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Antecedentes
  • Cámara de Diputados
  • Sesión Ordinaria N° 24
  • Celebrada el
  • Legislatura Ordinaria número 340
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Homenaje
HOMENAJE EN MEMORIA DEL EX SENADOR PEDRO IBÁÑEZ OJEDA.

Autores

-En conformidad con el acuerdo anterior, se incluyen las siguientes intervenciones:

El señor KUSCHEL.-

Señor Presidente, honorable Cámara, distinguida familia de don Pedro Ibáñez Ojeda y amigos, estimado señor diputado don Gonzalo Ibáñez Santa María:

Como chileno, joven, desde que me interesó mi patria y su marcha, seguí igual que muchos otros la orientación de algunas personalidades descollantes, inspiradoras, de talento, fortaleza espiritual, patriotismo, generosidad, valentía, coherencia, carácter infatigable, entusiastas, dedicadas, inteligentes y optimistas.

Don Pedro Ibáñez Ojeda era un faro que iluminaba una amplísima zona y sus luces llegaban a rincones lejanos trayendo orientaciones y referencias para conducirse.

Otros diputados se han referido a su vida, sus actividades, sus preocupaciones, sus obras, sus ideas, sus anhelos; pero don Pedro, al igual que el resto de su familia, era una flecha lanzada desde su cuna al futuro.

En marzo de 1931, su padre, don Adolfo, le envía una carta, al comienzo de su carrera, que es bueno que sea relanzada en esta posta que don Pedro nos exigía y nos exige.

Don Adolfo Ibáñez le dice así a su hijo:

Mi querido Pedro:

“Mañana empieza para ti una nueva época de vida, al pasar de estudiante a hombre de trabajo. Tus padres estamos pendientes de este cambio y anhelosos de que traiga para ti todos los buenos resultados morales y materiales que al alcanzarlos serán para nosotros lo mejor que la vida podría darnos.

“Quiero dejarte anotados los puntos principales que espero te guíen en tu vida de trabajador y de caballero; ambas normas se concilian bien. Espero que leas algunas veces, cada año, estas líneas, y estoy seguro de que mientras más tiempo pase, mejor las comprenderás y sabrás estimar mejor el cariño y la experiencia que las dictan.

“Sírvante, pues, de normas:

“Corrección y honradez absolutas, en hechos y en palabras, aunque de inmediato, pareciera algunas veces que pudieran perjudicarte: la verdad ante todo.

“Cumplimiento puntual de los trabajos que te correspondan; hazlos con interés y con entusiasmo. Haz siempre más que tu obligación; esa cuota extra, es el trabajo que más produce.

“Trabaja con disciplina y con buen orden; hazlo con inagotable perseverancia. El que se cansa o se aburre, apenas sirve para empleado. Debes seguir instruyéndote constantemente. El comercio científico que estamos implantando, y el comercio del porvenir, requieren como base la preparación y cultura; aprende cada día. Aprende también a utilizar la lección de los errores propios y ajenos para perfeccionarte.

“Cultiva tu amor propio como el más severo censor y poderoso factor de progreso personal; pero evita que te ponga en ridículo si exhibes pretensiones infundadas.

“Trata amable y atentamente con todos, y en especial con tus compañeros y jefes; evita las familiaridades. Hazte estimar y respetar. Piensa siempre en que, siendo el hijo del socio principal, Director estricto y exigente, todos esperarán de ti la corrección, puntualidad y eficiencia perfectas que no pedirían a otros. De ti depende que tus padres alcancemos el premio de verte convertido en un ejemplo para todo el personal de la Firma, lo que también será la base de tu felicidad.

“Consúltame con franqueza las dudas o los inconvenientes que te preocupen, no olvides que debo ser para ti el mejor amigo, además del jefe eficiente y padre cariñoso. Tú sabes que mi mayor agrado es conversar con ustedes.

“Tu padre afectísimo”.

(Carta de Adolfo Ibáñez B. a su hijo Pedro. Marzo de 1931).

Hoy, al fin de una carrera, la porción correspondiente a don Pedro, quiero retransmitir esta carta publicada en 1993 por la Fundación Adolfo Ibáñez.

Quizás ella nos ayude a emular a don Pedro y a ser mejores personas y mejores chilenos.

He dicho.

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