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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

La experiencia de Melaka como ciudad resiliente en Malasia

25 septiembre 2023

Ubicada en la costa oeste de Malasia Occidental, fue declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 2008 por su atractivo histórico y cultural. Sin embargo, en la actualidad destaca por ser una urbe con cada vez más espacios para peatones y nuevos proyectos de energía renovable para mejorar la calidad del aire.

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Melaka es considerada como una de las ciudades verdes en Asia. La existencia de políticas ambientales a nivel nacional y a proyectos de cooperación regional y multilateral que apoyan la planificación territorial, han permitido que esta ciudad de 456 mil habitantes sea uno de los grandes atractivos turísticos que tiene el país, a pesar de ser azotada por inundaciones y otros tipos de desastres. Más de esta experiencia, en la siguiente nota.

Desastres naturales que dejan grandes pérdidas económicas y humanas

A diferencia de otros países del Sudeste asiático, los bajos índices de pobreza y las características geográficas de Malasia, hacen que sea menos vulnerable frente a los desastres naturales, sin embargo sus pérdidas anuales son considerablemente elevadas. Según datos del Banco Mundial, las pérdidas superan los 1.300 millones de dólares producto de varios fenómenos, entre deslizamientos de tierra, terremotos, marejadas, pero la gran mayoría de los desastres vividos durante la última década han sido las inundaciones.

A pesar de esta situación, no solo Malasia sino también la región asiática ha sufrido el 70 por ciento de todos los desastres en el planeta. Las posibilidades de que esta tendencia se revierta son mínimas, no solamente por los crecientes efectos del cambio climático, sino también por la aparición de otro tipo de amenazas que van desde las crisis económicas, pasando por ciberataques y actos de terrorismo, hasta cuarentenas por pandemias, por lo tanto las ciudades requieren de una mejor preparación para enfrentar tales amenazas.

Un ejemplo de preparación y planificación para ser una ciudad resiliente es Melaka, en Malasia, que desde 2011 comenzó su primera Campaña para Crear Ciudades Resilientes (MCRC por sus siglas en inglés). Un artículo de Intan Syafinar y Noralfishad Sulaiman dan cuenta de este esfuerzo por hacer de esta urbe localizada en la costa oeste del país -con un tremendo patrimonio histórico, cultural y natural- un asentamiento seguro frente a los desastres causados por el cambio climático.

Iniciativas locales derivadas de un marco de desarrollo nacional

La identificación de problemas ambientales y su solución desde las políticas públicas están ampliamente tratadas en el “Plan de Malasia”, un instrumento que desde 1976 sienta las bases para el desarrollo del país y sus territorios con un horizonte de realización de cuatro años. El décimo Plan de Malasia (2011-2015) estableció el foco en el fortalecimiento de la gobernanza para abordar las cuestiones del cambio climático.

A esto se agrega la Política Nacional contra el Cambio Climático (NPCC por sus siglas en inglés) que además de integrar planes y políticas, fortalece la colaboración institucional entre distintos ministerios con el fin de acelerar la implementación de planes de acción y el empoderamiento de los gobiernos locales para hacer frente al cambio climático.

Estas iniciativas nacionales son las que permitieron que Melaka tome acciones para lograr una ciudad resiliente. La primera acción fue en 2011 con la Declaración de Melaka sobre la Reducción de Riesgo de Desastres, cuyo objetivo fue la incorporación de la adaptación al cambio climático y la reducción de desastres, esto a través de iniciativas para promover la participación comunitaria y generar resiliencia a nivel local.

A ello se sumó en 2012 el Plan de Acción de Ciudad Verde de Melaka (GCAP de Green City Action Plan) que incorporó un mecanismo de cooperación tripartita con Indonesia y Tailandia. Esto no sólo permitió el intercambio de experiencias, sino también la participación del Banco Asiático de Desarrollo (BAD) con un programa para impulsar más ciudades verdes en la región.

Pero, además de estas y otras políticas impulsadas para asegurar la resiliencia de la ciudad ¿Qué medidas concretas fueron implementadas en Melaka que la hacen resiliente frente al cambio climático y los desastres naturales?.

Melaka: una ciudad más amigable para los peatones

El propio Banco Asiático de Desarrollo da cuenta de su programa Green Cities y destaca a Melaka dentro de los casos exitosos, pues ha logrado reducir el impacto ambiental del cambio climático, ha impulsado el reciclaje, incluso ha innovado en el uso de energías renovables. Asimismo, la planificación de la ciudad ha sabido anticiparse a los desastres naturales a través de la creación de infraestructura resiliente que le ha permitido mantenerse intacta a pesar de los fenómenos climáticos.

Otra de las características que se destacan es que aunque en la ciudad aún existen graves problemas de tráfico en algunos puntos, los barrios históricos cuentan con áreas completamente transitables por los peatones. Esto ha permitido que las personas se bajen de los automóviles y, por lo tanto, se reduzcan los atochamientos en tales zonas y la polución, al mismo tiempo que se protege el patrimonio cultural. El BAD destaca esta cualidad, pues hace que la “ciudad sea más habitable”.

En la misma línea, el río Melaka tuvo una transformación significativa, pues pasó de ser un depósito de polución y drenaje de desperdicios, a tener más espacios verdes que son aprovechado por los vecinos y miles de turistas que recorren sus orillas. Esto ha permitido la proliferación del comercio y más lugares de recreación para el turismo.

En cuanto al suministro de energía, el Plan de Acción Ciudad Verde desarrolló paneles solares, pero también otros proyectos de energía renovable, principalmente eólica, que permiten mantener el aire limpio. Un ejemplo de ello es destacado en Bloomberg, se trata del proyecto Hatten Land - Netson Berhard, que se encuentra instalando paneles solares en la azotea del centro comercial más grande de la ciudad. El proyecto considerar la instalación de más de “seis mil paneles capaces de generar 3,19MWp”, además de considerar la reducción de más de 72 mil toneladas de dióxido de carbono, “equivalente a plantar más de 137 mil árboles”, agregan.

A pesar de estos avances, el municipio de la ciudad reconoce que hay grandes desafíos que aún se mantienen, como la capacidad de respuesta frente a las inundaciones y el fortalecimiento de la infraestructura urbana que mantenga a salvo a la economía de los desastres naturales. Un informe de 2019 publicado en conjunto entre el gobierno local de Melaka y la ONG Resilient Cities, destaca el compromiso de las autoridades con la superación de las debilidades que aún persisten.

Para ello, se están impulsando 33 acciones para una Melaka más resiliente. Entre ellas se destaca el fortalecimiento de un plan para la prevención de riesgos de inundaciones y una renovación de la infraestructura de drenajes y colectores. Asimismo, se está creando el Melaka Data Observatory que trabajará en coordinación con el gobierno federal y otras agencias estatales para intercambiar datos y conocimientos sobre gestión de desastres.

En consideración de la experiencia de Melaka ¿Qué reflexiones podrían hacerse desde la realidad chilena para mejorar la resiliencia de nuestras ciudades? ¿Qué elementos podrían incorporarse a los planes reguladores que son los principales instrumentos de planificación de las comunas?.

Actualización de los planes reguladores y más infraestructura verde

Una reflexión sobre tales preguntas tuvo Teresita Eggers, arquitecta especializada en el diseño de áreas verdes públicas. En su opinión, es necesario ver la planificación urbana con una perspectiva de conservación. "Hemos tenido muchos desastres últimamente, algunos naturales, otros socionaturales. Episodios de lluvia menos frecuentes, pero más intensos que nos han dejado inundaciones. Más allá del caso polémico de las dunas de Reñaca -que demuestra una insuficiencia de cualquier perspectiva- los ecosistemas son frágiles, vulnerables a la perturbación del ser humano, por lo tanto tienen que estar protegidos per se. Tenemos que comprender que los ecosistemas del planeta estaban antes que nosotros, es por esto que es necesario verlos como patrimonio natural, porque son el hábitat de una diversidad biológica muy importante. Y si lo queremos ver desde una perspectiva antropocéntrica, los beneficios que nos aportan en servicios ecosistémicos son innumerables. Hay varios estudios científicos que están tratando de cuantificar económicamente", señaló.

Además, afirmó que una correcta planificación se hace necesaria para evitar costos excesivos. “Visto desde nuestra realidad, el ahorro que se podría lograr con una buena planificación territorial es alto. Entonces, por eso me parece importante que los planes reguladores incorporen estos elementos. Lo primero y tal vez lo más obvio, es reducir el riesgo y la vulnerabilidad de las personas, pero también la construcción adecuada de viviendas e infraestructura. Los costos de reconstrucción y equipamiento son demasiado altos después de los desastres, sobre todo, pensando que estos podrían haberse evitado. Por eso, los riesgos y sus amenazas se pueden anticipar en la etapa de planificación y de ordenamiento territorial. Cada uno de los riesgos y amenazas tienen una estrategia de mitigación que se puede lograr a través del diseño urbano. Por ejemplo, con soluciones basadas en la naturaleza ya que son multifuncionales a diferencia de la infraestructura gris, que resuelve un solo problema a la vez, por ejemplo el de vialidad. La restauración de humedales es un buen ejemplo porque tienen la capacidad de absorber el agua lluvia a pesar de tener un periodo de retorno de 10 o 20 años. Entonces aquí el plan regulador tiene un desafío muy grande, que es incorporar en el fondo todos los elementos de la naturaleza", destacó.

En relación a qué otras características ambientales debería tener la planificación urbana, afirmó que debería darse desde una autoridad con mayor grado de independencia. "Siempre los instrumentos de planificación debiesen estar en organismos autónomos, tal como sucede en las grandes ciudades. Si bien son electos, como la figura de nuestro gobierno regional, que tengan mayor influencia política. Agregaría que sean entes autónomos que puedan velar por el bien de la región completa. Esto no hubiese permitido que en Viña autoricen construir en una duna e inmediatamente a continuación Concón las tiene protegidas. Entonces, el límite comunal no cambia los tipos de construcción, considerando en realidad que el ecosistema es el mismo. A esto agregaría al caso chileno que lo primero sería acelerar los procesos. Es bueno que un plan regulador para su aprobación tenga que pasar por muchos filtros donde se considera una evaluación estratégica ambiental, pero en este proceso pueden pasar fácil diez años donde cambian demasiado las cosas y el cambio climático nos está acechando demasiado rápido. Entonces no tenemos tiempo para perder esa cantidad de tiempo", sentenció.

Por equipo Asia Pacífico: asiapacifico@bcn.cl


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