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  • Cámara de Diputados
  • Sesión Ordinaria N° 55
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  • Legislatura Extraordinaria número 321
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Intervención
MODIFICACIONES A LA LEY N° 18.483, SOBRE REGIMEN LEGAL DE LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ. PRIMER TRÁMITE CONSTITUCIONAL.

Autores

El señor FANTUZZI.-

Señor Presidente, estimados colegas, voy a fundamentar mi voto favorable a este proyecto, justificando su monto y su tiempo.

Lo primero que me gustaría analizar es el costo que se ha dado con respecto al proyecto, porque las cifras que manejo son distintas. Seguramente se debe a que considero algunos cálculos que, quizá, no se han tomado en cuenta.

Si consideramos que para este año el subsidio es igual al que contempla el proyecto vigente -o sea, el 40 por ciento-, llegamos a la conclusión de que este año no podría haber subsidio porque el que existe ahora tiene un costo idéntico para el Estado. Por lo tanto, cuando se habla de 65 millones, cifra entregada por el señor Ministro, y de 87 millones, que corresponde a estudios de algunas firmas que fueron contratadas por las empresas importadoras de automóviles, seguramente no se está restando el costo que tiene el actual Estatuto Automotriz.

La cifra que yo manejo es de alrededor de 30 millones de dólares, cantidad a la que también habría que hacerle algunas restas.

Por ejemplo, a las empresas fabricantes de partes y piezas se les entrega parte del subsidio, o sea, no va directamente a las tres terminales. Hoy día existe en Chile una ley, aprobada por nosotros mismos, que otorga un reintegro a los exportadores chilenos. Por lo tanto, parte del subsidio no sólo va a las tres empresas fabricantes de vehículos sino también a las productoras de partes y piezas.

Como dice el proyecto, el subsidio de 30 millones se compensa con las exportaciones de partes y piezas por un valor aproximado a los 50 millones de dólares al año.

Se afirma que este subsidio es muy elevado con relación al número de trabajadores beneficiados.

Al respecto, tengo también algunas cifras distintas. Si sólo se favoreciera a dos mil trabajadores, en forma directa o indirecta, no existiría la preocupación que hay hoy en comunas como Arica, San Felipe y Coquimbo. Otras actividades también se ven afectadas con el cierre de estas plantas, como los servicios y el comercio. No sería discutible si fueran únicamente dos mil trabajadores. Sostengo que son muchos más los beneficiarios en Chile con el Estatuto Automotriz.

También habría que restar a este subsidio lo que significaría al Estado, al cerrar estas plantas, tener que subsidiar a otra cantidad de chilenos con viviendas, salud, educación y agua potable. En la actualidad, tanto en estas plantas como en las fábricas de partes y piezas, los trabajadores perciben remuneraciones muy superiores al salario mínimo. Me atrevería a asegurar, de acuerdo con cifras que manejo, que, en promedio, ganan sobre los den mil pesos, sin considerar los sueldos de los ejecutivos ni los de los ingenieros.

También habría que considerar que el riesgo de subsidiar a estas empresas por un monto de 30 millones de dólares, ha traído y traerá al país avance tecnológico, aspecto en el cual, lamentablemente, tengo que discrepar con mi colega la señora Evelyn Matthei. Durante estos años, la tecnología entregada por los terminales automotores ha permitido a Chile tener fundición nodular, avance en todo lo relacionado con la fabricación de gomas, pinturas, vidrios. Actualmente, los vidrios que se exportan para artefactos de línea blanca, que mencionaba la Diputada señora Matthei, son producto de la experiencia lograda a través de su fabricación para la industria automotriz. Asimismo, se ha avanzado en mecánica, en general. Aquí se ha citado a la empresa Cormecánica, de Los Andes. Esta fábrica exporta cajas de cambio a Francia, con certificados de calidad que nos deben enorgullecer. Por lo tanto, a la afirmación de que no se ha entregado tecnología, puedo decir responsablemente que no es así y que hoy día Chile puede colocar en el exterior una serie de productos manufacturados, gracias a la tecnología aportada por las industrias automotrices. Esa tecnología seguirá siendo entregada en la medida en que sigan funcionando las empresas terminales en Chile. Una mano de obra especializada, con muy buena renta, permite este tipo de actividad y, por consiguiente, dar mayores posibilidades a nuestros trabajadores, ofreciéndoles un trabajo mejor remunerado, más tecnificado y con bastante valor agregado.

Tenemos un pueblo capaz. Hay que proporcionarle las oportunidades. ¿O ustedes piensan que un chileno es inferior a un coreano? No lo creo.

Hay que fabricar las ventajas comparativas. No debemos seguir manteniéndonos sólo con aquellas que nos dio la naturaleza, que lamentablemente tienen poco valor agregado. Y no hay que olvidar algo que ahora es muy importante. En el mundo actual, la obra de mano barata dejó de ser una ventaja comparativa; hoy lo es la tecnología y ésa hay que comprarla o conseguirla a través de mecanismos como el que discutimos.

Por último, en el nuevo contexto internacional de los convenios que se han venido realizando con México y Venezuela, este proyecto nos abre posibilidades de exportación de piezas y partes realmente importantes. No debemos olvidar que para venderlas es imprescindible contar con firmas terminales que armen autos en Chile. Hemos leído y escuchado que se está por materializar un convenio con Argentina, también gran consumidor de partes y piezas.

Todos los países del mundo cuentan con leyes especiales sobre esta materia. Chile no tiene por qué ser una excepción.

También aprovecho para contestar lo dicho respecto del subsidio forestal. Dadas las cifras de que disponemos, da la impresión de que este sector no necesita subsidio. Entiendo que éste hay que concedérselo a aquellos que lo requieren. Este sector demuestra que se puede financiar perfectamente solo.

En cuanto a algunos procesos utilizados en la fabricación de aviones en Chile, también discrepo, porque en el tema del aluminio creo tener autoridad para sostener muy responsablemente que se hacen tratamientos térmicos de elevada tecnología. Durante muchos años fui fabricante de tarros lecheros para la agricultura, que llevan un tratamiento térmico aún más exigente que el de un avión, porque, por un lado, tienen que resistir los golpes de los repartidores y, por otro, contar con la caraterística de que no lo ataque el ácido láctico.

En cuanto a las cifras exportación de automóviles, las empresas terminales sostienen que, en el lapso de cinco años en que piden mantener el 40 por ciento de subsidio, serían del orden de las 5 mil unidades.

Al hablarse de que durante 30 años el sector fue ineficiente y ha vivido del subsidio, se menciona que hasta 1976 entregaba una importante cantidad de mano de obra y de automóviles armados. Ocurre que, hasta hace un tiempo, los encargados de manejar la política económica del país fueron modificando el Estatuto como un certificado de defunción, al dar a las empresas terminales un plazo para que cerraran sus fábricas.

Anuncio que votaré favorablemente el proyecto de ley porque estoy convencido -y así lo he manifestado en repetidas oportunidades- de que esto es bueno para el país, bueno para los trabajadores chilenos y bueno para todos nosotros, por cuanto tendremos la posibilidad de intervenir en mercados internacionales con productos que no sean solamente los primarios.

He dicho.

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