Page 50 - 109 Parlamentarias
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Al apreciar el trabajo legislativo de estas parlamentarias, son recurrentes sus preocupaciones por materias asociadas a la infancia, la familia y las condiciones de la mujer. Destaca en este ámbito la moción presentada por la diputada Inés Enríquez, el 19 de agosto de 1965, en relación con una reforma a la Constitución Política del Estado, donde solicita “el derecho al divorcio vincular”, la que no fue considerada. Tuvieron que pasar casi 40 años para que se aprobara la Ley N° 19.947 que estableció la nueva Ley de Matrimonio Civil, donde se instauró el divorcio vincular, que significa la ruptura del vínculo y la disolución de la sociedad conyugal.
Este puñado de pioneras en el Parlamento chileno tuvo la osadía de competir en un escenario de clara incertidumbre respecto de los resultados que podían obtener. La decisión de abrir un mundo vedado para las mujeres y el coraje para desplegar sus capacidades a pesar de las exigencias de una sociedad tradicional que les abrió la puerta de la actividad política y a la vez les impuso la obligación de “no descuidar” sus roles tradicionales. La participación política femenina se desplegó, a pesar de que las obligaciones sociales en el espacio privado (familia, crianza) permanecen inalterables para mujeres y hombres.
Muchos años de organización transcurrieron para que las mujeres chilenas lograran participar y decidir en el espacio político, sin embargo, el ingreso a un campo exclusivamente masculino no fue fácil. Además de constatar el escaso número de mujeres elegidas en cargos de representación, hay que señalar que para aquellas que apostaron por la integración a los partidos políticos, el margen de actuación quedó en muchos casos reducido a las secciones femeninas, donde las mujeres jugaban un papel secundario y accesorio al poder real.
A pesar de las conquistas obtenidas y el grado de organización desplegado, sin un objetivo claro y unitario (como fue el sufragio), y en un escenario que se resiste a acoger a las mujeres en igualdad de condiciones, el movimiento social de mujeres se desdibuja y entra en una larga etapa de decaimiento e invisibilización, que terminará en plena dictadura militar, cuando vuelve a convocar, a reunirse y organizarse para defender la vida y denunciar las violaciones a los derechos humanos que ocurrirán en el país al finalizar la década de los 70.
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