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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Quemas controladas son consideradas por las autoridades australianas para prevenir megaincendios

20 enero 2021

Se trata de una práctica ancestral realizada por los indígenas del país oceánico desde hace más de sesenta y cinco mil años. Con la incorporación de herramientas tecnológicas y conocimientos científicos para mejorar su efectividad, se está convirtiendo en un ejercicio cada vez más difundido para impedir la propagación de los grandes incendios forestales.

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Los fuegos controlados son conocidos y practicados ampliamente en Australia desde antes de la colonización europea. Un informe de abril de 2020 elaborado por la Comisión Real para el Manejo de Desastres sugiere su realización para contener la propagación de los mega incendios en bosques y selvas. Aunque existen publicaciones científicas que ponen en duda su alta efectividad, instituciones como el Departamento de Biodiversidad y Conservación, ya cuentan con planes estratégicos para su ejecución de manera diferenciada según la zona geográfica. Más sobre esta experiencia, en la siguiente nota.

Quema controlada para prevenir y renovar

Conocida también como quema cultural o ancestral, es vista por las autoridades australianas como una manera adecuada de prevenir los grandes incendios forestales que se producen durante los meses más calurosos, en el verano del hemisferio sur. Esta práctica realizada ancestralmente por los pueblos originarios, consiste en originar pequeñas quemas preventivas durante primavera y otoño, con el fin de crear espacios que permitan la eliminación de vegetación seca que luego en días de calor se convierte en combustible y, producto del despeje de follaje, permitir el crecimiento de vegetación nueva.

Esta práctica de quema controlada, ha sido utilizada desde hace más de 65 mil años por los indígenas e isleños del Estrecho de Torres. A comienzos de 2021 es recomendada por diversas autoridades, tanto locales como nacionales, con el fin de evitar que la propagación de los incendios forestales alcancen extensas dimensiones. Una de estas recomendaciones institucionales proviene de la Comisión Real para el Manejo de Desastres, que en un informe publicado en abril de 2020 plantea la necesidad de aplicarlas con rigurosidad como una forma preventiva.

Tal sugerencia se sustenta en la premisa de que los incendios forestales durante la temporada 2019-2020 fueron impulsados por las altas temperaturas originadas por el cambio climático. Esta necesidad de aplicarlas cobra fuerza ante el hecho que durante los meses de verano de dicho período -señala el informe- se quemaron 10 veces más hogares y tierras boscosas en Nueva Gales del Sur, que en toda su historia.

De esta manera, la comisión propone que la quema controlada para la reducción de peligros, debe desempeñar un papel más importante en los incendios en un contexto de temperaturas cambiantes dadas por el cambio climático. Más aún, sostiene que las estrategias actuales para la prevención de incendios son ineficaces, a diferencia de las quemas realizadas durante las estaciones más frías, pues tienen la capacidad de prevenir incendios mayores.

Lo que dicen algunas publicaciones científicas sobre las quemas controladas

La recomendación de recuperar el conocimiento sobre las prácticas indígenas para el manejo del suelo en función de prevenir incendios, a través de las llamadas quemas culturales, o fuegos controlados, han sido también reconocidas desde la investigación científica. Un artículo publicado por el equipo de Abram y Sen Gupta en la revista Nature, el 7 de enero de 2021, aborda la relación entre el cambio climático y la variación de incendios forestales extremos en el sureste de Australia.

La investigación señala que Australia es el continente más propenso a los incendios forestales en todo el planeta, pero también que la mano del hombre ha estado involucrada directamente en gran parte de estos desastres. “También en Australia ha habido una interrupción de las prácticas indígenas de gestión de las tierras, que incluyen quemas de alta frecuencia y baja intensidad en algunas áreas. Los relatos históricos y la evidencia paleoclimática documentan áreas de pastizales nativas mantenidas por el manejo de los indígenas que, en algunos casos, desde la colonización europea han pasado a paisajes de bosques templados”, expresa la publicación.

Sin embargo, pareciera que esta práctica no es la panacea en la prevención de los mega incendios. Un artículo de Owen Price y su equipo en la Revista de Biogeografía de noviembre de 2015, concluye luego de analizar los registros de eventos incendiarios entre 1975 y 2009 en cuatro biorregiones del país, que la efectividad de los fuegos controlados varían de una región a otra. “En la mayoría de las biorregiones, es probable que la quema tenga poco efecto en la extensión subsiguiente de incendios no planificados”. Tal variación se explicaría por las condiciones climáticas y atmosféricas de cada área.

La adopción de las quemas por parte de las instituciones públicas

Esta variación en la efectividad de las quemas prescritas es tomada en cuenta por el Departamento de Biodiversidad y Conservación del país oceánico. En una sección informativa de su sitio web, define este tipo de acciones como un “proceso de planificación y aplicación del fuego en un área predeterminada, bajo condiciones ambientales específicas para lograr un resultado deseado”. Asimismo, el sitio afirma que la diferencia entre quema prescrita y controlada, es que la primera sigue una serie de condiciones que deben cumplirse, mientras que la segunda no necesariamente.

Así, la quema prescrita considera en primer lugar el tipo de vegetación a incendiar, pero también qué debe dejarse sin quemar, y el tipo de intensidad del fuego. Además, considera la historia y variedad de los incendios ocurridos. Por último, considera las condiciones climáticas y, en consecuencia, el mejor momento del día para encender, pues en algunas zonas las condiciones nocturnas son propicias para la extinción del fuego.

Además de estos resguardos, la quema prescrita determina quiénes son los más idóneos para su realización. De hecho, se plantea que son varios los actores que participan compartidamente en esta responsabilidad, como por ejemplo la institución de guardaparques, el Departamento de Bomberos, pero también los gobiernos locales y comunidades. Incluso existe la posibilidad de que se hagan de manera conjunta.

En consecuencia, la utilización de las técnicas milenarias utilizadas por los indígenas australianos es vista por las autoridades como una manera lícita de preparar los suelos para la temporada más calurosa y seca del año, pero que a su vez es la más fuertemente perjudicada por los efectos del cambio climático.

¿Cómo enfrentar los incendios forestales en la realidad chilena?

Al igual que Australia, nuestro país atraviesa los meses más calurosos del año entre diciembre y marzo. Asimismo, el cambio climático ha provocado efectos negativos en el alza de temperaturas, situación que ha redundado en una mayor cantidad e intensidad de los incendios forestales, principalmente en la zona central. Uno de los primeros y más significativos en términos de intensidad fue el de Quilpué, en la Región de Valparaíso, que según nota de La Tercera, consumió más de tres mil 400 hectáreas.

Si bien tanto miembros de la comunidad de Quilpué como algunos medios de comunicación han dado cuenta de intencionalidad en el origen de este incendio, no existiría en nuestro país una ley que proteja el uso del suelo de los bosques una vez que se han producido incendios. Es en consideración de esta realidad que el diputado Diego Ibáñez, representante de dicha localidad, se refirió al proyecto de ley que busca prohibir el cambio de suelo tras la ocurrencia de incendios y al contexto que lo motiva.

En su opinión, se está produciendo un problema no solo en la Región de Valparaíso sino en todo el país. “De acuerdo a la investigación de 2017 Construyendo sobre cenizas ¿Son utilizados los incendios forestales como una herramienta informal para la expansión urbana de Chile central?, en la región de Valparaíso se identifican al menos tres sectores en los cuales posterior a la ocurrencia de una serie de incendios forestales en terrenos dentro o aledaños al límite urbano, fueron desarrollados proyectos inmobiliarios o industriales. En mi distrito, específicamente en Quilpué, en un terreno de 5 hectáreas durante el periodo comprendido entre los años 2006 y 2009 ocurrieron 9 incendios forestales con causa catalogada en su mayoría como “uso de fuego por transeúntes”. En 2010, luego de registrarse dos años sin siniestros, la zona estaba totalmente construida”, señaló.

En relación al proyecto en específico, dijo que el objetivo principal es que se prohíba por un plazo de 30 años el cambio de uso de suelo. “Esto tiene como trasfondo la idea de que la industria inmobiliaria no se aproveche de estos desastres -que la gran mayoría de las veces son generados por la acción humana- para instalarse en suelos que históricamente han sido bosque esclerófilo en una zona que limita con la desertificación. Hoy es más importante que nunca proteger nuestros pulmones verdes, ya que son una de las pocas armas que tenemos para combatir el cambio climático y la sequía”, agregó.

Más aún, el parlamentario afirmó que este proyecto de ser aprobado pondría fin a las irregularidades. Además, dio cuenta de otras situaciones que se producen en la Región de Valparaíso y que son aludidas por la investigación mencionada. “Específicamente en las zonas aledañas al Tranque La Luz, la investigación identifica una dinámica similar, con 10 incendios entre los años 2010 y 2012, evidenciándose la construcción de proyectos inmobiliarios en el año 2013 en los terrenos siniestrados. Finalmente en San Antonio en el terreno estudiado, entre los años 2010 y 2012 ocurrieron 19 incendios, sumados a 30 en los sectores aledaños, constituyéndose en 2014 obras industriales”, comentó.

Por último, se refirió a la necesidad de que este proyecto posea el apoyo necesario para avanzar en la protección de bosques y ecosistemas terrestres en el corto plazo. “Cuenta con un apoyo transversal en las fuerzas de oposición y esperamos que también reciba el respaldo de los sectores oficialistas, por cuanto responde a una necesidad urgente que exige tanto nuestro planeta como las comunidades que se ven afectadas por el avance desregulado de los proyectos inmobiliarios. La crisis climática nos ha dejado claro que tenemos poco tiempo y que es necesario actuar ahora o será demasiado tarde. No podemos darnos el lujo de seguir esperando que las cosas se resuelvan por arte de magia. Tenemos que legislar y entregar mayores facultades a las instituciones para combatir y prevenir incendios, pero también organizarnos en las comunidades para empujar medidas que vayan en dirección de desincentivar la generación de incendios. No tenemos más tiempo”, sentenció.

 

Por equipo Asia Pacífico: asiapacifico@bcn.cl


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