Labor Parlamentaria
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Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión Ordinaria N° 33
- Celebrada el 23 de mayo de 2012
- Legislatura número 360
Índice
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El señor MONCKEBERG, don Nicolás (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Roberto Delmastro.
El señor DELMASTRO (de pie).- Señor Presidente , honorable Cámara, familiares y amigos de don Fernando Monckeberg , estimado doctor Monckeberg , la bancada Regionalista me ha encomendado la difícil y grata misión de rendirle un más que merecido homenaje con motivo de su reciente obtención del Premio Nacional de Medicina correspondiente a 2012.
Nos llena de orgullo y de satisfacción rendir este homenaje desde esta tribuna de la Cámara de Diputados, en representación de toda la ciudadanía de norte a sur.
Digo “la difícil misión” de rendir este emotivo homenaje, pues se trata de una persona cuya trayectoria y aporte a la sociedad ha sido tan importante y trascendental, que en pocos minutos es difícil hacer plena justicia y lograr cubrir todos los aspectos de su labor, así como los impactos que ha tenido su trabajo científico y profesional desarrollado durante las últimas cinco décadas.
¿Qué duda cabe? Lo que hoy es Chile y su población en el ámbito de la salud, en gran medida se debe a lo que el doctor Fernando Monckeberg descubrió y que tenazmente logró implementar a lo largo y ancho de nuestro territorio, con el fin de derrotar la desnutrición infantil y todas las secuelas y efectos derivados de ese terrible flagelo.
Me es grato decir que con el doctor Monckeberg me une el lazo de haber estudiado en el mismo colegio, donde él también pasó parte de su niñez escolar, bajo un estricto régimen, que en aquella época, posiblemente, era único en el país. Me refiero al internado del Colegio Salesiano El Patrocinio de San José. Ciertamente, haber estudiado en ese colegio, paradójicamente, le significó recorrer un camino más expedito y rápido para ingresar a la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Chile, tal como lo relata amenamente en su último libro biográfico: "Contra viento y marea. Hasta erradicar la desnutrición", recientemente publicado.
Su paso por la Facultad de Medicina, a poco andar, le significó ganarse el respeto y la admiración de sus compañeros y profesores. Allí pudo iniciarse tempranamente en el campo de la investigación. Una vez titulado de médico, gracias a su cuasi beca social y voluntaria realizada en la población La Legua, con el padre Rafael Maroto , conoció la realidad de la pobreza extrema y el contacto directo con lo que denominó “el mal oculto”, esto es, la desnutrición infantil. Parece que allí descubrió el centro principal y el objetivo de su trabajo y dedicación profesional y de servicio por el resto de su vida: la desnutrición infantil y la forma de erradicarla.
La desnutrición era la principal causa de muerte prematura. Los más afortunados, que, también desnutridos, escapaban de la muerte, arrastraban para siempre las secuelas de un daño físico y mental.
En aquellos años, morían 160 niños de cada mil nacidos vivos. El 40 por ciento de los sobrevivientes moría antes del año de vida, cifra que llegaba al 60 por ciento antes de los cinco años de edad. El doctor Fernando Monckeberg comenzó su carrera científica y su labor de médico cuando la explicación de esa morbilidad y mortalidad infantil simplemente se reducía a que era consecuencia de la extrema pobreza existente en el país.
La propuesta e hipótesis de nuestro homenajeado el día de hoy fue que era consecuencia de la desnutrición infantil, y no necesariamente de la pobreza, cuyo deterioro se iniciaba, incluso, desde la gestación de ese futuro niño o niña.
El incesante y persistente trabajo del doctor Monckeberg , en conjunto con cientos de profesionales, médicos, enfermeras, tecnólogos, bioquímicos, psicólogos, genetistas, antropólogos, auxiliares y muchos otros, logró, a través de la creación del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), y de la posterior creación de la Corporación para la Nutrición Infantil (Conin), reducir estas cifras mortales a algoritmos iguales o mejores a los de países más desarrollados.
La formulación y creación de la leche “Purita” fue su aliada en esta magna campaña, que se realizó por más de treinta años en todos los rincones del país. Hoy, nuestra tasa de mortalidad es cercana a siete casos por mil nacidos vivos y la mortalidad infantil por causas de desnutrición prácticamente está desterrada de nuestro territorio. Esto se logró -tal como dice el doctor Monckeberg- a pesar de que aún existe pobreza y un subdesarrollo todavía persistente en nuestro país.
En los primeros 15 años de aplicación del programa liderado por Conin, se recuperaron más de 85 mil niños desnutridos, los que, de otra forma, habrían engrosado la lista de mortalidad infantil.
Cabe destacar que toda esa estrategia de recuperación de niños desnutridos, y posterior seguimiento, debió ser acompañada de una buena dosis de afecto y cariño, aspecto que ninguna investigación había concluido aún y que el doctor Monckeberg detectó e hizo aplicar como elemento catalizador en la recuperación de los niños desnutridos.
Esta titánica tarea y el inconmensurable aporte al desarrollo humano que el doctor Monckeberg ha hecho al país, le ha significado el reconocimiento tanto en Chile como en el extranjero. Son innumerables los premios y condecoraciones que ha recibido en estos casi sesenta años de labor. Su contribución científica está consignada en más de ciento treinta trabajos publicados en revistas nacionales y extranjeras. Ha escrito diversos capítulos de textos científicos y publicado 13 libros, entre los cuales se encuentra “Jaque al subdesarrollo”, texto que fue traducido en varios idiomas y que se ha constituido en un libro obligado en muchas academias del mundo.
El doctor Monckeberg , además, es miembro de diversas academias científicas, tanto chilenas como de Estados Unidos, Inglaterra, Brasil, España , Argentina, Perú y Bolivia, y ha sido asesor de comités especializados de la ONU, FAO, Unicef y OMS.
Es largo detallar la cantidad de premios y reconocimientos que ha recibido en muchas partes del mundo, así como grados de doctor honoris causa de universidades extranjeras.
El doctor Monckeberg siempre reconoce y agradece el apoyo de personas que le permitieron llevar adelante una campaña que parecía imposible de acometer, por la envergadura del objetivo, toda vez que cubría a más de 350 mil niños que nacían cada año, más los niños de hasta seis años de edad de todo el territorio nacional.
Sin duda, a quien le reconoce su apoyo incondicional e invaluable es a su esposa María Angélica Vergara Valdivieso , quien cubrió la ausencia del médico, científico y servidor público en aquellos aspectos que le permitieron dedicarse plenamente a su tarea de cambiar el futuro del país. Sus ocho hijos también contribuyeron en ese apoyo de la familia, que es tan importante en la vida de un hombre exitoso como nuestro homenajeado.
También reconoce a sus colaboradores del INTA y de Conin, quienes lo acompañaron en las buenas y en las malas durante tantos años, así como también a dos personajes que dieron en su tiempo el apoyo para dar inicio a esta inmensa campaña: el entonces candidato presidencial, Salvador Allende , que incorporó en su programa de campaña “el medio litro de leche diario por niño”, colocando, por primera vez, este concepto en el colectivo nacional y, posteriormente, el general Gustavo Leigh , cuando, en 1974, se inicia la compleja tarea de control del embarazo, de control del niño sano, de distribución de leche “Purita” y de todo el sistema de nutrición y prevención en el área de salud primaria.
El doctor Monckeberg estima que el país invirtió en este período alrededor de 35 mil millones de dólares que, ciertamente, aportaron todos los contribuyentes y de lo cual nos debemos sentir orgulloso como nación. Es la mejor inversión que puede haber hecho Chile gracias al trabajo, tesón, audacia, amor por su patria e inteligencia de nuestro homenajeado el doctor Fernando Monckeberg Barros .
No soy promotor de ventas ni comisionista, pero les recomiendo a todos ustedes que lean el libro autografiado por el doctor Monckeberg en el que cuenta su historia de su propio puño.
Doctor Monckeberg , gracias por todo eso; gracias por haber sido usted.
He dicho.