferencias y discrepancias políticas, no cabe duda de que hemos compartido, por casi cerca de seis horas, una velada singular, con un líder de extraordinarias dimensiones, con un hispanoamericano excepcional, con un hombre a carta cabal, en cuya contextura humana pareciera que hay algo de los conquistadores españoles. En Sierra Maestra habremos de reafirmar más tarde esa impresión.

El centro estudiantil de Columbia.

Al día siguiente, visitamos el distrito de Columbia, ayer centro militar de Batista, hoy centro estudiantil y sede del Ministerio de Educación. Es curioso, con ser Cuba el país mejor armado de América, salvo los Estados Unidos de Anglo América, por supuesto, no tiene grandes cuarteles. Todo los cuarteles de antaño fueron convertidos en escuelas. Los campamentos militares están modestamente diseminados por todo el territorio, y a lo largo de todo el país se aprecia la existencia de poderoso armamento: radar, cohetes para interceptar aviones, tanques, aviones de bombardero y caza a retropropulsión, helicópteros. Y han terminado con los penachos y las charreteras. El Estado Mayor y la oficialidad visten con la simplicidad de Fidel. Y el Ejército está en todas partes. Todo el país está prácticamente sobre las armas. La vida cubana se mueve sobre tres rieles: el trabajo, el estudio y la defensa. Dentro del Ejército, el Partido desempeña un papel fundamental. No es un ejército, como el nuestro, que obedece al Poder Civil constituido conforme a la Constitución, sino que es un ejército al servicio del Partido Comunista, dirigido y controlado por el Partido Comunista.

La Escuela de Artistas.

Visitamos también ese día el Centro de Formación de Artistas. Funciona en los elegantísimos recintos de lo que fue el Country Club. Cientos de muchachitos, varones y hembras (como llaman allí a las mujeres), todos internos, se preparan para el ballet, el canto, la pintura, la música, la cerámica, ¡a escultura. La educación ha alcanzado en Cuba extraordinarios progresos. Toda la educación está en manos del Estado y al alcance de todos, sin otra limitación que la capacidad de los educandos. El Estado costea todos los gastos del alumno: alimentación, vestuario, alojamiento, textos. Con todo, en este Centro estudiantil encontramos una forma de la dictadura imperante. Reunidos con los profesores, en interesantísimo coloquio, preguntamos si la iniciativa artística de los muchachos podía desarrollarse conforme a sus inquietudes de diverso orden, sin freno ni cortapisa, y se nos respondió: "Aquí hay libertad para todo, menos contra la revolución; dentro de la revolución, todo; contra la revolución, nada".

Es decir, si en Chile se hubiere aplicado ese criterio conforme al régimen imperante, nuestro Pablo Neruda no hubiese podido publicar muchas de sus obras. Digo esto haciendo abstracción, por supuesto, de esa página negra y fugaz de Pisagua y los campos de concentración, que merece toda mi condenación y a la que ojalá el país nunca más volviera.

El segundo encuentro con Fidel Castro.

A la madrugada siguiente tuvimos otro encuentro interesantísimo con el Comandante Castro. Esta vez, en un recinto, especie de restaurante del Habana Libre, ex Habana Hilton, denominado "El Polinesio". La conversación se desarrolló en un ambiente de gran confianza, como entre viejos amigos. Allí se plantearon las diferencias entre nuestra democracia representativa, con libertad, y la democracia directa, a nuestro juicio sin libertad, que impera en Cuba.

Allí le expresamos -se lo expresé, mejor dicho- al Primer Ministro nuestra inquietud frente a la impotencia e imposibilidad en que pudiera encontrarse el pueblo cubano para criticar a su Gobierno, para representarle el error en que pudiera estar incurriendo en un momento dado, sistema que contrasta con el nuestro, en donde el Parlamento constituye ¡a arena en que pueblo y Gobierno, Gobierno y Oposición, se enfrentan para razonar sobre los problemas del país y para advertir a los gobernantes de sus errores y de los peligros que pudieran acecharlos. Entonces el Primer Ministro comenzó a disertar sobre lo que él llama la democracia cubana, sobre cómo se genera el Partido desde el pueblo, sobre los resortes que tiene el pueblo para advertir al Gobierno por intermedio del Partido.

Dijo claramente que la soberanía, que en nosotros reside en el pueblo y se expresa mediante el Parlamento, en Cuba reside también en el pueblo, pero se expresa por medio del Partido Comunista. El Partido se genera en el pueblo por medio de las organizaciones gremiales y sectoriales ; el pueblo elige a quienes han de pertenecer al Partido. Para ser miembros del Partido, se exige una serie de atributos, como ser lo que ellos llaman "vanguardia" en el trabajo, condiciones especiales de compañerismo y no tener tachas morales. Pues bien, por intermedio de esos miembros gremiales y sectoriales, el pueblo cubano, expresó Fidel Castro, hace su crítica y su oposición a los actos del Gobierno. Los representantes de las "bases" dentro del Partido llevan las críticas del pueblo a Otros estratos superiores de la organización, en ascensión piramidal hasta llegar al Comité Central o Presidium.

En suma, el Parlamento ha sido suplantado por el Presidium. El Presidium es, a la vez, el motor de la acción del Gobierno. Para Fidel Castro, tal sistema es una democracia directa. Para nosotros, es una dictadura. El mismo Fidel Castro había calificado la noche anterior a su gobierno como una dictadura ejercida por el Partido Comunista,

Lamento mucho que conversación tan interesante, de ribetes tan intensos, que el señor Primer Ministro había comenzado a abordar con tanta inteligencia y con sus formidables habilidades de polemista y razonador, hubiese sido festinada aquí en Santiago por unos irresponsables que, de la gira por Cuba, quisieron sacar partido con criterio de Partido -de Partido Unico, tal vez-. Y deploro que lo avanzado de la hora interrumpiera el excepcional diálogo sin que pudiésemos reunirnos de nuevo, por lo que todo el mundo sabe y yo lamento.

Inés Enríquez terció muy inteligentemente en mi conversación con Fidel Castro acerca de los usos de gobierno y criticó al Gobierno de Cuba y sus diferencias con nuestros sistemas. Y resulta deplorable que hayan querido ridiculizar su actuación en la forma miserable que hemos tenido la oportunidad de apreciar en los relatos chabacanos, impropios de la cultura de los chilenos, y con fotografías truncas o arregladas.

Comprendo que la posición bifronte y realmente incomprensible adoptada por la delegación del Partido de Gobierno en Cuba haya creado sentimientos en extremo incorfortables; pero ello no autoriza a nadie para que trate de disminuir la actitud radical ni mucho menos para lanzar barro sobre personas respetables.

Santiago de Cuba.

Al día siguiente, un Ilushyn 14, bimotor turbo-hélice, nos condujo a Santiago, hermosa ciudad con resabios coloniales, capital de la provincia de Oriente. Desde allí fuimos a la Granja Siboney, modesto lugar que sirvió de refugio a los rebeldes del Movimiento 26 de julio de 1953 y que hoy recuerda la gesta heroica de los estudiantes visionarios. Y luego visitamos la "Ciudad Escolar 26 de Julio", que funciona en lo que fuera el Cuartel Moncada, el cuartel del frustrado asalto de Fidel Castro en 1953, He aquí otro ejemplo de cuartel convertido en escuela.

Desde Santiago de Cuba fuimos a la Gran Piedra, sita en lo alto de la Sierra Cristal, lugar donde, en 1953, aprehendieron a Fidel Castro, al cabo de su fracasado asalto al Cuartel Moncada, y en vísperas de su cautiverio y extrañamiento luego de pronunciar su defensa conocida por la frase "La historia me absolverá".

Holguín.

Luego visitamos Holguín, en la misma provincia de Oriente, y pudimos apreciar los avances realizados en materia hospitalaria. Allí se nos enseñó un hospital modelo, el Hospital Lenin, con novecientas camas, equipado con instalaciones permanentes de oxígeno en cada habitación, y otros adelantos, y en cuya instalación y funcionamiento han colaborado y colaboran numerosos médicos rusos.

En la misma ciudad visitamos la Escuela de Mecánicos y Técnicos Agrícolas, que funciona en las vastas instalaciones de lo que antes fuese otro cuartel militar.

Allí hay varios técnicos rusos que enseñan a profesores cubanos con la pretensión de dejar instalado y a cargo de los isleños, en el lapso de tres años, el plantel en que habrán de formar elementos de extraordinaria valía para la Reforma Agraria Cubana.

Conversé con uno de dichos técnicos que hablaba español. Me habló con entusiasmo de la capacidad y la inteligencia de los cubanos, me enseñó las salas y las maquinarias y, en especial, una máquina, una especie de jirafa de fierro, especialmente diseñada y construida en Rusia para la zafra, es decir, para la corta de la caña de azúcar.

He aquí una diferencia bien marcada entre la ayuda rusa y la que recibimos nosotros en lo tocante a la alimentación de los pueblos. Nosotros recibimos alimentos sobrantes de Anglo América en calidad de préstamos que deberán pagar nuestros hijos y la ayuda gratuita de Cáritas, que, dígase lo que se diga, a la larga o a la corta está llamada a minar la entereza de nuestra nacionalidad; ayudas ambas que conspiran contra la producción de nuestros campos. A ello los ayudan a ayudarse. A nosotros, en cierta manera, nos ayudan a desertar del trabajo productor y, en cierta medida, a envilecernos. Evidentemente no podemos culpar de esto a los angloamericanos. Ellos nos ayudan a su manera, y debemos estar agradecidos. Los equivocados han sido nuestros Gobiernos al haber aceptado convertir en costumbre financiar sus Administraciones con este tipo de préstamos y ayuda, que destruyen la agricultura y la producción agrícola.

Me agradaría ver que la Alianza para el Progreso colaborara en la creación, en serio, de un centro técnico para el impulso de una reforma agraria seria y técnica. Y me agradaría mucho más que nuestro Gobierno lo planteara así.

Maquinaria y técnica en vez de sobrantes y limonas. Ese es el planteamiento claro.

En el aspecto agrícola, no hay duda de que Cuba salió ganando. La presencia angloamericana en la isla significó el control foráneo sobre dos terceras partes de los centrales o ingenios azucareros. Y significó la corta de la caña a brazo de hombre en períodos de 3 meses de trabajos y cesantía y hambrunas el resto del año. La presencia rusa está significando ayuda técnica y mecanización, de suerte que los cubanos podrán emplear su mano de obra en explotaciones permanentes y de mayor rendimiento.

No se me oculta que Cuba ha debido hacer concesiones a Rusia; que, para vencer sobre las presiones angloamericanas, el Gobierno cubano ha debido aceptar la presencia rusa y su ayuda militar. Pero, sean los que fueren los objetivos que persiguen las dos grandes potencias en la vida cubana, los resultados objetivos que he apreciado fríamente son los que dejo expuestos.

Racionamiento alimenticio.

Se me dirá que en Cuba hay racionamiento de productos alimenticios. Es efectivo. Lo comprobé personalmente. Vi como compraba la gente con sus libretas de racionamiento. Cuba no nada en la abundancia. Más bien se mueve en la escasez. ¿Pero se ha tomado en cuenta que el país está bloqueado, que de pronto se vio desencajado del mundo en que había vivido, el mundo occidental y americano, y se vio lanzado a comerciar y convivir con un mundo distante y distinto: el mundo socialista? Dadas las condiciones impuestas al país, creo que los cubanos han logrado la proeza de sobrevivir en condiciones que me parecen aceptables. Y no cabe duda de que sus rendimientos agrícolas van siendo superados y que la producción está, siendo diversificada. Las cifras indicaban que pese a las dificultades climáticas del último año, la presente cosecha de azúcar sería equivalente a la más alta lograda antes de la revolución.

En Cuba las tierras fueron dedicadas fundamentalmente a unos pocos cultivos de exportación, como el azúcar, el tabaco, el cacao, el café. Se importaba -antes, principalmente, de los Estados Unidos y algunos países de América, y hoy, de donde puede- muchos de los consumos primarios.

El bloqueo, como se ve, ha hecho estragos. El país se vio abocado a redistribuir sus cultivos de manera de producir en Cuba los alimentos de consumo popular, especialmente el arroz.

En materia de ganadería, han realizado algunos avances en la provincia de Camagüey.

Lo que dejo expuesto explicará por qué el Primer Ministro se dedica personalmente a estudiar cultivos y agricultura, por qué realiza experimentos de lechería y por qué ha logrado producir un tipo de caña de excepcional altura y rendimiento. Esto mismo explicará la abundante propaganda que se advierte en todo el país acerca de cómo cortar y tratar la caña para lograr el mayor rendimiento. Letreros que dicen: "Ni caña en el cogollo, ni cogollo en la caña", "El corte para 3 Tongas", "Cortada y levantada", "Antes de 24 horas de cortada debe estar en el Central", "Corte abajo para alcanzar el mayor rendimiento de las cepas", se leen por doquier, como parte de una campaña para alcanzar los más altos rendimientos en el azúcar, es decir, la más alta disponibilidad de divisas en el menor espacio posible y permitir así la utilización de suelos en otros cultivos fundamentales para el consumo del pueblo.

El problema cubano no puede enfocarse con simplismo. No puede decirse sin más ni más: "Hay escasez de alimentos y el régimen está fracasando", porque hay que tomar en cuenta los inconvenientes creados por el bloqueo y apreciar los esfuerzos que el Gobierno y el pueblo están haciendo para superar las dificultades.

Luego visitamos Manzanillo. Desde allí no llevaron a Minas de Frío, lugar situado en plena Sierra Maestra, a escasa distancia del Pico Turquino, el punto de mayor altura de la isla, a unos dos mil metros sobre el nivel del mar.

Formación de maestros.

En Minas de Frío hay una concentración estudiantil. Varones y hembras de entre 12 y 15 años estudian para maestros primarios. Hay allí unas 5.200 hembras y unos 1.800 varones. Deben permanecer ocho meses en el lugar. Duermen en hamacas que, en número de unas 300, penden de las paredes de una serie de barracas de madera.

Allí el clima es inclemente y recia la formación que se da a los alumnos. Se los alecciona en las especialidades docentes y en las doctrinas marxista-leninistas del Partido Comunista.

Un joven de 23 años dirige el plantel. El nos explicó el plan de estudios. Allí se empieza a calificar a los jóvenes en los de "Vanguardia" y "Retaguardia". A los de "Retaguardia" se les da el distintivo de una "tortuga". De los de "Vanguardia" saldrán los futuros miembros del Partido Comunista. Hay una emulación permanente hacia la superación.

El plan de formación de maestros consiste en 8 meses en Minas de Frío, en las condiciones que he señalado; luego 2 años en Tope de Collantes, que es otro centro docente situado en las alturas del Escambray, en la provincia de Las Villas, y, finalmente, otros 2 años, hasta recibirse de maestros, en el Centro "Makarenko" en Tarará, en las cercanías de La Habana.

En Tope de Collantes y Tarará, la vida estudiantil es más placentera. En ambos lugares no quedan ya vestigios de la rudeza casi de campamento que reina en Minas de Frío. En Tope de Collantes, los alumnos alojan en una magnífico edificio construido por el régimen anterior para servir como hospital del tórax, en las cimas de las Sierras del Escambray. Y en Tarará alojan en una ciudadela de "chalets" y casas pequeñas en que vivió anteriormente la burguesía.

En materia educacional, no cabe duda de que se han alcanzado grandes progresos. El Estado dedica su atención preferente a los educandos. Los mejores edificios, las más lujosas barriadas, están dedicados a los becarios de todo tipo.

Pero volvamos a la formación de maestros para preguntarnos qué hará Cuba a corto plazo con tantos maestros. El número de alumnos que se forman en Minas de Frío, Tope de Collantes y Tarará asciende a unos 35.000. Ello quiere decir que siete mil maestros serían formados todos los años. El número es muy alto para una población de 6 millones de habitantes. Es comprensible que los primeros años todos sean absorbidos, debido al déficit educacional permanente en que se mantuvo a la población cubana por los regímenes anteriores; pero al cabo de 5 ó 6 años, no cabe duda de que se producirá un exceso que deberá dedicarse a labores distintas de la docente dentro de la isla o bien deberá emigrar a otros países. Téngase presente que estos maestros no sólo reciben instrucción profesional, sino también política, inspirada en los líneamientos ideológicos de Marx, Engels y Lenin. El Partido Comunista cubano empieza a encontrar su savia en las fuentes inestimables de la educación. Pero la educación recibe en sus raíces la deformación del móvil político.

Es probable que en Cuba se esté preparando la gran revolución americana y que en materia educacional resida aquí la respuesta a la futura inquietud revolucionaria.

Al visitar Minas de Frío estuvimos también, de paso, en Camilo Cienfuegos, otra ciudad dedicada al estudio: allí se forman técnicos agrícolas en número cercano a 6.000. Dichos alumnos también reciben instrucción militar.

El paisaje hacia Minas de Frío es maravilloso y el recorrido abrupto y casi infranqueable. Lo recuerdo porque ése fue el escenario de la gesta de Sierra Maestra. Allí se refugiaron los revolucionarios del GRANMA comandados por Fidel Castro. ¡ Si resulta casi increíble que 12 muchachones, que lograron mantenerse unidos luego del desembarco, conquistaran la isla y derrotaran a las poderosas fuerzas de Batista! Ello no hubiese sido posible si el pueblo, todo el pueblo, no hubiese asistido a la revolución. En esas estribaciones montañosas, contra las cuales se recortan muchas bahías, vale decir, las viviendas típicas de los campesinos cubanos, se entabló la lucha. Allí los revolucionarios tomaron las primeras armas al ejército de Batista y allí fueron derrotando a ejército tras ejército hasta ocupar la provincia de Oriente y avanzar luego sobre toda la isla.

Pesquería.

De regreso a Manzanillo, visitamos las instalaciones pesqueras y los astilleros. En el lugar se construyen barcos pesqueros de madera de hasta 160 toneladas de capacidad de carga útil. Se nos informó que próximamente comenzarán a construir carenas de fierro. Las operaciones pesqueras se realizan bajo el sistema de cooperativa, dirigidas por un gerente elegido por los propios pescadores. Quise indagar sobre los sistemas de remuneraciones y se me informó que éstas están relacionadas con la magnitud de las capturas y los rendimientos de cada pescador. La empresa funciona como cualquier empresa al uso en otros países en cuanto a la formación de fondos de amortización y renovación de equipos. Debo destacar las elevadas condiciones de vida de los pescadores. En la misma base pesquera se construyó una población amplia en que cada familia vive en una casita de concreto, modesta pero cómoda, rodeada de jardín.

Tanto en Holguín como en Manzanillo alojamos en residencias del Estado que otrora pertenecieron a los "gusanos", es decir, a personas y familias contrarias a la revolución, que emigraron. Allí estaba todo intacto, hasta el retrato de la hija sobre la pianola; los jugetes y los buques de guerra de armar de los niños en los "closets"; los remedios en el cuarto de baño; los licores en la alacena; las raquetas de tenis y la caja de pelotas Dunlop sobre la cómoda.

Lo que vimos en Holguín y Manzanillo, en Minas de Frío y Camilo Cienfuegos, esto es, el hospital, la Escuela de Mecánicos y Técnicos Agrícolas y los centros de formación de maestros, es una muestra clara del afán descentralizador de la revolución cubana. Nos guste o no nos guste, ¡qué contraste con lo que ocurre en Chile ! Pensemos sólo en la Facultad de Geología que está en Santiago, nuestra capital.

Cienfuegos - Trinidad.

El mismo Ilushyn 14 nos transportó a Cienfuegos, un lugar de ensueño recostado sobre el Caribe. Pocas veces había visto playas de aguas más tranquilas, más azules y más transparentes. Allí estuvimos brevemente en el enorme hotel que perteneció a uno de los hijos de Batista y cerca del cual proyectaban echar a funcionar un casino, y nos. dirigimos a Trinidad, también sobre la misma costa del sur.

Trinidad es el pasado mantenido a través de los siglos. Es la ciudad de calles estrechas y pavimentos de adoquín que construyeron los españoles y que la revolución se afana en mantener y restaurar. Allí están las viejas casonas con sus rejas andaluzas y sus decorados interiores en el estilo de Pompeya. Allí están los artesanados y las cocinas de azulejos, los patios rodeados de celosías; los faroles de fierro forjados en el antiguo estilo español ; las plazas alrededor de las cuales se alzan casas con balcones saledizos.

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