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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Las proyecciones del XVIII Congreso del PCCh según el experto Xulio Ríos

08 noviembre 2012

El XVIII Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) ha congregado una gran atención internacional. Entre el 08 y el 14 de noviembre 2012, se fraguarán algunas de las decisiones políticas más importantes para la economía mundial. El experto en política China, Xulio Ríos, nos da su impresión de este evento y las principales tendencias que buscan proyectarse en el nueva dirección política de la segunda economía del mundo.

El XVIII Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) ha congregado una gran atención internacional. Entre el 08 y el 14 de noviembre 2012, se fraguarán algunas de las decisiones políticas más importantes para la economía mundial. El experto en política China, Xulio Ríos, nos da su impresión de este evento y las principales tendencias que buscan proyectarse en el nueva dirección política de la segunda economía del mundo.

Más de 2 mil representantes provinciales se dan junta en el XVIII Congreso para elegir a la quinta generación de gobernantes, las figuras que formarán parte de los principales órganos del PCCh: Comité Central (350 delegados), el Politburó (25 miembros) y el Comité Permanente (entre 7 y 9 delegados).

Para llegar a estas instancias en un partido de 80 millones de miembros y un país de 1300 millones de habitantes, es necesario contar con algún respaldo y representar los intereses de sectores importantes. Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China y una de las fuentes expertas más connotadas en la política del gigante asiático, habla desde Beijing sobre los factores que están presentes en la sucesión política y económica de China, señalada también como el cierre de una era en la potencia asiática.

El XVIII Congreso coincide con una época en que se dirimen varias tendencias de lo que puede llegar a ser la futura estructura económica en China…

Hay que tener en cuenta que el modelo de crecimiento económico chino, que ha estado vigente en los últimos 30 años y que ha producido estos resultados tan espectaculares, se ha basado en mano de obra barata, la inversión y orientación de la producción hacia el exterior, está actualmente en crisis. Necesitan reorientar su economía cambiando el modelo de desarrollo, incorporando el factor social, ambiental, tecnológico, creando una sociedad de consumo a nivel interno y eso requiere tiempo y muchos ajustes. Hacerlo además en un contexto de crisis internacional tan profunda y que afecta a algunos de sus principales socios comerciales, como es el caso de Estados Unidos, la Unión Europea, con las tensiones que tiene en los últimos tiempos con Japón, que es otro socio comercial muy importante, plantea una coyuntura difícil de manejar para un país de las dimensiones de China.

¿Se reflejará algo de esta realidad en el cambio que se avecina en el Congreso?

Creo que el espejo por dónde puede ir la economía en los próximos años se va a reflejar en la composición del Comité Permanente y del Buró Político. Hay que pensar en que China sigue funcionando con planes quinquenales a pesar de la economía de mercado, a pesar de la propiedad privada, etc. El plan quinquenal sigue siendo un referente importantísimo a la hora de la gestión económica, y el actual estará vigente hasta el 2015. Por lo tanto, nuevas tendencias se pueden ver a partir del nuevo Consejo de Estado que se configure en el 2013. Se puede ver si existen más posibilidades de una segunda ola privatizadora que afecte al sector público o una mayor predisposición para acelerar el proceso de la internacionalización del yuan a partir de la composición del Comité Permanente del Buró Político.

¿La actual confirmación de Xi Jinping como Secretario General y de Li Keqiang nos debería dar alguna tendencia en ese sentido?

Esos son dos personajes seguros. Se habla de que el Comité Permanente se reducirá de nueve miembros a siete, que era la composición que tenía hasta noviembre del 2002. De esos siete están confirmados Xi Jinping y Li Keqiang y se dan por seguros otros cuatro, que son Zhang Dejiang, actual líder de Chongqing y quien reemplazó al recientemente purgado Bo Xilai; Zhang Gaoli, secretario del partido en Tianjin; Wang Qishang, vice primer ministro y encargado sobre todo del sector financiero; y Liu Yunshan, que es el jefe de propaganda, de ideología. Si se confirma este número de siete, estaría en discusión Li Yuanchao, jefe del departamento de organización, y Yu Zhengsheng, responsable del partido en Shanghai. En función de cómo se resuelva esta cuadratura podemos adivinar, en gran medida, cuál puede ser el tono fundamental de la gestión económica, política y social de China en los próximos años.

¿El mayor apoyo a la línea de Xi Jinping, implicaría una predominancia del Grupo de Shanghai y su mayor tendencia a la apertura?

Al interior de la política china no existe unanimidad a la hora de ubicar a todos y cada uno de esas grandes figuras de la política actual. Hay algunos que sitúan a Xi Jinping del lado del clan de Shanghai, sin embargo, otros lo sitúan como una persona ecléctica y en medio entre más conservadores y más reformistas. No cabe duda por ejemplo que Zhang Dejiang o que Zhang Gaoli son conservadores. Pero el perfil de los demás es un poco más ambiguo, un poco más centristas. Creo que con estos nombres lo que parece dar a entender es que se excluyen los extremos. Por un lado (se excluyen) las experiencias neomaoístas de Bo Xilai, y por otro las más reformistas que se estaban llevando a cabo en Cantón con uno de los hombres que en principio se daban por seguros y que hoy ya parece descartado, que es el jefe del partido en esa región, una de las más desarrolladas de China. Entonces, parece que se trata de centrar un poco el proyecto, donde va a haber más reforma económica y una reforma política en los términos que se han venido dando hasta ahora, es decir, muy moderada y más lenta que las reformas que se han dado en el ámbito económico.

Hace unos días que se ventiló la fortuna familiar del primer ministro Wen Jiabao, uno de los líderes más queridos de la opinión pública. ¿Qué impacto puede tener esto en la nomenclatura política que se está gestando?

Esas noticias en China tienen una repercusión bastante limitada. La reacción primera fue bloquear el acceso a esa información, pero de todos modos llega a sectores que tienen formas de evadir ese cortafuego. Por otra parte, aunque no se sabía en detalle, buena parte de la gente en China sabe de los negocios de la esposa y de la familia (del primer ministro), al igual que la mayor parte de los máximos dirigentes del país a nivel central o territorial. La gente sabe bien que el poder político es hoy una fuente de poder económico de gran magnitud. El impacto que esta noticia pueda tener en el Congreso creo que va a ser bastante limitado. Creo que el hecho de que haya salido esa información en estos días, sobre todo respecto de un hombre que se ha destacado por reivindicar cierta reforma política, probablemente tenga mucho que ver con la lucha que se está desarrollando entre bastidores entre los diferentes clanes. No puedo asegurar que toda la información que se ha publicado sea producto de una larga investigación del periódico (New York Times) pero resulta muy difícil obtener esa información en China si no es con la complicidad de ciertos sectores del aparato. Esta información y probablemente otra que también ha salido hace unos meses sobre Xi Jinping, y otra que pueda salir en los próximos días respecto de otros dirigentes, habrá que enmarcarla en ese contexto, de la necesidad de unas facciones de debilitar la legitimidad de otras en un momento delicado.

¿Es muy pronto aún para saber de dónde viene el golpe?

El golpe probablemente viene de las facción más conservadora. Esta puede ser desde los partidarios de Bo Xilai o incluso del clan de Shanghai, que tratan de esta forma de desacreditar un poco las ideas, la conducta de Wen Jiabao.

¿Cómo se están manejando las relaciones internacionales de China en el Congreso?

En el caso concreto de los conflictos en el Mar de China con Japón como en el Mar de China meridional con los países del ASEAN, creo que seguirá vivo por mucho tiempo. Es un conflicto también oportuno para China en la medida en que se sepa manejar. Permite despertar cierto nacionalismo y opacar otras tensiones que vive el régimen y que son muy delicadas de cara al futuro si no se garantiza un mínimo consenso y estabilidad. Es evidente también que ese despertar de las tensiones está relacionado con el hecho de que Estados Unidos haya apostado a regresar al Asia Pacífico. Estos anuncios de Panetta (Secretario de Defensa de EE.UU.) en los últimos tiempos de que iba a trasladar hasta el 60% de la flota (norteamericana) en los próximos años a las aguas del entorno de China, el acuerdo con Australia, el acuerdo con India, el acuerdo último con Japón, etc., apuntan a ejercer presión sobre China. Muchos de los países que antes estaban descontentos con China pero que no se atrevían a alzar la voz, ahora si lo hacen bajo el paraguas del cambio de política de Estados Unidos. Lo hemos visto en el caso de Filipinas, de Vietnam y también de Japón, quienes plantean una mayor dureza a la hora de hacer valer lo que creen son sus derechos frente a China. El problema de fondo para China es que además de los intereses económicos tiene que generar confianzas políticas y estratégicas con sus vecinos. Eso, en un marco bilateral, como el que China privilegia, despreciando la configuración de marcos de seguridad más amplios, es complicado. Porque claro, en un plano bilateral China es muy superior a todos, y en los próximos años esa superioridad se va a acrecentar.

 


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