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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Informe del Banco Mundial: “Las mujeres gozan del 77 por ciento de los derechos que tienen los hombres”

10 marzo 2023

Casi 2.400 millones de mujeres en edad de trabajar aún no gozan de los mismos derechos que tienen los hombres ante la ley. La puntuación promedio a nivel mundial del informe 2023 es de solamente medio punto más que en 2021. Aunque Australia y Nueva Zelandia se posicionan dentro de las 20 economías con mejor desempeño en 2023, se prevé un estancamiento del progreso global a su ritmo más bajo en los últimos 20 años.

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Año a año, el informe “La mujer, la empresa y el derecho” desarrollado por el Banco Mundial (BM) tiene como propósito medir la igualdad de género y las restricciones que la impiden en el mundo a través de ocho ámbitos. Los resultados de este 2023 han sido reveladores por cuanto a que a pesar de avances en regiones como África Subsahariana, las mujeres siguen teniendo sólo tres cuartas partes de los derechos otorgados a los hombres. Más de este informe, en la siguiente nota.

Estancamiento con posibilidades de retroceso en materia de derechos

La conmemoración del 8 de marzo de este 2023 tuvo como trasfondo una premisa poco auspiciosa por parte del Banco Mundial: ”Las reformas hacia un trato igualitario de las mujeres ante la ley ha caído a su nivel más bajo en los últimos 20 años”. Esta es una de las conclusiones lapidarias que emitió el informe “La mujer, la empresa y el derecho” y que significa que aún existen obstáculos potenciales para el crecimiento económico, en el contexto de un período trascendente para la recuperación económica mundial.

Entre las principales definiciones entregadas por el organismo, la economista jefe a cargo del estudio que realizó mediciones en 190 países, Indermit Gill, afirmó con claridad que los gobiernos del mundo no se pueden dar el lujo de marginar a la mitad de su población. “El hecho de que las mujeres no tengan los mismos derechos que los hombres en gran parte del mundo no solo es injusto para ellas, también es un obstáculo que menoscaba la capacidad de los países para promover el desarrollo verde, resistente e inclusivo”, expresó en un comunicado.

Asimismo, el estudio determina que se estimaron ganancias económicas globales que superarían los cinco mil millones de dólares si es que las mujeres iniciaran y expandieran nuevos negocios, al mismo ritmo que lo hacen los hombres. Esto, a pesar de que durante 2022 sólo se registraron 34 reformas jurídicas hacia la igualdad de género en 18 países, lo que constituye el número más bajo desde 2001. La mayoría de las reformas se centraron en extender las licencias parentales y de paternidad remuneradas.

Las economías con puntuaciones superiores al promedio mundial, de 77,1 se sitúan en las regiones de ingreso más alto en Europa y Asia central, pero también en América Latina y el Caribe. Por su parte, las puntuaciones promedio más bajas se registraron en Oriente Medio y Norte de África y en Asia meridional. Por el contrario, seis economías promulgaron una serie de reformas para igualar las remuneraciones. Estos países son Costa Rica, Costa de Marfil, Gabón, Kazajstán y Senegal, quienes además eliminaron las restricciones al empleo de la mujer. Gabón y Mongolia también aprobaron disposiciones que exigen la igualdad de remuneraciones por un trabajo de igual valor.

La región Asia Pacífico con resultados dispares y contradictorios

El informe demuestra un hecho incuestionable, que en ninguna de las economías asiáticas las mujeres tienen las mismas condiciones jurídicas que los hombres. Esta realidad muestra dos excepciones: Nueva Zelandia y Australia. Ambos países tuvieron un desempeño de 97.5 y 96.9 puntos respectivamente, lo que las ubica directamente dentro de las 20 economías con mejor desempeño durante el período de estudio.

En el caso de Nueva Zelandia, se trata de la única economía que no logra el máximo puntaje en la variable de parentalidad, esto debido a que no existe en su jurisdicción un permiso pagado para los padres. Algo similar sucede en el caso australiano, donde la categoría relacionada con la jubilación mostró que producto de los periodos de ausencia del trabajo por razones parentales o familiares, no se contabilizan en los beneficios de la pensión.

En las posiciones siguientes, Hong Kong y Taiwán presentan un desempeño más bajo pero con un puntaje 10 puntos superior al de China continental. A ellos, le siguen los países más desarrollados de dicha región como Corea del Sur y Singapur. Por el contrario, en el final de la tabla del ranking regional, en una de las economías más importantes se encuentra Japón, que presenta importantes falencias en materia de trabajo y remuneración.

Igualar la cancha en igualdad de género

A la luz de la realidad de la igualdad de género, María José Guerrero González, candidata a doctora en Gobierno de la Universidad de Essex y experta en Estudios de Género, señaló que más que igualar la cancha, es necesario pensar en una cancha distinta. “Lamentablemente las formas de producción siguen estando dentro de modos de explotación a ciertos grupos, mayoritariamente los más vulnerados, como son niñas, mujeres, pueblos indígenas, zonas rurales, etc. Por lo tanto, no creo que haya que igualar a estos grupos más vulnerados a los que vulneran, sino pensar en un modelo de desarrollo distinto”, afirmó.

Sin embargo, en relación a lo necesario para entregar muchas más autonomías y derechos a mujeres, enfatizó en que aún faltan muchas aristas que deben ser tomadas en consideración. “Por una parte están todos los avances en términos de igualdad sustantiva de género, es decir, que no solamente sean políticas o legislaciones que apunten a un derecho en el papel, sino que en lo práctico. Esto quiere decir que, en términos de educación la mayoría de las naciones tienen igualdad de acceso, pero cuando vemos las brechas, en Chile por ejemplo, las mujeres están escolarizadas e ingresan a la universidad en mayor proporción que los hombres, pero si después lo vemos en las especializaciones de postgrado o en las jefaturas de las universidades hay una brecha muy significativa”, agregó.

También, apuntó a la necesidad de dirigir esfuerzos inmediatos a políticas que ayuden a erradicar la violencia sexual y el sexismo en los distintos espacios. “Esa es una barrera muy importante en tanto la educación como los espacios laborales y públicos como las calles o parques porque las mujeres después de la violencia sexual se alejan de los espacios. Por ejemplo, en el laboral, renuncian a sus empleos, incluso habiendo sido víctimas. En los establecimientos educacionales es lo mismo porque son las mujeres las que desertan o cambian de carrera producto de esta violencia. Por lo tanto, apuntar a esa autonomía es relevante considerando que a nivel mundial las violencias sexuales tienen un gran porcentaje de predominancia entre niñas y mujeres”, destacó.

Mayor participación de la mujer en el mercado: “Un derecho más que un valor económico”

Consultada sobre una de las conclusiones del informe, respecto de que se estiman mayores ganancias económicas globales si las mujeres iniciaran nuevos negocios al mismo ritmo que lo hacen los hombres, explicó que hay diferentes variables por las cuales esto ocurre. “Una de ellas tiene que ver con los talentos que tienen las mujeres en relación a las gestiones internas en las empresas y los mercados laborales. Esto no ocurre por un tema de naturalidad, en términos de que las mujeres naturalmente tengamos estos talentos, como por ejemplo que seamos conciliadoras o más productivas, etc, sino que tiene que ver con procesos de socialización porque a las mujeres se les socializa de una manera que genera diversos tipos de habilidades como las comunicacionales que impactan de manera positiva en los mercados económicos hoy”, comentó.

Sin embargo, a pesar de esto señaló que esta no debería ser la razón para que más mujeres participen en la economía. “Es importante recalcar que no es producto de que las mujeres aumenten la productividad en los mercados laborales que a ellas se les tenga que incluir en esos mercados, sino que simplemente porque es un derecho y es justo, porque las brechas en los trabajos remunerados de mujeres y varones, y la calidad de este tipo de trabajos, contratos y seguridad social que viene con ellos a nivel mundial es muy amplia. Si nos vamos al sector rural la brecha es mucho mayor en términos de autonomía económica y todo lo que ello implica. Por lo tanto hay un círculo virtuoso, sí, pero no es producto de esto es que haya que integrar mujeres sino porque simplemente es un derecho”, sentenció.

Por equipo Asia Pacífico: asiapacifico@bcn.cl


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