METODOLOGÍAS PARA LA PLANIFICACIÓN EN GESTIÓN DEL RIESGO DE DESASTRES (GRD).
1. Metodología AIDEP para el Diagnóstico de la Realidad de Riesgos y Recursos.
La GRD debe estar sustentada en el desarrollo adecuado de la identificación de riesgos y de recursos de una unidad geográfica. Este proceso se basa en cinco elementos que comprenden una metodología base para el análisis de la realidad, que además considera una permanente retroalimentación. La metodología implica la realización de acciones necesarias que permiten realizar adecuadamente el diagnóstico y que le dan nombre a la citada metodología, las cuales se detallan a continuación:
a. Análisis Histórico. (A)
b. Investigación Empírica. (I)
c. Discusión. (D)
d. Elaboración de Mapas y Cartografías. (E)
e. Planificación en GRD. (P)
En el marco de la GRD, la participación y compromiso de la sociedad en su conjunto, deben constituir una estrategia clave a considerar en los distintos programas de trabajo.
Se debe ir gradualmente motivando un compromiso nacional para fomentar una cultura preventiva, por medio de una metodología interactiva y gestión participativa en todos y cada uno de los niveles político-administrativos, como un reconocimiento expreso a la capacidad de las personas para ser partícipes en la generación de sus propios procesos de desarrollo.
Esta participación debe constituir un proceso en sí mismo, que parte en el nivel local y bajo la conducción del Municipio, como instancia administrativa más cercana a las personas.
La percepción del riesgo en la población en su entorno y los recursos que dispone para enfrentarlo, deben ser fuente de información sustantiva a considerar en la GDR, la que, sumada a los antecedentes validados aportados por el ámbito científico y técnico, servirán de base diagnóstica para la planificación de acuerdo a las específicas realidades locales.
2. Metodología Acceder para la Planificación de Respuesta a Emergencias.
Acceder es una metodología simple, de fácil manejo, estructurada en una sola hoja, destinada a elaborar una planificación para situaciones de emergencia, considerando los principios de apoyo mutuo y escalabilidad de recursos que sustentan al Sistema Nacional, a partir de una adecuada coordinación.
La metodología cubre por etapas, las acciones y medidas fundamentales a tener en cuenta en la acción de respuesta, con lo que se conforma el acróstico Acceder, son:
a. Alarma. (A)
b. Comunicación. (C)
c. Coordinación. (C)
d. Evaluación Primaria (E)
e. Decisiones (D)
f. Evaluación Secundaria. (E)
g. Readecuación del Plan. (R)
El Acceder permite a los administradores de emergencias recordar fácilmente los aspectos que siempre deberán estar presentes en un plan de respuesta y que necesariamente requieren una adecuada preparación para su efectiva articulación.
Al estructurar un plan de respuesta, el Comité de GRD que corresponda, debe tener presente los siguientes elementos:
a. Alarma.
Ocurrido un evento destructivo, éste debe ser de conocimiento de un organismo o institución responsable de atender ese tipo de situaciones. Por lo tanto, los sistemas de atención y aviso de la ocurrencia de emergencias deben ser conocidos por la comunidad para que ésta las comunique oportunamente al organismo responsable.
El organismo de primera respuesta, con el propósito de optimizar el uso de sus recursos, procederá a validar la información y despachar los recursos. Los organismos de primera respuesta contarán con procedimientos normalizados para validar alarmas, de no ser así, en el proceso de elaboración del plan específico de respuesta, quedarán establecidos.
b. Comunicación.
El plan debe reflejar claramente las relaciones de comunicaciones entre los organismos y servicios involucrados. Esta cadena de comunicación se inicia con el organismo que recibe la alarma y comienza a extenderse a los organismos de primera respuesta, involucrando escalonadamente a otros organismos superiores y a los medios de comunicación social, de acuerdo al nivel de impacto del evento.
Dentro del manejo de información es necesario considerar dos áreas de trabajo; la interna, es decir, la correspondiente a toda aquella información que es propia de cada institución, para coordinar sus recursos y acciones; y, la externa, que es toda aquella información que es traspasada de un organismo a otro, a través de la cadena de comunicaciones, con el objetivo de lograr una mejor toma de decisiones de respuesta en los niveles que corresponda, como igualmente informar adecuada y oportunamente a la opinión pública.
Es necesario mantener un listado de los organismos, instituciones y servicios considerados en el plan. Este listado debe contener los nombres de los responsables institucionales frente al plan y su forma de ubicación las 24 horas del día.
c. Coordinación.
Para cada organismo, institución y servicio identificado en el plan, deben establecerse previamente sus roles y las funciones específicas de cada rol al ser activada esta planificación. Por otra parte, es fundamental que durante una situación de emergencia se establezca un Mando Técnico Conjunto, a través del cual cada uno cumpla con su respectivo rol.
En la planificación se debe considerar la coordinación y comunicación entre los organismos, como también las relaciones intersectoriales e interinstitucionales con los niveles superiores.
d. Evaluación Primaria.
En esta fase se debe establecer una valoración de las consecuencias producidas por la emergencia. Constituye una tarea destinada a objetivar las reales dimensiones del problema. Para tal efecto, el presente plan dispone el Sistema de Evaluación de Daños y Necesidades, el que apunta a objetivar respuestas para consultas claves para dimensionar y localizar el daño y la afectación, con énfasis en que la evaluación debe estar centrada en las personas.
Como primera tarea es necesario clasificar el tipo de emergencia y su manifestación, lo que determinará las acciones y recursos que se destinen.
Luego se determinan los daños, es decir, los perjuicios o efectos nocivos ocasionados por la emergencia. Lo anterior se constata con efectos sobre las personas (heridos, damnificados, etc.); en la infraestructura (caída de puentes, edificios, cortes de caminos, etc.) y servicios básicos (suspensión de energía eléctrica, comunicaciones, agua, etc.); y en el medioambiente (contaminación del agua, polvo en suspensión, etc.).
De acuerdo al tipo de emergencia y los daños registrados, se generan necesidades que deben ir satisfaciéndose progresivamente para restablecer la normalidad del área afectada.
La disponibilidad de recursos humanos, materiales y financieros al momento de ocurrir una emergencia, asociada a los daños y necesidades, determina la capacidad de respuesta.
e. Decisiones.
De acuerdo a los daños, y a las respectivas necesidades evaluadas, el Mando de Autoridad adoptará las decisiones de atención y normalización de la situación en el menor plazo posible, en función de los antecedentes provistos por los Mandos Técnicos y de Coordinación, así como por los miembros de los Comités de GRD en el nivel respectivo.
La prioridad en la toma de decisión debe considerar al menos, de acuerdo al tipo de emergencia: la disposición de evacuaciones, información a la comunidad, acciones para superar la emergencia, habilitación de albergues, restitución de servicios básicos y conectividad, y asignación de tareas especiales.
f. Evaluación Secundaria.
La evaluación secundaria o complementaria, tiene por objetivo obtener antecedentes más acabados sobre el impacto de la emergencia. Esta evaluación incluye un seguimiento a la comunidad afectada, y una profundización sobre los daños a la infraestructura, los servicios y el medioambiente. De acuerdo con los antecedentes que se recopilen, se adoptarán nuevas decisiones en función de normalizar la situación del área afectada. También en esta etapa se evalúa la efectividad de las decisiones adoptadas a partir de la primera evaluación.
g. Reformulación de Planes.
Esta fase, a cargo del Comité de GRD, permite extraer lecciones a aprender, con el objeto de incorporar medidas correctivas y perfeccionar la planificación.
La metodología Acceder debe ser utilizada para elaborar el Plan de Emergencia, en todos los niveles.
Se debe tener siempre presente que el núcleo o soporte clave de una respuesta eficiente a emergencias, es la evaluación oportuna de la misma, para disponer las acciones y recursos que sean necesarios para el control de la situación.