El 16 de diciembre de 2011 se realizó en la sede Compañía de la Biblioteca del Congreso Nacional la tercera Mesa Redonda, instancias de análisis y diálogo entre analistas del área de Asesoría Técnica Parlamentaria de la BCN con expertos universitarios, en esta ocasión el tema fue discutir sobre la posibilidad de llevar a cabo una Reforma Constitucional en Chile.

 

En el encuentro, expusieron Pablo Ruiz Tagle, máster en Derecho y profesor de la Universidad de Chile, Javier Couso, máster en Derecho y profesor de la U. Diego Portales y Patricio Zapata, máster en Derecho y decano de Facultad de la Universidad de Las Américas, quienes presentaron sus ideas en conversación con los especialistas del Área Legal de Asesoría Técnica Parlamentaria.

 

Los expertos concordaron en la necesidad de llevar a cabo un perfeccionamiento de los derechos constitucionales e introducir nuevos mecanismos de participación popular, como la iniciativa popular de ley o las  consultas plebiscitarias. Algunos de los cuales han sido debatidos en la agenda pública de este año e involucran la  introducción de cambios en la  Constitución.

 

Para Pablo Ruiz Tagle, los puntos inevitables de reforma son el sistema electoral binominal, las super mayorías de las leyes, la relación entre militares y presidencialismo, así como los derechos sociales y económicos. “Creo que el sistema representativo deja fuera grupos importantes de la sociedad, grupos minoritarios, ecologistas, etc, siendo la calle la única alternativa que tienen”, declaró.

 

Javier Couso, por su parte, estima que Chile es uno de los países más presidencialistas del planeta, además de estar demasiado centralizado, con poderes muy concentrados en ciertas autoridades, como el ministro de Hacienda, y que un cambio de Constitución, es completamente posible si se idean mecanismos adecuados.

Patricio Zapata cree que sería difícil explicarle a las nuevas generaciones de chilenos que las reformas no se hicieron más profundas porque en un momento histórico había que ser cauto. Las comunidades necesitan los debates éticos y morales, que implican las reformas de las constituciones. “Es la oportunidad de incorporar una nueva generación a los cambios importantes que necesita el país,  sino, los jóvenes  impugnarán a la democracia, y eso es peligroso”, dijo.

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