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Homenaje
HOMENAJE AL POETA CHILENO PABLO DE ROKHA, CON MOTIVO DE HABERSELE CEDIDO EL PREMIO NACIONAL DE LITERATURA

Autores

El señor PALESTRO.-

Señor Presidente, hace pocos días, toda la ciudadanía de Chile sintió enorme satisfacción al enterarse de que el Premio Nacional de Literatura había sido otorgado este año a don Pablo de Rokha, poeta permanentemente postergado. Sólo los espíritus más sectarios recibieron la noticia con cierta reserva.

Como en el caso de otros escritores y artistas nacionales, esta distinción ha llegado con muchos años de atraso. La verdadera oligarquía intelectual, que ha monopolizado y aún monopoliza las distinciones y los premios, fue arrinconando en el olvido a este gran poeta chileno, tal vez el más chileno de los poetas. Su nombre ha traspasado ya las fronteras de este país y de América, para proyectarse como uno de los grandes vates universales y, sobre todo, como un gran cantor, trovador, de las luchas y de los sufrimientos del pueblo. Es, en fin, un poeta enraizado en lo más profundo del alma popular, adentrado en el cariño de todos los sectores, desde los más humildes hasta los más elevados en el campo intelectual, los cuales reconocen que su obra es una de las glorias de la poesía nacional, de la cual Chile, y cualquier otro país, puede enorgullecerse;

El Partido Socialista me ha encomendado la honrosísima misión de rendir homenaje a don Pablo de Rokha con motivo del reconocimiento oficial que significa el Premio Nacional de Literatura, porque antes el pueblo y los sectores más cultos de este país ya lo habían señalado como uno de los poetas cumbres, como a una de las lumbreras de la poesía chilena, americana y universal, como un vate digno de figurar en las mejores antologías.

Así es como la Municipalidad popular de San Miguel dio el nombre de "Pablo de Rokha" al Premio Nacional de Arte del Pueblo, instituido por ella. Este gran poeta fue también el primer galardonado con esta distinción. Con este motivo, el destacado escritor y ensayista Mario Perrero preparó un discurso para presentar a don Pablo de Rokha ante la multitud de vecinos de la comuna que concurrieron a testimoniar su afecto y, sobre todo, a ratificarle la adhesión del pueblo.

Desgraciadamente, el señor Perrero no pudo hacer esa presentación.

En esta oportunidad, deseo leer el discurso preparado por el señor Mario Ferrero, que viene perfectamente al caso, porque refleja la médula, la esencia, la sustancia de lo que es el hombre, de lo que es Pablo de Rokha, y, sobre todo, de lo que es su producción literaria.

Dice lo siguiente:

"Bajo este cielo aún embanderado, con el aire de la cueca zapateando en las pupilas, ha finalizado la fiesta de la chilenidad en el corazón del pueblo. Y la alegría que de ella emana cobra hoy una significación muy especial, ya que, el recuerdo de los patricios y los héroes, de los pioneros y los mártires que hicieron posible la independencia, viene a agregarse el nombre ilustre de un gran poeta, fundido para siempre a las tradiciones cívicas y culturales, a la gloriosa aventura de esta nación maltrecha y explotada, pero siempre insurgente en la seguridad de su destino; el alto y recio nombre de Pablo de Rokha. Y esta identidad del pueblo con uno de sus máximos intérpretes, este contacto vivo del poeta con la materia social y multitudinaria de sus cantos, se realiza todavía en la comuna más popular de Chile, en el día de la Patria y bajo el comando señero del Alcalde de los pobres, de los humillados ofendidos, de los rebeldes y los fuertes: Tito Palestro".

Este Alcalde fue el autor de la idea de crear el Premio Nacional de Arte del Pueblo "Pablo Rokha".

"Por eso, en el corazón de todo chileno auténtico flamean hoy día, más que nunca, las banderas. Y un eco de guitarras estremece de azul al firmamento.

"No pretendo trazar la biografía de Pablo de Rokha, ni menos intentar un análisis en profundidad de su vasta y poderosa hazaña creadora. Son más de cincuenta años de vida literaria interrumpida, en los que ha dado a Chile y al continente treinta y cuatro libros ejemplares, llenos de plenitud y contenido trascendente, rebosante de genialidad, pletóricos de exaltación y de grandeza. Sólo pretendo marcar sus características más esenciales y evocar aquellos aspectos de su vida que contribuyan a iluminar el conjunto de su obra, la masa orgánica de su quehacer poético.

"Pablo de Rokha nació en Licantén, en 1894, en la provincia de Curicó, a la orilla misma del Mataquito. Nació en la tierra de Lautaro, el héroe de la Araucanía, y algo de su orgullosa soberbia le anda por las venas. Proviene de conquistadores y pioneros, entre ellos don Juan Jufré del Aguila, que hace trescientos años fundó, en Constitución, los primeros astilleros. Su infancia la vive de poncho y a caballo, desafiando el viento de la cordillera, mientras acompaña a su padre, Jefe de Resguardo de Aduanas, en sus labores ganaderas. Es una infancia dura y varonil, entre arrieros y contrabandistas, entre peones agrícolas y humildes habitantes de la sierra, A los doce años ya lleva sobre la silla el charqui de los arrieros y se descuelga la carabina para disparar a las águilas o las estrellas. ¡Qué distinta su infancia de la de otros poetas, señoritos de casaca gualda, que más tarde serán diplomáticos, latifundistas o saltimbanquis, curas o maromeros! ¡Y qué distinta también su iniciación en las letras; el tono desusado, abismal y desconcertante de sus primeros poemas!

"Yo soy como el fracaso total del mundo, ¡oh Pueblos!

"El canto, frente a frente al mismo Satanás, "dialoga con la ciencia tremenda de los muertos.

"Y mi dolor chorrea de sangre la ciudad".

"Se educa, como seglar, en el Seminario Conciliar de Talca, del que es expulsado por hereje poco antes de rendir su bachillerato. Viaja a Santiago, obtiene su licencia y se matricula simultáneamente en las Facultades de Derecho e Ingeniería de la Universidad de Chile, carreras ambas que abandona al poco tiempo para dedicar su vida a la poesía, a esa gran vocación trágica que le viene quemando las entrañas desde el fondo remotísimo de las edades. Su vida en Talca se ve ahogada, es violenta y desigual, pero la educación del Seminario le deja como saldo una severa formación clásica, su conocimiento del griego y del latín, y ese contacto dramático con los grandes mitos históricos y sociales de todos los tiempos, que constituirá por largos años, el eje central en la estructura rebelde y blasfematoria de sus cantos. Por eso, más tarde, recordará su adolescencia talquina como la etapa dolorosa de la gran crisis conceptual, de la búsqueda interna y desesperada de sí mismo:

"y después, Talca, la ácida, la árida Talca, "la lluviosa ciudad negra, seria, fea y atribulada de santos de sombra y de aceitunas."

"La crisis se resuelve, por fin, en un lenguaje potente y dionisíaco, ateo por excelencia, salpicado todavía por las chispas del incendio, de una acendrada concepción materialista, ajeno a la retórica y con una poderosa voluntad de acción que lo hace intuir las verdaderas soberbias del futuro;

"Dios, por lo único que te admiro es porque no existes ¡Dios, Dios!, aúllan los pueblos "y las viejas, las viejas y los pueblos por las llanuras teológicas. . . ¡Callad, idiotas, callad!

"Dios sois vosotros"

"Sus primeras publicaciones datan de 1912, época en que trabajaba como redactor en el diario "la Razón", de Santiago. De inmediato y sin previo aviso, comienza el más tenaz y sincronizado de los ataques de que haya memoria en la prensa y en la crítica nacional. Se le ataca encarnizadamente desde todas las tribunas. Se le trata de esto y de aquello, se parodian sus versos, intentan convertir su gran poesía en escarnio público. Pero, con gran asombro de los atacantes, De Rokha se defiende y contrataca con singular violencia y maestría. Es un espectáculo nuevo e inusitado. Hasta aquí, es el primer escritor chileno que se burla de la crítica oficial, que contesta las alusiones con respuestas directas, de ácida inventiva, custodiando sus creaciones como un alucinado. Todo dentro de un marco de extraordinaria vitalidad, de profunda y permanente exaltación, cualidad privativa de los grandes poetas, de los héroes y de los genios.

"Mis pensamientos hacen sonar los siglos contra los siglos; voy caminando, caminando, caminando musicalmente y mis cantos son himnos, cánticos naturales completamente naturales; las campanas del tiempo repican cuando me oyen sentirme; constituye el principio y la razón primordial de todas las tonadas, el eco de mis trancos restalla en la eternidad, los triángulos paradógicos de mi actitud resumen el gesto de los gestos, el gesto, la figura del superhombre loco que balanceó la cuna macabra del orbe e iba enseñándole a hablar"

"Es fácil comprender que la fuerza incontenible de su orgullo lo arrinconó en la más absoluta soledad. Pero ya su nombre comenzaba a llamar la atención de los más honestos, de los más serios y talentosos intelectuales de su época. Y pronto comenzó a cobrar, para los más alertos, categoría de maestro.

Pero la lucha había sido demasiado cruel, demasiado desproporcionada para un poeta tan joven. Y debe regresar a Talca a descansar, a estudiar las líneas generales de su estética, el ritmo descomunal de su nueva poesía. Allí está cuando recibe la primera carta de Luisa Anabalón Sanderson, y con ella, el primer libro de la poetisa. El amor es repentino, volcánico, inmediato. Pablo y Winett contraen matrimonio en 1916, un matrimonio para to- de la vida y más allá de la vida y comienza entonces la lucha en común, el diario avatar de la vida, los días de la inmensa ternura bajo los árboles floridos.

"Regresa al campo, ahora como administrador de fundo. Y revive el ambiente de sus días de niño, el contacto con las costumbres y la tragedia del hombre del pueblo, el que más tarde será el personaje múltiple y central de su extensa obra literaria. El secreto de las faenas campesinas, los utensilios, las herramientas, las viejas costumbres, se adentran en la médula de su espíritu huaso y universal, dialéctico y rotundo. De ahí viene su entrañable cariño por los viejos modos del pueblo, por las artesanías populares, por el coraje vivo de su heroísmo. Y es que un lazo trenzado de dieciséis corriones, un estribo tallado, un cabezal de cuero sobado, una bota de cazador o el cuchilo del arriero, forman parte integral de su vida, de su aventura humana, de la más tierna nostalgia de sus recuerdos de niño. "Pablo de Rokha publicó su primer libro. "Los Gemidos", en 1922. Desde allí comienza el ascenso -aunque antes ya había editado, fragmentariamente, "Versos de Infancia" y "Folletín del Diablo" a una poesía revolucionaria, decididamente realista, nacional y universal en su contenido, popular en su forma y su destino. "Que nunca el canto se parezca a nada, ni a un hombre, "ni a un alma, ni a un canto Que el poema haga reír y haga llorar como una mujer rubia o un hermoso caballo Y, además, que se ría sólo y llore sólo, y llore sólo como la más morena de las colegialas, sacándose la camisa dirá más tarde en el "Canto de la fórmula estética" de su libro "Ecuación", publicado en 1929. Es un grito distinto y renovador, que pronto se irá encarnando en el corazón de las multitudes en una poesía originalísima y genial, contradictoria y jocunda; en una poesía que, por lo mismo, no tiene nada de fácil ni de cantarína, ni arrastra ese simplisismo folklórico con qué; se trata ahora de hipnotizar al pueblo. El pueblo es infinitamente complejo, es infinitamente trágico y alegre a la vez, es infinitamente inteligente. Y hacer para él un arte de entretenimiento barato es envenenarlo en su acción y burlarlo en su esperanza, en la belleza eterna de su destino. Pablo de Rokha construye su poesía en el nivel exacto de la complejidad y de la grandeza del pueblo. Y por eso el pueblo la siente y la intuye; la defiende como un bien común, confundida con la masa de sus tradiciones, de sus glorias y sus luchas.

"Desde este sentimiento nacional y, por lo tanto, universal, nace la épica altivez de su lirismo. Ahora es "Cosmogonía", en el que encontramos este hermoso "Autorretrato de Adolescencia":

"Entre serpientes verdes y verbenas, mi condición de león domesticado tiene un rumor lacustre de colmenas y un ladrido de océano quemado.

"Ceñido de fantasmas y cadenas, soy religión podrida y rey tronchado, o un castillo feudal cuyas almenas alzan tu nombre como un pan dorado. . ."

"Más tarde serán "U", "Satanás" y "Escritura de Raimundo Contreras", que constituye la gran apología del roto chileno, del roto campesino, expoliado, sufriente y aventurero, con toda la fuerza pánica de su abandono popular, con toda su frustración y su potencialidad latente, vital, conmovedoramente realista. El peón campesino está aquí observando, sentido, vivido y cantado como prototipo, como suma trágica de la nacionalidad. De ahí su extraordinario valor de definición heroica y la universidad de su conducta. Este gran friso popular de la "rotología", iniciado por De Rokha con su "Raimundo Contreras", será más tarde completado y superado en "Genio del Pueblo", su obra más alta en la expresión del alma nacional enfrentada en sus múltiples contradicciones, en el dinamismo de sus vivencias. Se diría que el prototipo de esta obra es el propio De Rokha; de tal manera está sellada su alma a la conducta proletaria. Un De Rokha tierno y blasfematorio, abismal y humilde, rodeado de catástrofes y gozador de la vida, trascendental y melancólico, rotundo y sufriente, pero siempre, siempre, un hombre seguro de sí mismo y del destino de su clase. Un Raimundo Contreras que "Tiene la cara torcida hacia el otro lado del mundo. Parece que hubiese pájaros, muchos pájaros, muchos, pero muchos pájaros alrededor de Contreras, o que oyese diálogos cósmicos y aunque hubiese muerto, y que hubiese muerto antiguamente, en la Mesopotamia, llorado de estrellas, caldeas y animales..."

A partir de este momento comienza la gran curva social, realista y dialéctica en la poseía de Pablo de Rokha. Siempre fue un poeta del pueblo para los pueblos del mundo, pero, en las obras que vendrán, su mensaje se irá haciendo más directo, ganará en profundidad, la fama se irá haciendo cada día más rica, audaz y defintiva. Mucho mundo, muchos trabajos y sufrimientos, mucha agua de dolor y de contentamiento ha pasado bajo los puentes de acero de Pablo de Rokha. Mucha sangre ha pasado también por los ríos del mundo. Y esta sangre irá siendo recogida en "Canto de Trinchera", "Jesucristo", "Los Trece", "Oda la memoria de Gorky", "Moisés", "Gran Temperatura". "Imprecación a la Bestia Fascista", "Cinco cantos rojos", "Morfología del Espanto", "Canto al Ejército Rojo". Toda la historia trágica de la humanidad de esos años desfila por los cantos heridos del gran poeta americano. Pero desfila también toda la esperanza, todo el progreso del hombre y de sus luchas, toda la capacidad del heroísmo popular detrás de las fronteras.

"En "Jesucristo", la interpretación trágica y multitudinaria que el poeta traza del héroe y mártir del Gólgota, suena a sacrilegio para los pacatos y los siúticos. Pero Jesucristo está vivo en su integridad más profunda, con el mito de los pueblos adentro, con el drama social de la historia sangrándole en las heridas, con toda la fuerza pánica que arrastra el mundo de los grandes conductores, de los héroes, los profetas, los poetas y los mártires. Las religiones, para Pablo de Rokha, arrancan de la necesidad de mito de los pueblos, en una época trágica y primaria. Arrancan de un intento del hombre hacia la creación de la verdad, la libertad y la justicia. Y el mito es la palabra viva del drama multitudinario, la razón ciega y severa de la humana desesperación, de la congoja y el llanto universal de la especie.

"Este mito cósmico será reemplazado más tarde por la capacidad de construcción científica, política y social de los pueblos. Y vendrán los cantos a Lenin, a la Pasionaria, a la revolución socialista, a la prodigiosa hazaña de China. Vendrá la "Elegía por el asesinato de Lumumba" el "Juramento a las Masas Obreras de Chile", "La Epica Social de los Analfabetos", "Vieja Epopeya Negra", "Gran Asesinato", "Poesía del Mundo Socialista", "Rotología del Poroto" y "Oda a Cuba", poemas que, en su mayoría, integran su último volumen "Acero de Invierno". Siempre en una línea de ascenso en espiral.

"Toda la gran poesía nace del pueblo y retorna al pueblo convertida en el espejo estético del reflejo social. Y por eso es inmortal, es grande y es infinitamente trágica y eterna. Pablo de Rokha cumple con esta premisa de los grandes escritores realistas. Su poesía lleva en el centro un régimen general de contradicciones. Y por eso es lírica-épica y es nacional y americana por extensión, americana y universal. En ella se expresan y se reflejan no sólo las contradicciones internas de Chile, sino las contradicciones y las luchas de toda América, como continente dependiente y subdesarrollado. Y las contradicciones de todo el régimen capitalista de todo el drama y la alegría mundial.

"Es decir, es una poesía definitivamente de clase dentro de la sociedad de clases. Es una poesía proletaria y revolucionaria; y de allí que haya sido atacada, desde sus comienzos, por el imperialismo, la oligarquía y la burguesía criollas. En ¡os poemas de Pablo de Rokha cada hombre del pueblo y la masa social toda están cantando su ejecutoria vital. Y al cantar su conducta viva, la mitología popular aparece chocando con la ciencia y la filosofía, el bajo comercio con las leyes de la estética, la sociedad jurídica con la sociedad clandestina, la burguesía con el proletariado, la sociología con la religión, la leyenda con la historia. Y esto lo sabe el pueblo, lo intuye el pueblo en su genio creador. Y hasta lo comprenden los analfabetos de este maravilloso país, porque,..

"Por eso, hermanos, la Frese linda da las Cármenes Peñaloza está tan florida y está tan bonita como un poema de Ronsard, montada en su asnocoloso del tamaño de una avellana rubia, y cuando el recluta Mondragón se echa al hombro el fusil de la patria chilena y escribe trastabillando los garabatos sublimes que nadie renunca sabrá leer jamás, está escribiendo con acero toda la historia de la explotación humana."

"Sí, Pablo de Rokha es un obrero de la cultura nacional, un caminante herido en el ala de su propia soledad, pero siempre fuerte, inclaudicable y popular.

"Y al escuchar su palabra una mañana de septiembre, de octubre o de cualquier mes del año, en este querido Chile, volarán las torcazas y un río de banderas cruzará la eternidad."

Sí, Honorable Cámara, Pablo de Rokha es un gran poeta.

Nada más, señor Presidente.

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