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Antecedentes
  • Senado
  • Sesión Ordinaria N° 35
  • Celebrada el
  • Legislatura Extraordinaria número 336
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Intervención
LEGITIMIDAD DE ASUNCIÓN DE SEÑOR AUGUSTO PINOCHET UGARTE COMO SENADOR VITALICIO

Autores

El señor PIÑERA.-

Señor Presidente, Chile vive en Estado de Derecho, es un país libre y con futuro.

Como vivimos en un Estado de Derecho, como la Constitución establece que los ex Presidentes de la República que hayan desempeñado el cargo durante seis años en forma continua tienen derecho a incorporarse al Senado y como la Contraloría ratifica que el General Pinochet cumplió con ese requisito, que el general ejerza ese derecho está dentro del Estado de Derecho.

Por otro lado, Chile es un país libre y todos tenemos derecho a opinar respecto de esta decisión y de esta institución. Personalmente -lo hemos discutido muchas veces-, soy, he sido y espero ser siempre partidario de que todos los Senadores sean elegidos por la gente. Me parece que es la forma más fiel de interpretar el principio básico de la democracia en cuanto a que la soberanía reside en la gente.

También el nuestro es un país con futuro. Lo decía un señor Senador que me antecedió en el uso de la palabra: en la década de los 70, la clase política tuvo una enorme responsabilidad en el quiebre de la institucionalidad democrática debido a la exacerbación de los odios y los antagonismos. En los últimos días, semanas o meses, hemos vuelto a vivir, en forma incipiente, el mismo clima. Algún día esta nación deberá ser capaz de superar las divisiones y las odiosidades del pasado. (Y tal vez para siempre conviviremos con visiones e interpretaciones distintas.) Y para eso, en algún momento, nuestra sociedad tiene que tener capacidad de perdón.

Por último, en los fundamentos del sacramento del perdón se establecen como requisitos el arrepentimiento, la voluntad de enmendar el daño causado y el firme propósito de enmendar.

Ojalá el Senado contribuya hoy y en los días venideros a ese reencuentro, y no se constituya en una caja de resonancia de los vientos que ahora soplan, los cuales pueden terminar, una vez más, en tempestades.

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