Juan Eduardo Mackenna Astorga

Reseñas biográficas parlamentarias



Nació en Santiago, Chile, el 17 de septiembre de 1846; fueron sus padres Félix Mackenna Vicuña y María del Carmen Astorga Falcón. Hermano del ex diputado propietario Claudio Mackenna Astorga.

Se casó el 16 de agosto de 1871, con Margarita Eyzaguirre Echaurren y tuvieron seis hijos.

Cursó humanidades en el Instituto Nacional, en el Colegio de San Luis y otros; ingresó a la Universidad del Estado, hasta obtener su título de abogado el 2 de agosto de 1870; la tesis versó sobre "El estado del Poder Judicial en Chile".

Su vida pública, de acuerdo a los servicios prestados al país, se puede dividir en tres períodos para una mejor comprensión.

En la primera época, comenzó como secretario de don Alberto Blest Gana, ministro de Chile en Washington y en Londres, 1866-1869, donde dió pruebas de su criterio, inteligencia y discreción diplomáticas.

Regresó al país, y publicó un interesante folleto sobre las reformas en la administración de Justicia en Chile, que preocupó por algún tiempo a los legisladores y a los que se interesaban por tan delicado ramo de las instituciones del país.

En 1870 fue secretario de la intendencia de Valparaíso, donde colaboró en la época de gran brillo para aquella metrópoli comercial, cerca de don Francisco Echaurren.

Durante la guerra con el Perú y Bolivia, fue secretario de la intendencia General del Ejército y Armada, donde dejó huellas como espléndido organizador y brillante talento en la redacción de la memoria de toda la organización de esa intendencia, del abastecimiento de las tropas, del transporte de ellas -y otros- en aquella época de glorias para las banderas de Chile.

Antes, en 1873, había sido regidor municipal por la ciudad de Santiago.

En 1876 ingresó por primera vez al Congreso, electo diputado propietario por "Lautaro", período 1876-1879.

Fue reelecto diputado propietario, pero en representación de "Valparaíso", período 1879-1882; integró la Comisión Permanente de Negocios Eclesiásticos; y fue diputado reemplazante en la Comisión Permanente de Gobierno y Relaciones Exteriores.

Nuevamente electo diputado propietario por "Valparaíso", período 1882-1885; integró la Comisión Permanente de Gobierno y Relaciones Exteriores.

Reelecto diputado propietario por "Valparaíso", período 1888-1891; no se incorporó hasta el 15 de junio de 1888; integró la Comisión Permanente de Constitución, Legislación y Justicia.

En los primeros albores de su vida parlamentaria se preocupó por el prestigio de la Administración de Justicia, por la independencia de sus funciones y por la selección y retribución del personal encargado de administrarla, pronunciando, al efecto, brillantes y convincentes discursos al presentar los proyectos en la Cámara.

En el Congreso comenzó una amistad con el eminente repúblico don José Manuel Balmaceda, del cual recibió el voto incondicional y la aprobación a sus ideas de reforma judicial que consideraba inspiradas en el patriotismo y en el bien público.

Otro empeño de su vida parlamentaria fue la campaña que inició en la Cámara, por la seguridad pública, para que se dotase al país, no sólo en las ciudades, sino también, en el interior de los campos, de las garantías inherentes a toda civilización, en el resguardo de la vida y de los intereses de los habitantes.

Otro tema que le preocupó fue "la protección a las industrias nacionales", a la que dedicó preferente actividad. Y otros variados temas de su agenda, como discusiones sobre reformas teológicas, cementerios comunes, ley de matrimonio civil, y, en lo más arduo y difícil, en los debates sobre la separación de la Iglesia y el Estado. Fue un defensor del progreso del país y de sus instituciones, como lo fue después, en su segunda época, en los albores de la revolución de 1891, durante ella y más tarde como proscrito.

En 1889 escribió una carta al presidente Balmaceda, observando la descomposición que se veía venir y mientras la política degeneraba en un vergonzoso tráfico de pasiones, que hacían subdividirse a los partidos históricos en grupos pequeños, con exigencias de predominio que imposibilitaban su marcha al Gobierno de la República, entre otras cosas, claras y precisas que le planteó en dicha carta. Los cambios y agitaciones que se sucedieron enseguida en el Gobierno, evidenciaron la justicia y verdad de la carta enviada por Mackenna al Presidente Balmaceda.

En enero de 1890, su Excelencia el presidente Balmaceda, le ofreció el cargo de ministro de Relaciones, puesto que aceptó, diciendo al presidente que no entraba al Gobierno vinculado a ninguna candidatura oficial, que serviría al país en la forma que siempre lo había hecho y que sus actos serían revestidos de imparcialidad y rectitud. Como ministro de Relaciones hizo todo lo concerniente para que se estableciera en forma definitiva la colonización nacional, mediante un decreto. Con respecto al Departamento de Culto, tuvo la suerte de poder arreglar la cuestión cementerios, que tenía dividida las opiniones, y logró que el Gobierno reconociera los cementerios parroquiales, permitiendo por su parte la Iglesia, el ejercicio del culto y la bendición de las fosas en los cementerios del Estado y de las municipalidades. Sirvió en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Culto y Colonización, desde el 21 de enero hasta el 11 de agosto de 1890.

Por ese entonces fue necesario que se preocupase de sus intereses privados, y así, después que dejó el Ministerio, se trasladó a Iquique, donde permaneció atendiendo los trabajos de sus propiedades mineras hasta fines de noviembre de 1890. Estando el volcán revolucionario a punto de estallar, a fines de noviembre de 1890, se trasladó con su familia a una de sus fincas de campo hasta marzo de 1891, en plena convulsión.

En 1891 fue electo senador por "Valparaíso", en el Congreso Constituyente de 1891, 15 de abril-18 de agosto de 1891. Fue vicepresidente provisorio, el 15 de abril de 1891 y el 20 de abril del mismo año, vicepresidente, hasta agosto, mes en que se acabó el Congreso Constituyente.

Durante la revolución, hizo cuanto fue posible para suavizar los horrores, aliviar la suerte de los que sufrían, terminar con los estragos por medio de acuerdos pacíficos, pero no lo logró.

Cayó junto con su amigo, Balmaceda; sufrió las consecuencias más horribles por el desborde de las pasiones y de los apetitos desenfrenados por la injusticia. Posteriormente se trasladó a Estado Unidos por dos años.

Regresó al país en 1893 y se ocupó solamente de reponer su fortuna y cuidar de sus intereses.

Permaneció por años retirado de la política, hasta que en 1909, su partido, el Liberal Democrático lo proclamó candidato a senador por Coquimbo, período 1909-1915, pero no resultó electo. Falleció el senador propietario por Coquimbo, don Rafael Balmaceda Fernández y presuntivamente se incorporó en su reemplazo, el 2 de noviembre de 1909, y los poderes se aprobaron el 11 de diciembre del mismo año. Integró la Comisión Permanente de Culto y Colonización; y la de Instrucción Pública, que presidió.

En este período, sostuvo la idea de volver al sistema representativo de gobierno y que se respetasen las prerrogativas constitucionales del Presidente de la República, para lo cual, en 1913, presentó a la consideración del Senado dos proyectos de ley tendientes a ello. Sostuvo los principios de respeto al presidente de la República, y, a que éste designe y nombre sus secretarios.

Dejó de existir en Santiago, Chile, el 2 de noviembre de 1929, a la edad de 83 años.

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