Labor Parlamentaria

El señor SOLÍS (de pie).-

Señor Presidente, se me ha otorgado el privilegio junto a las honorables Diputadas de la bancada de Renovación Nacional que me han antecedido en la palabra de rendir un merecido homenaje al Teniente Hernán Merino Correa (Q.E.P.D.) con motivo de conmemorarse el pasado 6 de noviembre un aniversario más de su trágico fallecimiento. Privilegio que está refrendado por el hecho de tener el honor de representar en el Parlamento a la Undécima Región de Aisén, tierra agreste e inhóspita, que entre ríos y quebradas, entre montes y ventisqueros, al igual que flor que abre sus pétalos para recibir el rocío de la mañana, acogió para sí la sangre derramada por este joven oficial, quien entregó su vida en defensa de la soberanía.

Hernán Merino Correa nació un 17 de julio de 1936, en Antofagasta. Hijo del Capitán de Carabineros, ya fallecido, don Carlos Merino Carpentier, y de doña Ana Correa de la Fuente.

Sus estudios básicos y humanísticos los realizó en la ciudad de Limache, en donde pasó su infancia por imperativo de la profesión de su padre.

En marzo de 1956, ingresa a la Escuela de Carabineros, de la cual egresa con el grado de Subteniente el 16 de diciembre de 1957.

Sirvió en diferentes unidades: Prefectura General de Santiago, Tenencia Santa Bárbara de la Prefectura de Bíobío, Novena Comisaría de Santiago, Tenencia de Tiltil y Decimonovena Comisaría Móvil de Santiago.

En marzo de 1961 es ascendido a teniente, y al año siguiente, destinado a la Prefectura de Aisén, donde sirvió en la Primera, Segunda y Tercera Comisarías, desde 1962 a 1964. En este último año, regresa a la Escuela de Carabineros e integra el segundo curso de perfeccionamiento de vehículos motorizados, después del cual retoma a la Prefectura de Aisén como jefe de la tenencia de Cochrane.

Los primeros días de noviembre de 1965, el Teniente Hernán Merino Correa formaba parte de una patrulla de carabineros, la que, al mando del Mayor Miguel Torres Fernández, se encontraba al norte del monte Fitz Roy, territorio de Laguna del Desierto, teniendo como misión comprobar las denuncias del colono chileno don Ismael Sepúlveda sobre el hostigamiento de que era objeto por la gendarmería argentina.

El 6 de noviembre de 1965 los carabineros fueron rodeados por un fuerte contingente de gendarmes argentinos. En este incidente muere, vilmente asesinado, el Teniente Hernán Merino Correa. El sargento de Carabineros Manuel Manríquez es herido de gravedad, y toda la patrulla hecha prisionera.

Ese día, 6 de noviembre, en Laguna del Desierto, el Teniente Hernán Merino Correa, ofrendó su vida en resguardo de la soberanía nacional.

Este acontecimiento conmocionó al pueblo chileno; el país entero se estremeció y se produjo un movimiento de unidad nacional en tomo a la figura de este joven oficial que, fiel a su juramento de carabinero y de chileno, no vaciló en morir en defensa de su territorio.

Los hechos acaecidos en Laguna del Desierto fueron profusamente publicados en diarios, revistas y medios de comunicación, y constituyeron fuente de inspiración de poetas y de cantantes.

El joven teniente de Carabineros se convirtió en un héroe nacional, en un símbolo a imitar por las futuras generaciones. Fue condecorado en el premio al valor y ascendido, en forma póstuma, a General de Carabineros.

¿Fue en vano su sacrificio? La historia juzgará.

El Teniente Merino tenía sólo 29 años al ofrendar su vida en defensa de la soberanía de la patria, de los cuales ocho había entregado al servicio de Carabineros. Ejemplo de entrega digno de imitar; ejemplo que debemos valorar en la verdadera dimensión de su decidida vocación profesional y en su amor a los más altos principios que Carabineros de Chile representa, que lo hacen merecedor a ocupar el lugar de privilegio que Chile tiene reservado a sus héroes.

He dicho.