Labor Parlamentaria

Participaciones

  • Alto contraste

Disponemos de documentos desde el año 1965 a la fecha

Antecedentes
  • Cámara de Diputados
  • Sesión Ordinaria N° 29
  • Celebrada el
  • Legislatura número 360
Índice

Cargando mapa del documento

cargando árbol del navegación del documento

Homenaje
HOMENAJE A LA GRAN LOGIA DE CHILE EN SU 150° ANIVERSARIO

Autores

El señor BECKER (Presidente accidental).- Tiene la palabra el diputado señor Víctor Torres.

El señor TORRES (de pie).- Señor Presidente de la Cámara de Diputados, señoras y señoritas diputadas, señores diputados, Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, don Luis Riveros y su oficialidad; señores miembros del Consejo General de la Gran Logia de Chile, venerables maestros aquí presentes; miembros y amigos de la orden:

En nombre de la bancada de diputados de la Democracia Cristiana, voy a rendir homenaje a los 150 años de historia de la Gran Logia de Chile.

Sin duda, a través de los años, la masonería ha sido forjadora de hombres de cambio que han formado parte importante de las profundas transformaciones que a lo largo de la historia se han ido desarrollando en el mundo, en nuestra América y, por cierto, en nuestro país.

Distintas versiones forman parte de lo que se ha escrito en torno a sus orígenes en la historia universal, entre las que encontramos, por ejemplo, la mítica leyenda de Hiram-Abif, que se remonta a los tiempos del rey Salomón durante la construcción del templo que su padre David había proyectado construir en Jerusalén. Otros, en cambio, establecen que sus inicios provendrían de los misterios del Antiguo Egipto, debido a la similitud entre algunos símbolos, ceremonias y alegorías tradicionales de la masonería con las practicadas por los sacerdotes de dicha civilización.

Algunos estudiosos plantean su origen en la antigua Roma , en el año 715 a.C, durante el reinado de Numa Pompilio , quien fue precursor en organizar a la población en corporaciones y colegios, destacándose el de constructores, quienes luego de su trabajo diario se reunían para tratar asuntos de su especialidad o para incorporar a algún nuevo hermano a su cofradía, usando simbólicamente las herramientas de su profesión.

En 43 a.C, el imperio romano, luego de su transitar por toda Europa, se establece en Gran Bretaña, y con ello sus constructores, a cargo de establecer campos atrincherados, que con el tiempo se transformaron en verdaderas ciudades, entre las que se encuentra la ciudad de Eboracum, más tarde York, con gran influencia en la evolución de la francmasonería.

Sin lugar a dudas, la mayor certeza de los inicios de tan augusta orden se asienta en las sociedades de obreros constructores que tuvieron gran influencia dentro de la Edad Media, mucho de los cuales se hacían llamar “masones”, que quiere decir “albañiles”, “constructores” o “picapedreros”, y que más tarde, en mérito a su conocimiento y contribución, contando con el beneplácito de soberanos temporales y papas, acceden a algunas franquicias, originándose allí el término de “masones libres” o “francmasones”.

Durante muchos años, agrupados en “chozas”, “talleres” o “logias”, y organizados según el nivel de expertice, en “aprendices”, “compañeros” y “maestros”, fueron dedicándose a la construcción de templos y monasterios, iniciando su decadencia en estas artes entre los siglos XVI y XVII. El conocimiento que se traspasaba dentro de sus talleres empieza a salir de los mismos, y además, comienza el ingreso a las logias de personas ajenas al oficio. Clientes, nobles y benefactores, intelectuales humanistas, interesados por la antigüedad, el pensamiento hermético y las ciencias experimentales, empiezan a hacer aterrizaje en ellas, transformando esos espacios en momentos de librepensamiento y especulación filosófica.

Es así como se comienza una nueva etapa dentro de la historia de la masonería, pasando de la fase operativa a la especulativa filosófica. Su cambio más notorio se vive en Inglaterra hacia 1703 (Logia San Pablo) , cuando comienza a consolidarse la que hoy día conocemos como Fraternidad Universal, integrada por hombres libres, esencialmente ética, filosófica e iniciática, que no promueve ni prohíbe entre sus miembros un credo religioso en particular ni una convicción política; respeta la fe que tengan sus hermanos y promueve la tolerancia en el plano de las ideas. De esta manera, rechaza los fanatismos y dogmas. Además, practica la caridad humana, aspira a la construcción de una sociedad justa e igualitaria y pone en el centro de su interés al ser humano.

Con todo, la francmasonería se fue consolidando durante el siglo XVIII. En 1717 se creó la Gran Logia de Inglaterra y, poco después, las grandes logias de Francia, España , Holanda, Polonia , Italia y Suiza, las que tuvieron gran influencia de pensamiento en los procesos vividos en el viejo continente.

No fue sino hasta que Francisco de Miranda, un masón venezolano, se encargara de articular una sociedad secreta que velara y trabajase por la independencia en América, que llegaron los primeros pasos de esta orden a nuestro continente. Fue el más grande aporte que pudo entregar la masonería no solo a Chile, sino que a todos quienes se encontraban bajo el yugo hispano.

En 1798, bajo la inspiración de Miranda, se crea en Londres, dependiendo de la Gran Logia de Inglaterra, la Gran Hermandad Americana, cuyos miembros se autodenominaban “Caballeros Racionales”, y que se preocupó de constituir sociedades o logias que llevaron el subtítulo de Lautaro, cuyo nombre se dice habría sugerido O’Higgins a Miranda, donde militaron la mayoría de los héroes de la independencia de América.

“Nunca reconoceremos un gobierno legítimo de nuestra patria sino aquel que sea elegido por la libre y espontánea libertad del pueblo, siendo el sistema republicano el más adaptable al gobierno de las Américas. Propenderemos por cuantos medios estén a nuestro alcance a que los pueblos decidan por él.”. Esta fue la consigna que inspiró a los líderes independentistas pertenecientes a las logias lautarinas en América, dentro de los cuales podemos destacar la participación del ya mencionado Francisco de Miranda , Simón Bolívar , José de San Martín y los chilenos Bernardo O ´Higgins , Ramón Freire, Juan Mackenna , José Miguel Carrera y Fray Camilo Henríquez , entre otros, quedando de manifiesto la enorme influencia en América y Chile del pensamiento masónico en los albores de la patria.

Así, una vez que la misión fue cumplida, alrededor de 1823, se disolvieron.

Dos años más tarde, el almirante Manuel Blanco Encalada inicia los primeros pasos para la instalación de un taller en nuestro país, el que se materializará el 15 marzo de 1827 al fundar la Logia Filantropía Chilena, la cual, al parecer, tuvo cierta importancia en la formación en el incipiente pensamiento liberal en Chile. Esta logia se fundaba bajo la directa obediencia de un Capítulo Rosacruz del Oriente de Lima, e indirecta del Gran Oriente de Colombia. Se disolvió luego de la victoria de Prieto, Portales y los pelucones en Lircay.

Después de esa experiencia, un grupo de franceses constituyó en Valparaíso la Logia L’Etoile du Pacifique, cuya acta de nacimiento es de 7 de agosto de 1850.

El ejemplo de los primeros masones franceses establecidos en Chile fue seguido por los norteamericanos, quienes fundan una segunda logia, Bethesda, bajo los auspicios de la Gran Logia de Massachusetts, siendo solemnemente instalada el 14 diciembre de 1854.

Sin embargo, los primeros masones propiamente chilenos comienzan a organizarse bajo la conducción de quien, según varios autores, es considerado el verdadero fundador de la masonería chilena: Manuel de Lima, quien comprendió que si no se establecía en Chile un taller que trabajase en el idioma español, la masonería quedaría circunscrita a una efímera pertenencia de extranjeros, por lo que crea la Logia Unión Fraternal, constituida principalmente por chilenos y argentinos y que nace bajo la dependencia del Gran Oriente Francés, el 23 de junio de 1853, destacándose entre sus miembros a Federico Schwager , José Victorino Lastarria y Domingo Faustino Sarmiento

Más tarde, en 1856, se funda un nuevo núcleo masónico, Estrella del Sur, en la ciudad de Concepción, el que en 1860 se integra al Gran Oriente de Francia , cambiando su nombre por el de Aurora de Chile. Posteriormente, dio origen a la Logia Fraternidad, ambas bajo el ferviente impulso de Enrique Pastor López, ex miembro de la Unión Fraternal de Valparaíso.

Por su parte, en Copiapó, la ciudad del radicalismo, se funda el 11 de enero de 1862 la tercera logia propiamente chilena, Orden y Libertad. En ella se inscribieron los que posteriormente fueran los fundadores del Partido Radical.

Ese mismo año, en Valparaíso, da a luz la Logia Progreso, nacida del seno de Unión Fraternal y que sería la cuarta columna fundamental de la futura Gran Logia de Chile, siendo su venerable maestro el insigne Blas Cuevas Zamora .

Sin embargo, para los masones chilenos el acontecimiento más importante de 1862 fue la fundación de la Gran Logia de Chile, con lo cual se cumplía el deseo de independizarse de la tutela francesa y adquiría así una configuración definitiva.

Son los oficiales señeros de las regiones de Valparaíso, Concepción y Copiapó quienes acuerdan, después de varias reuniones sostenidas previamente, el 29 abril de 1862, desconocer la autoridad del nuevo Gran Maestro del Oriente de Francia y declarar la formación de la Gran Logia de Chile, la cual se instalaba solemnemente el 24 de mayo de 1862 en la ciudad de Valparaíso. Su primer Gran Maestro fue don Juan de Dios Arlegui Gorbea , acompañado de Melitón Caso, Javier Villanueva , Manuel de Lima y Antonio Manuel Medina .

Una vez constituida la Gran Logia de Chile, su reconocimiento internacional fue consiguiéndose progresivamente hasta su consolidación.

Finalmente, en Valparaíso, en las postrimerías de 1868, siete maestros de la Respetable Logia Progreso N° 4, inspirados por Ramón Allende Padín , echaron las bases de la Logia Aurora N° 6, cuya carta constitutiva le fue concedida el 30 de junio de 1871. De ahí en adelante, la masonería se ha desarrollado a lo largo y ancho de todo nuestro territorio nacional.

De los ilustres hombres que conformaron los cuadros de las logias, hubo dos que estaban predestinados a revelar notabilísimas condiciones de distinción en su vida, me refiero a don Eduardo de la Barra Lastarria y Enrique Mac-Iver Rodríguez. Del primero, rescatamos estas palabras que, como orador, pronunciara en la instalación de ese taller: “Tened siempre presente que la caridad, la primera de las virtudes masónicas, no se reduce únicamente a la beneficencia; ella es amor y justicia, brazos poderosos que deben estrechar a la humanidad en una sola familia de Hermanos. Tened siempre presente que debéis servir a la causa del progreso, esfera que se ensancha sin cesar mediante el esfuerzo de los buenos y cuyos radios todos parten de un centro común -de la verdad-. Así, rectificaremos el pasado y tenderemos los rieles en el camino del porvenir.”.

Por su parte, Mac-Iver sintetizaba la filosofía masónica en estas frases: “La Masonería no es una institución religiosa ni política; es una institución moral. Sobre los sistemas políticos no impone cultos ni gobiernos. Rozándose con ellos en sus ideas generales, condena solo el despotismo y la tiranía, el fanatismo y la intolerancia. Si ha escrito en su Evangelio, como enseñanza del pasado y como dogma del porvenir, Libertad, Igualdad y Fraternidad, ha sido como la expresión más pura de aquello a que debe aspirarse y a que se tiene derecho en todas las condiciones de la existencia.”.

Aún hoy, después de 150 años, estas palabras siguen estando vigentes en un mundo donde aún subsisten las tiranías, el despotismo y las desigualdades de todo género.

Si bien es cierto que la masonería no hace diferencias entre hombres, y comparten entre sus columnas personas de todas las profesiones, oficios, credos religiosos y convicciones políticas, siempre es importante destacar a aquellos que en su trascendencia de vida común lograron ser actores fundamentales en el quehacer político, inspirados en muchas de sus obras por los principios rectores aprendidos en la fraternidad. Entre ellos, cabe destacar a los presidentes de Chile que pertenecieron a la orden: Manuel Blanco Encalada , Arturo Alessandri Palma , Carlos Ibáñez del Campo, Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos , Gabriel González Videla y Salvador Allende Gossens .

Pero también es importante destacar obras impulsadas por miembros de la orden, por ejemplo, la Ley de Libertad de Vientres, la fundación del Instituto Nacional, la creación de la Aurora de Chile, junto con la primera Imprenta Nacional; la instauración del sistema de educación primaria, la creación de la Biblioteca Nacional, la proclamación oficial de la Independencia de Chile, la abolición de títulos nobiliarios, la creación de las primeras academias del Ejército y de la Armada, la creación de la Primera Escuela Normal de la Universidad de Chile, la dictación de la primera Ley Orgánica de Educación, la Ley de Libertad de Cultos, de 1865, la Ley Orgánica de Tribunales, de 1875, las leyes del Registro Civil y Matrimonio Civil, la Ley de Cementerios Laicos y, finalmente, la Constitución de 1925, que consagró el principio de separación de la Iglesia y el Estado.

Asimismo, cabe destacar, la defensa constante y permanente de la educación pública y la necesidad de sentar las bases de la transformación económica del país, generando un cambio en el sistema productivo a través de la creación de Corfo y de empresas públicas proyectadas con posterioridad, como ENAP, Enami , Endesa y la Empresa Marítima del Estado.

Finalmente, su importante participación en la creación de los distintos Cuerpos de Bomberos de Chile. ¡Cómo olvidar la frase “radical, bombero y masón”!

Indudablemente, en la historia de la humanidad y de Chile se ha inscrito la enseñanza adquirida al interior de los templos. De esta manera, queda en clara evidencia que, así como los inicios de los primeros hombres picapedreros, quienes tallaban la piedra bruta bajo el sol de las canteras hasta transformarla en una cúbica perfecta, dando paso posterior a templos y monasterios, hoy, de la mano del simbólico martillo y cincel, de la escuadra, del nivel y del compás, la masonería aspira a la construcción de hombres que buscan incansablemente la perfección humana, racional y espiritual, tallando hasta las profundidades del ser, alcanzando, incluso, su esencia. Además, se destaca a la caridad como un principio rector, y a la tolerancia, más allá de la mera aceptación, eje fundamental de la comprensión y del respeto por la inherente concepción de cada una de las personas que, en sus diferencias, asientan una misma dignidad por su condición de tales.

Es, hoy, un buen momento para recordar las consignas de libertad, igualdad y fraternidad, como lumbreras que conduzcan a lo alto a nuestra patria. Ello, para reconquistar a una sociedad que ponga en su centro a la persona humana y combata con la misma fuerza cualquier yugo que imponga el oscurantismo en nuestras vidas y permita develar la verdad sobre la base de una construcción personal y colectiva, constituyéndose, así, en una verdadera cadena universal.

De esta manera, y tras 150 años de existencia, la Gran Logia de Chile sigue siendo parte fundamental en la construcción de hombres de buena voluntad, capaces de generar, en sus ambientes, las transformaciones necesarias que le permitan al hombre alcanzar la verdadera libertad.

¡Que el Oriente ilumine a cada uno de sus miembros!

He dicho.

Top