Labor Parlamentaria

Participaciones

  • Alto contraste

Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha

Antecedentes
  • Cámara de Diputados
  • Sesión Ordinaria N° 14
  • Celebrada el
  • Legislatura Ordinaria año 1967
Índice

Cargando mapa del documento

cargando árbol del navegación del documento

Intervención
ADHESION DE CHILE A LA CONVENCION SOBRE DERECHOS POLITICOS DE LA MUJER, CONCERTADA EN NUEVA YORK, EL 31 DE MARZO DE 1953. SEGUNDO TRÁMITE CONSTITUCIONAL

Autores

La señora CORREA.-

Señor Presidente, la Comisión de Relaciones Exteriores prestó su aprobación al proyecto de acuerdo, remitido por el Honorable Senado, por el cual se aprueba la adhesión de Chile a la Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer, que estuvo abierto a la firma de todos los Estados miembros de las Naciones Unidas, en Nueva York, el 31 de marzo de 1953, y que actualmente se halla suscrita por 45 países.

A través de esta Convención, el principio de igualdad de derechos entre el hombre y la mujer quedó internacionalmente reconocido: igualdad en el disfrute y ejercicio de los derechos políticos de las mujeres e igualdad de condiciones con los hombres, en cualquier actividad, sin discriminación alguna.

La legislación de nuestro país es concordante con todas las estipulaciones contenidas en la Convención, cuyas normas de funcionamiento, impresas en el boletín que está en poder de los señores Diputados, nos satisfacen plenamente.

Debemos lamentar, sin embargo, que la adhesión de Chile a este importante acuerdo internacional se materialice después de tantos años, en circunstancias que, con mucha anticipación a su firma, en el año 1949, se concedió a la mujer chilena el voto político, en igualdad de condiciones con el hombre.

Por otra parte, se establece en nuestra Constitución Política que en Chile no hay clases privilegiadas y que las leyes se aplican en igual forma a hombres y mujeres, asegurando a ambos, la igualdad ante la ley, la justicia y los cargos públicos. Existen, además, leyes que benefician especialmente a la mujer en su condición de madre.

Es satisfactorio poder también señalar que el actual Gobierno, consciente de lo que significa la incorporación de las mujeres, en plenitud, a la vida ciudadanía, ha perfeccionado leyes que la favorecen ampliamente, y de las cuales puedo citar algunas de las más importantes, como la que ha puesto en vigencia la jubilación de la mujer funcionaría a los 25 años de servicios, sea ella empleada particular, funcionaría de servicios públicos, semifiscales, municipales o de administración autónoma, estableciendo abonos de servicios hasta completar 30 ó 35 años de trabajo, según sea el régimen de previsión al que estén acogidas. En Administraciones anteriores, esta ley se aplicaba sólo parcialmente, en circunstancias que fue dictada hace 13 años.

Se estableció la ampliación de la licencia prenatal, por el período completo del embarazo. Se hicieron extensivos a la empleada particular los beneficios que el Código del Trabajo establece en favor de la obrera que se ocupa en faenas peligrosas.

Se ha perfeccionado la ley sobre salas cunas.

Podría indicar un sinnúmero de realizaciones, especialmente, en el sector campesino y en las poblaciones, como la dictación de cursos de capacitación y otros; pero, desgraciadamente, no es materia que pueda exponer con la amplitud necesaria con motivo del debate sobre este proyecto.

A pesar de todas las realizaciones ya enumeradas, para nadie es un misterio que, en las labores que las mujeres desempeñan en diversos organismos, ellas no cuentan con posibilidades de alcanzar jefaturas y tratamiento igualitario con los hombres, respecto a remuneraciones. Hay excepciones, sin duda, pero lo habitual es lo que he expresado y, especialmente en el sector obrero, siempre el salario de la mujer es inferior al del hombre, aunque ello es una injusticia que no podemos aceptar, al hablar de igual de derechos, sin discriminación.

La imagen de la mujer de alcances limitados y carente de capacidad manual o intelectual, ya está superada, y, más aún, sociólogos, sicólogos y pensadores modernos consideran que la familia ideal es aquélla en que tanto el hombre como la mujer contribuyen a formarla y mantenerla.

La mujer es la gran educadora de sus hijos y, si no tiene responsabilidades y criterio acerca de los problemas contemporáneos reales, difícilmente tendrá mucha capacidad para enseñar a esos hijos a enfrentarlos.

Por otra parte, si las labores y la obligación de subvenir al sustento del hogar son compartidos, el hombre tendrá un horario menos agobiador. Muchos jefes de familia no logran equilibrar sus presupuestos con su salario y desarrollan trabajos extraordinarios. Otros, por falta de recursos, se desmoralizan a tal punto que corrientemente prefieren abandonar el hogar. En cambio, como decía, si el hombre y la mujer trabajan, la jornada de labores se reduce para ambos, pueden organizarse mejor, compartir la vida familiar en forma más racional y dedicar a sus hijos mayor tiempo del que tienen actualmente, en especial el padre.

El prurito de afirmar que la mujer es solamente procreadora existe aún en nuestro país, por suerte cada vez menos, ya que nadie puede dejar de reconocer los resultados positivos de su desempeño como profesional, educadora y funcionaría. Esta imagen de la mujer se proyecta desde nuestros primeros años, fundamentalmente por no haber existido en los programas de educación femenina una orientación más acorde con la labor que iba a desempeñar y por haberse insistido primordialmente en la tendencia a preparar a la mujer sólo para las labores del hogar. Esta orientación y la imagen preconcebida a que hice mención han influido fundamentalmente para que un número considerable de ellas aún no se haya incorporado a las funciones a que tiene derecho y que la sociedad reclama.

Así como para los países subdesarrollados la finalidad de aumentar su producción debe ser una razón poderosa para su actividad, el incorporar al trabajo más personas capacitadas, sin discriminación de sexo, debe ser también una poderosa y eficaz herramienta para lograr ese aumento de producción.

Top