Adiós Benazir: Crónica de un femicidio político anunciado

Benazir Bhutto asesinada el pasado 27 de Diciembre 2007 tiene como la familia Gandhi de India, el rasgo de pertenecer a una dinastía política traspasada por la violencia. Benazir siguió la carrera política de su padre Zulfikar Ali Bhutto, el primer gobierno civil en 30 años en la historia de Pakistán, ejecutado el año 1979, acusado de conspiración. También sus dos hermanos fueron asesinados violentamente.

Benazir Bhutto se educó en Harvard y en Oxford fue dos veces primera ministra de Paskistán los años 1988 a 1990 y de 1993 a 1996. En ambas ocasiones no pudo completar sus períodos por acusaciones de corrupción.

Lo volátil de su carrera política tuvo altos y bajos con un común denominador: la bella, educada, joven y glamorosa Benazir fue siempre un contraste refrescante en el abrumador sistema político dominado por hombres. Decidida, en el límite de la porfía política, vivió altos y bajos desde ser la mujer más prestigiosa en el mundo, hasta ser el símbolo del patronazgo, corrupción y mal gobierno.
 
La familia Bhutto tenía “su propio” partido político el Partido del Pueblo de Pakistán (PPP) un feudo que en el último tiempo se había puesto como objetivo ser una alternativa de poder democrática y secular entre la dictadura militar del Presidente Pervez Musharraf y el extremismo islámico talibán de Al Qaeda.

La muerte de Benazir Bhutto deja un inmenso vacío político en el turbulento e inestable sistema político pakistaní. La violencia y el extremismo islámico seguirán siendo uno de los desafíos de la dictadura de Musharraf, el otro la oposición creciente que lo acusan de ser el principal cómplice de este femicidio político. Los dos principales partidos políticos de oposición, el Partido del Pueblo Pakistaní (PPP) y la Liga Musulmana Pakistaní ya anunciaron sus dudas sobre la validez y transparencia de las próximas elecciones de Febrero. La apuesta de Estados Unidos por Musharraf después del asesinato de Bhutto, es sólo pasajera debido a la crisis de legitimidad que debilita día a día su autoridad.

Pakistán se encuentra en un callejón sin una salida política en el corto plazo. La violencia parte de su cultura política seguirá dominando sobre las normas políticas que tengan que ver con la distribución y sucesión en el poder o con el procesamiento de los conflictos. La emergencia de un sistema político con funciones y una estructura de mediación en que las organizaciones políticas que existen en Pakistán expresen los conflictos de intereses fundamentales y representen a sectores sociales, requiere de la legitimidad del sistema político como una estructura equitativa de oportunidades políticas, de modo que valga la pena seguir en él. Que no se suscite en uno o varios de los actores principales el interés por destruirlo. Pareciera que el extremismo islámico y el dictador Musharraf, sienten o calculan que ganan más destruyéndolo que participando en él.