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Intervención
DESIGNACIÓN DE SEÑOR JORGE JOSÉ ABBOTT CHARME COMO FISCAL NACIONAL DEL MINISTERIO PÚBLICO

Autores

El señor ESPINA.-

Señor Presidente , en Renovación Nacional definimos un procedimiento de trabajo y lo hemos cumplido rigurosamente. En esa línea, para tomar una decisión hemos esperado hasta que se realizara la audiencia de hoy, instancia en la que don Jorge Abbott pudo exponer todos sus puntos de vista y contestar nuestras inquietudes.

Esta definición parece tener relevancia solo respecto de las llamadas "causas políticas investigadas". Y da la idea de que nos olvidamos de que la seguridad ciudadana es un tema con una amplitud y una dimensión muy grandes en nuestro país y de que las cifras requieren revertirse a la brevedad. Porque, sin duda, como el propio señor Abbott lo reconoce en su exposición -lo menciona no solo ahora; lo ha dicho en intervenciones anteriores-, algunos delitos se encuentran absolutamente desbordados, hecho que ha sido admitido incluso por el Ministro del Interior .

Por lo tanto, lo importante es que tomemos la decisión pensando que vamos a elegir a una persona que por los próximos ocho años conducirá el Ministerio Público, que es la institución más relevante para la investigación de los delitos en nuestro país y para impedir la impunidad.

Y las cifras, señor Presidente, son elocuentes, y es bueno que queden en la historia de este debate.

El año pasado en nuestro país se cerró la investigación de 361 mil robos violentos, de los cuales en 336 mil casos -el 93 por ciento- no hubo sentencia condenatoria y, por lo tanto, esos hechos quedaron en la impunidad.

Según informes de la Corte Suprema, en nuestro país hay 66 mil prófugos de la justicia por delitos graves. O sea, hablamos de un Estadio Nacional y medio.

Y en materia de drogas, de 402 puntos que existían en 2007, cuando había operativos contra el tráfico de drogas, la cifra se elevó a mil 660, con un incremento de 312 por ciento.

Entonces, elegir al Fiscal Nacional no es algo simplemente de tramitación, sino un asunto muy de fondo.

Y cuando tuvimos la oportunidad de escuchar la presentación de don Jorge Abbott y de recibir sus respuestas a nuestros requerimientos, su primera definición fue plantear que él no seguiría haciendo más de lo mismo. Señaló que el Ministerio Público exhibe aciertos en algunos tipos de delitos. Pero él admite y reconoce -eso tiene un enorme valor- que su gestión -en eso depositamos toda nuestra confianza- provocará los cambios necesarios para que el sistema funcione mucho mejor de como lo está haciendo hoy día.

También destaco lo anterior porque hemos detectado en el Ministerio Público algo que no veíamos tiempo atrás: la existencia de grupos, de sectores, de rivalidades que incluso desbordaron en esta elección lo que uno estima es una competencia entre quienes, nada menos, van a presidir esta institución. En los medios de comunicación aparecían filtraciones de antecedentes, de documentos, de acusaciones, de unos contra otros, y nunca se sabe quién las realiza. Pero el hecho es que no le hacen bien al Ministerio Público, que ha de trabajar como un equipo.

En tal sentido, debo señalar que los cinco candidatos eran personas decentes. Ellos se presentaron, fueron nominados por la Corte Suprema. Alguien podrá decir que uno era mejor u otro peor.

Pero me parece que bajo un liderazgo no deben seguir existiendo grupos o divisiones al interior del Ministerio Público. Ello solo perjudica su gestión: favorecer a los ciudadanos en la lucha contra la delincuencia y proteger a las víctimas.

Destaco lo que dijo don Jorge Abbott .

En primer lugar, se refirió al cambio de los paradigmas de investigación. En Chile investigamos los delitos caso a caso. Y modificar eso, pasando a investigar focos delictuales, a efectuar persecución penal comunitaria y análisis delictual, constituye un cambio fundamental para marcar la diferencia. Ello, incluso, a través de las nuevas normas que dicen relación con la Unidad de Análisis Delictual.

También planteó una modificación del sistema de calificación de los fiscales, porque no es normal ni lógico que todos ellos estén calificados con excelentes notas. Porque en una institución formada por seres humanos habrá algunos que hacen muy bien su trabajo; otros, bien; otros, de modo regular, y algunos, mal. Y eso es propio de la naturaleza humana, igual que en cualquier trabajo.

Y él asumió el compromiso de modificar el sistema calificatorio, de manera que este considere realmente el mérito, el acierto, la prolijidad de los fiscales en el trabajo que desempeñan. Ello, a fin de que el fiscal que hace bien su trabajo se sienta gratificado, estimulado a seguir haciéndolo bien; y de que el que lo hace mal reciba el reproche y las sanciones que corresponden.

Se refirió, además, a la escuela de fiscales, que es un elemento muy importante.

Los fiscales son abogados, y estos no están preparados para investigar si no se especializan. Esta es una de nuestras graves fallas. Por lo tanto, se precisa contar con una escuela que forme profesionales de la Fiscalía, tanto fiscales como otros especialistas que se desempeñan en el Ministerio Público, para llevar adelante buenas investigaciones. Esto es una cuestión fundamental si queremos revertir los malos índices de impunidad existentes, particularmente en los robos violentos, como lo indiqué con anterioridad.

También hizo mención a dos o tres medidas que aplicará y que pueden ser muy relevantes.

Lo primero es implementar algo que no existe actualmente: un sistema integrado de información que facilite entre fiscalías la identificación de un delincuente.

Y en segundo lugar, que puedan agruparse las causas.

Me explico.

Pasa en Chile una cosa increíble: un delincuente puede cometer delitos en distintas zonas correspondientes a competencias de diferentes fiscalías. Imaginémonos: en Santiago hay cuatro, en La Araucanía hay una, en el Biobío, etcétera. Y si un delincuente va delinquiendo en cada de una de ellas, no existe un método, un procedimiento, un seguimiento para saber que ese modus operandi pertenece a un mismo delincuente.

Por lo tanto, saber agrupar las causas para que no se vean en forma dispersa y se pierdan esfuerzos y, simultáneamente, contar con un sistema integrado es vital para el éxito de las investigaciones.

También hizo mención -eso lo recalcamos mucho- a la necesidad de que la labor de la Fiscalía se realice a la altura del cargo que se está ejerciendo.

Los fiscales actúan bajo el principio de la objetividad. Esto significa que investigan con igual celo los antecedentes que involucran la responsabilidad de una persona como los que la absuelven. Esa es la labor del fiscal. Ese principio de objetividad debe primar en todas las investigaciones: la prudencia en su actuar, lo que no significa dejar de lado la firmeza en las decisiones que adopte.

Nos parece fundamental la crítica que efectuó el señor Abbott a la filtración de información, que se hace incluso antes de que una persona concurra a declarar a la Fiscalía, para tener derecho a defensa. Ello altera una norma básica del debido proceso. Finalmente, los expedientes son públicos. Pero muchas veces se entrega parte de ellos, donde solo se cuenta la mitad de la versión. Y la persona, una vez que llega a la mitad de la versión, no tiene ya frente a la opinión pública muchas posibilidades de defenderse. Y en un Estado de Derecho democrático la defensa es fundamental.

Finalmente, me referiré a las condiciones humanas.

Yo creo que Jorge Abbott es una gran persona. Tengo la oportunidad de conocerlo desde hace muchos años, porque trabajé con él cuando nos dedicamos, a través de FICED, al tema de las drogas. Primero, es un hombre íntegro; segundo, posee una vocación de servicio público notable. Su actuación está regida por el principio de cumplir bien su labor.

Sus atributos de honradez, honestidad, capacidad, talento y liderazgo son las razones por las cuales nosotros hemos resuelto darle un voto de confianza, por su trayectoria y por la exposición brillante que hizo hoy día; voto de confianza de que él va a liderar los cambios que el Ministerio Público debe llevar adelante y que resultan fundamentales para cumplir con nuestro deber: proteger a los ciudadanos frente a los delitos.

Por esas razones, los Senadores de Renovación Nacional, más allá del fundamento que cada uno exponga, votaremos a favor de don Jorge Abbott .

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