Cuarta Mesa de Análisis sobre Política Migratoria

 

El Departamento de Servicios Legislativos y Documentales de la Biblioteca del Congreso Nacional organizó -el pasado viernes 25 de noviembre en la sala de libros "Raros y Valiosos" de su Sede Compañía, en Santiago- la Cuarta Mesa de Análisis sobre sobre el establecimiento de una Política Migratoria en Chile.

Como en las anteriores ediciones, en una primera parte de la Mesa, analistas de la BCN expusieron el marco de los flujos migratorios en Chile, que en los últimos 25 años ha experimentado un aumento sostenido. Según el Anuario Estadístico Nacional preparado por el Departamento de Migración (DEM) del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, el número oficial de migrantes que llega a Chile se duplicó en diez años, de 212.935 en 2005 a 410.988 en el 2014.

Posteriormente se presentaron datos para estimar la presencia de extranjeros en Chile en su distribución geográfica. Para esto, se utilizaron las solicitudes insertas en el sistema formal de registro: Permanencia Definitiva y Solicitudes de Visa.

En la exposición de los antecedentes estadísticos se pudo observar que la inmigración es principalmente intracontinental, y fundamentalmente subcontinental, y que en su mayoría se trata de ciudadanos de países contiguos. Asimismo, que las causales de la migración son principalmente laborales, y la distribución geográfica de población migrante en el país está concentrada en la Zona Central y el Norte Grande.

El detalle indica que hubo un peak de solicitudes de permanencia definitiva por parte de ciudadanos peruanos el año 2009, cuando acaparaban el 65% de dichas solicitudes, y luego este porcentaje se fue diversificando en el resto de nacionalidades. Además, se extrae de los datos que existen cinco nacionalidades predominantes en las solicitudes de visa durante el periodo 2011 – 2015 son: Perú, con 197.699; Colombia, con 120.679; Bolivia, con 103.640; Argentina con 28.957 y Ecuador con 19.835.

"Falta la perspectiva del migrante"

El primer invitado en exponer en la Mesa fue Matías Jaramillo, Sociólogo de la Universidad de Chile y encargado de Diagnóstico Participativo de Inmigrantes en centros de salud comunal de Maipú, Región Metropolitana, para quien el principal problema es la desconocida perspectiva del migrante. “Nadie les pregunta a los migrantes mismos que es lo que necesitan, y cómo les gustaría que el Estado se hiciera parte para hacer de su adaptación al país un proceso per se estresante, más llevadero y menos frustrante”, sostuvo.

El sociólogo denunció además la existencia de inserciones desiguales, los que marcan una brecha entre migrantes que replica la brecha entre pobres y ricos que existe entre chilenos. “Existe una calificación, naturalizando ciertas nacionalidades con ciertos tipos de trabajo. Hay trabajos para peruanos, colombianos, dominicanos muy distintos a los trabajos considerados para haitianos, lo que denota una tremenda discriminación de entrada en casos que no consideran la escolaridad ni otro factor más que la procedencia”.

"Hay comunas de paso para los migrantes"

La segunda en exponer fue Isabel Vargas, coordinadora de la Oficina de Convivencia e Integración Social de la comuna de Estación Central, quien expuso algunas de las experiencias directas con las que lidian cotidianamente sus colegas. “Lo primero que tenemos que hacer es estar conscientes que no somos ajenos a todos los mitos que se tejen alrededor de los migrantes, por lo que debemos hacer un aprendizaje cultural y en el sentido de los Derechos Humanos de personas que en su enorme mayoría sólo pretende trabajar, ser un aporte y no causar problemas”, dijo Vargas, quien hizo hincapié que incluso la denominación de su oficina desechó la palabra “migrante”, cambiándola por la convivencia entre “nuevos vecinos”.

Vargas dijo que la experiencia de Estación Central muestra que hay comunas en la Región Metropolitana que son “de paso” para los migrantes. En este sentido, identifica comunas “de llegada” como Quilicura, dado que poseen institucionalidad con experiencia en el trato de migrantes, pero una vez establecidos, los migrantes se trasladan hacia otras comunas, como Recoleta, Santiago o Independencia, donde pueden encontrar ofertas habitacionales para dejar el hacinamiento con que muchas veces deben lidiar en un primer momento.

También advirtió el subregistro que cree existe debido a la cantidad de migrantes que permanecen y trabajan con visa de turista, con lo que quedan fuera de toda posibilidad de asistencia o ayuda por parte del aparato estatal, así como de redes comerciantes inescrupulosos que se aprovechan de esta condición para vulnerar sus condiciones laborales.

La experiencia de Recoleta

Según el Censo de 2012, en Recoleta viven 10.019 migrantes. Delia Curahua, la tercera expositora, quien antes había trabajado en el Servicio Jesuita a Migrantes, fue quien se hizo cargo de llevar a cabo del "Programa Migrantes" de dicho municipio, con tres enfoques: Derechos Humanos, Género y Ciudadanía. “Lo primero que hicieron en la comuna fue conversar con otros departamentos municipales, visitar los barrios de población migrante, y decir que existían”. Según relató, el accionar del programa consta de tres líneas fundamentales: capacitación y sensibilización en torno a la temática a funcionarios municipales, la entrega de información a inmigrantes y el trabajo con comunidades de base.

Entre los problemas principales que el programa distingue, destacan: acceso a servicios en salud y educación; malas condiciones habitacionales y abuso en el cobro de las viviendas. En este sentido, contó que Recoleta está atendiendo en sus consultorios a cualquier inmigrante con sólo el porte de su identificación personal, sea este un pasaporte o cédula de identidad.

"A través de este programa se ha logrado la participación de los inmigrantes en el Consejo de Desarrollo local del Cesfam y la creación de un piloto de salud participativo, donde, por ejemplo, se contempla el contar con intérprete para atender a las mujeres haitianas embarazadas. Entre sus logros más recientes, la oficina cuenta con fondos del DAS para entregar capacitación laboral a personas de origen extranjero".

Curahua cree que falta profundizar en educar y una perspectiva en DD.HH. de la migración, y que la comunidad en su conjunto comprenda los aportes de etas personas no sólo en la dimensión laboral, “sino en la oportunidad de tener un lugar con culturas distintas que puede dan valor a un territorio con su comida, su comercio, su diversidad, como sucedió con el barrio Patronato, donde es ampliamente valorado tener partes lejanas del mundo, como el Medio Oriente, China, Corea, etc. y sus productos y servicios en unas cuadras”.

Romper los estereotipos en el debate político

Posteriormente intervino Carolina Ramírez, socióloga de la Pontificia Universidad Católica de Chile, magíster y doctora en sociología de Goldsmiths, Universidad de Londres y quien a fines del 2015, realizó el proyecto FONDECYT titulado ‘“Comunidad”, espacio y pertenencia en barrios comerciales multiétnicos de Santiago: una etnografía multisituada y comparada de Patronato y Meiggs’ (2015-2018).

Para Ramírez, la ausencia de institucionalidad y la falta de una cultura de apoyo al migrante los transforma en víctimas más que en alguna clase de amenaza ´para las comunidades donde pretenden insertarse. Agrega que no puede pretenderse una globalidad en todos los aspectos menos en el migratorio.

La socióloga estima que debiese recogerse la experiencia en la autogestión de redes de apoyo de las comunidades que lograron niveles exitosos de integración, como la de los inmigrantes chinos y palestino, para emular, desde la diversidad cultural de cada migrante, poder dar soluciones a sus problemas en concordancia de un enfoque de derechos.

Asimismo, Ramírez abogó por exigirle a la clase política no perpetuar los mitos y estereotipos respecto a los fenómenos migratorios, moderar su lenguaje, y no caer en populismos que pueden traer consecuencias humanitarias nefastas.

El aporte migratorio

Finalizando las intervenciones de la Cuarta Mesa de Análisis, Carol Chan del Observatorio Regional de Paz y Seguridad de la Universidad Bernardo O’Higgins destacó que muchas veces el aporte de los inmigrantes se invisibiliza hasta que cotidianamente la comunidad general puede gozar de ellos, como lo es en el comercio y en la gastronomía.

“En un principio hubo grados de reticencia hacia los inmigrantes peruanos, hasta que esa percepción comenzó a modificarse gracias la ayuda de personas de esa nacionalidad que trabajan en casa particulares, y cuando empezó a ser apreciada la gastronomía de ese país, que hoy está muy de moda y puede ser muy elegante. Entonces pasaron a verse como algo bueno, como algo positivo. Esto mismo puede replicarse con cada migrante”, dijo.

Además, Chan opinó que tanto institucionalmente como en asuntos prácticos, se podría facilitar la integración para que permitir un retorno más fácil y rápido su aporte a la comunidad, por ejemplo, con papelería, señalética, cajeros electrónicos e instrucciones de servicios públicos se de en forma bilingüe o trilingüe. “Son pequeñas inversiones que harían el aterrizaje de los migrantes mucho menos estresante y humano”, concluyó.

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