El uso de alternativas energéticas: cómo Japón enfrenta las alzas de petróleo

El petróleo es una de las tantas materias primas de las que carece Japón, donde deben importar casi el total de lo que utilizan. Los nipones son los terceros mayores importadores de crudo a nivel mundial. A esto se ha sumado la reciente crisis económica que tuvo al país del Sol Naciente como a uno de sus principales afectados, y que llevó a reforzar el uso de alternativas energéticas. Cifras recientes precisan que en el pasado mes de febrero, los servicios públicos japoneses usaron un 25% menos de petróleo que en el mismo periodo del año anterior, con el fin de mitigar la dependencia de este combustible. Asimismo, otras fuentes energéticas han cobrado fuerza y Japón está apostando por ellas.

El futuro del litio

En el mes de febrero, autoridades y empresarios japoneses llegaron hasta Bolivia para manifestar su franco interés en ser socios de los altiplánicos en la producción de litio, elemento indispensable para las baterías de autos eléctricos. Si bien en salar de Uyuni cuentan con reservas de 5,5 millones de toneladas de litio, los salares chilenos también son una poderosa reserva con cerca de 3 millones de toneladas de este mineral. A este acercamiento bilateral, se suma el acuerdo que logró Toyota en Argentina, desde donde le suministrarán litio por un largo plazo y que también irá en beneficios de los autos eléctricos. En noviembre de 2009, se llegó a un convenio entre Marubeni y la Universidad de Chile para comenzar a introducir estos automóviles cero emisión en nuestro país.

Acento medioambiental

A partir de este año, el gobierno japonés inició la entrega de subsidios para los habitantes que compren las denominadas pilas o “células” de combustible de uso doméstico, las que generan electricidad y calor a través de un proceso de reacción química que utiliza el hidrógeno derivado del gas ciudad y del oxígeno ambiental. Entre sus principales ventajas, además de la calefacción de agua, se encuentra su capacidad para generar y almacenar electricidad, la que incluso puede venderse a una compañía eléctrica.