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El viento primaveral de 1970 recorría los rincones de la pampa del Norte Grande: Salvador Allende asumía la Presidencia de la República y con él los trabajadores, los pobladores. En el Departamento de Tocopilla era designada –el 7 de noviembre de ese año- como máxima autoridad la “pobladora, dirigenta poblacional”192, Vilma Eliana Rojas Alfaro, quien decide sumarse a la ola de mujeres que luchan por la igualdad de derechos.
En el cargo de gobernadora se ocuparía de la construcción de las Escuelas No 13 de la Población Miramar y la No 6 de la Población Prat:“En cuanto a la infancia, una vez creado el Ministerio de Protección de la Familia, solicitaremos la instalación de una oficina local que asuma su labor solucionando los problemas de los hogares, de las madres y niños abandonados. Además construiremos una guardería infantil. Se les procurará para los niños leche de buena calidad”193, señalaba.
Entre sus principales preocupaciones también estaban los problemas de los campesinos, ya que insistía en que no contaban con medios modernos para lograr una buena producción agrícola. Además carecían de comodidades y servicios de comunicación194.
En marzo de 1973 fue electa como diputada por Antofagasta, Tocopilla, El Loa y Taltal, engrosando las filas de la bancada femenina del Partido Comunista (PC) en la Cámara de Diputados, que contaba con seis representantes195. Según una colega de la colectividad, este hecho era la representación demostrativa de lo que era la sociedad chilena196.
El 15 de mayo de 1973 juró como diputada y pasó a formar parte de la Comisión Permanente de Salud Pública197. Sin embargo, su trabajo en el Parlamento se vio abruptamente interrumpido por el golpe de Estado unos meses más tarde. Este hecho le impidió llevar adelante la agenda de transformaciones sociales por las que había dado la batalla como la única mujer electa diputada de la 2a Agrupación Departamental de Antofagasta.
La dirigenta que luchó en Tocopilla por una mayor justicia social para los más desposeídos y el cumplimento del Programa de la Unidad Popular, vio truncados sus anhelos de contribuir, desde el Congreso, a mejorar los problemas de la niñez, de las mujeres, los pescadores y los campesinos, y pasaría a formar parte de esas miles de mujeres que defendieron férreamente a las víctimas de las violaciones a los derechos humanos198.
(192) Biblioteca del Congreso Nacional, “Entrevista a Mireya Baltra: Diputada en 1969”, 2008. Disponible en: http://bcn.cl/26szi (193) El Siglo, “Las puertas de esta gobernación estarán abiertas al pueblo”, 14 de noviembre de 1970, p. 8.
(194) Ibíd.
(195) Luis Corvalán, “De lo vivido y lo peleado”, Editorial LOM, Santiago, Chile, 1997, p. 87.
(196) Ibíd., 192.
(197) Cámara de Diputados 1973, Diario de Sesiones, Legislatura Ordinaria, Sesión N° 3. Disponible en: http://bcn.cl/26tmy
(198) Vilma Eliana Rojas es mencionada como una de las integrantes de la huelga de hambre ante la Cepal de junio de 1976, en que un grupo de mujeres protestaron por la desaparición de sus familiares. Citada en: “Relaciones de género y liderazgo de mujeres dentro del Partido Comunista de Chile. Tesis para optar al grado de Magíster en estudios de género y cultura, Mención ciencias sociales; Yazmín Lecourt Kendal. Disponible en: http://bcn.cl/26tqt
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