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  • Sesión Ordinaria N° 39
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  • Legislatura Ordinaria año 1970
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Homenaje
HOMENAJE AL PERU EN EL ANIVERSARIO DE SU INDEPENDENCIA.

Autores

El señor NOEMI (Vicepresidente).-

Tiene la palabra el Honorable señor Reyes.

El señor REYES.-

Después de las expresiones tan meditadas del Honorable señor Teitelboim, quisiera más bien hacer ciertas reflexiones sobre hechos de carácter político, que interesa tener presentes con más vigor en esta fecha aniversario del Perú.

En el último tiempo, por cierto dentro del respeto a un principio tan valedero para nosotros en la política internacional como es el de la soberanía de los pueblos, vale decir, del derecho a la autodeterminación y a la intervención en sus propios asuntos, en circunstancias políticas de gran trascendencia para América, se ha llegado a producir una extraordinaria coincidencia en la acción del Gobierno peruano con la del Gobierno chileno, reflejada en actos e intercambio de visitas de sus más altas personalidades, que han valorizado nuestra amistad mutua.

Entre ellas, debe señalarse la visita del Ministro de Relaciones del vecino país, don Edgardo Mercado Jarrín, quien concurrió en mayo del año pasado a la reunión constitutiva de la CECLA, momento desde el cual, puede decirse, quedó confirmada también la posibilidad del desarrollo del mercado andino, de tanta proyección para nuestro continente y nuestra patria. Más aún, me atrevería a decir que esa fecha señala el momento en que la solidaridad de los pueblos latinoamericanos pudo romper la amenaza, entonces muy visible, de la acción imperialista norteamericana a través de la aplicación de la enmienda Hickenlooper, que, en realidad, se presentaba como una valla tremendamente difícil de salvar para un solo pueblo, como el peruano, con motivo de la nacionalización de la International Petroleum Company.

Vino luego el Ministro del Interior, don Ernesto Montagne quien, junto con el Presidente de la República de Chile, el 18 de septiembre del año pasado revistó nuestras tropas en un acto que difícilmente hubiéramos imaginado si mirásemos a tiempos no tan lejanos, de recelo entre nuestros pueblos.

Ahora último, distinguidos técnicos agrícolas y un grupo destacado de periodistas presidido por don Augusto Zimmerman, pudieron comprobar el grado de identidad en las aspiraciones fundamentales que animan a los pueblos chileno y peruano en esta época de su historia.

Aún más, hemos sabido que posiblemente, una vez terminada la reunión de CECLA (Comisión Económica Coordinadora para América Latina), que se celebra en estos momentos en Buenos Aires, los Ministros de Relaciones Exteriores delPerú, don Edgardo Mercado Jarrín; de Venezuela, don Arístides Calvani; de Ecuador, don Gonzalo Valdivieso, y representantes de los Cancilleres de Colombia y de Bolivia, se reúnan desde el próximo viernes aquí en Santiago, para analizar toda la trascendental gama de acciones que les corresponde llevar adelante ahora a nuestros países.

Este proceso, sin duda, obedece a un trasfondo muchísimo más profundo y significativo. El Pacto Andino, cuya, sede está en Lima y cuyo Secretario General es el señor Silva Arruete, ciudadano del vecino país, refleja toda una larga negociación y, más que eso, las sentidas aspiraciones integracionistas de nuestros pueblos, que no habían conseguido expresar ni dar forma a su pensamiento, pero que afortunadamente, con participación muy preponderante de la Cancillería chilena, pudieron concretarlo a partir del año pasado.

Desde antes aún data la coincidencia respecto del derecho marítimo sobre las 200 millas de mar territorial. Las primeras naciones en plantear la necesidad de conservar sobre esa superficie un control que permitiera a los pueblos ribereños mantener en sus aguas la soberanía necesaria para que su riqueza no sea diezmada, y para que el fondo marino, nueva veta que se abre a las expectativas de explotación del hombre, garantice a estas naciones subsistencia en el porvenir, fueron precisamente Ecuador, Perú y Chile.

En el plano de la política internacional, más significativo aún es el hecho de que sea también el Gobierno peruano uno de los concurrentes a las reuniones de países no alineados, que desde hace tanto tiempo luchan por romper el "bloquismo" en el desarrollo de la convivencia mundial, forzada a enfrentamientos implacables. Esta actitud similar ha llevado consigo una acción paralela, de coincidencia, en especial en los organismos de las Naciones Unidas.

La solidaridad andina a que ya me refiriera está recién comenzando a expresarse, si se quiere, pero tiene un gran camino por recorrer, máxime cuando está abierta a iniciativas de orden político, tecnológico, de investigación nuclear, de complementación industrial, de orden educacional, de estímulo a la cultura, etcétera, las cuales, estamos ciertos, han de sobrepasar el concepto ya un poco obsoleto y tradicional de entender los límites de las naciones como barreras infranqueables para los comunes valores del espíritu y de la inteligencia.

Como muy bien señaló el Honorable señor Teitelboim, el terremoto en el Callejón del Huaylas, drama tan reciente y tan impresionante, que ha venido a recordarnos tragedias similares vividas por nosotros, también ha hecho patente la autenticidad del sentimiento solidario del pueblo chileno hacia el peruano, y demostrado que dicha solidaridad es real, sin dobleces de ninguna naturaleza.

La actuación de los organismos oficiales, comenzando por la de las Fuerzas Armadas en misión de paz y de hermandad, y por la de la Oficina de Emergencia Nacional, dirigida por don Gabriel Salvador; la actitud de los organismos gremiales, como la Central Unica de Trabajadores y los profesores, de los órganos de información, del Cuerpo de Socorro Andino, de los estudiantes, de los bomberos, como asimismo la multitudinaria presencia en el Estadio Nacional que respaldara el mensaje del Ministro de Relaciones Exteriores de Chile dirigido al pueblo del Perú, a través de la televisión, han sido un testimonio irredargüible de que lo que hubo entre nosotros correspondió realmente al sentimiento profundo de un pueblo hermano.

Esas manifestaciones de solidaridad dejaron al descubierto ciertas campañas en virtud de las cuales algunos señores, mediante la prensa o el libro, habían pretendido enturbiar las relaciones entre Chile y Perú.

Sabemos bien que las principales bases de acción del Gobierno del General Velasco Alvarado han consistido en llevar adelante una política de carácter nacionalista, reflejada en forma fundamental en el trato a la riqueza petrolera, en la puesta en práctica de una reforma agraria concentrada, en las nuevas modalidades para la industria pesquera, en la peruanización de la gran minería del cobre, en la incorporación de grandes fuentes de riqueza peruanas en una nueva concepción en beneficio del interés nacional, por un control más directo del Estado.

Comprendemos que, por sus características políticas, el régimen vigente en el Perú no podría identificarse con el que impera en nuestro país. Nosotros respetamos, como dije al comenzar mis palabras, el principio de la autodeterminación y de la no intervención. Somos fieles a la democracia representativa y al pluralismo político, y estimamos que las trayectorias que otros pueblos deseen seguir son de su propia incumbencia.

Hacemos votos por que la senda de esa nación la conduzca cada vez más hacia el progreso integral de su pueblo y hacia un sentimiento de colaboración y de amistad, que nosotros compartimos.

Entre las personas que cumplen una tarea de trascendencia en lo que al afianzamiento de la amistad de los pueblos se refiere, figuran los Embajadores; y así como nosotros mantenemos en el Perú una destacada misión diplomática, ese país hermano mantiene en Chile una Embajada a cuya cabeza está don Arturo García, que en toda circunstancia ha procurado consolidar la unión entre nuestras naciones.

Nosotros creemos firmemente en la solidaridad y en la acción común de los países latinoamericanos, que hemos visto afianzadas en el Pacto Andino, en que el Perú y Chile juegan un papel fundamental, y estamos seguros de que la expresión "solidaridad andina" envuelve también la idea de solidaridad de los países latinoamericanos que enfrentan al Océano Pacífico.

Como bien destacó el Honorable señor Teitelboim, desde los primeros tiempos han existido vínculos entre nuestros pueblos, y si bien no han tenido igual intensidad a través de su historia, hoy reviven con vigor, y creo que nosotros tenemos la responsabilidad de hacerlos cada vez más estrechos.

El Imperio Incásico se prolongó hasta nuestra tierra. Almagro y Valdivia vinieron de allí, y allí planearon sus conquistas del Reino de Chile. Posteriormente, de aquí salió la Escuadra Libertadora, organizada por O'Higgins, que fue decisiva en la independencia de América. Después de las vicisitudes que el tiempo nos ha hecho vivir, hoy llega una nueva era en que se revive lo mejor de la historia. A mi juicio, debemos ser capaces de reencarnar toda una etapa de la vida de América, que a veces pareciéramos haber olvidado: cuando las gentes de otros pueblos eran recibidas aquí como nacionales del nuestro, así los chilenos eran recibidos en otras tierras como si hubieran nacido en ellas.

En este 28 de julio, hacemos votos muy sinceros por el engrandecimiento del Perú y por una amistad cada vez mayor entre nuestros pueblos.

He dicho.

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