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Asia Pacífico | Observatorio Parlamentario

Smart Cities en Malasia: el proyecto de políticas sustentables para un desarrollo inteligente

14 abril 2016

Impulsado por el Ministerio de Economía del país asiático, plantea que los esfuerzos de innovación tecnológica en estas ciudades, deberían estar comprometidos con la eficiencia energética, la generación de nuevos productos sustentables y la atracción de más inversiones verdes

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Como consecuencia de un rápido crecimiento de la población urbana y una disminución considerable de la productividad agrícola, el gobierno malasio está llevando a cabo un ambicioso programa para crear ciudades inteligentes en sus zonas más importantes de crecimiento industrial. Si bien estas smart cities se asocian principalmente a centros de desarrollo tecnológico, en el caso de Malasia esta iniciativa tiene importantes medidas para la creación de condiciones sustentables. Más detalles sobre ellas a continuación.

Más que un proyecto sofisticado, una necesidad

El informe del Banco Mundial, Monitor Económico de Malasia dedicado a las smart cities, sostiene que para el año 2020 el 75 por ciento de la población de ese país vivirá en zonas urbanas. Esta tendencia podría aumentar para el 2050, cuando la cantidad de ciudadanos urbanos llegue al 90 por ciento. Este incremento no solo ha ido de la mano con una mayor construcción de zonas urbanas en terrenos despoblados, sino también ha traído consecuencias en la productividad agrícola, que desde el año 2008 ha sufrido una merma considerable. Esto en contraposición a otras actividades como la manufactura, o la construcción, que van en franco aumento.

Tal situación ha llevado a que el propio Banco Mundial -en el mencionado informe- alerte al gobierno de Malasia sobre la necesidad de revertir esta tendencia decreciente en la producción agrícola, no solamente porque cada año pierden condiciones para ser autosuficientes en la elaboración de productos del rubro, sino por los efectos que tiene en la alimentación de los grupos sociales más vulnerables, que además están asentados en zonas contaminadas. Lo anterior se agrava frente al hecho que son estos mismos ciudadanos con menos recursos, los que sufren las consecuencias del cambio climático, ya que no cuentan con la infraestructura adecuada para hacer frente a las condiciones adversas del clima, como las inundaciones o la sequía.

La magnitud de estos fenómenos y sus eventuales consecuencias en el desarrollo a largo plazo han sido advertidos por el gobierno malasio. El año 2011 la administración del primer ministro Najib Razak, comenzó a implementar el ambicioso Programa del Gobierno para la Transformación, que es una estrategia con varias políticas sustentables dirigidas a cambiar la orientación de la inversión pública y privada a fin de resolver los problemas ambientales y urbanos. Este programa cuenta con la Agenda de Reformas de Malasia como una herramienta para la concreción de políticas en el mediano plazo, donde la creación de Smart Cities es una de ellas.

Las smart cities de Malasia que conectan la innovación con sustentabilidad

Si bien el término más aceptado de smart city -o ciudad inteligente- involucra una visión de desarrollo que integra tecnológicamente a distintos sistemas -como el transporte, educación, salud, agua, además del legal en una sola red- con el fin de garantizar el desarrollo económico, en el caso del Proyecto de Smart Cities de Malasia -ejecutado por el Ministerio de Economía de ese país- se consideran como ciudades que, además de centrarse en la innovación e interconexión tecnológica, se estructuran sobre la base de la sustentabilidad.

La reducción de las emisiones de carbono, el uso de energías limpias y la masificación de una cultura de eficiencia energética forman parte esencial del espíritu urbanístico y económico de estas ciudades. Según el informe Smart Cities Malaysia, publicado el año 2012 por el propio Ministerio de Economía, los esfuerzos de innovación tecnológica de estas ciudades debe estar comprometida con la eficiencia en el transporte, la generación de productos sustentables y la atracción de inversiones verdes.

Este eje ecológico de las smart cities en Malasia fue valorado por Marielly Casanova, arquitecta y urbanista del Instituto de Planificación y Diseño Urbano de la Universidad Duisburg-Essen en Alemania. En su opinión, las ciudades inteligentes parten de un concepto más tecnológico y de producción económica que de sustentabilidad, por lo tanto este sería un caso novedoso. “Las smart cities se han diferenciado de las ciudades sustentables. Por ejemplo, en el caso de India esta integración no se ha dado, ya que para construir sistemas de transporte eficientes han desalojado a miles de personas de sus lugares por ser asentamientos informales, entonces no se puede hablar ahí de sustentabilidad. El hecho que Malasia haya incorporado esta variable como un rasgo distintivo en el desarrollo de las smart cities me parece que va en la dirección correcta, porque la sustentabilidad implica inclusión de toda la ciudadanía en la solución de sus problemas”, señaló.

De esta manera, las políticas públicas son concebidas bajo la lógica de un compromiso con la tierra y su uso correcto, pero sobre todo con los ciudadanos, con el fin de construir códigos que mejoren su calidad de vida. Por esta razón es que el citado informe del Banco Mundial señala que las smart cities en Malasia necesitan de smart policies -políticas inteligentes para ciudades inteligentes- que permitan la racionalización de los procesos urbanos.

Marielly Casanova resaltó la importancia de la variable inclusión en la gestación de las políticas públicas inteligentes, ya que se orientan a todos los habitantes. “Es importante la participación ciudadana en el diseño y gerencia de espacios públicos, que no son necesariamente parques o plazas, sino también aceras, calles, etc. Que permitan el desarrollo económico local y mejor calidad de vida”, agregó.

Fomento del transporte limpio

Pese a que el proyecto de crear sistemas de transportes inteligentes en las smart cities de Malasia no explicita qué medidas adoptarán para la inclusión de personas con discapacidad en sus medios, cuentan como algo realmente importante que se lleven a cabo políticas que incentiven el transporte público por sobre el privado, con el fin de reducir la huella de carbono y el impacto espacial de los vehículos privados en las calles.

Según el Departamento de Estadísticas de Malasia, a 2016 hay casi 60 autos por cada 100 habitantes, mientras que solo un 26,5 por ciento de la población utiliza el transporte público. Esta es una tendencia que se reduciría en las smart cities, no solo por la promoción del transporte público, sino también por la construcción de infraestructura urbana como vías, paraderos o terminales de buses, que estén interconectadas en red.

Sin embargo, la disposición de alternativas de transporte público de alta calidad, con bajas emisiones de carbono, no son la única vía de lograr que el transporte de las ciudades sea limpio. “No solo los vehículos como trenes o autobuses consiguen el objetivo de mayores estándares de sustentabilidad, es fundamental que haya más vías exclusivas para las bicicletas y condiciones adecuadas para que los peatones puedan desplazarse por la ciudad con seguridad”, afirmó.

Arquitectura urbana resistente y con capacidad de autosustentación

La construcción de viviendas y edificios deja de ser inteligente si no se relaciona amigablemente con el entorno. Este es uno de los principios que rigen al Programa del Gobierno para la Transformación de Malasia, donde se plantea que los nuevos diseños preserven las fuentes naturales de agua, consideradas como patrimonio del país. Parte de este lineamiento puede verse en el Proyecto de Rehabilitación y Embellecimiento del Río Melaka, orientado a mantener el ecosistema de la ciudad y permitir el consumo de agua a pequeña escala.

No obstante el respeto al patrimonio natural, una de las razones más importantes por las cuales se pretende hacer un diseño respetuoso con la geografía, es para hacer frente a los peligros naturales, principalmente ocasionados por el cambio climático. De esta forma, el proyecto de smart cities Malasia se reconoce como un modelo resistente, ya que contempla la preparación de las edificaciones para enfrentar fenómenos como las inundaciones, sequías y altas temperaturas, pero también sucesos como los tsunamis. Así el proyecto ve en las áreas verdes y ríos, una de las medidas más eficientes para gestionar y mitigar los riesgos. Por ejemplo, la prevención efectiva de inundaciones se puede lograr a través de la mantención de zonas de captación de recursos de agua que fluyen a través de la ciudad.

Para Marielly Casanova, la mantención de las áreas verdes y una gestión eficiente del agua no solo beneficia a las ciudades frente a los embates de la naturaleza, sino también entrega nuevas oportunidades a los ciudadanos para mejorar su calidad de vida. “El agua y las áreas verdes son un recurso, por lo tanto se puede utilizar para la pequeña agricultura. Yo no hablaría solo de autogestión, sino también de autosustentación, porque permite que los ciudadanos se organicen para generar nuevos recursos, lo que redunda en más empleos y una participación más democrática en el mercado”, enfatizó.

Smart cities o ciudades sustentables en América Latina

La posibilidad de implementar proyectos como las smart cities o ciudades sustentables en América Latina, podría ser una realidad por cuanto se disponen de los recursos naturales, humanos y económicos para hacerlos, sin embargo existirían algunos obstáculos para concretar proyectos de esa envergadura. “Sí podríamos llegar a tener ciudades sustentables, por ejemplo, en la autoproducción de alimentos, o autoproducción de energía y generación de productos verdes, pero también tenemos que solucionar otros problemas básicos para desarrollar la sustentabilidad, como reconocer que tenemos derechos sociales y ambientales que aún no han sido garantizados”, señaló.

Esta sería –para Casanova- la fase previa para crear las oportunidades y ser parte de la autosustentación, generar riqueza y desarrollo. “Es necesario evitar la entrega de subsidios, pero sí invertir en lo social, porque seguimos construyendo viviendas de mala calidad, o seguir tomando decisiones urbanas top down sin permitir que la gente forme parte de un proceso democrático. Pienso que sí podemos alcanzar estos tipos de avances, pero incorporando nuestro propio punto de vista, reconocernos como país y como región, hasta dónde queremos llegar y cuáles son los recursos que tenemos”.

La promoción de Iskandar como ciudad sustentable e inteligente, en el siguiente video:


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