Gestión del agua en Asia Pacífico

Los recursos naturales no se limitan a las fronteras nacionales, tan sólo en Asia hay 40 ríos y cuencas compartidas entre países. Si un país construye una represa para generar energía y controlar el riego ¿Afecta al país con quien comparte el río? Así como el cambio climático es un asunto global, la gestión del agua también lo es.

Es por ello que las políticas medioambientales no pueden tomarse localmente, si no que deben ser globales y comprender la complejidad de los sistemas ecológicos. Esta es la tesis del informe sobre gestión de agua en Asia Pacífico realizado por Jacob Park de Green Mountain Collage en Vermont, Estados Unidos.

El documento critica la efectividad de los organismos internacionales y declaraciones medioambientales de los últimos 35 años. “Hay una gran desilusión de los progresos alcanzados en la mejora de la gobernabilidad del agua y otros problemas ambientales”. Por ello plantea dos cuestiones. ¿Porqué ha habido tan limitado el progreso en la gobernabilidad ambiental del agua en la región Asia-Pacífico? ¿Cómo se puede hacer para mejorar el alcance y las perspectivas de la gestión del agua en Asia?

La falta de comprensión de la dinámica subyacente del desarrollo industrial, el cambio tecnológico y la globalización económica, además de no conceptualizar adecuadamente el alcance y la escala de la política ambiental relacionados con los dilemas, podría responder en parte la primera pregunta.

“Podemos pensar en agua y otros recursos ecológicos como físicamente localizados y, por tanto, en el marco institucional del medio ambiente mundial, como ‘nacionales’. Sin embargo, el agua y muchos otros recursos naturales no son ‘locales’ si entendemos el rápido y creciente flujo de personas, bienes, dinero, ideas, imágenes y tecnología entre las porosas fronteras. Estos flujos producen redes que pueden transmitir las causas y los efectos de los aparentemente localizados problemas ambientales de un lugar a otro, del mismo modo que hace un río o una ráfaga de viento”.

Por todo esto, si los actores institucionalizados no ofrecen un plan de manejo de agua sea efectivo, entonces quién puede hacerlo, se pregunta Park. En términos de la gestión ambiental del agua en la región Asia-Pacífico, pueden extraerse tres lecciones de las experiencias de la gobernabilidad a nivel mundial.

Primero, el papel de la sociedad civil en la gobernabilidad ambiental está todavía subdesarrollada, no es apreciada. Pero los ciudadanos pueden construir grupos en función de lo que ellos realmente quieren, sin tener que asociarse a las entidades convencionales como los partidos políticos o las ONG.

Segundo, la comercialización del agua y el criterio de equidad. Existe un conjunto amplio de transformaciones relacionadas con precios del recurso, derechos de propiedad y frontera entre las esferas pública y privada. El tema central al respecto es este: “¿Cómo pueden los gobiernos asiáticos y grupos de la sociedad civil garantizar que el agua sea suministrada tomando en cuenta consideraciones de equidad en un adecuado equilibrado con los objetivos propios de un negocio; la eficiencia económica, viabilidad financiera y el retorno de su inversión?

Tercero, diseño y desarrollo de la adecuada arquitectura institucional para abordar las cuestiones ambientales del agua. Para abordar los asuntos de la calidad del agua, la escasez y cuestiones de gestión, es necesario preguntarse quiénes son los agentes más adecuados para ofrecer soluciones de gestión.

Asia tiene un problema de acceso a agua. Diez ríos del mundo están seriamente contaminados a consecuencia de la acción humana, según un informe de WWF; cinco de ellos se sitúan en Asia (Ganges, Yangtzé, Mekong, Salween e Indo). Además, China está desarrollando proyectos en el Tibet centro-occidental que inciden en los flujos de agua de los ríos hacia India.

La conservación del agua es una necesidad, entre muchas otras cosas, geopolítica. Justamente este lunes 21 de julio China y Rusia firmaron un acuerdo para terminar con la larga disputa de demarcación de sus fronteras. Pero, según el New York Times, todavía no está claro hasta qué punto ese acuerdo resolverá la controversia sobre el cauce del río y las islas a lo largo del noreste de China fronteriza con Rusia en el Lejano Oriente.