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  • Cámara de Diputados
  • Sesión Ordinaria N° 2
  • Celebrada el
  • Legislatura Ordinaria año 1965
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Intervención
ADOPCION DE MEDIDAS PARA COMBATIR EL ALCOHOLISMO.- COMISION ESPECIAL PARA ESTUDIAR EL PROBLEMA

Autores

La señorita LACOSTE.-

El alcoholismo es uno de los problemas graves que afectan a nuestra nacionalidad y a nuestra economía. Mucho se ha dicho y escrito acerca de los daños de todo orden que origina. Seguir enunciándolos para señalarlos ante la opinión pública, a fin de que se graben en la conciencia de todos los habitantes de nuestra patria, constituye sólo un paliativo; pero hay que hacerlo. Es un grano de arena infinitamente pequeño frente a la magnitud de la obra por realizar; mas cualquier llamada de alerta es una cooperación en la lucha contra el alcoholismo.

Dos caminos pueden elegirse para atacar este vicio; la adopción de medidas restrictivas y punitivas, por un lado; y la realización de acciones preventivas, por el otro. Hasta ahora se han ejercitado casi exclusivamente las primeras, castigando con mayor o menor severidad, las infracciones a una legislación que rara vez se cumple en forma integral.

La campaña educativa, que podría incluirse entre las medidas de prevención, ha sido prácticamente nula, a pesar de las buenas y nobles intenciones de la Liga contra el Alcoholismo de otras organizaciones análogas y a la constante y abnegada campaña que realizan las iglesias evangélicas, que la incluyen en su tarea espiritual como acción social preferente. Todas estas iniciativas han constituido una gota de agua en el inmenso mar de la realidad social chilena.

Considero interesante mencionar dos tendencias puestas en práctica por países que han elegido caminos diametralmente opuestos en la lucha contra esta lacra social, de tan perniciosas consecuencias para la economía, para la raza, para la mentalidad colectiva, es decir, para los valores espirituales y materiales de un pueblo. Una de estas naciones, Estados Unidos de Norteamérica, dictó la llamada Ley Seca, que fue un verdadero acicate para el vicio del alcoholismo y creó una nueva industria y una nueva actividad; la de elaboración clandestina de alcohol y el contrabando de bebidas alcohólicas, cuyos traficantes alcanzaron el prestigio y la aureola de héroes nacionales. Muchas personas a las cuales nunca se les había ocurrido beber, a menudo porque el licor se podía alterar en todas partes, llevaban en sus carteras, cigarreras, etcétera, sólo por "snobismo", envases especiales con wkisky, para beberburlando a la autoridad. Fue tal el crecimiento de este vicio, que hubo necesidad de derogar la ley.

Frente al caso de Estados Unidos de Norteamérica puedo señalar el de Francia, país que, en proporción a sus habitantes, consume habitualmente más vino y presenta el menor número de casos de embriaguez. En esa nación beben vino durante las comidas, por costumbre, desde los niños de corta edad hasta los ancianos. Esta bebida forma parte de la alimentación general y es muy raro que se ingieran bebidas alcohólicas sin comer alimentos sólidos. Por eso, no hay borrachos en proporción al consumo y los verdaderamente alcohólicos son muy pocos, comparados con los existentes en otros países.

Aquí, en Chile, sucede que el obrero se emborracha a la salida del trabajo, cuando pasa a la cantina a "tomar un trago", ya sea para el calor o para el frío, para el cansancio o el aburrimiento, para el hambre o la sed, para la pena o la alegría; siempre hay un motivo para hacerlo y éste no falta, porque la visita a la cantina está incorporada a su costumbre; es la que retarda su llegada al hogar, donde no tiene comodidad alguna. Lo que más le cuesta, siendo nada, es empezar a beber; si el dinero se le ha terminado, el amigo paga o el cantinero fía. Y, así, compromete el salario total, mientras la mujer y los hijos esperan en vano su arribo con esos pesos que necesitan para satisfacer sus necesidades mínimas.

En Chile existen 250.000 enfermos de alcoholismo y 500 mil bebedores excesivos, en la población mayor de 15 años. La cirrosis hepática constituye la cuarta causa de muerte en los adultos y es la más elevada en América latina.

Las detenciones por ebriedad constituyen el 40% de las que se producen por toda suerte de delitos. La gastritis crónica, la polineuritis, la psicosis y otras complicaciones del alcoholismo ocupan lugar destacado en nuestra mortalidad general.

El costo que significan para la comunidad los problemas derivados del uso excesivo del alcohol es tan elevado que resulta imposible calcularlo con exactitud sin un largo y arduo estudio. Sin embargo, para tener una idea de cuánto significa económicamente para el país, basta sólo considerar que en el Hospital San Francisco de Borja, en Santiago, en 1964, la atención de pacientes por cirrosis hepática significó 2.500 días-camas, lo cual, traducido en costos, arroja una cifra cercana a 100 mil escudos. Si nosotros proyectamos esta cifra a todos los hospitales de Santiago y tomamos en consideración, además, lo que el país dejó de percibir en horas de trabajo como consecuencia del alcoholismo, debemos concluir que, en Santiago, cada año pagamos un valor elevadísimo para atender a dichos enfermos.

¿Cuánto se gasta a través de todo el país? Este es un índice muy parcial del costo de los problemas del alcoholismo, tanto en salud como en bienes y merma de la producción, sin considerar el daño que el alcohol provoca, como factor fundamental, en la desorganización social y moral de la familia.

¿Son responsables de este vicio los productores de vino? Nadie podría así considerarlo.

Los vinos que Chile produce se encuentran, por su calidad, en segundo lugar en el mundo; primero; están catalogados los mostos belgas y franceses. La industria vitivinícola puede constituir una magnífica ayuda para la economía del país; si se exporta el 90% de su producción, el resto es más que suficiente para el consumo interno. Esa exportación suele proporcionar magníficos dólares, que llegarían oportunamente en estos momentos de pobreza franciscana, de esta moneda.

Señor Presidente, como conclusión de la breve exposición que he hecho sobre este vicio, que tiene detenida en gran parte la actividad obrera y la economía del país, propongo la creación de una Comisión Especial que estudie una campaña general para combatir el alcoholismo en nuestra patria.

Solicito, entonces, del señor Presidente recabe el asentimiento de la Honorable Cámara sobre esta materia.

He concedido una interrupción al Honorable señor Santibáñez, señor Presidente.

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