Labor Parlamentaria

Diario de sesiones

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Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha

Índice
  • DOCUMENTO
    • PORTADA
    • I. ASISTENCIA
    • II. APERTURA DE LA SESIÓN
    • III. ACTAS
    • IV. CUENTA
    • V . OBJETO DE LA SESIÓN
      • CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ. PROYECTO DE ACUERDO.
        • ANTECEDENTE
        • INTERVENCIÓN : Eugenio Tuma Zedan
        • INTERVENCIÓN : Eduardo Diaz Del Rio
        • INTERVENCIÓN : Edgardo Riveros Marin
        • INTERVENCIÓN : Juan Jose Bustos Ramirez
        • INTERVENCIÓN : Ivan Moreira Barros
        • INTERVENCIÓN : Carlos Ignacio Kuschel Silva
        • INTERVENCIÓN : Antonio Leal Labrin
        • INTERVENCIÓN : Ivan Paredes Fierro
        • INTERVENCIÓN : Francisco Leandro Bayo Veloso
        • INTERVENCIÓN : Guido Girardi Lavin
        • INTERVENCIÓN : Felipe Letelier Norambuena
        • INTERVENCIÓN : Patricio Alejandro Hales Dib
        • INTERVENCIÓN : Maria Isabel Allende Bussi
        • INTERVENCIÓN : Alejandro Navarro Brain
            • PRESENTACIÓN PROYECTO DE ACUERDO
              • Ivan Moreira Barros
              • Fulvio Rossi Ciocca
              • Eliana Caraball Martinez
              • Carlos Ignacio Kuschel Silva
              • Jose Perez Arriagada
              • Edmundo Salas De La Fuente
              • Antonio Leal Labrin
              • Guido Girardi Lavin
              • Juan Jose Bustos Ramirez
              • Ivan Paredes Fierro
              • Pedro Hector Munoz Aburto
              • Maria Isabel Allende Bussi
          • DEBATE
    • CIERRE DE LA SESIÓN
    • DOCUMENTOS DE LA CUENTA
      • DEBATE
        • AUTOR DE UN DOCUMENTO
          • Eduardo Diaz Del Rio
          • Juan Masferrer Pellizzari
          • Ivan Norambuena Farias
          • Pablo Prieto Lorca
          • Rodrigo Alvarez Zenteno
          • Mario Escobar Urbina
          • Gonzalo Ibanez Santa Maria
          • Jorge Ivan Ulloa Aguillon
          • Pablo Longueira Montes
          • Gaston Von Muhlenbrock Zamora
  • DOCUMENTO
    • PORTADA
    • I. ASISTENCIA
    • II. APERTURA DE LA SESIÓN
    • III. ACTAS
    • IV. CUENTA
    • V . OBJETO DE LA SESIÓN
    • CIERRE DE LA SESIÓN
    • DOCUMENTOS DE LA CUENTA
Notas aclaratorias
  1. Debido a que muchos de estos documentos han sido adquiridos desde un ejemplar en papel, procesados por digitalización y posterior reconocimiento óptico de caracteres (OCR), es que pueden presentar errores tipográficos menores que no dificultan la correcta comprensión de su contenido.
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REPÚBLICA DE CHILE

CÁMARA DE DIPUTADOS

LEGISLATURA 348ª, EXTRAORDINARIA

Sesión 33ª, en miércoles 11 de diciembre de 2002

(Especial, de 16.02 a 17.45 horas)

Presidencia del señor Salas de la Fuente, don Edmundo.

Secretario, el señor Loyola Opazo, don Carlos.

Prosecretario, el señor Álvarez Álvarez, don Adrián.

ÍNDICE

I.ASISTENCIA II.APERTURA DE LA SESIÓN III.ACTAS IV.CUENTA V.OBJETO DE LA SESIÓN VI.DOCUMENTOS DE LA CUENTA

ÍNDICE GENERAL

Pág.

I.Asistencia4

II.Apertura de la sesión7

III.Actas7

IV.Cuenta7

V.Objeto de la sesión.

Conflicto Palestinoisraelí. Proyecto de acuerdo7

VI.Documentos de la Cuenta.

1.Moción de los diputados señores Díaz, Masferrer, Norambuena, Prieto,

Álvarez, Escobar, Ibáñez, Ulloa, Longueira y Von Mülenbrock, que incorpora al Fiscal Nacional del Ministerio Público como sujeto de acusación constitucional. (boletín Nº 317407)35

I.ASISTENCIA

Asistieron los siguientes señores diputados: (101)

--Accorsi Opazo, Enrique

--Alvarado Andrade, Claudio

--Álvarez-Salamanca Büchi, Pedro

--Álvarez Zenteno, Rodrigo

--Allende Bussi, Isabel

--Araya Guerrero, Pedro

--Barros Montero, Ramón

--Bauer Jouanne, Eugenio

--Bayo Veloso, Francisco

--Becker Alvear, Germán

--Bertolino Rendic, Mario

--Burgos Varela, Jorge

--Bustos Ramírez, Juan

--Caraball Martínez, Eliana

--Cardemil Herrera, Alberto

--Ceroni Fuentes, Guillermo

--Cornejo Vidaurrazaga, Patricio

--Correa De la Cerda, Sergio

--Cristi Marfil, María Angélica

--Díaz Del Río, Eduardo

--Dittborn Cordua, Julio

--Egaña Respaldiza, Andrés

--Encina Moriamez, Francisco

--Errázuriz Eguiguren, Maximiano

--Escalona Medina, Camilo

--Escobar Urbina, Mario

--Espinoza Sandoval, Fidel

--Forni Lobos, Marcelo

--Galilea Carrillo, Pablo

--Galilea Vidaurre, José Antonio

--García-Huidobro Sanfuentes, Alejandro

--Girardi Lavín, Guido

--González Román, Rosa

--González Torres, Rodrigo

--Hales Dib, Patricio

--Hernández Hernández, Javier

--Hidalgo González, Carlos

--Ibáñez Santa María, Gonzalo

--Jaramillo Becker, Enrique

--Jarpa Wevar, Carlos Abel

--Kuschel Silva, Carlos Ignacio

--Lagos Herrera, Eduardo

--Leal Labrín, Antonio

--Leay Morán, Cristián

--Letelier Morel, Juan Pablo

--Letelier Norambuena, Felipe

--Lorenzini Basso, Pablo

--Luksic Sandoval, Zarko

--Martínez Labbé, Rosauro

--Masferrer Pellizzari, Juan

--Mella Gajardo, María Eugenia

--Meza Moncada, Fernando

--Molina Sanhueza, Darío

--Monckeberg Díaz, Nicolás

--Montes Cisternas, Carlos

--Mora Longa, Waldo

--Moreira Barros, Iván

--Mulet Martínez, Jaime

--Muñoz Aburto, Pedro

--Navarro Brain, Alejandro

--Ojeda Uribe, Sergio

--Ortiz Novoa, José Miguel

--Palma Flores, Osvaldo

--Paredes Fierro, Iván

--Paya Mira, Darío

--Pérez Arriagada, José

--Pérez Lobos, Aníbal

--Pérez Opazo, Ramón

--Pérez San Martín, Lily

--Pérez Varela, Víctor

--Prieto Lorca, Pablo

--Quintana Leal, Jaime

--Recondo Lavanderos, Carlos

--Riveros Marín, Edgardo

--Robles Pantoja, Alberto

--Rojas Molina, Manuel

--Rossi Ciocca, Fulvio

--Saa Díaz, María Antonieta

--Saffirio Suárez, Eduardo

--Salaberry Soto, Felipe

--Salas De la Fuente, Edmundo

--Sánchez Grunert, Leopoldo

--Seguel Molina, Rodolfo

--Sepúlveda Orbenes, Alejandra

--Silva Ortiz, Exequiel

--Soto González, Laura

--Tapia Martínez, Boris

--Tarud Daccarett, Jorge

--Tohá Morales, Carolina

--Tuma Zedan, Eugenio

--Ulloa Aguillón, Jorge

--Uriarte Herrera, Gonzalo

--Urrutia Bonilla, Ignacio

--Varela Herrera, Mario

--Vargas Lyng, Alfonso

--Venegas Rubio, Samuel

--Vidal Lázaro, Ximena

--Vilches Guzmán, Carlos

--Villouta Concha, Edmundo

--Von Mühlenbrock Zamora, Gastón

--Walker Prieto, Patricio

Con permiso constitucional estuvieron ausentes los diputados señores Gabriel Ascencio, Roberto Delmastro, Carmen Ibáñez, Carlos Olivares y Esteban Valenzuela.

Asistieron, además, los senadores señores señores Mario Ríos y Hosain Sabag.

Concurrieron, también, los ministros de Salud, señor Osvaldo Artaza, y de Relaciones Exteriores (S), señor Cristián Barros.

II.APERTURA DE LA SESIÓN

Se abrió la sesión a las 16.02 horas.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

En el nombre de Dios y de la Patria, se abre la sesión.

III.ACTAS

El señor SALAS (Vicepresidente).-

El acta de la sesión 28ª se declara aprobada por no haber sido objeto de observaciones.

El acta de la sesión 29ª queda a disposición de las señoras diputadas y de los señores diputados.

IV.CUENTA

El señor SALAS (Vicepresidente).-

El señor Secretario dará lectura a la Cuenta.

El señor LOYOLA (Secretario) da lectura a un documento recibido en la Secretaría.

V. OBJETO DE LA SESIÓN

CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ. PROYECTO DE ACUERDO.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

A continuación, corresponde “analizar la situación del conflicto palestino-israelí y las relaciones bilaterales entre nuestro Gobierno y los estados en conflicto, como también la contribución de nuestro país en el proceso de paz”.

El tiempo previo de 15 minutos corresponde al Comité del Partido por la Democracia.

Tiene la palabra el diputado Eugenio Tuma .

El señor TUMA.-

Señor Presidente, no puedo dejar de mencionar, en honor a la verdad y a la transparencia, que respecto de esta sesión ha habido un nivel de presiones increíble. Incluso, algunos colegas, de manera realmente sorprendente, han planteado en la última sesión de la Comisión de Régimen Interno que esta sesión era innecesaria y, por ende, pedían su eliminación o, en subsidio, que fuera secreta. Como si secreta fuera la tragedia de un pueblo, que conmueve la conciencia de las naciones civilizadas y de las personas de paz en el mundo.

¡Qué razón podría haber para que fuera secreta una sesión de esta Corporación que sólo pide paz para Israel y Palestina, y que ésta sea justa para ambos pueblos!

¡Ése es el objetivo de esta sesión!

Estamos a tan sólo unos cuantos días de celebrar en todo el hemisferio occidental un aniversario más del nacimiento de Jesús, en Belén. Hace 2.000 años, en tierras palestinas, nace Jesús, y con Él, el cristianismo, que vino a cambiar de manera definitiva la concepción del hombre y del mundo.

A pocos kilómetros de Belén está Jerusalén, la ciudad Santa para las tres religiones monoteístas del planeta: el judaísmo, el islamismo y el cristianismo, la que, paradójicamente, no disfruta de la paz ni del respeto a la dignidad de las personas que proclaman los padres fundadores de cada una de esas confesiones religiosas.

Señor Presidente, aunque es difícil, si no imposible, dejar absolutamente de lado mi condición personal de chileno descendiente de palestinos, intentaré relatar con el máximo de objetividad, mesura y prudencia los orígenes de este conflicto que remece las conciencias del mundo con sus secuelas de dolor y muerte para ambas partes en disputa.

Para indagar sobre los hechos que motivan el actual estado de situación, debemos hundirnos en la historia y llegar al año 70 de la era cristiana, cuando, después de la destrucción del segundo templo de Jerusalén por los romanos, se ordenó la dispersión forzosa del pueblo hebreo por todo el territorio imperial romano, creándose comunidades hebreas en casi todos los países de Europa.

Al terminar la segunda guerra mundial, 1.900 años después de los edictos romanos, las Naciones Unidas, en un gesto de pretendida reparación al pueblo hebreo, acoge las peticiones que comenzaban a formular las organizaciones sionistas internacionales para obtener el reconocimiento de su derecho de volver a las tierras de donde sus antepasados fueron expulsados. La cruel diáspora se supera por una decisión institucional de las Naciones Unidas, pero, lamentablemente, a costa de otra diáspora, no menos cruel, como la del pueblo palestino. En 1948, miles de familias palestinas que ocupaban legítimamente el suelo de sus antepasados, fueron expulsadas de sus ciudades y aldeas y conminadas a huir a terceros países, en los que viven hasta hoy apiñadas en campos de refugiados. Muchas de esas familias aún conservan ingenuamente lo único que les quedó: la llave de sus casas. Se calcula que más de tres millones de palestinos fueron expulsados o se vieron obligados a desplazarse para huir como consecuencia de la partición decidida por las Naciones Unidas y de las guerras árabe-israelíes, como la guerra del desierto del Néguev, la guerra de los seis días, en 1967, y la guerra de Yom Kippur, en 1973.

Es fruto del deseo de volver a las tierras que una vez ocuparon sus antepasados, y como consecuencia, también, del holocausto del pueblo hebreo durante la segunda guerra mundial, que se autoriza la partición de Palestina. Curiosamente, en Tierra Santa, los horrores de un pueblo, la diáspora y el holocausto han sido repetidos de manera muy similar en contra de otro pueblo, pues también existe un holocausto palestino, el cual ya no se expresa en hornos crematorios, sino en las calles de las aldeas palestinas. Sí, es un holocausto cuando sólo en dos años, desde septiembre de 2000 a la fecha, ha habido más de dos mil setecientos palestinos muertos y cuatrocientos mil gravemente heridos con secuelas permanentes, en su gran mayoría, civiles; cuando trescientos ochenta niños menores de 18 años han muerto por balas o a consecuencia de disparos de misiles desde helicópteros artillados; cuando más de ciento veintidós mujeres, madres, han caído en las calles de Naplusa, de Belén, de Tulkarem; cuando se ha asesinado de manera selectiva a doscientas veintiuna personas por parte de las fuerzas de la inteligencia militar israelí; cuando ha habido 208 bombardeos a colegios; cuando doscientos cincuenta y cinco niños han muerto como consecuencia de disparos de soldados israelíes mientras estaban en sus salas de clases, ni siquiera en la calle. Existe holocausto cuando se han destruido instalaciones esenciales, como hospitales, escuelas, recintos deportivos, el aeropuerto y el puerto de Gaza; cuando se han bombardeado 200 bodegas agrícolas, cuando 684 pozos de agua, esenciales para sostener la vida, se han inutilizado; cuando 20 mil cabezas de ganado han sido sacrificadas y más de 50 mil hectáreas de tierra han sido arrasadas y definitivamente inutilizadas para la producción agrícola de ese pueblo.

Estas cifras sólo constituyen una estadística; pero detrás de ellas hay almas y seres humanos; son verdaderas y están a vuestra disposición. Pueden ser comprobadas por quienes lo estimen conveniente. Ellas demuestran la magnitud de la tragedia de un pueblo que no causó la diáspora ni el holocausto hebreo y que, sin embargo, debe sufrirlos para reparar el dolor que sus antiguos hermanos, descendientes de Abraham, al igual que ellos, sufrieron a manos de otros. ¡Qué injusto!

Los esfuerzos por superar este irracional conflicto han sido en vano hasta el momento. El proceso de paz se ha visto obstaculizado por las posturas extremistas de uno y otro signo. La paz es prisionera del radicalismo islámico y también de la extrema derecha israelí. No podemos olvidar que los ascensos al poder de Netanyahu y de Sharon significaron puntos de quiebre de todas las negociaciones de paz en Oriente Medio. Asimismo, que la visita de Ariel Sharon a la explanada de Haram Al Sharif, donde está la mezquita de Al Aqsa, lugar santo para el Islam, detonó la segunda intifada.

Se exige permanentemente a la Autoridad Nacional Palestina y a su líder, Yasser Arafat , controlar a los grupos islámicos extremistas que efectivamente constituyen una amenaza a la seguridad nacional israelí. Sin embargo, nadie dice que, a diferencia de Israel, que es un Estado en forma, con medios institucionales, materiales, financieros y con un ordenamiento claro del poder político, esa capacidad de ordenamiento y control no está presente en los territorios palestinos. Y no lo está porque Israel no ha permitido que ello sea posible. Cuando se bombardean los cuarteles de la policía palestina, cuando se lanzan misiles contra sus vehículos, cuando se asesina a sus miembros, se impide cualquier capacidad de control sobre los grupos extremistas, que son la verdadera amenaza a la seguridad interior israelí, y no la Autoridad Nacional Palestina.

En 1998, Arafat dictó el decreto presidencial, Nº 3, sobre la consagración de la unidad nacional y la prohibición de las provocaciones, que penaliza como un crimen de lesa humanidad, tanto contra el pueblo israelí como palestino, la comisión de actos de carácter terrorista. Pero Arafat no puede controlar lo que es incontrolable; ni siquiera puede controlar la intifada que se erige como un acto de legítima resistencia a la luz del derecho internacional, en cuanto es expresión del alzamiento ante el orden injusto y del derecho de los pueblos a luchar por su independencia y autodeterminación. Ambos derechos, en su momento, en estas tierras americanas, y aquí, en Chile, también fueron ejercidos por nuestros padres de la patria.

El estado actual del conflicto en el Medio Oriente no puede ser peor. A las ocupaciones masivas de ciudades y aldeas palestinas, al levantamiento de cercas, al cierre de las fronteras y a la continuación de la política de segregación, se suman también los ataques recibidos por Arafat en su propio centro de poder, en la Mukata, que fue destruida mientras él permanecía adentro. El cerco montado por las fuerzas militares israelíes sólo pudo ser superado por la indignación mundial en contra de esta agresión.

Quiero destacar, por justicia, la memoria de los hombres de paz, de esa paz de los valientes. En Israel ha habido palomas, y muchas; no siempre ha sido tierra de halcones. Destaco a Isaac Rabin , asesinado por un extremista ortodoxo, y al propio Shimon Peres . A estos dos nombres podemos sumar el de Yasser Arafat , el único interlocutor válido de la Autoridad Nacional Palestina y del pueblo palestino, cuya contribución a la pacificación le mereció el Premio Nobel de la Paz de manos de la Academia Sueca.

El alegato que hago en esta Sala es por la justicia, por la equidad. No es posible que toda esta tragedia, ocurrida como consecuencia de decisiones inconsultas de las Naciones Unidas, no pueda resolverse a la luz de lo más esencial del orden internacional de un mundo civilizado, como es la normativa jurídica convencional. Entre otras, no se han cumplido las resoluciones Nºs 242 y 338 de las Naciones Unidas que sientan las bases de la solución del conflicto, fundado en el retiro de Israel de los territorios ocupados a partir de 1967. ¿Por qué hoy las Naciones Unidas hacen un gran esfuerzo por exigir a otros países el cumplimiento de sus resoluciones y no se empeñan del mismo modo en hacer cumplir las citadas resoluciones, que datan de tantos años? Los palestinos están dispuestos a aceptar que las Naciones Unidas hayan distribuido sus tierras, pero en ningún caso que no los dejen participar en un pie de igualdad mínimo en esa partición impuesta por las potencias europeas y por Estados Unidos.

Agradezco que esta tarde podamos realizar un debate en serio, con altura de miras. Chile tiene el deber, por razones éticas y políticas, de asumir posiciones más claras y actitudes más proactivas sobre la materia. Tenemos relaciones bilaterales consolidadas con el Estado de Israel, y me parece bien. Más allá de la cooperación militar, hoy en día, en democracia, tenemos relaciones en áreas comerciales interesantes, como el sector agropecuario, y en tecnología de alto nivel. Bien por eso. Queremos que continúen. Pero también deseamos seguir teniendo relaciones con la Autoridad Nacional Palestina cuyo embajador está presente en esta Sala, las que hasta el momento el Gobierno califica de diplomáticas, pese a que sólo tenemos una oficina de intereses chilenos en la zona. Y esto ocurre porque en Chile, durante décadas, las comunidades palestina, árabe y hebrea han mantenido relaciones de respeto recíproco. La calidad de embajada que el Gobierno ha tenido la gentileza de reconocer a la Oficina Nacional Palestina es precisamente por esta relación de buena convivencia, de entrega, que la comunidad árabe ha tenido en esta tierra, cuyos miembros se han incorporado activamente a la vida nacional.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

Terminó su tiempo, señor diputado. Si gusta, podría continuar en el de su bancada.

El señor PÉREZ (don Aníbal).-

De acuerdo, señor Presidente.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

Señor diputado, puede continuar en el tiempo de la bancada del Partido por la Democracia.

El señor TUMA.-

Señor Presidente, agradezco a la bancada del PPD y a la Mesa la extensión del tiempo.

Decía que en Chile, durante décadas, las comunidades palestina, árabe y hebrea han sostenido relaciones de respeto recíproco, y que sus miembros se han incorporado activamente a la vida nacional, retribuyendo lo que esta generosa tierra les ha dado. ¿Por qué si en Chile podemos vivir en paz, no lo pueden hacer nuestros primos, tíos y abuelos allá en el Medio Oriente? Si hemos logrado tener negocios con la comunidad judía, hasta sociedades, ¿por qué razón no podemos alcanzar un acuerdo en el Medio Oriente que permita a ambos pueblos vivir en una paz justa?

Chile, especialmente su Gobierno, tiene la oportunidad única, a contar de enero próximo, cuando asuma un escaño en el Consejo de Seguridad Nacional de las Naciones Unidas, de hacer una contribución real al proceso de paz. Dicha contribución es obligatoria para el Consejo si se considera que parte de esta tragedia es consecuencia de la decisión de partición del territorio palestino, impulsada en su momento por las grandes potencias.

Por tanto, el rol que esperamos que cumpla nuestro país en el concierto de las naciones es el de agotar todos los esfuerzos para retomar el camino del entendimiento que permita el pronto reconocimiento del Estado palestino, como asimismo garantizar una paz justa y duradera para ambos pueblos: Israel y Palestina.

He dicho.

Aplausos.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

Hago presente a los señores diputados que ha ingresado a la Sala el señor Cristián Barros , ministro de Relaciones Exteriores subrogante.

Comunico a la Sala, asimismo, que en estos momentos se encuentran funcionando, reglamentariamente, ocho comisiones de la Corporación.

En el tiempo del Comité de la Unión Demócrata Independiente, tiene la palabra el diputado señor Eduardo Díaz .

El señor DÍAZ.-

Señor Presidente, hoy intervengo en esta importante sesión con el propósito de dar a conocer los lineamientos generales de lo que, en opinión de mi bancada, merece tenerse en consideración respecto de la relación de los pueblos palestino e israelí.

En primer lugar, me parece muy positivo que nuestra Corporación se tome el tiempo de analizar esta situación, que a tanta gente preocupa y que, lamentablemente, se ha traducido, fuera de nuestras fronteras, por cierto, en fuente de conflictos y derramamiento de sangre de tantas personas.

Tanto la comunidad judía como la palestina residentes en Chile han demostrado, desde siempre, la voluntad y el temple necesarios para lograr la tan ansiada paz y la armonía, que deben imperar por sobre las legítimas pretensiones de ambos pueblos.

Como país, no podemos estar ajenos a lo que pasa en el resto del mundo; como país, no podemos sino mirar de frente este problema e intentar conciliar los intereses que parecen, a ratos, verdaderamente irreconciliables, pero que, motivados por una profunda y común esperanza de paz, tienen un futuro verdadero y alejado de lo que hasta la fecha ha ocurrido, principalmente en el Medio Oriente.

Es cierto que estamos lo suficientemente lejos del conflicto para marginarnos de lo que está sucediendo, pero también es efectivo que en nuestro país viven miles de palestinos y de judíos que esperan de nosotros una conducta proactiva en este importante asunto.

Es justo que así sea. Ha sido y es demasiado grande la contribución de estos pueblos a nuestro país para que demos la espalda a la realidad tan difícil que están enfrentando. Es cierto que ambos pueblos tienen y han tenido profundas y legítimas diferencias que los han alejado, pero que en nuestro país han logrado históricamente conciliar, y en parte las han superado, lo que posibilita un entendimiento pacífico que los ha engrandecido y representa un ejemplo para otras tantas realidades.

No sólo a través de negocios se han unido, sino que, incluso, a través de uniones familiares; y ambos pueblos han demostrado, con ello, señales de paz y unidad en nuestro país, que nos llevan a pensar que es necesario dar público testimonio al mundo de este ejemplo, con el propósito de que quede perfectamente claro que hay una luz de esperanza y de paz que ya es posible vislumbrar. ¡Qué mejor ejemplo que un gran tenista nacional, Nicolás Massú , nacido de esta unión de dos familias, quien, por un lado, tiene herencia árabe y, por otro, judía!

Los pueblos palestino e israelí han sufrido las acciones de grupos minoritarios, violentos, a veces panfletarios, que no han logrado entender que la solución es el camino de la paz y del diálogo; que tampoco representan el sentimiento de la inmensa mayoría, la cual no comparte estos métodos y cuyos esfuerzos de paz se han visto coartados por intentos de algunos grupos empeñados en fomentar la violencia y en legitimarla como método de acción política.

El mundo está para otras cosas. Los palestinos y los israelíes están para quehaceres mucho más grandes, y en Chile debemos tener la suficiente altura de miras para conocer y reconocer las verdaderas raíces de estos pueblos, que han entregado al mundo más de lo que a través de los medios de comunicación se muestra actualmente de ellos. Lo único que muchos saben de estos pueblos es que se encuentran sumidos en un horrendo conflicto; pero, por sobre este innegable hecho, no podemos desconocer que hay mucho más.

Existe, también, una historia magnífica, marcada por innumerables aportes en todos los lugares del mundo en los cuales hijos de estos pueblos han surgido y echado raíces.

A ambos pueblos se les conoce por ser culturas muy distintas, pero con profundas similitudes, que no son sino un gran ejemplo para otros pueblos. Gente solidaria, incansables trabajadores, amantes de la familia, unidos hasta lo impensable, son sólo algunas de las características que, más allá de los conflictos, los acercan profundamente.

Tanto palestinos como israelíes han tenido una historia llena de alegrías al interior de nuestras fronteras, alegrías que, lamentablemente, no han sido tales desde ya hace más de cincuenta años en los territorios del Medio Oriente. No han sido pocos los esfuerzos para lograr soluciones definitivas al gran problema que aqueja a ambos pueblos, que los ha sumido en una deteriorada condición y los ha marcado con una imagen internacional que nada tiene que ver con lo que en realidad y en el fondo son: culturas de grandes aportes y de gente honesta que no han hecho más que contribuir al desarrollo y crecimiento de nuestro país.

Hace algunos años visité, como peregrino cristiano, esa tierra, la tierra de Jesús. “El príncipe de paz” me llamó fuertemente la atención. Si bien la ciudad está llena de conflictos, también lo está de símbolos de paz. Jerusalén, el punto neurálgico de las disputas, curiosamente quiere decir “ciudad de la paz”. Al mismo tiempo, saludos en árabe como “salamalecu”, o en hebreo, “shalom”, quieren decir “que la paz sea contigo”.

Con estas reflexiones quiero reforzar nuestra convicción de que es necesario reconocer que hay una luz de esperanza que brilla fuertemente detrás del conflicto que enfrenta desde hace muchos años a estos dos pueblos hermanos, que descienden de Abraham. En los corazones de ambos existen mayorías sin voz que claman por tranquilidad, y que no tengo dudas sabrán encontrar el camino de la paz y de la reconciliación, que cada día se hace más necesario.

He dicho.

Aplausos.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

En el tiempo del Comité de la Democracia Cristiana, tiene la palabra el diputado Edgardo Riveros por diez minutos.

El señor RIVEROS.-

Señor Presidente, participamos en esta sesión especial compartiendo la preocupación que suscita una controversia de largo desarrollo, originada en el derecho de dos pueblos sobre el territorio que ocupan. Esto ha llevado a una realidad de violencia cotidiana que domina, por desgracia, en el Medio Oriente, lo cual afecta de manera directa a las poblaciones civiles palestina e israelí, que viven en una constante inseguridad, con el consiguiente impacto humanitario.

Todos quienes somos amantes de la paz no podemos guardar silencio ni dejar de expresar nuestra preocupación por lo que acontece e impulsar acciones que establezcan la concordia, a fin de evitar que se sigan perdiendo vidas humanas en aquella región del mundo.

Es necesario dar pleno apoyo a las iniciativas emanadas de las Naciones Unidas y hacerlas cumplir; por ejemplo, la resolución Nº 1.397, del Consejo de Seguridad, la que, de acuerdo con el artículo 25 de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas, tiene fuerza vinculante para todos los Estados miembros, cuyo texto determinó apoyar el concepto de una región donde dos Estados, Israel y Palestina, coexistan dentro de fronteras seguras y reconocidas, y que, como consecuencia de ello, requiere el cese inmediato de todos los actos de violencia, incluidos los de terror, provocación, incitación y destrucción.

Esta resolución se une a otras que han buscado restablecer la situación a las condiciones existentes antes de las acciones de hecho o de fuerza, como son las resoluciones Nºs 181, 194, 242, 338 y, más recientemente, la l.402, del mencionado Consejo de Seguridad.

Nuestro llamado se efectúa desde el Congreso Nacional de un país como Chile, que ha acogido, con beneplácito, a palestinos y judíos, a los que, a la vez, agradece su gran aporte al desarrollo de la nación.

Además, es preciso destacar que ambas comunidades han convivido en nuestro país con respeto ejemplar. Es precisamente esa experiencia la que nos motiva a invocar los valores supremos de las relaciones humanas.

Reiteramos lo que señalamos en nuestra intervención en la Cámara, el 2 de abril de este año, en cuanto a que con los instrumentos propios del derecho internacional, que debemos apoyar con énfasis, es preciso y posible evitar la imposición de una cultura de la muerte, que siempre termina por mostrar su inutilidad.

Recordemos, también, lo dicho por un destacado analista: “La política del ojo por ojo finalmente termina por dejar ciegos a todos”. El restablecimiento de buena fe y del diálogo evitará el inconducente derramamiento de sangre. La violencia no debe postergar algo que no tiene otra vía, esto es, que ambos pueblos deben vivir como vecinos.

Una vez más expresamos que el verdadero heroísmo, en esa región, como en cualquiera otra del mundo, no está dado por quienes usan las armas y buscan humillar al adversario, sino por aquellos que ejercen su liderazgo para construir la paz, la tolerancia y el mutuo respeto.

He dicho.

Aplausos.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

En el tiempo del Comité Socialista y Radical, tiene la palabra, por siete minutos, el diputado señor Bustos.

El señor BUSTOS.-

Señor Presidente, la cuestión palestina ha traído consigo un conflicto permanente, donde prevalece la fuerza sobre la razón, la postura del más fuerte sobre el más débil y, asimismo, se crea un clima donde, al parecer, no hay futuro ni solución, pese a los constantes llamados de diversas autoridades a encontrar vías hacia la paz y la convivencia pacífica.

Por eso, en su momento nos alegramos por las conversaciones entre Yasser Arafat y el entonces primer ministro israelí Benjamín Netanyahu , en Estados Unidos, que tenían por objeto destrabar las conversaciones entre ambos y continuar lo estipulado en los acuerdos firmados.

En dicha cita se logró firmar el acuerdo intermedio de Wye Plantation, en virtud del cual Israel se comprometió a retirarse del 13,1 por ciento adicional de Cisjordania en tres etapas, con el acuerdo de los palestinos de reforzar las medidas de seguridad contra elementos extremistas. Sin embargo, el estatuto final para los territorios palestinos de la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental , así como la consecuente declaración de un Estado Palestino en aquellos territorios que Israel ocupó en la guerra de los seis días, fueron impedidos por la fuerza.

Esa situación generó el descontento generalizado en la población palestina, al observar que no se respetaban los acuerdos firmados, lo cual significaba estar en un proceso que no generaba libertad e independencia de sus territorios, así como la no percepción de un mayor bienestar económico que traerían como consecuencia los acuerdos de paz. Ese esquema de descontento generalizado generó las condiciones para que elementos extremistas fundamentalistas se potenciaran y desarrollaran acciones extremistas en contra de Israel, lo que ciertamente provocó mayor grado de tensión en la zona.

Por tal motivo, luego de contactos internacionales, los líderes palestinos e israelíes aceptaron asistir a un encuentro en el balneario egipcio de Sharm el Sheij, donde se acordó aplicar en su integridad los acuerdos firmados en Wye Plantation sobre la retirada israelí de territorios palestinos y fijar el 13 de septiembre de 2000 como fecha límite de compromiso para finalizar las negociaciones sobre el estatuto final de los territorios ocupados, trazado de fronteras, retorno de los refugiados palestinos, recursos hídricos y el establecimiento de un Estado Palestino con Jerusalén Oriental como capital. A su vez, el presidente norteamericano Bill Clinton invitó al presidente Yasser Arafat y al entonces primer ministro Ehud Barak a reunirse en Camp David, con el objeto de llevar a cabo negociaciones directas para alcanzar un acuerdo definitivo de paz entre ambas partes y, de esa manera, sobre la base de ciertas ideas planteadas por la administración norteamericana, poner fin a casi un siglo de conflictos.

Ahora bien, las propuestas norteamericanas e israelíes respecto de un acuerdo definitivo no cumplieron, en lo más mínimo, las demandas palestinas, puesto que Israel no aceptaba el cumplimiento total de las resoluciones de Naciones Unidas respecto del retiro de todo el territorio ocupado.

Entre las carencias de tales propuestas podemos señalar las siguientes:

No se contemplaba el desmantelamiento de los asentamientos israelíes ilegales en Cisjordania, lo que implicaría la presencia de cientos de asentamientos repartidos en el futuro Estado Palestino, al ocupar tierras que no les pertenecían, lo cual crearía problemas de continuidad territorial.

No estableció la devolución de Jerusalén Oriental ciudad antigua más los barrios palestinos que la rodean ni de sus sitios sagrados, a soberanía palestina, sector de Jerusalén habitado exclusivamente por cerca de 300 mil palestinos, ocupado por Israel en 1967, y que los palestinos reclaman como futura capital.

No consideró el retorno de refugiados palestinos a sus hogares, a lo que hoy es Israel.

No contempló la total soberanía palestina de las fronteras de un eventual estado palestino, ya que Israel quería tener cierto grado de control sobre ellas.

Luego del fracaso de la cumbre, Estados Unidos trató de aunar posiciones entre palestinos e israelíes con el objeto de realizar una segunda cumbre en Camp David, con ideas que lograsen acercar las demandas de ambas partes.

El segundo encuentro en Camp David tampoco arrojó resultados positivos, ya que, a pesar del avance de las propuestas con respecto a las anteriores, existían condiciones inaceptables para los palestinos, hecho que Israel se negaba a reconocer. La razón por la cual esas propuestas norteamericanas, que parecían acercarse a los requerimientos básicos palestinos, no eran satisfactorias, se debe a que Israel se negó a devolver a soberanía palestina la explanada de las mezquitas, donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa, tercer lugar más sagrado para el Islam, en circunstancias de que los palestinos estuvieron de acuerdo con la soberanía israelí del muro occidental de la explanada, que es el Muro de los Lamentos. Israel insistió en mantener presencia militar en zonas del eventual estado palestino; se negó al desmantelamiento de todos los asentamientos ilegales judíos en territorio palestino, e insistió en grandes bloques de asentamientos reubicados; no reconoció el hecho de que mantener asentamientos judíos que rodearan totalmente, en forma de anillo, a Jerusalén Oriental, evitaba la continuidad del territorio palestino, lo que era de gran riesgo, ya que dividía Cisjordania en dos bloques. Asimismo, el gobierno de Israel se negó a reconocer el derecho al retorno de los refugiados palestinos, aunque fuese de manera simbólica.

A raíz del descontento acumulado y de verse cada vez más reducidas las posibilidades de libertad, surgió gran tensión en la zona, que se vio agravada con la visita provocadora del líder ultranacionalista Ariel Sharon , actual primer ministro de Israel, a la sensible explanada de las mezquitas.

Como consecuencia de la visita, que generó una condena mundial, a lo cual se sumó el gran descontento ante el fracaso de las conversaciones de paz en Camp David, se dio inicio a una nueva intifada, llamada precisamente Al Aqsa, por el nombre de la mezquita, donde los habitantes de los territorios palestinos ocupados comenzaron multitudinarias manifestaciones, que recibieron la desproporcionada respuesta israelí de tanques, helicópteros y misiles contra civiles jóvenes, mujeres y niños y el bombardeo de ciudades y aldeas palestinas, lo que sumó más de cuatrocientos muertos.

Esa situación potenció nuevamente a grupos extremistas fundamentalistas, que comenzaron a cometer atentados suicidas dentro del territorio israelí, lo que ha significado dolor y sufrimiento para muchas familias israelíes, con lo cual las conversaciones de paz quedaron absolutamente paralizadas.

Tras el advenimiento del respetado gobierno de Sharon, especialmente después del asesinato del añorado Yitzhak Rabin , la razón es lo que más falta en las tierras bíblicas. Israel dilata el cumplimiento de sus compromisos internacionales. No sólo no se retira de los territorios ocupados, sino que ingresa a las ciudades palestinas autónomas con un ejército de ocupación. Un estado todopoderoso y con reconocida tecnología bélica intenta doblegar a un pueblo que, en su mayoría, sólo puede defenderse con piedras.

Hoy asistimos como espectadores al drama de un pueblo, tal como hace más de setenta años nuestros padres tenían noticias de las persecuciones de que era objeto el pueblo judío en Europa. Entonces, Chile fue un pueblo generoso y acogió a decenas de inmigrantes judíos que hoy, junto a sus descendientes, forman parte de nuestra comunidad nacional, en la que han prosperado.

Queremos y tenemos la esperanza de poder celebrar la existencia, junto al estado de Israel, del estado Palestino, conviviendo ambos en paz y con el respeto mutuo de sus derechos.

He dicho.

Aplausos.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

En el tiempo del Partido Unión Demócrata Independiente, tiene la palabra el diputado señor Iván Moreira .

El señor MOREIRA.-

Señor Presidente, hoy quizás no fue el mejor día para analizar este tema en la Cámara de Diputados, porque simultáneamente están funcionando casi todas las comisiones. Eso implica que no estén presentes muchos de nuestros colegas, pero estoy cierto de que mis opiniones van a interpretar a muchos de los ausentes. No estamos todos, pero sí los que debemos estar presentes.

La causa palestina es humanitaria. Así lo entiende hoy la Unión Demócrata Independiente, y no como en el pasado, en que sólo se consideraba una causa ideológica abrazada por un sector. Así también entendió la causa la Organización de las Naciones Unidas el 29 de noviembre de 1977, cuando proclamó el día internacional de la solidaridad con el pueblo palestino.

Los esfuerzos que se están desarrollando en pro de la paz señalan que tenemos una esperanza, un derecho y un deber insoslayable para conmemorar en un futuro cercano, ya no el día internacional de solidaridad con el pueblo palestino, sino el día internacional de solidaridad con el estado palestino.

(Aplausos).

Lo planteo porque luego de un análisis realista de la evolución del conflicto y del complejo y dramático escenario internacional en que vivimos, particularmente en la región del Medio Oriente, cabe preguntarse si lo que hemos afirmado en varias oportunidades tiene aún hoy igual vigencia y si se mantendrá en los años venideros. Es decir, si es válido sostener que aún existe esa gran esperanza y ese deber insoslayable de que los esfuerzos internacionales den sus frutos, se alcance la anhelada paz y se logre la creación de un Estado Palestino viable, en el cual se respeten los derechos de los ciudadanos y éstos puedan coexistir con sus vecinos en paz y armonía.

A primera vista, la lógica pareciera indicar que estamos frente a un postulado utópico y que la historia y la porfía de los hechos no hacen sino confirmar todo lo contrario, es decir, que la paz es un objetivo inalcanzable y que serán la fuerza y la violencia las que prevalecerán sobre el diálogo y la legalidad internacional en la solución de la crisis del Medio Oriente.

Aun a riesgo de parecer demasiado ingenuo, permítanme expresar mi más absoluto y categórico rechazo a este postulado fatalista y desesperanzador. Estoy convencido de que, aunque sean muchos los obstáculos que se interpongan en el camino de la paz y del entendimiento, serán la razón y el derecho los que en definitiva se impondrán para solucionar la crisis entre palestinos e israelíes.

Afirmo lo anterior por cuanto Chile y la inmensa mayoría de los países de la comunidad internacional tienen vocación por la paz y por el respeto del derecho y de la legalidad internacionales y, sobre todo, porque tienen la voluntad política y una fuerte y sólida determinación para agotar todos los medios legales e institucionales tendientes a reiniciar y potenciar el hoy desfalleciente proceso de paz. De hecho, la Organización de las Naciones Unidas, en numerosas resoluciones, ha reconocido los legítimos derechos del pueblo palestino, y tejido una red de normas jurídicamente obligatorias y constitutivas de una legalidad internacional.

Estamos ciertos de que, aunque muchas dificultades aparecen como insalvables, éstas terminarán siendo superadas por la justicia y la equidad. No basta la sola voluntad política para poner la paz en el sitial que corresponde. A mi juicio, para lograrla, se requiere de varios instrumentos jurídicos eficaces.

Frente al conflicto del Medio Oriente, Chile ha desarrollado y articulado, con bastante discreción y eficiencia, una serie de materias jurídicas tendientes a llevar una pronta solución a la crisis del Medio Oriente.

La instauración de políticas de represalia, en una y otra parte, ha ido creando una verdadera espiral de violencia, que amenaza no sólo a las partes involucradas, sino también las condiciones de seguridad y de estabilidad regionales y mundiales. Se vulneran, así, las expectativas de paz, y se influye en crear condiciones de fragilidad y de terror a nivel global, como lo demuestran los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.

Este enfrentamiento, sin duda alguna, está constituido por la colisión de las apreciaciones de las partes sobre factores políticos, territoriales y de seguridad, la que deriva en actos de violencia, como las incursiones armadas a territorios palestinos, asesinatos políticos selectivos y atentados suicidas de grupos extremistas palestinos, con lo que aumenta progresivamente el número de víctimas civiles y las violaciones a los principios básicos del derecho internacional.

Señor Presidente, dentro de este marco global, por otra parte, se insertan aspectos tales como la amenaza de un eventual ataque a Irak y el surgimiento del fenómeno terrorista en grupos radicales islámicos, los que debilitan, de manera importante, las expectativas en el proceso de paz entre Palestina e Israel, pues obligan a la comunidad internacional a desarrollar mayor actividad diplomática frente a las partes en conflicto.

Finalmente, debemos recordar que, hasta la fecha, las víctimas de la violencia suman aproximadamente 1.900 palestinos, más de 600 israelíes, y que hay cerca de 50 mil heridos de ambas partes, a los que deben agregarse alrededor de 6 mil viviendas palestinas demolidas.

Debemos recordar, también, cómo fuerzas israelíes han sitiado al presidente Arafat , humillándolo, y demolido una serie de viviendas.

Recordemos, por ejemplo, los dolorosos hechos ocurridos durante el asedio a la Basílica de la Natividad, en Belén, y las violentas incursiones en otras ciudades, como Gaza, Cisjordania, Yemin y Naplusa. No obstante, y aunque resulte incómodo, debemos reconocer que la actividad de los grupos extremistas árabes y palestinos, a través de sucesivos atentados suicidas en territorios de Israel o emboscadas contra colonos judíos en los asentamientos, han provocado víctimas inocentes y constituyen hechos que en nada favorecen las expectativas de paz. Incluso, ellos han sido repudiados por la Autoridad Nacional Palestina y por Yasser Arafat .

Debemos, como nación, evitar dicho conflicto en nuestras fronteras y sus eventuales repercusiones en el orden público interno, por cuanto Chile es un testigo privilegiado de que la convivencia pacífica y mancomunada de ambas colectividades es posible y viable.

Lo anterior nos motiva a demostrar gratitud a más de 400 mil ciudadanos de origen palestino que han entregado un inmenso aporte a nuestra sociedad.

Creemos que es posible la paz; se necesita la voluntad del mundo para lograrla.

Quiero repetir en la Sala una reflexión que hice en la Cepal, con motivo del día de la solidaridad con el pueblo palestino:

“Más que nunca en nuestro siglo la angustia ha llegado a ser el sentimiento básico de la humanidad. El hombre moderno siente en su interior la angustia como un poder que domina su corazón, y al mundo entero esta angustia se muestra en diferentes formas, por ejemplo, por la destrucción paulatina de la tierra, por la incertidumbre del porvenir, por la pérdida del sentido de la vida, por el propio fracaso, por la soledad, por la enfermedad y la muerte, por la culpabilidad, por el sufrimiento, por la cesantía, por los apuros económicos, etcétera.

“La guerra es sinónimo de muerte, y trae consigo el sufrimiento de los niños, quienes no pueden defenderse. Quizás la raíz más profunda de toda esta angustia radica en la gran pérdida de fe y del espíritu filial frente a Dios, cualquiera sea su semejanza o credo.

“Los grandes progresos técnicos y científicos de los últimos decenios han fomentado sobremanera la autosuficiencia del hombre; ya el hombre no necesita a Dios ni una fe permanente; puede bastarse a sí mismo. Por ende, se ha alejado de Él, y como le molestan sus mandamientos inscritos en la naturaleza humana, lo ha matado. Así se creyó libre para actuar a su antojo.

“Como resultado final, poco a poco ha perdido también el respeto a cada persona y a sí mismo y, por lo tanto, toda la alegría de vivir, porque nada le satisface ya y todo le produce miedo y angustia.

“Obrar es fácil, pensar es difícil; obrar lo que se piensa es aún más difícil”.

Fuerte y claro. Así como Israel tiene derecho a existir, también lo tiene soberanamente, libremente, el pueblo palestino.

Reitero una frase que siempre he sostenido a lo largo del conocimiento de la causa palestina: un pueblo no debe morir para volver a nacer.

Es posible cosechar una semilla de paz en el Medio Oriente; una semilla de fe y de esperanza, que permita que las nuevas generaciones de niños palestinos tengan un porvenir y un futuro.

No tenemos ninguna capacidad de parar la guerra desde aquí; sólo de expresar solidaridad, sumada a la de todos los países del mundo. Lo único que vemos en las pantallas de televisión es sufrimiento.

No más sufrimiento. Quizás la imagen que más puede conmover a un hombre o a una mujer es cuando ve llorar a un niño. Para que ese niño no siga llorando, hagamos quizás lo imposible, un cambio, derramar una lágrima y brindar una sonrisa para los niños del pueblo palestino, que merecen ser atendidos por el mundo.

He dicho.

Aplausos.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

Tiene la palabra el diputado señor Carlos Ignacio Kuschel .

El señor KUSCHEL.-

Señor Presidente, en nombre de Renovación Nacional, quiero referirme a seis puntos en esta sesión especial, convocada para analizar la situación del conflicto palestino-israelí y las relaciones bilaterales entre nuestro gobierno y los Estados en conflicto, como también la contribución de nuestro país en el proceso de paz.

1.El conflicto palestino-israelí es un problema histórico de antiguos, profundos y complejos aspectos.

2.El conflicto se da en la confluencia, en el corazón de tres importantes religiones y culturas de nuestro mundo, incluida la nuestra.

3.En su momento, nuestro país reconoció la creación del Estado de Israel y las gestiones de las potencias y de las Naciones Unidas al respecto.

4.Hoy Chile apoya la creación de un estado palestino, según el acuerdo de las Naciones Unidas.

5.Nuestro país se enriquece día a día con el trabajo y la iniciativa de descendientes de estos dos grandes pueblos, que han traído tantos avances y progresos a toda la humanidad a lo largo de la historia. Incluso en nuestro país se funden en estos días estas sangres en una sola.

6.Hacemos votos y un llamado desde el fondo de nuestra nación para que las autoridades actuales y futuras de Palestina e Israel puedan, sobre la base de tanto dolor y tanto odio, encontrar un camino de entendimiento y de paz.

He dicho.

Aplausos.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

Tiene la palabra el diputado señor Antonio Leal .

El señor LEAL.-

Señor Presidente, tengo en mis manos la resolución del 29 de noviembre de 1947, con la cual Naciones Unidas ordena al Reino Unido y a todos los miembros de la comunidad internacional de ese momento, el reconocimiento de la existencia del Estado palestino, a partir de una partición del territorio que contempla también un reconocimiento semejante al Estado de Israel.

Han transcurrido 55 años y aún no se cumple la primera resolución que establecía la existencia del Estado palestino; tampoco se han cumplido las resoluciones 242 y 338 de las Naciones Unidas, que establecen la inadmisibilidad de la adquisición de territorios por medio de la guerra, la obligatoriedad del retiro de las fuerzas armadas israelíes que ocuparon durante el conflicto esos territorios y el fin de todas las situaciones de beligerancia; el reconocimiento de la soberanía y de la integridad territorial de todos los estados de la zona a vivir en paz, dentro de fronteras seguras, reconocidas y libres de amenaza.

Es decir, hasta ahora, los acuerdos de Naciones Unidas, a los cuales agrego las resoluciones Nº 181 y 194 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, han sido desconocidos por los gobiernos de Israel y de Estados Unidos, los que han negado el derecho a los palestinos de construir un Estado en sus fronteras previas a la guerra de los seis días, con su bandera, su himno, el ejército y la autoridad plena, sin que exista una interferencia territorial como la que existe en la actualidad.

Es básico advertir que el conflicto está en los cimientos de la actual guerra contra el terrorismo, emprendida por Estados Unidos. Si hay una bandera que se agita en el mundo árabe, es la de la reivindicación nacional del pueblo palestino, y si Estados Unidos pretende avanzar en su guerra contra Irak, deberá tener en cuenta la crisis del Medio Oriente, porque de lo contrario podría desatarse una guerra internacional en esa zona, que haga aún más irreversibles los enfrentamientos fratricidas entre Israel y Palestina.

Quiero recordar que en Dimona, Israel tiene cientos de cabezas nucleares; que Siria, que en el año 1967 perdió las colinas del Golán, cuenta con un arsenal de misiles Skud suficientes para golpear a Tel Aviv y llegar a Dimona. Es decir, si Estados Unidos no aborda el conflicto como central, del mundo; si Estados Unidos realmente quiere terminar con el terrorismo y no sólo apoderarse de las centrales de energía de Irak, debe trabajar honestamente para que el Estado palestino sea reconocido plenamente.

(Aplausos).

Quiero decir, de paso, que cuando hablamos de la creación de un Estado palestino en las fronteras anteriores a la guerra del 67, a Israel le tocaría más del 75 por ciento del territorio, es decir, un 20 por ciento más de lo que le fue asignado por la ONU cuando se ordenó la partición del territorio bajo mandato británico. A Palestina, en cambio, sólo le quedaría el 22 por ciento; esto es, bastante menos del 45 por ciento resuelto a favor de este pueblo en aquella conferencia histórica.

Uno de los problemas críticos de la solución que se debe encontrar en el conflicto del Medio Oriente radica en el destino que Israel debe darle es obligación del gobierno y del Estado de Israel a los más de 200 mil colonos israelíes que se han venido instalando en los territorios palestinos de Gaza y de Cisjordania desde la guerra de 1967, y, en particular, el aumento de la construcción de asentamientos israelíes en contravención a todos los acuerdos internacionales.

Sharon y los dirigentes políticos ultrarreligiosos son los mayores arquitectos de esta invasión de los territorios palestinos y son quienes han sostenido la tesis de que es mejor que los palestinos alrededor de 3 millones habitan en esos territorios opten como ha dicho Sharon hace poco por el exilio en los demás países árabes.

Para lograr ese objetivo, los sectores más ultras del ejército, apoyados por el integrismo israelita, han llevado a cabo la destrucción de ciudades palestinas y, en la práctica, el arresto en sus oficinas del propio Arafat , liquidando la interlocución política que debiera haber con el Presidente de la Autoridad Nacional Palestina e intentando también lo han dicho que éste renuncie, como condición para sentarse a una eventual mesa de negociación.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

Perdón, señor diputado, pero terminó su tiempo. Sin embargo, el jefe de bancada de la Democracia Cristiana, diputado señor Waldo Mora , le concede dos minutos.

Puede continuar, señor diputado.

El señor LEAL.-

Señor Presidente, por su intermedio, doy las gracias al señor diputado.

Tal como señalan las resoluciones 1.402 y 1.403 del Consejo de Seguridad de la ONU, Israel ha cometido crímenes de guerra y de lesa humanidad.

No miramos este conflicto desde una sola óptica. Condenamos y condenaremos siempre el terrorismo al que han recurrido los grupos extremistas palestinos. Mueren allí, también, mujeres y niños, civiles inocentes.

Sin embargo, si no se reconoce a Arafat, si se ocupan sus territorios, si se le humilla por la fuerza al aislamiento, es imposible pedirle después que controle políticamente a las franjas más extremistas del movimiento palestino.

(Aplausos).

La única posibilidad de paz en el Medio Oriente es el reconocimiento de los Estados de Israel y de Palestina, y el retiro total de las tropas y de los colonos israelíes del territorio palestino.

Para ello, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas pido a nuestro ministro de Relaciones Exteriores subrogante, presente en la Sala, que tome cartas en el asunto debe enviar una fuerza de paz que asegure el respeto de la soberanía de ambos territorios. Señor subsecretario, si a Yugoslavia se mandó una fuerza de paz para detener una guerra, ¿por qué el Estado chileno no propone en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que se mande una fuerza de paz para respetar la integridad del territorio, los derechos del pueblo palestino, la integridad y los derechos del pueblo israelí.

(Aplausos).

No habrá paz en el Medio Oriente sin el Estado palestino y sin el derecho a la existencia de ambos Estados.

Quiero terminar agradeciendo a la comunidad palestina presente, a nuestros amigos árabes que tanto le han dado a Chile con su presencia en nuestra Patria. El Partido por la Democracia como lo dirá Guido Girardi , presidente del PPD abraza fuertemente la causa del reconocimiento del Estado palestino y de la paz en el Medio Oriente.

He dicho.

Aplausos.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

En el tiempo del Comité Socialista y Radical, tiene la palabra, por cinco minutos, el diputado señor Iván Paredes . Asimismo, el jefe de la bancada de la Democracia Cristiana, don Waldo Mora , le concede dos minutos y medio.

El señor PAREDES.-

Señor Presidente, el primer día del mes de septiembre recién pasado, trajo, en los medios de comunicación internacionales, una escueta noticia en la que se daba cuenta de la muerte de cuatro personas y de las graves heridas de otras ocho, a causa de un enfrentamiento entre israelíes y palestinos, cuando estos últimos reptaban dijo el comunicado sospechosamente en la franja de Gaza, cerca del asentamiento judío de Netzarim. Claro está, sin ninguna duda, que los muertos y heridos eran solamente palestinos.

Pero lo que no fue explicitado fueron las declaraciones de médicos que asistieron a esta familia. No eran terroristas ni guerrilleros ni combatientes, sino era la familia AlJavín. Tampoco dijeron que no se arrastraban de manera sospechosa, sino que descansaban en una casa y en algunas tiendas de campaña después de una agotadora jornada en su viña.

“Los cuerpos estaban destrozados y hecho jirones”, afirmaron los profesionales. ¿Cómo fueron así destrozados? ¿Cuál fue el arma utilizada para conseguir tan terrible resultado? Es una especie de obús que, al estallar, dispersa a gran velocidad cerca de cinco mil pequeños dardos metálicos que despedazan todo lo que encuentran a su paso en una área de ciento por trescientos metros. Un modelo de proyectil de dispersión de flechas, modificado y utilizado por el ejército israelí, de fabricación estadounidense que, en su manual de instrucciones, indica que es un arma “diseñada para repeler un ataque masivo de infantería”, que, en ningún caso, era lo que representaba la familia AlJavín ese fatídico primer miércoles de septiembre.

Pero esa intención de manipular la información no es nueva. Basta recordar las palabras del entonces Primer Ministro israelí, Menahem Begin , en 1982, ante su parlamento pleno, cuando dijo que “en Chatila y en Sabra, unos nojudíos han masacrado a unos nojudíos? ¿En qué nos concierne eso a nosotros?”. ¿O tendrá que ver con una actitud de permanente segregación y discriminación colindante a los fanatismos nazis, que asesinaron al mismo pueblo judío. No puedo olvidar las insultantes declaraciones que hiciera Golda Meir , el 15 de junio de 1969, asegurando que “no existe el pueblo Palestino... ellos no existen”.

Lo que olvidaba la horrible negación de Golda Meir y la indiferencia cómplice de Menahem Begin, es que los pueblos existen no por un decreto o una dádiva circunstancial entregada por otro más poderoso.

Los pueblos existen por historia construida y respetada, existen por identidad y sabiduría acumulada, existen y permanecen por herencia, orgullosos de luchas y esfuerzos por hacer realidad el derecho a vivir y trascender en su propia tierra. No es otra cosa la tremenda dignidad del pueblo palestino, que se desangra humedeciendo las arenas del desierto, porque una cosa es insistir en la supervisión y destrucción de armas biológicas que pudieran tener las fuerzas militares de Saddam Hussein, y otra muy distinta es buscar una excusa para masacrar, invadir y dominar a todo un pueblo.

¿Por qué nadie dice nada de las armas de destrucción masiva de Israel, con sus más de 200 cabezas nucleares reconocidas por sus propios gobernantes, armas que se encuentran totalmente al margen de la ley y de la inspección internacional?

¿Por qué nadie dice nada de la negación, desde siempre, de estos mismos gobernantes, a la inspección de sus instalaciones nucleares por parte de la Agencia de Energía Atómica, con sede en Viena, y se resisten a firmar cualquier tratado internacional sobre limitación o proliferación de armas nucleares?

Está en juego, nada más ni nada menos, que la libre determinación de los pueblos.

Por eso quiero insistir como ya lo dije en una anterior intervención sobre el mismo tema en que no me impulsa en absoluto una animadversión hacia el pueblo israelí. Por el contrario, tengo gran respeto y admiración por lo que ha logrado construir en desarrollo y bienestar después de la terrible persecución y los horribles crímenes de que fue objeto en el tiempo del holocausto.

No es ése el punto en discusión. El asunto en debate es el derecho inalienable del pueblo palestino a existir y trascender en el derecho a su libertad, en el derecho a regirse por su propia justicia, en el derecho de entregarle educación a sus hijos, y por último, en el derecho de construir sus propios sueños y de hacerlos realidad en su propio Estado. ¡No es otra cosa!

El Estado de Chile tiene la obligación ética de hacer escuchar su voz que hemos recuperado gracias a la democracia, respetada en el concierto internacional, para exigir el derecho no sólo del pueblo palestino, sino de todos los pueblos del mundo a diseñar y a construir su propio destino.

En ese sentido, quiero traer a la memoria al olvidado escritor ruso, Bruno Yasenski , quien en una de sus obras, “La conspiración de los indiferentes”, dijo: “No tengas miedo de los enemigos, en el peor de los casos, te pueden matar...

“No tengas miedo de los amigos, en el peor de los casos, te pueden traicionar...

“Ten miedo de los indiferentes, que no matan ni traicionan, pero que por su silencio cómplice...existe la traición y la matanza en la Tierra”.

Por eso mismo, Chile no puede guardar silencio y debe exigir el cumplimiento de las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas y de su Consejo de Seguridad, ante el desprecio mostrado por los gobernantes de Israel desde 1948, que dice relación con el abandono de los territorios palestinos ocupados, el inmediato término de una colonización atroz, y el derecho a la existencia del Estado Palestino.

Lo contrario significará ser parte de “la conspiración de los indiferentes” y de una siniestra complicidad ante tamaña barbarie y desprecio a la libre determinación de los pueblos.

He dicho.

Aplausos.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

En el tiempo de Renovación Nacional, tiene la palabra el diputado señor Francisco Bayo .

El señor BAYO.-

Señor Presidente, voy a hacer unas reflexiones, porque creo que el tema debe ser tratado con mucha serenidad y racionalidad.

Hemos sido convocados esta tarde para analizar la situación del conflicto palestino-israelí y las relaciones bilaterales entre nuestro Gobierno y los Estados en conflicto, como también la contribución de nuestro país en el proceso de paz.

Podría considerarse hasta presuntuoso el que en una hora y media se trate seriamente un conflicto que se arrastra por más de 50 años, analizado durante miles y miles de horas por especialistas en la materia y con los resultados que todos conocemos.

Por tanto, creo que, por lo menos, es necesario plantearse una duda acerca de la trascendencia del análisis hecho durante una hora y media. No hay tiempo ni oportunidad para dar antecedentes ni para rebatirlos. Sólo me limitaré a dar respuesta a una aseveración que hizo un señor diputado al inicio de la sesión, en el sentido de que ayer habría habido presiones o intenciones para suspender la sesión.

Lamento decir que el señor diputado se equivocó en nuestro objetivo, ya que no era eludir el análisis serio ni incluso el académico, sino tratar de no traer a Chile un conflicto que materialmente está distante. No deseamos que esta Cámara sea cómplice de situaciones que, sin que lo queramos, derivan a veces en actos de violencia entre chilenos de ascendencias judía y palestina, los que mayoritariamente trabajan y viven en paz y en mucha armonía.

Todos aún recordamos la quema de una bandera, discursos encendidos de algún dirigente político de extrema Izquierda, diferentes manifestaciones sobre el tema, en algunas discotecas de nuestra capital. Ésos son, lamentablemente, hechos que, como parlamentarios, nos obligan a tener prudencia, altura de miras y mucha mesura frente a un tema que afecta a la humanidad, la que desea que en el Medio Oriente haya paz.

Es lamentable por decir lo menos lo que allí sucede; es lamentable la enorme pérdida de vidas humanas, la mayor parte de ellas civiles inocentes; es lamentable que la secuela de atentados y sus represalias amenacen los esfuerzos serios de la mayor parte de los palestinos e israelíes para alcanzar una paz duradera que ponga término a un conflicto doloroso, que afecta tanto a palestinos como a israelíes.

Sólo las negociaciones, no la violencia ni el terrorismo, podrán traer alguna vez la paz. Lamento que en ambas partes la violencia predomine sobre las negociaciones. El terrorismo impone una estrategia que posterga los sueños de Arafat y de Shimon Peres, compartidos en Camp Davis y aplaudidos por el mundo entero. Lamento la violencia. Ortega y Gasset decía que la violencia es el lenguaje de nuestros tiempos, y en este conflicto podemos comprobar esa aseveración. Eso no puede seguir.

Alguien decía con mucha razón que, a pesar de todas las acciones que se habían desarrollado, las palabras aparentemente no servían. Y Engels aseveraba ya, hace muchos años, que sólo un gramo de acción vale más que una tonelada de teoría.

Hoy existe la necesidad de hacer un llamado para que todos, palestinos e israelíes, pongan kilos, no gramos, de acciones pacíficas dialogantes para que ambos pueblos logren vivir en paz; para que Israel y Palestina vivan en paz en sus propios territorios; que Palestina tenga su propio Estado, democrático y con fronteras reconocidas por toda la comunidad internacional. Eso sólo se consigue con el diálogo.

Por último, agradezco a las comunidades palestina y judía por el aporte inmenso que han entregado a nuestro país, al cual queremos seguir viendo libre de todo acto de violencia.

He dicho.

Aplausos.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

En el tiempo del Partido por la Democracia, tiene la palabra el diputado señor Guido Girardi .

El señor GIRARDI.-

Señor Presidente, no quiero polemizar, pero sí decir que este es un problema que nos corresponde abordar.

(Aplausos).

Tiene que ver con los efectos de la globalización. Quiero ser ciudadano del planeta y no de una pequeña provincia llamada Chile, que no mira y que no quiere inscribirse ni contextualizar. Los problemas relacionados con los derechos humanos y de paz también son nuestros. Y eso es lo que ha dicho Chile a la comunidad internacional y no lo que hoy nos están planteando todos los pueblos, particularmente el palestino y el judío, que por años viven inmersos en el drama y en el horror.

No tengo duda de que, tal vez, éste sea uno de los problemas más difíciles de resolver. Aquí no solamente se conjugan problemas religiosos, sino también culturales, raciales y de nación. Tal vez, cada uno por sí solo ha generado tremendas heridas y divisiones, pero estamos obligados a enfrentarlos todos juntos. Además, se trata de pueblos que son víctimas de historias perversas. Lo viví en carne propia, porque estuve en Siria. No conocía el mundo árabe, pero lo más importante, al menos para mí, es que este problema se inscribe en un mundo occidental que discrimina, que no entiende y no valora la cultura árabe. Cuando conocí Damasco y Palmira me encontré con una civilización maravillosa que me deslumbró y enseñó. Por eso, para entender este problema, no debemos mirar con una actitud discriminatoria a una cultura que tiene mucho que enseñar al mundo.

También estuve en la ciudad de Kuniltra, una ciudad siria situada en las alturas del Golán, que fue abandonada por los sirios en 1972. Fue virtualmente demolida por las fuerzas armadas israelitas y, luego, una vez recuperada, fue dejada como museo para la historia. De esas ciudades existen muchas en Palestina.

Quiero comparar eso con una situación que no es de equidad, por cuanto allá existe un Estado que ejerce y hace terrorismo y yo lo condeno.

(Aplausos).

Pero cuando estuve en Siria hablé con algunos dirigentes de la agrupación denominada Combatientes Heroicos. Para mí no tienen esa calidad quienes lanzan bombas y destruyen y dinamitan a personas inocentes. Para mí se trata de acciones terroristas reactivas al terrorismo de Estado, realizadas por agrupaciones que tampoco han querido colaborar decididamente en la lucha por la paz, porque la violencia sólo engendra violencia.

También hay situaciones de inequidad. El mundo árabe haciendo un esfuerzo al reconocer al Estado judío. No hay una equivalencia por parte del Estado judío y de algunos ciudadanos, porque algunos sí han reconocido plenamente al Estado palestino. Debemos avanzar en eso, porque aquí tiene que haber un reconocimiento del Estado palestino en la misma forma que éste y los árabes han reconocido el Estado judío. Esta situación no se puede seguir prolongando, porque afecta un tema fundamental.

Muchas veces me pregunté allá cómo se podría avanzar en esa materia, pues no solamente hay problemas que afectan al Estado palestino. Digámoslo claramente: los sirios, los libaneses y los egipcios no van a resolver el problema sólo porque se dé solución al conflicto palestino, porque parte de sus territorios también están ocupados. La solución requiere una ecuación compleja para que, junto con el reconocimiento del Estado palestino, Israel abandone los territorios ocupados. De lo contrario, Siria, el Líbano y Egipto no permitirán que se resuelva el problema.

Por eso, con mucha fuerza, debemos exigir. Chile puede hacerlo, porque hemos suscrito tres tratados internacionales, con Corea, Europa y Estados Unidos. Nuestro país debe liderar a Latinoamérica para exigir que se cumplan las resoluciones de las Naciones Unidas.

Comparto lo que decía Antonio Leal , en el sentido de que Chile debe exigir la creación de una fuerza multinacional de paz que defienda a todos: a palestinos, a judíos y a todos los que son víctimas.

También estuve con los colonos judíos de las zonas ocupadas. Deben vivir con un fusil al lado de la cama, ya que, diariamente, temen por la vida de sus hijos. Asimismo estuve en comunidades palestinas que vivían temerosas de las represalias de las fuerzas armadas judías. Viven provistos de piedras, no con fusiles, ya que, también, temen perder a sus hijos y a sus seres queridos. Eso no puede continuar así. Nosotros no podemos seguir siendo cómplices.

También soy partidario de que exista un claro reconocimiento al Estado palestino, pero eso tiene como contraparte entender algo que aquí se ha señalado, pero que, a veces, no se entiende con la suficiente fuerza: Israel también tiene derecho a tener fronteras seguras, tal vez, más chicas, pero seguras. El pueblo de Israel tiene derecho a contar con fronteras seguras que permitan disminuir al máximo las acciones terroristas, en las que muere mucha gente inocente.

Soy un convencido de que debemos exigir que Israel vuelva a las fronteras existentes en 1967. Mientras no lo haga, los territorios ocupados nunca serán fronteras seguras.

Debemos hacer nuestro el anhelo de paz y de patria que tienen los pueblos judío y palestino, pues es legítimo y ambos pueblos tienen derecho a ello. Eso es lo que la comunidad y el Estado chileno no pueden negar ni menos mirar desde lejos. No estamos lejos ni cerca. Estamos al lado del problema; lo vivimos diariamente; lo sentimos todos los días, y Chile, así como ha optado por firmar tratados de libre comercio con Estados Unidos, Europa o Corea, también puede optar entre estar lejos o al lado, tratando de colaborar decididamente en uno de los mayores problemas por los que atraviesa la humanidad.

He dicho.

Aplausos.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

La Democracia Cristiana le concederá tres minutos de su tiempo al diputado señor Felipe Letelier y, cinco, al diputado señor Patricio Hales .

Tiene la palabra el diputado señor Felipe Letelier , por tres minutos.

El señor LETELIER (don Felipe).-

Señor Presidente, entre 1980 y 1983 me correspondió ser secretario general para América de la juventud de la Social Democracia. Me tocó vivir momentos muy difíciles, especialmente en Centroamérica, por el conflicto de Nicaragua; en África, pero particularmente por la situación del Medio Oriente cuando gobernaba Israel Menahem Begin . Es doloroso saber que, en nombre de la paz de Galilea, se asesina, se masacra en Sabra y Shatila. Por eso, celebro que la Cámara de Diputados realice este debate.

Me duele saber que el mundo mira esta situación con ojos indiferentes, lo que me resulta muy lamentable.

Para no entorpecer los tratados económicos y conservar algunas ventajas, nos quedamos callados y constatamos, día a día, cómo la violencia y la masacre se apoderan de estos dos pueblos que habitan el Medio Oriente.

Todos tenemos claridad en cuanto a que el pueblo de Israel debe existir soberana y autónomamente. Sin embargo, como condición sine qua non, también debe hacerlo, sin ninguna condición, el pueblo Palestino.

(Aplausos).

Por ello, me alegra que la Cámara de Diputados ponga en discusión este tema. Concuerdo con quienes me han antecedido en el uso de la palabra en cuanto a que Chile no puede guardar silencio. No por el hecho de que nos encontremos emplazados al otro lado del planeta, pertenezcamos al llamado Tercer Mundo o persigamos tratados económicos que puedan ser muy convenientes, no vamos a apelar a la dignidad y a repetir lo que dijimos en tribunas de Asia, África, Centroamérica y Europa: la autodeterminación de los pueblos no se impone por acuerdos o arreglos.

El pueblo palestino no puede seguir esperando más masacres y continuar siendo noticia. Me duele ver cuando un tanque destruye un edificio o las imágenes de niños heridos. Por eso, estoy de acuerdo con la realización de esta sesión.

Dentro de poco deberemos votar un proyecto de acuerdo, el que espero sea aprobado por los diputados presentes en la Sala. Lo digo porque, sin duda, ha llegado la hora de ponernos de pie al lado de nuestros hermanos palestinos que han sufrido mucho durante largo tiempo.

He dicho.

Aplausos.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

Tiene la palabra el diputado señor Patricio Hales .

El señor HALES.-

Señor Presidente, por su intermedio, agradezco a la Democracia Cristiana, en la persona de su jefe de bancada, diputado señor Waldo Mora , los minutos que me ha concedido.

Antes de concluir el debate, formularé un par de observaciones.

Con el respeto que me merece el diputado señor Bayo , quiero dejar establecido con toda claridad que a ninguno de quienes han intervenido en la Sala se le ha pasado por la cabeza la idea de importar un conflicto hacia Chile.

(Aplausos).

Nadie tiene el deseo de traer ni siquiera una mala copia o remedo de los horrores que se viven en el Medio Oriente. La historia de paz de nuestro país no depende de nuestra capacidad de análisis, sino de la responsabilidad que tenemos como sociedad civil para asentar una cultura de paz, empeño que nos ha llevado a convivir incluso con quienes interpretan en forma tan distinta la historia de Chile de los últimos 30 años. En suma, depende de nosotros.

Por intermedio de su Señoría, quiero decir al honorable diputado señor Bayo que, por sobre todo, la forma en que se viven los conflictos internacionales en los distintos países depende de la responsabilidad que tengan los conductores políticos, quienes deben crear opinión responsable sobre los mismos y no eludir el debate por tener miedo a la posibilidad de conversar y de argumentar y de contra-argumentar. Lo señalo porque este conflicto merece ser discutido, pues en Chile conviven hijos de yugoslavos, pakistaníes, rusos, croatas, árabes, judíos, italianos y de gente procedente de diversas partes del mundo, con quienes hemos logrado construir, medianamente, condiciones de paz. Eso también depende de los políticos, por lo cual la Cámara no podría dejar de asumir no me refiero al deseo de debatir a lo menos, el artículo 48 de la Constitución, en aquella parte en que le asigna el mandato de fiscalizar los actos del Gobierno. En ese sentido, si se considera que nuestro país pasa a formar parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, sería inaceptable que su Cámara fiscalizadora de los actos del Gobierno no sostuviera un debate sobre uno de los conflictos más importantes del planeta.

No es posible seguir adelante si no se le exige al Gobierno que señale, al menos, su opinión sobre el retiro de las tropas que se le mandató en 1967. ¿Qué va a hacer el Gobierno para poner fin a la invasión de Israel, país que colocó colonos en territorios que las Naciones Unidas mandató que desocupara en 1967?

Por intermedio de su Señoría, señalo al diputado señor Bayo que esta Cámara debe opinar al respecto, porque se trata de fiscalizar actos del Gobierno, cuestión que está mandatada por la Constitución como atribución exclusiva. Sólo los diputados pueden hacer eso.

Ahora bien, ¿qué sucede con la creación del Estado palestino? La resolución de 29 de noviembre de 1947 señala que se va a hacer una partición del Estado palestino. No que va a haber una desaparición del Estado palestino. ¡Honorables diputados, frente a esto debemos actuar con responsabilidad!

(Aplausos).

Todas las opiniones son bienvenidas acá. Y aunque éstas sean distintas y distantes, tendrían que converger a lo menos en apoyar la resolución de Naciones Unidas de 1947, que dividió el Estado palestino. A mí no me hubiera gustado que ello sucediera, pero ya está, es una realidad. ¡Por lo menos respetemos esa partición, pero digamos no a la desaparición! Y señalemos que la resolución de 1967, que mandata desocupar los territorios ocupados, debe cumplirse. Imagínense que los rusos hubieran empezado a colonizar Afganistán y a levantar construcciones. ¿Quién saca a esa gente de ahí más tarde?

Hay que poner este conflicto arriba de la mesa en forma ecuánime y justa para ambas partes. Para hacerlo, hay que dejar sentado que las partes que participan en él no son iguales. No es lo mismo hablar de un Estado existente Israel, que describir otro que ni siquiera tiene reconocimiento. Por lo tanto, Israel es un Estado y Palestina aún no existe como territorio libre, soberano e independiente. De hecho, no tiene reconocimiento, ni ejército, ni fronteras seguras, ni puede administrar o controlar sus propias fuerzas armadas para tomar decisiones.

Este problema no le es indiferente a Chile. Queremos que el Estado de Israel cumpla con Naciones Unidas. El modo de tratar este conflicto, en forma ecuánime, justa y razonable, es respetando la partición y no procurando la desaparición del Estado palestino; retirando las fuerzas israelíes, no colonizando los territorios ocupados, y creando definitivamente un Estado palestino, idea que espero que el Gobierno chileno impulse en Naciones Unidas con toda la fuerza que se necesita.

He dicho.

Aplausos.

El señor NAVARRO.-

Pido la palabra por un asunto de Reglamento.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

Tiene la palabra su Señoría.

El señor NAVARRO.-

Señor Presidente, solicito que los diputados que no pudimos hacer uso de la palabra, podamos insertar nuestros discursos.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

¿Habría acuerdo para ello?

Acordado.

En virtud del acuerdo anterior, se incluyen las siguientes intervenciones:

La señora ALLENDE (doña Isabel).-

Señor Presidente, no podemos ser insensibles antes el grave conflicto entre palestinos e israelíes, el que ha causado miles de muertos y heridos, además de la destrucción de obras de infraestructura, poblaciones y otros.

Cuando conocimos los resultados de la Conferencia de Madrid, de 1991, que sentó las bases para un proceso de paz entre las partes beligerantes, creímos que llegaría a su fin un conflicto que se arrastraba por décadas. Esta impresión fue ratificada por la Declaración de Principios suscrita entre la Organización para la Libertación Palestina, OLP, e Israel, en septiembre de 1993 (Acuerdo de Oslo), que contó con la participación del entonces Presidente de Estados Unidos Bill Clinton; el primer ministro de Israel, Isaac Rabin , y el líder palestino Yasser Arafat .

En el marco de un reconocimiento mutuo, entre otros acuerdos se resolvió la retirada del ejército de Israel de los territorios ocupados en Gaza y Jericó , en los cuales se establecería un autogobierno interino. El ejército israelí se retiraría del resto de

Cisjordania en un plazo de 9 meses; sin embargo, conservaría la protección de los asentamientos judíos; se celebrarían, además, elecciones para constituir un Consejo Palestino y la asignación de autoridades ejecutivas y legislativas.

La declaración de principios incluía un proceso de negociaciones futuras para resolver el tema de los refugiados, de los asentamientos, acuerdos sobre fronteras, acuerdos sobre seguridad y una definición del estatus de la ciudad de Jerusalén, uno de los puntos más complejos, porque tanto israelíes como palestinos lo reivindican como su capital indivisible.

Pocos días antes, Yasser Arafat , en carta dirigida al Primer Ministro Rabin, se comprometía, en nombre de la OLP, a lo siguiente:

1.Reconocer el derecho de Israel a vivir en paz y seguridad, para lo cual, además, invalidaría los artículos de la Carta Fundamental de la OLP que negaban el derecho de existencia de Israel.

2.A trabajar por una solución pacífica del conflicto.

3.Renunciar al uso del terrorismo y otros actos de violencia.

4.Aceptar las resoluciones 242 y 338 de las Naciones Unidas.

5.Asumir, en nombre de los integrantes de la OLP, la responsabilidad, en el tema de la prevención de violaciones y disciplinar a los infractores.

Es interesante tener presente, al analizar este conflicto, las resoluciones adoptadas por las Naciones Unidas. La resolución A242, de 1967, plantea:

El retiro de las tropas israelíes de los territorios ocupados.

El reconocimiento de la soberanía de todos los Estados de la Región.

El derecho de los Estados a tener fronteras reconocidas y seguras.

Resolver las beligerancias de acuerdo con los principios de la Carta de las Naciones Unidas.

La Resolución B338 de 1973 señala:

Reitera la aplicación inmediata de la Resolución A242.

Llama al cese del fuego.

Propone iniciación de negociaciones de paz.

Otra resolución importante de la Asamblea de las Naciones Unidas (181 de 1947) dice relación con el estatus jurídico de Jerusalén. Al respecto la ONU estableció la fórmula de Corpus Separatum, es decir, la internacionalización de Jerusalén, la que por tal decisión tiene una individualización propia.

Lo anterior parecía asegurar que la paz podría ser alcanzada entre israelíes y palestinos. Pero no fue así. En 1995 un fundamentalista judío asesinó al Primer Ministro israelí Isaac Rabin , uno de los artífices de los acuerdos de paz. Por otra parte, existen fundamentalistas islámicos que se niegan a reconocer la existencia del Estado de Israel y en su lucha recurren a las acciones terroristas. El proceso de paz se estancó no obstante los distintos esfuerzos desplegados con apoyo de la Unión Europea y de los Estados Unidos de América, bajo el gobierno del Presidente Clinton.

Desde el sucesor de Rabin, Benjamín Netanyahu , Israel , en forma evidente, no sólo no colabora en la búsqueda de una solución al conflicto, sino que también obstruye cualquier iniciativa que vaya en esa dirección, a lo que se agrega una cierta rigidez de la Autoridad Nacional palestina, representada por Arafat. El posterior gobierno del Primer Ministro Ehud Barak colocó nuevos obstáculos para lograr un acuerdo de paz al desconocer acuerdos anteriores y trabando, de hecho, nuevas negociaciones, además de permitir acciones de provocación irritantes contra palestinos en su propio territorio. El 28 de septiembre de 2000, a raíz de ese clima, se realizó un levantamiento popular palestino (Intifada), que significó una violenta reacción del ejército israelí. Es interesante considerar que el informe de una comisión internacional que investigó los hechos, y que presidió el ex senador norteamericano George Mitchell , concluyó que la visita que hizo Ariel Sharon a los lugares sagrados de Jerusalén “fue la causa directa” de la espiral de violencia que se desató a continuación.

Hoy la Intifada continúa y la represión de Israel es brutal y desproporcionada, manifestándose en agresiones, muertes masivas, asesinatos selectivos, destrucción de infraestructura, destrucción de poblaciones, destrucción de escuelas y hospitales. Pareciera que la estrategia del Primer Ministro Sharon es destruir las ciudades palestinas y desalentar a sus líderes para que, una vez debilitados, los palestinos se ven obligados a someterse a la voluntad israelí y tener que aceptar una autonomía y no la independencia manifestada a través de un Estado palestino.

Debemos tener en cuenta que el Gobierno de Israel tiene el ejército más poderoso del Medio Oriente, pertrechado por Estados Unidos, el que se enfrenta en este conflicto no a otro ejército, sino que a un pueblo que, como el palestino, carece de ejército. Las incursiones de las tropas israelíes, de sus modernos aviones F 16 y de sus helicópteros Apache en territorio palestino son imposibles de detener o de contrarrestar militarmente, y el daño que provocan en vidas y bienes materiales es imposible de evitar por parte de los palestinos. Puede decirse que estamos en presencia de un verdadero genocidio.

Pero lo anterior no es todo, ya que en un informe reciente (noviembre de 2002) Amnesty International acusó al ejército de Israel de haber cometido crímenes de guerra durante sus ofensivas en territorio palestino, hechos ocurridos en el primer semestre del año. Esto nos parece gravísimo y preocupante. El informe señala que el ejército israelí ejecutó a palestinos sin un previo juicio, utilizó a prisioneros como escudos humanos, torturó, bloqueó la asistencia médica a los heridos palestinos, destruyó casas y propiedades, además de la infraestructura civil y comercial, y destruyó edificios históricos y religiosos.

Los hechos que he expuesto golpean nuestra conciencia y nos obligan a no ser pasivos como lo ha sido la comunidad internacional frente a este conflicto. Es contrario a la ética que nos abstengamos de pronunciarnos ante un conflicto que ha cobrado tantas víctimas, y que no aportemos a encontrar una solución de paz entre Israel y el pueblo palestino, lo cual deberíamos hacer con estricto apego al derecho internacional y a las resoluciones de las Naciones Unidas. Dos bases fundamentales debe tener nuestra posición: el legítimo derecho de los palestinos a su autodeterminación y a la creación del Estado palestino en su propio territorio; y el legítimo derecho de Israel a existir dentro de fronteras seguras reconocidas internacionalmente. En lo inmediato, una fuerza de paz de las Naciones Unidas debiera ser enviada al lugar y se debiera exigir el inmediato retiro de las tropas israelíes de Palestina.

Por lo anteriormente expuesto, apoyaré con mi voto el proyecto de acuerdo que ha presentado un grupo de diputados.

He dicho.

El señor NAVARRO.-

Señor Presidente, ésta es la tercera vez en este año en que esta Cámara aborda el conflicto entre el pueblo palestino y el gobierno de Israel. La primera ocasión fue cuando debatimos en esta Sala el proyecto de acuerdo Nº 7, presentado el 19 de marzo por la diputada Carmen Ibáñez , con la adhesión de otros 24 colegas de todas las bancadas, y que fuera aprobado el 2 de abril.

La segunda ocasión tuvo lugar con ocasión del debate sobre el proyecto de acuerdo Nº 79, que junto a los diputados Espinoza y Paredes, con la adhesión de las colegas Allende y Vidal , y de los parlamentarios Rossi, Leal , Sánchez , Escalona y Meza, presentamos el 30 de julio, en el que manifestábamos nuestra preocupación sobre el mismo tema. Lamentablemente dicho proyecto fue rechazado en la sesión del 13 de agosto.

El primero de los proyectos mencionados proponía oficiar al Ministerio de Relaciones Exteriores para que y cito textual “en el marco de su política bilateral con los gobiernos en conflicto forme parte, inste y contribuya con sus mejores esfuerzos a buscar salidas pacíficas y de diálogo al conflicto en el Medio Oriente, que aseguren el respeto al Derecho Internacional, a las resoluciones de los organismos de las Naciones Unidas y sobre todo respeto estricto al derecho a la vida y a la seguridad física y mental de los pueblos de Israel y Palestina”.

Adicionalmente proponía que, a través de la Cancillería, se promoviera en el seno de las Naciones Unidas lo siguiente vuelvo a citar textualmente: “la implementación de las medidas necesarias para dar estricto cumplimiento a lo señalado en la resolución Nº 1.937 del Consejo de Seguridad, para que se asegure el reconocimiento de Palestina como un Estado soberano, coexistiendo con el Estado de Israel, dentro de fronteras seguras y reconocidas para ambos estados, incluyendo si fuera menester, el envío de fuerzas de paz de las Naciones Unidas para garantizar el cese de las hostilidades en los territorios en conflicto”.

También ese proyecto aprobado solicitaba oficiar a los embajadores de Israel y Palestina en Chile y a los presidentes de sus parlamentos, haciéndoles ver nuestra preocupación por las consecuencias humanitarias del conflicto e instando a las partes a la resolución pacífica de controversias y al respeto del derecho a la vida y autodeterminación de los pueblos.

Dada la gran estatura moral de Chile en materia de defensa de los derechos de las personas en diversos ámbitos y escenarios de la política internacional y porque creemos en un rol más activo de nuestro país, compartimos cada una de las propuestas del proyecto aprobado como una forma de hacer un aporte efectivo a la consecución de la paz entre dos pueblos representados, masiva y dignamente, por miles de sus hijos llegados a nuestro país por distintas razones y por los hijos de ellos nacidos en nuestra tierra, que al igual que sus padres, mantienen un fuerte nexo con sus tradiciones, costumbres, historia y proyectos de futuro.

Por esto, en el proyecto que presentamos y que fue rechazado, proponíamos solicitar al Presidente Lagos, quien dirige las relaciones internacionales de Chile, tomar la iniciativa y constituir liderazgo en el continente y en las instancias internacionales en que Chile participe para impulsar la búsqueda de una solución al ya demasiado extenso conflicto entre Israel y Palestina.

Entre las medidas concretas que propusimos estaban:

a)Apoyar activamente la propuesta de mantener una constante presencia de observadores internacionales, tal como lo recomendó Mary Robinson , Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, tras visitar la región en abril pasado y que Chile respaldará firmemente.

b)Plantear en las instancias internacionales en que Chile participe, especialmente desde el momento de integrar el Consejo de Seguridad de la ONU, el necesario e indispensable congelamiento de los asentamientos de Israel en territorio palestino.

c)Propiciar ante la comunidad internacional la materialización de un acuerdo sobre Jerusalén , sobre la base de una negociación entre Palestina e Israel, conforme a las resoluciones de la ONU, especialmente considerando el criterio impulsado por el Vaticano, en el sentido de defender la protección de la dimensión religiosa de Jerusalén, mediante un estatuto especial que garantice la libertad confesional para todos, igual estatus a las tres religiones monoteístas y respeto de la identidad y carácter religioso de la ciudad.

d)Incentivar, en el seno de las Naciones Unidas, una resolución justa al problema de los refugiados, estableciendo como base la necesidad de aceptar como principio básico el derecho a regresar.

e)Mandatar a una delegación de honorables diputados, representativa de todos los sectores políticos, para que visite Palestina e Israel, pueda reunirse con sus autoridades, pueda conocer en terreno el estado del conflicto y evacue a su retorno un informe con sugerencias que puedan ser hechas llegar al gobierno con el fin de que nuestro país adopte acciones y decisiones coherentes con nuestro interés por una pronta y efectiva solución del conflicto, que involucra a cientos de chilenos descendientes o residentes extranjeros de nacionalidad palestina o judía, que participan activamente en el desarrollo de Chile.

En esa ocasión, muchos colegas que estaban de acuerdo con las propuestas se abstuvieron o rechazaron la iniciativa sólo porque consideraron que las argumentaciones y razones expuestas tenían un sesgo en favor de una de las partes en conflicto: más claramente, argumentaron que estaba planteado desde la óptica de los palestinos.

Lamentablemente, y como se ha hecho un mal hábito frente a ciertas argumentaciones sobre el tema, algunos incluso, nos tildaron de antisemitas, lo que por cierto, y vuelvo a repetir en esta Sala tal como lo he hecho antes, no es cierto. Entre mis amigos de muchos años y con quienes he compartido experiencias de vida y de lucha hay muchos que son de origen judío.

Por formación no reniego de mis amigos, pero también mis principios me indican que las posiciones y posturas que uno asume frente a diversos aspectos de la vida merecen respeto, tal como lo merecen quienes piensan distinto de uno. Eso, que a algunos les cuesta aceptar, se llama tolerancia, y es, sin duda, uno de los pilares de las sociedades democráticas. Por eso, a la hora de elegir los grupos interparlamentarios a los cuales pertenecer, no dudé en escoger entre ellos al grupo chileno-palestino, así como legítimamente otros optaron por integrar el grupo chileno-israelí.

Nuestro proyecto de acuerdo no estaba hecho contra Israel, sino a favor de la vida de palestinos y judíos, a favor de la resolución pacífica de un conflicto largamente dilatado. El conflicto palestino-israelí y el bloqueo económico ordenado por Estados Unidos de América contra Cuba, constituyen, a mi juicio, situaciones de irracionalidad política, ya que en ambos no respetan el sagrado derecho de los pueblos a la autodeterminación, establecido en un principio de la convivencia entre las naciones.

Por eso, cuando hablamos de tomar iniciativa y liderazgo, no estamos hablando de una campaña contra una colonia de la importancia que en nuestro país tiene la judía, sino que honestamente creemos que nuestro país, que hoy avanza en materias políticas y económicas como ha ocurrido con el acuerdo firmado con la Unión Europea y ocurre en estos mismos instantes con la posibilidad cierta de suscribir un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, debe ponerse a la altura de las circunstancias para aportar de manera efectiva y no sólo diplomática, simbólica o testimonial, nuestro compromiso con la paz entre estos dos pueblos hermanos.

Por eso, asumiendo sin complejos ni culpas porque no corresponde mis abiertas y públicas simpatías con la causa del pueblo palestino, quiero decir que lo que aquí estamos tratando de hacer es, simplemente, poner nuestros mejores y más honestos esfuerzos al servicio de la paz de Palestina, de Israel, de ambos pueblos y de sus hijos que viven en nuestro país. Por eso no debe tomarse como un ataque.

Digamos que nos duele como seres humanos las más de 1.200 personas que han muerto en la franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental, cifra que incluye 234 muertes de niños menores de 18 años. Esas muertes, innecesarias, nos duelen tanto como la de los israelíes que fallecen a causa de actos extremos que, por cierto, no ayudan a resolver el tema de fondo y se constituyen en la excusa para no aceptar el imperio de la justicia y de la razón, que la comunidad internacional ha expresado reiteradamente mediante resoluciones que, a diferencia de las que afectan a Irak, a nadie le parece necesario obligar a respetar.

Nos preocupa que a causa de este conflicto la economía de Palestina haya sido arrasada, lo que se traduce en un 53% de cesantía; la pérdida de casi cuatro millones de dólares al día para quienes trabajaban dentro de Israel; la disminución del PGB entre septiembre de 2001 y marzo de este año en unos 1.500 millones de dólares; la disminución del ingreso per cápita en un 47%, que coloca al 64% de los palestinos bajo la línea de pobreza y que el cálculo de las pérdidas totales de la economía, entre septiembre de 2000 y abril de 2002, alcance a más de 8.200 millones de dólares.

Nos duele, sinceramente, las 174 escuelas palestinas que han debido cerrar sus puertas y, por consiguiente, los 90 mil estudiantes que por ésta y otras razones están impedidos de asistir a clases. Nos duele, incluso como padres, los 435 escolares que han resultado heridos o, lo que resulta inaceptable, muertos.

Por eso, y aunque en los medios de comunicación sólo son noticias los hechos violentos y de sangre, estamos firmemente convencidos de que la mayoría del pueblo palestino y del pueblo israelí no quieren ya más guerra, ni más muertes, ni más destrucción.

Como una prueba de la vocación pacífica de estos pueblos amigos, quisiera destacar la carta que apareció, como inserción pagada, en el diario “Haaretz” el 25 de enero de este año, en que 52 soldados y oficiales de reserva del ejército de Israel anunciaban su decisión y cito textual “de seguir sirviendo cualquier misión que sirva a la defensa del Estado de Israel. Las misiones de ocupación y de represión no sirven a ese objetivo; no vamos a participar más en ellas”.

A mediados de febrero, es decir apenas un mes después, la adhesión a esta proclama ya sumaba 230 firmas. De hecho, desde que estalló la Intifada, en octubre de 2000, alrededor de 500 reservistas se negaron a cumplir funciones en los territorios ocupados. Otros 200 comparecieron ante los Comités de Conciencia del Ejército.

Este hecho habla, a todas luces, de un pueblo que quiere poner fin a una situación que cada vez reviste más características de abuso e injusticia.

Por eso, señora Presidenta, he querido reiterar en esta Sala mi convicción de que, a pesar de las distancias geográficas entre Chile y los pueblos de Israel y Palestina, existe un vínculo construido sobre la base del aporte que han hecho judíos y palestinos al desarrollo nacional con su trabajo, su cultura, su religión, su sabiduría, su lenguaje y sus formas de vida.

Debemos hacer un esfuerzo por la paz.

He dicho.

Aplausos.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

El señor Secretario dará lectura al proyecto de acuerdo.

El señor LOYOLA (Secretario).-

Proyecto de acuerdo Nº 166, de los diputados señores Moreira , Rossi ; señora Caraball , doña Eliana ; señores Kuschel; Pérez, don José ; Salas , Leal , Girardi , Bustos, Paredes ; Muñoz, don Pedro , y señora Allende , doña Isabel .

“Vistos:

Lo dispuesto en la Constitución Política de la República de Chile y en el artículo 297 del Reglamento de la honorable Cámara, y

Considerando:

1ºQue transcurridos más de cincuenta años desde el inicio del conflicto todavía no se cumplen las resoluciones destinadas a permitir la existencia de un Estado palestino, sino por el contrario lo que se ha multiplicado es la muerte de civiles inocentes y la desesperanza de vivir en paz como un Estado soberano, libre de ocupación militar extranjera, que tenga fronteras definidas y seguras como país con pleno reconocimiento internacional.

2ºQue considerando la vocación de paz y justicia que caracteriza a la nación chilena para cualquier conflicto en el mundo, y además con la sensibilidad de los chilenos por el aporte que han realizado para el desarrollo de nuestro país la gran cantidad de inmigrantes provenientes de esa zona, interesa que nuestra nación asuma un mayor compromiso para dar luz de esperanza en la solución pacífica del conflicto.

3ºQue ambos pueblos de Israel y Palestina tienen legítimamente el derecho a vivir en paz y en fronteras internacionalmente reconocidas. Por eso es que resulta inaceptable que a Palestina no se le permita existir y funcionar como un Estado libre y soberano con el derecho inalienable de los palestinos a la autodeterminación.

4ºCon el convencimiento de que una solución justa debe basarse en el irrestricto cumplimiento de las partes a la legalidad internacional, vale decir, de las resoluciones de Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad Nºs 181, 194 y la 242 y 338, que exigen liberar los territorios ocupados desde la guerra del año 1967.

5ºQue la comunidad internacional debe decididamente colaborar en la búsqueda de una paz justa, que pueda asegurar el derecho de los palestinos a un Estado, y que también involucre la seguridad de las fronteras de Israel, Palestina y de todos los países del área, volviendo a creer en la senda iniciada por Yasser Arafat e Isaac Rabin , quienes abrieron las oportunidades para la paz.

6ºQue rechazamos en forma categórica todo atentado y cualquier forma de terrorismo que signifique sufrimiento y pérdidas de vidas por ambos lados en este conflicto, entendiendo como única solución posible la negociación en términos justos.

7ºQue durante la sesión de la ONU en que entregó el informe, un gran mayoría de países, especialmente árabes, asiáticos y africanos, demandaron el cumplimiento de las resoluciones 1402 y 1403 del Consejo de Seguridad de la ONU.

8ºQue en la misma sesión citada en Brasil se pronunció por el envío de una fuerza de mantenimiento de la paz, y países como Ecuador, Argentina, Chile y Uruguay se mostraron de acuerdo con el envío de observadores al terreno.

9ºQue esta honorable Cámara aprobó, con fecha 2 de abril, un proyecto de acuerdo, suscrito por 25 honorable diputados de prácticamente todas las bancadas, en que se solicitaba al Ministerio de Relaciones Exteriores contribuyera a la búsqueda de una salida pacífica al conflicto del Medio Oriente, que asegurara el respeto al Derecho Internacional, a las resoluciones de las Naciones Unidas, así como a la vida y a la seguridad física y mental de los pueblos de Israel y Palestina.

La Cámara de Diputados acuerda:

a)Solicitar a su Excelencia el Presidente de la República, en quien descansa la representación, orientación y conducción de las relaciones internacionales de Chile, tome la iniciativa en relación a los países del continente y ante otras naciones, en todas aquellas instancias internacionales en que nuestro país participe, para apoyar las siguientes medidas, en la búsqueda de una solución al ya demasiado extenso conflicto entre Israel y Palestina.

b)Iniciar una ofensiva diplomática internacional para crear las condiciones para que los palestinos puedan materializar sus derechos inalienables a la autodeterminación y al retorno, pudiendo dar consistencia a la formación de un Estado soberano e independiente, y al reconocimiento internacional del mismo.

c)Propiciar ante la comunidad internacional la materialización de un acuerdo sobre Jerusalén , sobre la base de una negociación entre Palestina e Israel, conforme a las resoluciones de la ONU, especialmente considerando el criterio impulsado por el Vaticano, en el sentido de defender la protección de la dimensión religiosa de Jerusalén, mediante un estatuto especial que garantice la libertad confesional para todos, igual estatus a las tres religiones monoteístas y respeto de la identidad y carácter religioso de la ciudad.

d)Solicitar al Pleno de la Organización de Naciones Unidas el envío de una fuerza internacional de paz a los territorios ocupados, para que resguarde la seguridad de la población civil y posibilite a las partes negociar en igualdad de condiciones una paz justa y duradera. Como también apoyar las iniciativas propuestas por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en orden al envío inmediato de observadores internacionales a la zona.

e)Que el Estado de Chile, en su calidad de miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, realice los máximos esfuerzos para lograr que el gobierno israelí cumpla con las resoluciones de ese organismo internacional en cuanto a terminar con la construcción de nuevos asentamientos en los territorios ocupados y a toda medida de represión en contra del pueblo palestino.

f)Propiciar una acción conjunta de América Latina de apoyo a las resoluciones de las Naciones Unidas y a la creación del Estado palestino, estimulando, además, la realización de reuniones periódicas entre América Latina y la Liga Árabe”.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

En votación el proyecto de acuerdo.

Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 64 votos; por la negativa, 0 voto. Hubo 1 abstención.

El señor SALAS (Vicepresidente).-

Aprobado.

Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:

Accorsi , Alvarado, Allende (doña Isabel) , Bauer , Becker , Bertolino , Bustos , Caraball ( doña Eliana) , Cornejo , Correa , Cristi ( doña María Angélica) , Dittborn , Egaña , Encina , Escalona , Girardi , González (don Rodrigo) , Hales , Ibáñez (don Gonzalo) , Jaramillo , Jarpa , Kuschel, Lagos, Leal , Leay , Letelier (don Juan Pablo) , Letelier (don Felipe) , Lorenzini , Luksic , Meza, Montes, Mora, Moreira , Mulet , Muñoz (don Pedro) , Navarro , Ojeda , Ortiz , Paredes, Pérez (don José) , Pérez (don Ramón) , Prieto , Quintana , Recondo , Riveros , Rojas , Rossi , Saa (doña María Antonieta) , Salas , Sánchez , Sepúlveda ( doña Alejandra) , Silva , Tapia , Tarud , Tohá (doña Carolina) , Tuma , Urrutia , Vargas , Venegas , Vidal ( doña Ximena) , Vilches , Villouta , Von Mühlenbrock y Walker .

Se abstuvo el diputado señor Escobar

Aplausos en la Sala y en las tribunas.

Por haber cumplido con su objeto, se levanta la sesión.

-- Se levantó la sesión a las 17.45 horas.

JORGE VERDUGO NARANJO ,

Jefe de la Redacción de Sesiones.

DOCUMENTOS DE LA CUENTA

Moción de los diputados señores Díaz, Masferrer, Norambuena, Prieto, Álvarez, Escobar, Ibáñez, Ulloa, Longueira y Von Mühlenbrock. Reforma constitucional que incorpora al fiscal nacional del Ministerio Público como sujeto de acusación constitucional. (boletín Nº 3174-07)

“Al momento de dictarse la ley Nº 19.640, por la cual se crea la institución del Ministerio Público, se señaló que éste sería: “un organismo autónomo y jerarquizado, cuya función es dirigir en forma exclusiva la investigación de los hechos constitutivos de delito, los que determinen la participación punible y los que acrediten la inocencia del imputado y, en su caso, ejercer la acción penal pública en la forma prevista por la ley. De igual manera, le corresponderá la adopción de medidas para proteger a las víctimas y a los testigos. No podrá ejercer funciones jurisdiccionales”.

Por otro lado la referida ley estableció el cargo de Fiscal Nacional como cabeza de esta importante institución, señalando el artículo 13 que el Fiscal Nacional es “el jefe superior del Ministerio Público y responsable de su funcionamiento”.

De este modo, y refrendado por todo el cuerpo legal ya citado, se ha instituido uno de los cargos más relevantes de todo nuestro ordenamiento constitucional.

Lamentablemente, el legislador omitió de modo inexplicable el incluir al Fiscal Nacional como una de las autoridades susceptibles de ser acusadas constitucionalmente, haciéndolo así menos responsable que otras de su misma jerarquía.

Señalada omisión se ha extendido también respecto de los Fiscales Regionales. Resulta francamente difícil de comprender el que los magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia sean acusables constitucionalmente y no así el Fiscal Nacional ni los Fiscales Regionales, quienes, tanto por la naturaleza de sus atribuciones, contempladas respectivamente en los artículos 17 y 32 de la ley Nº 19.640, como por lo prolongado del ejercicio de sus cargos -10 años- son perfectamente comparables, en importancia y responsabilidad, a los ministros de Corte.

Para salvar este error, y para garantizar la pervivencia de los principios de controles y chequeos recíprocos que deben instruir nuestro ordenamiento constitucional es que se ha visto como pertinente el añadir una nueva letra al número 2 del Artículo 48 de la Carta Fundamental que permita asegurar la responsabilidad política tanto del Fiscal Nacional como de los Fiscales Regionales.

Con esta reforma el Congreso Nacional, depositario de la soberanía popular, reivindica para sí una facultad esencial tal y como es la de tener la tuición del juicio político de las máximas autoridades de la Nación.

Por las razones antes expuestas, venimos en proponer el siguiente proyecto de ley: Artículo Único.- Agrégase al número 2 del Artículo 48 de la Constitución una letra f) que señale:

Letra f) “Del Fiscal Nacional y de los Fiscales Regionales por infracción a la Constitución y por notable abandono de sus deberes”.

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