Labor Parlamentaria
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Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión Ordinaria N° 49
- Celebrada el 09 de julio de 2008
- Legislatura Ordinaria número 356
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Homenaje
HOMENAJE EN MEMORIA DEL EX GENERAL DIRECTOR DE CARABINEROS DE CHILE, SEÑOR JOSÉ ALEJANDRO BERNALES RAMÍREZ, Y COMITIVA.
Autores
El señor BUSTOS (Presidente).-
En representación de la Democracia Cristiana, tiene la palabra el diputado señor Juan Carlos Latorre.
El señor LATORRE (de pie).-
Señor Presidente , sean mis primeras palabras para saludar a Alejandro Javier , Cristian Antonio y Francisco Tomás Bernales Bianchini ; a sus esposas, a familiares del general José Alejandro Bernales que hoy nos acompañan, al ministro de Defensa , señor José Goñi , y saludos especiales a oficiales y carabineros de Chile presentes, en la persona de su general director, señor Eduardo Gordon Valcárcel.
Agradezco a la bancada democratacristiana que me haya permitido intervenir en este merecido homenaje a uno de los más destacados oficiales que haya tenido Carabineros de Chile. Cuando fallece un hombre, sin duda, es un drama para sus cercanos, una tristeza para su familia; sin embargo, cuando muere un hombre bueno, es una pérdida para la comunidad que cuesta mucho superar.
El domingo 1 de junio, en una fría y oscura mañana, que paulatinamente fue iluminándose con un cálido sol, nuestro país despedía a un gran hombre, al general del pueblo, como se le llamó espontáneamente. Sin duda, el general director de Carabineros de Chile , José Alejandro Bernales Ramírez , quien falleciera en un accidente aéreo en Panamá junto a su esposa y a su comitiva -integrada por su edecán, el teniente coronel Oscar Tapia Bacigalupo y su señora Carolina Reyes Cruz ; el teniente coronel Ricardo Javier Orozco Ugalde y el capitán Mauricio Fuenzalida -, fue un oficial que tuvo una exitosa carrera en la institución a la que amó y donde dejó su impronta, trabajando hasta el último momento por fortalecerla. Su estilo sencillo y franco le granjearon la simpatía de sus camaradas de armas y de la comunidad, lo que se vio reflejado en el pesar demostrado por su lamentable deceso y en el sincero reconocimiento a su labor.
El general Bernales Ramírez nació el 29 de enero de 1949 en la ciudad de Santiago. Ingresó a la Escuela de Carabineros el 16 de marzo de 1970 y egresó el 16 de enero de 1972.
Ya se ha destacado su larga y fructífera trayectoria policial. Sólo quiero hacer notar en ella que ascendió a teniente el 16 de septiembre de 1973. Prestó servicios en unidades de la Quinta Región hasta su traslado a la Comisaría de Los Andes, de la cual regresó al grupo de formación para luego ser destinado a la 31ª Comisaría de Carreteras . Posteriormente, fue asignado a la Comisaría de Fuerzas Especiales y, más tarde, a la Dirección de Inteligencia de Carabineros.
En su larga trayectoria sobresale en distintos roles que no es del caso reiterar, ya que han sido muy bien señalados por quien me antecedió en el uso de la palabra.
Sólo quiero hacer presente que el 27 de noviembre de 2005, después de una inestimable trayectoria policial, asumió el cargo de general director de Carabineros de Chile , el cual ejerció hasta el momento en que sufrió el trágico accidente que le costó la vida.
Su destacada carrera policial estuvo siempre estrechamente unida a su familia, la que se inició con su matrimonio con Teresa Bianchini Frost y con quien tuvo tres hijos: Alejandro Javier , Cristián Antonio y Francisco Tomás que hoy nos acompañan.
Tuve la oportunidad de conocer personalmente al general Bernales . Compartí con él en varias oportunidades, sobre todo en la época en que mi esposa, Ximena Rincón , fuera intendenta de Santiago, etapa en la que establecimos una grata relación de amistad. La última vez que conversamos fue el 21 de mayo recién pasado aquí, en el Congreso Nacional, cuando asistió junto a su alto mando al acto en que la Presidenta Bachelet entregó su mensaje a la Nación.
El general Bernales era ante todo un hombre sencillo, un hombre de fe; de profundos valores humanistas cristianos, y para quien el matrimonio y la familia fueron pilares fundamentales que impregnaron permanentemente sus declaraciones y su actuar consecuente.
El general Bernales fue un gran líder, que privilegió el trabajo en equipo para obtener los mejores resultados, que destacó el profesionalismo y, por sobre todo, la entrega y vocación de sus pares, con un tremendo apego a la comunidad y sin dejar nunca de preocuparse por el bienestar de sus carabineros y sus respectivas familias.
Su sueño era consolidar la imagen del carabinero del Bicentenario, al que imaginaba, en sus palabras, como “un funcionario capacitado y profesional a toda prueba, eficiente, probo, respetuoso de los valores y principios que inspiran a nuestra institución. Un servidor público abnegado”.
Pero su ámbito de trabajo no se agotó en nuestro país. De hecho, también tuvo responsabilidades a nivel internacional y en noviembre de 2007 fue nombrado presidente de la Comunidad de Policía de América Latina y el Caribe, Ameripol .
Su trayectoria de 38 años en la institución fue sin lugar a dudas impecable, pero ello en un hombre de armas puede no ser excepcional. Lo excepcional, en este caso, es el sello de cercanía, de conexión y empatía que logró con la comunidad, al punto que cuando pensamos en el general Alejandro Bernales , en forma espontánea vienen a nuestra mente dos palabras: “general” y “pueblo”. Este sello merece especial atención para quienes cumplimos roles en la política nacional.
En nuestra historia reciente -al menos para la mayoría de los presentes- esas palabras eran difíciles de asociar con afecto y pertenencia; pero ese hombre, de trato franco y directo, que cuando se requería firmeza, la hacía notar; que cuando le afectaba la tristeza, no reprimía su emoción y corrían por sus mejillas las lágrimas del dolor o la alegría, logró algo que a ratos se asoma en el imaginario de muchos, pero que por el peso de la historia no logra consolidarse. Quizás, como decía su hijo Alejandro al despedir a su padre frente a toda la nación, se requieren más generales, más jueces, más senadores, más diputados y más chilenos del pueblo…; más personas que antepongan a sus legítimos intereses los de la comunidad, del vecino o de la vecina, de los niños, que son nuestra apuesta más próxima para lograr ese país que todos decimos desear pero que pocos asumen como desafío propio.
El general Bernales , comprometido con su institución y la misión que ella tenía para con el pueblo, fue capaz de trasmitir a cada carabinero y a toda la ciudadanía su primer compromiso: “Servir a la patria llevando tranquilidad y seguridad a la ciudadanía”. Su mensaje llegó claro y nítido, con fuerza y convicción; él sabía mandar, pero no por eso perdió la sencillez y la austeridad que le eran tan propias.
Alejandro Bernales , al partir, nos deja lecciones y desafíos.
Nos enseñó el valor de la autenticidad, que estaba presente en el amor a Teresa, su mujer, y a sus hijos; en el amor a su querida institución, a sus hombres y mujeres con sus familias y en el amor a su patria.
Nos enseñó que cuando el compromiso es real no existe espacio para la duda y entonces la entrega es total. Lo dijo con voz ronca y emocionada: “Nací carabinero y moriré carabinero”.
Nos enseñó, en su paso por la institución, el valor de impulsar iniciativas que dieran seguridad a las regiones y entendía que para el logro de sus proyectos era fundamental involucrar a toda la comunidad, a las autoridades, al mundo público y al privado.
Ha sido un duro golpe para la nación y especialmente para Carabineros, institución que sin duda saldrá adelante por el esfuerzo y sacrificio de sus funciones y por el respaldo que todo un país brinda a los policías uniformados.
Reiteramos en esta oportunidad nuestro sentido pesar a esa querida institución, sin cuya cooperación muchas instituciones de nuestro país no podrían funcionar con normalidad.
Hoy rendimos homenaje a un gran patriota.
Del amor por Chile nace el patriotismo. Este se nutre de tres fuentes diversas: La primera se encuentra en la belleza, en la fertilidad de la naturaleza, en la belleza imponente del desierto de Atacama, de la cordillera de los Andes, y de los bosques y lagos del sur. La segunda, en su historia. Chile asombra por su voluntad de ser. Chile es la historia de un intento contra toda clase de infortunios de asentar una nación que se quiere ver algún día igualitaria. Y, la tercera, en la política, en la polis, en la ciudad, en sus ciudadanos.
El general Bernales fue un patriota. ¿Quién lo dice? El pueblo chileno al honrarlo en su muerte.
Permítanme recordar a un hombre que me marcó profundamente. Me refiero al ex senador Radomiro Tomic , que al despedir a Gabriela Mistral , una mujer chilena socialcristiana de talla universal, expresó con fuerza: “Bienaventurados son los por quienes lloran los pobres cuando mueren. Ninguna vida más plena, ninguna muerte más bella, ninguna memoria más perdurable que la de los elegidos. ¿Por quién? ¿Por qué? Para vivir por los demás o para morir por los demás”.
Jóvenes oficiales, jóvenes carabineros, si se ha hecho de la vida algo digno de ser vivido y mueren como el general Bernales , abrazados a la madre de sus hijos y en el servicio a la patria, ¿dudan ustedes de su felicidad alcanzada? El sentido de su vida quedó develado.
El general Bernales murió abrazado a quien amaba. Eso conmovió al pueblo de Chile, porque, además, lo sabía recto y bueno.
Que tuvo defectos, probablemente; que hubo momentos en que vaciló, que se equivocó o que pecó, ¡claro! Si era un hombre, sólo un hombre, pero que hizo de su vida algo grande en el amor a la patria del servidor abnegado.
Por eso, podemos decir: “Nada igual antes, nada igual después; Dios no volverá a empezar. Otros vendrán, sin duda; el mundo, que nunca se cansa, dará a luz a otras personas, mejores tal vez, pero iguales al general Bernales , jamás.”
Jóvenes oficiales del Cuerpo de Carabineros de Chile, jóvenes carabineros, sigan su ejemplo y serán felices.
He dicho.