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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Diputado Esteban Velasquez comentó el presupuesto de bienestar de Nueva Zelandia

24 junio 2020

Representante del Distrito 3 de la Región de Antofagasta, señaló que además de considerar esta experiencia, es necesario que se genere una discusión sobre qué ciudadanos estamos formando y qué ciudadanos queremos a futuro. Asimismo, planteó que palabras como bienestar o felicidad deberían estar más presentes en política.

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El diputado Esteban Velasquez se refirió positivamente a la posibilidad de un presupuesto basado en el bienestar en nuestro país, además de analizar otros temas de contingencia como el Ingreso Familiar de Emergencia y los desafíos medioambientales en el norte de nuestro país. Más detalles de sus opiniones, en la siguiente entrevista.

Ingreso Familiar de Emergencia en tiempos de pandemia

”Por un lado, me parece que el gobierno llega tarde a dos escenarios. Uno el sanitario con el ministro Mañalich ya saliente, en razón de las medidas que aplicó incluidas las cuarentenas. Aquí en Calama, por ejemplo, hace algunas semanas se declaró cuarentena cuando ya estaba todo desatado. Tenemos más de 2.500 contagiados, cerca de 100 fallecidos, hospitales colapsados, es decir, lo que ocurrió en el ámbito sanitario se está viendo en el ámbito económico.

Hace casi dos meses, cuando discutimos el primer IFE le manifestamos, al aquel entonces ministro Sichel y al Ministro de Hacienda, que los 65 mil pesos eran insuficientes, vergonzosos para la situación que estábamos viviendo, considerando además todo lo que nos decían los estudiosos en el tema y ahora aparecen 100 mil pesos, 12 mil millones de dólares, en una serie de planes y proyectos que en el futuro veremos si resultan o no. Pero la importancia es atender los problemas ahora.

Son 35 mil pesos de diferencia que complementarán a los que ya han recibido 65 mil pesos, pero sin duda esta política no es pública, es un subsidio, creo que sigue siendo insuficiente y vergonzoso con este llamado que hace el Ministro de Salud de confinarnos en un 100 por ciento. Las personas que no reciben los recursos necesarios, difícilmente van a poder hacerlo. Ese dinero no va a ser suficiente e igual van a sentir la necesidad de salir de sus casas a ganarse el sustento. Se valora el aumento, pero la cantidad necesaria debe ser mayor para que una familia se quede dentro de su hogar”.

Dejar de lado el foco en el crecimiento económico

”Pienso que tenemos que relevar todo lo que desde desde antaño se nos enseñó, que en el centro del quehacer social debe estar el ser humano, las personas. Eso se fue perdiendo en los últimos cuarenta años. Nos puede gustar más o menos, pero el consumismo caló hondo, igual que la competencia. Nos hemos dado cuenta que eso sirve poco en la normalidad y nada en tiempos como los que estamos viviendo.

Hoy no es poesía ni romanticismo. Un gran número de los países que está pensando en sus habitantes está emulando a las familias cuando padres o madres se preocupan de sus hijos. Cuando ven que tienen alguna complicación corren a atenderlos porque hay una genuina preocupación e inspiración. Pienso que eso le falta hoy a los gobiernos, principios rectores, convicciones profundas para decir vamos a entregar esto en post de atender la necesidad de nuestra ciudadanía o de nuestro pueblo. Eso hoy no está.

Eso se ve cuando el ex ministro Mañalich dijo que nunca estuvo de acuerdo con que se suspendieran las clases. El siempre estuvo en desacuerdo con con suspender las clases. Entonces así es difícil que se piense en una política centrada en las personas, en vez de solamente pensar en apagar incendios y salir rápidamente de esto. Cuando no sabemos qué tipo de convicciones tiene este gobierno, se gobierna como se gobierna.

Este era un país ordenado. Yo vivo en la Región de Antofagasta, en la comuna de Calama donde hace 45 años nos vienen diciendo que va a llegar el desarrollo a la comuna gracias a la industria minera y al alto nivel de recursos generados y aquí estamos sobreviviendo, algo similar va a ocurrir con nuestro país. Para que los cambios ocurran, los gobernantes tienen que tener en su sensibilidad, en su escala valórica, al ser humano en primer lugar y no a la producción como sucede ahora.

Ejemplo de Nueva Zelandia para construir un presupuesto basado en el bienestar

”Me parece un muy buen modelo y estoy llano a imitar las cosas buenas que hacen otros países, ya sea en este caso de Nueva Zelandia, que no es cuestionado por ningún sector ideológico y son reconocidos, entonces me parece bien. Sí pienso que además de este tipo de presupuesto y su concepto valórico, tiene que darse una discusión -aunque no se vote pero tiene que hacerse- porque si no después de la pandemia vamos a seguir actuando igual o peor.

Una discusión es sobre qué tipo de ciudadanos, de personas estamos formando y qué tipo de personas o ciudadanos queremos a futuro. Esta es una discusión que nos debemos en el ámbito de la educación, de lo político y lo social. La ciudadanía tiene que estarse preguntando ahora, qué estamos formando ahora como personas y paralelamente que los presupuestos y el próximo presupuesto esté pensado como nunca en las personas y en esas palabras. A veces a la política le da vergüenza decirlas, pero es bienestar, felicidad, alegría, plenitud.

Hace poco una apoderada me dijo algo interesante, me comentó que la llamó el profesor de su hijo para decirle que tenía que conectarse pronto a Internet para todas las clases porque si no va a perder el año, pero ella le respondió: “si mi hijo logra salvar la vida este año, no pierde el año, lo gana, porque tengo un hijo alegre y puedo apostar a un futuro con el más feliz”. Entonces es un nuevo paradigma y ahora se nos presenta la posibilidad de a lo menos pensarlo”.

Desafíos como país en materia medioambiental

”Esto se relaciona con lo anterior. Si ponemos en el centro al ser humano, con toda seguridad, casi de manera sensible y lógica, seremos más cercanos al medioambiente y a esta lucha que parece que solo la llevamos adelante algunos idealistas. En nuestra cosmovisión del norte andino de Chile, decimos que los animales son nuestros hermanos menores, esto es otro concepto, pero claro, ha sido difícil mantenerlo cuando llegó la vorágine de la industria minera a nuestra región.

Solo como ejemplo un ícono, Escondida cerca de Antofagasta y Codelco, con todas las industrias que están sosteniendo el país, están a pocos metros de la ciudad de Calama produciendo a todo dar. Y nosotros aquí en el desierto, en una ciudad llamada oasis como Calama, pareciera que tenemos que aguantarlo todo. Nos cuesta mucho transmitir sensibilidad al resto del país, a diferencia de cuando hemos tenido que defender a otras regiones más al sur por el daño ecológico. Lo entiendo perfectamente porque ahí está el verdor y los grandes ríos, pero da la impresión que aquí en el desierto tenemos que aguantar la basura, a los relaves mineros que son verdaderos basurales.

Hay un relave minero que es dos veces más grande que la ciudad de Antofagasta y lo tenemos a pocos kilómetros de Calama, pero eso no se ve porque el desierto tiene tal inmensidad que no se mira bien. Pero ya van a llegar los tiempos para ver cómo reaccionamos frente a aquello que atenta contra el medioambiente. Si por 40 años en tiempos de normalidad hemos tenido una pandemia social permanente, los calameños hemos vivido problemas sociales por estar sumidos en la contaminación y hoy en contexto de coronavirus estamos más preocupados aún porque se nos está muriendo la gente en los hospitales”.


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