Labor Parlamentaria
Participaciones
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Antecedentes
- Senado
- Sesión Ordinaria N° 5
- Celebrada el 14 de octubre de 1993
- Legislatura Extraordinaria número 327
Índice
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El señor
Señor Presidente, estamos votando una indicación que nos pone en una dimensión absolutamente distinta de la que ha sido y es la concepción de nuestra Carta Fundamental.
La figura de la reelección presidencial, por las razones aquí señaladas y que debemos recordar, aleja la posibilidad de la formación de gobiernos realmente suprapartidarios, que conciten la colaboración y el respaldo de sectores políticos y ciudadanos amplios y diversos. Desde luego, es un sistema que no ayuda a que las decisiones políticas se tomen con prescindencia de las campañas electorales, porque coloca al Presidente de la República precisamente en una situación de campaña. Y, aparte permitir, eventualmente, la instrumentalización del Poder del Estado, al ponerlo al servicio del objetivo anterior, no favorece -como se ha señalado y como lo advirtió el Ejecutivo en su mensaje- la renovación tan necesaria de dirigentes.
A ello se agrega el hecho de que nuestro ordenamiento institucional consagra un régimen fuertemente presidencial, hasta el punto que motivó que un altísimo dirigente político de nuestro país lo calificara de "cesarismo presidencial". Llama la atención que no se haya presentado ninguna iniciativa que permitiera corregir ese "cesarismo", para disminuir las facultades del Primer Mandatario.
Resulta igualmente extraño que respecto de una materia que aparentemente formaba parte del Programa de Gobierno de la Concertación, como era la reducción del período presidencial, haya tenido que esperarse prácticamente hasta el término del cuarto año de esta Administración para que fuera planteada. Y ello, cuando se vive un proceso electoral en el que los candidatos están inscritos y recorriendo el país.
Pero, además, esto nos pone en la dinámica -como se ha dicho con mucha franqueza- de un tercer trámite constitucional y, eventualmente, de las observaciones presidenciales, comúnmente denominadas "vetos", para conocer cuál será el destino final de esta reforma.
Por otra parte, y en relación con negociaciones que no califico, porque en política ellas siempre son legítimas, deseo hacer presente que la bondad de un proyecto de reforma constitucional sobre la extensión del mandato presidencial no depende de si se aprueba o se rechaza el aumento de las facultades de fiscalización o las atribuciones del Congreso Nacional. Una materia como la que nos ocupa, que aquí acertadamente ha sido definida como "de Estado", no puede estar sujeta a ese tipo de controversia, ni ser calificada positiva o negativamente en función de esas negociaciones, las que, aun cuando son legítimas, nos alejan de la perspectiva que amerita la naturaleza del asunto, conforme a la cual hemos querido enfrentarlo.
Quiero advertir a los señores Senadores que han patrocinado esta indicación, quienes hoy pueden sentirse satisfechos de que se apruebe y de haber efectuado negociaciones que les permitieron conseguir un buen acuerdo político, que, de acuerdo a lo escuchado en la Sala, es muy probable que persistirá la tesis de eliminar parte de los atributos que con la reelección se han incorporado a la reforma constitucional.
Presumiblemente, el 11 de diciembre nuestros compatriotas votarán por un Presidente de la República sin conocer la duración de su mandato, todavía confundidos por las negociaciones, las posturas y el sentido que el próximo período presidencial puede adquirir, y frente a un programa que no habrá podido hacerse cargo de estas materias. Y ya tenemos a los candidatos recorriendo el país y ofreciendo su programa a todos los chilenos como la solución a los problemas o como la fórmula que permitirá la satisfacción de las aspiraciones y anhelos pendientes.
Por estas consideraciones, señor Presidente, voto en contra de la indicación.