India, la mayor democracia islámica

Mumbai, 06:00 AM. El llamado a la oración saca del sueño profundo y anuncia que a esa hora se unen en su clamor a Alá alrededor de trescientos millones de indo-musulmanes. Es India, el país con más musulmanes del mundo. Supera lejos a cualquier otro y suma más fieles al Islam que todos los árabes juntos. Los seguidores de Mahoma en India constituyen alrededor del 25% de la población y siguen aumentando. “Ala me ha bendecido con cinco hijos” ..me cuenta Selim, el conductor del taxi que me lleva por entre el gentío que ya a las siete de la mañana llena las calles de Mumbai. Y claro, como buen musulmán, no tendría problemas en traer dos o tres hijos más al mundo. Selim no se complica por el sustento; al igual que muchos musulmanes de India. “Alá, el Misericordioso provee al que es generoso”, dice Selim y me cuenta que no tiene mayores sueños que conseguir lo mínimo y dar educación religiosa a sus retoños. Todo lo contrario a como piensa la mayoría hindú, que aún se casa a través de matrimonios arreglados y presenta una de las más altas tasas de estabilidad conyugal a nivel mundial. Matrimonios hindúes que se conforman ...con la parejita.

 

Los hindúes, es decir, los practicantes de ese sincretismo religioso que incluso acepta a Jesús como encarnación –avatar, de Dios, hoy suman unos ochocientos millones en la India. Hay hindúes en toda la estructura social de la India; situación que contrasta con la población musulmana que se concentra en el estrato más pobre. Más de un estudio hace coincidir todo el estrato más empobrecido de la India con la porción musulmana. Es que con tantos críos, difícil progresar monetariamente; pero sí crecen en número de almas. No hay planificación que funcione con ellos; es más, la rechazan por principio. Ergo, de continuar la tendencia, antes del año 2050 India alcanzará una población de 1.700 millones de los cuales el 60% serán musulmanes, y tendremos así la mayor democracia del mundo...musulmana. ¡Alá Akbar! Alá es Magnífico.

El Gobierno central de India tiene su política de control de la natalidad pero con los musulmanes no funciona. Todo político indio sabe que es dogma de paz y conciliación social no contradecir a la poderosa minoría islámica. Funcionan como bloque político; y si bien no existe un partido islámico único, si son contrapeso decisivo para formar coaliciones y ganar elecciones. A los musulmanes se les debe oír y respetar y jamás hacer nada que hiera su extrema sensibilidad religiosa, como tocar el tema del control de la natalidad u otro tema relacionado. Lo decíamos, los musulmanes corresponden en mucho a los segmentos más pobres, entonces son una fuerza simbólica de un país que se definió desde sus inicios como socialista, aunque también tolerante y esencialmente democrático. Bloque islámico, resultado final de un proceso histórico de mil años con sus confluencias, entrelazamientos y reacciones que terminaron por definir a dos países por algún tiempo antagónicos: Paquistán e India que todavía se contrastan por ser, la primera una república islámica, y la otra una nación laica pero que alberga al mayor número de musulmanes del mundo. ¿Qué pasará con una India mayoritariamente musulmana en la región? ¿Se suavizarían las relaciones entre ambos vecinos? Habrá que verlo. Lo que ahora sí es cierto es que India ya alcanza estatura de potencia mundial, lo que la podría llevar a reclamar una posición de liderazgo natural sobre el Sur de Asia, sobre toda la región del Oriente en general y a disputarle a China la influencia sobre África –no obstante esfuerzos e inversiones de ese otro gigante asiático. India, hija del gran imperio británico tiene vocación de mando, además de supremo interés en participar en la primera línea económica.

Atardece sobre el Mar Arábico mientras leo un diario de la tarde en el Hotel Taj Mumbai, cuando oigo nuevamente el llamado a la oración. Levanto la vista, miro el horizonte y creo escuchar a Selim, el taxista, diciéndome....”Alá, es Justo y unirá a sus fieles para que trabajen en paz y compartan la tierra” Toda una inquietante predicción de geopolítica para el siglo XXI.