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Homenaje
HOMENAJE EN MEMORIA DEL EX DIPUTADO DON RENÉ TAPIA SALGADO.

Autores

El señor ASCENCIO (de pie).-

Señor Presidente, estimada familia de don René , señoras diputadas y señores diputados:

Hace pocas semanas falleció en su ciudad de Castro, Chiloé, el ex diputado , ex alcalde, ex regidor, gran servidor público, Hijo Ilustre de la ciudad, por decisión del concejo, bombero y miembro de tantas otras instituciones, vecino reconocido por todos, don René Tapia Salgado .

La Cámara de Diputados dedica este momento a rendir un justo homenaje a don René, en presencia de su familia, de sus amigos, de miembros de su partido y ante la atenta mirada de la gente de Chiloé. En lo personal, lo hago en representación de los Partidos de la Concertación.

Don René Tapia llegó a Chiloé allá por el año 1940, proveniente de Linares , su ciudad natal. Había sido nombrado médico del hospital de la ciudad por el Presidente Pedro Aguirre Cerda . Por ese entonces, Castro tenía algunos miles de habitantes que sufrían el aislamiento, la lejanía geográfica e, incluso, el olvido de la zona central de Chile, en algunos aspectos, situación muy similar a la que viven hoy.

El doctor Tapia llegó a revolucionar la ciudad, con ideas nuevas, con energía y con iniciativas que, muchas veces, chocaban con lo que estaba establecido en la zona.

Se movilizaba en el barco semanal, a caballo, en bote, a pie, por caminos en mal estado y, a veces, a través de los bosques lluviosos en busca de sus pacientes, en una ciudad que, a pesar de sus variados problemas urbanos, ya tenía el claro sello identificatorio de su cultura, de su historia, de su mitología, de sus controversias. Era especialmente identificatorio por la vida de las familias que moraban en esa tierra.

Llegó revolucionario, socialista y, rápidamente, se enfrentó, sin muchos miramientos, a quienes estaban allí. Las monjitas sufrieron los primeros embates de la lucha por el mejoramiento de las condiciones de vida iniciada por el doctor Tapia .

Su familia me contó una anécdota protagonizada por él. Cuando llegó al hospital, se encontró con que las religiosas ocupaban buena parte de la infraestructura hospitalaria para sus necesidades. Había tres pabellones: en uno estaban los enfermos; en otro, la capilla o el sagrario, y el tercero era ocupado en otros menesteres, incluso, para el gallinero. El doctor Tapia exigió, de inmediato, que los tres pabellones se destinaran a los enfermos, cuestión que irritó a las religiosas que, pasado algún tiempo, se vengaron tratando de impedir a don René, al regresar de un viaje, que se bajara del barco que lo llevaba de vuelta a Castro. Después de una batahola, logró escapar y bajar del barco, ante las recriminaciones no muy pías de las monjitas que, al final, cedieron.

Se hizo conocido rápidamente y fue amigo de los vecinos y de sus pacientes. Se casó, y se convirtió en el médico más reconocido en la historia de esa ciudad por muchos años. Se involucró profundamente con la sociedad civil de múltiples maneras.

Por eso, al momento de su despedida, una larga lista de vecinos y autoridades quisieron referirse a su persona, tal como lo relata el diario local.

El alcalde Nelson Águila señaló que el municipio le hizo un reconocimiento en vida al nombrarlo Hijo Ilustre, en 1998, por sus servicios comunitarios.

En el segundo piso del edificio de los Bomberos, donde se levantaba la capilla ardiente, un miembro de la segunda compañía, a la cual había ingresado en 1941, don Felipe Montiel , señaló: “Fue el primer conductor del carro, reliquia histórica, un Ford A, destacando su voluntariado de más de 66 años.”.

“Asistía a todas las reuniones de nuestro club”, proclamaba el presidente de los rotarios de Castro, don Heriberto Mansilla.

Doña Doris Bórquez, técnica-paramédica del hospital, agregaba: “Mientras fue director del hospital, jamás hizo ninguna diferencia con el personal, no importando el título o la posición social”.

Asimismo, una socia del Club de Huasos de Dalcahue decía, a quien quisiera escucharle, que don René había sido un tremendo colaborador de su club.

Lo más extraordinario es que el día de su funeral miles de personas llegaron a despedirlo, a agradecerle, a reconocerle su bondad, su entrega, su amistad, su servicio, su colaboración, su amor por Chile. Todo ello por su forma de ver y vivir la vida en esa zona tan alejada, donde fue alcalde, en tiempos donde campeaban conservadores y liberales, y los masones libraban una dura lucha con la Iglesia Católica.

Cuentan que siendo alcalde, se le ocurrió invitar al presidente de la época, don Gabriel González Videla . En ese tiempo pocas veces las autoridades nacionales llegaban al archipiélago. Ni siquiera iban los parlamentarios de la zona -que en ese tiempo eran todos de Santiago-, o lo hacían sólo para las campañas o en ocasiones extraordinarias.

Pues bien, para sorpresa de todos, el presidente aceptó la invitación, lo que provocó gran algarabía. Llegaba por avión al aeródromo de Gamboa. Don René, que además de alcalde manejaba el carro-bomba, decidió que había que movilizarlo en ese vehículo. Tampoco había muchos otros vehículos.

Llegado el presidente, lo sube al carro descubierto. Además, don René hace subir a otros vecinos para pasar sobre el puente Gamboa y acceder a la ciudad que esperaba ansiosa la llegada del mandatario.

Debido al peso del vehículo, se produjo un pequeño pero sonoro incidente en su paso por el puente, el cual cede en una parte. El Presidente , entre risas, mira al alcalde y le dice: “Señor alcalde , si usted quería que le construyera otro puente, sólo debería habérmelo pedido”. Y así consiguió que el gobierno repusiera dicho puente, ante el entusiasmo de la población.

Pese al transcurso de los años, siguió siendo el mismo de siempre. Formó una gran familia y estableció profundas raíces en su zona.

Cambió de tienda política, pasando al Partido Conservador, y fue elegido diputado, probablemente uno de los primeros residentes en el lugar que representaba, y siguió siendo el mismo de siempre.

Su figura no se capta en su verdadera dimensión si no se le ubica en el contexto histórico que le tocó vivir. Él, además de todo lo que hacía, ingresó a Carabineros de Chile como funcionario de sanidad en la década de 1950, donde permaneció hasta su muerte.

Tampoco es posible captar su verdadera dimensión si no se le ubica en medio del conjunto de familias y personajes que construían con todo su esfuerzo el Chiloé que ahora conocemos. Fue elegido diputado en 1969, cuando era militante del Partido Nacional.

Cuenta el historiador Dante Montiel que en esa década el ambiente político era muy activo, muy apasionado, consecuente. Las elecciones se vislumbraban siempre reñidas. Las familias se abanderizaban con un candidato y se buscaban votantes usando las más variadas fórmulas.

Los antiguos caciques de la política ya estaban en retirada o habían fallecido. Don Felipe Montiel , ex alcalde, vivía en la calle Gamboa . Todas las semanas se le observaba en el frontis de su casa conversando con otra gente. Don Carlos Barrientos González , antiguo empresario, se sentaba en un banco de la plaza a conversar con sus contertulios.

Otros nombres influían en la política en ese decenio; dirigentes y militantes destacaban en distintos cargos de representación popular, puestos públicos o sindicatos.

Importantes dirigentes sociales, líderes comunitarios, funcionarios públicos, profesores y trabajadores, presidían y organizaban campañas políticas y activas reuniones, donde las asambleas, los núcleos, las células se confundían en un ambiente dinámico, y las palabras “compañero”, “correligionario”, “camarada” se repetían constantemente.

Entre algunos reconocidos estaban René “Pilchita” Bórquez , Rubén Santana , del Partido Comunista; el profesor Hernán Solís , Celedonio Cárdenas , Gilberto “Beto” Vera; el médico Benjamín Torres Contreras , todos compañeros del Partido Socialista; Gaspar Araneda , los profesores Gaspar Rojas Márquez , Ramón y Hugo Olivares Molina , René Araya Bórquez , Dante Montiel Cárcamo , Ercira Triviño ; los comerciantes Arturo “Chilote ” Antóniz Miranda , Alberto Velásquez Oyarzún , Aureliano Velásquez Cárcamo , propietario de la Radio Chiloé, todos correligionarios del Partido Radical; Orlando “Nano ” Bórquez , Fernando “Nano ” Brahm Mengue , Mario Mehrson ; la señora Olga Gatti , que integraban el Partido Nacional, y entre los camaradas dirigentes de la Democracia Cristiana don Arturo Pinto Canobra , Felipe “Chueco ” Bórquez , Luis “Guata ” Bórquez , Manuel Muñoz Nahuelneri , Benjamín Bórquez Oyarzún , vecinos que desde sus diversas perspectivas y visiones políticas deseaban difundir sus pensamientos y doctrinas partidarias, inmersos en un ambiente local de tolerancia y amistad, a pesar de las divisiones políticas.

Eso, porque la ciudad la componía una gran familia y se relacionaban en diversas circunstancias. Los eternos políticos, don Raúl Morales Adriazola , Félix Garay Figueroa , “el loco del puente”; Fernando Ochagavía , Manuel Ferreira Guzmán , Ignacio Prado , Adonis Sepúlveda , Aniceto Rodríguez , Héctor Correa Letelier y René Tapia Gatti , eran nombres que se repetían en las casas, en las conversaciones familiares, en las reuniones, y estaban fijos para las campañas de senadores y diputados.

El caso de don René Tapia era especial. Había sido elegido diputado por Chiloé; concluyó drásticamente su período parlamentario el día del golpe militar.

Lo paradojal es que, siendo del Partido Nacional, moros y cristianos votaban por él; hasta los compañeros socialistas y comunistas, porque en ese caso la orden de partido no se practicaba, simplemente se omitía. Era el galeno de la comunidad y esto implicaba un reconocimiento absoluto, que se conjugaba con una personalidad amistosa y servicial.

Por ello, en las casas estaba la imagen del Chicho Allende en el calendario anual, y a su lado, otra del doctor Tapia. Así lo relata el gran poeta chilote Nelson Torres en su libro Juglarías:

“Aquel es don René Tapia

y se postula para regidor: Médico ameno narrador

que tarde mal y nunca cobra la consulta

e invariablemente diagnostica con un chiste.

Mi abuelo Elseario Muñoz es Socialista

pero en mi casa todos dan su voto a don René .

He ahí

en la pared de la cocina los afiches

el uno junto al otro: Salvador Allende Gossens

y el médico del pueblo

eterno candidato derechista”

Con estas palabras, quiero hacer el mismo reconocimiento que hizo la comunidad de Chiloé, para decirle a su familia que pueden sentirse orgullosos de haber tenido en su seno a un hombre tan grande como don René.

Muchas gracias.

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