Labor Parlamentaria
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Antecedentes
- Cámara de Diputados
- Sesión Ordinaria N°26
- Celebrada el 28 de abril de 2021
- Legislatura número 369
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Intervención
REGULACIÓN SOBRE CAMBIOS DE FONDOS DE PENSIONES (PRIMER TRÁMITE CONSTITUCIONAL. BOLETÍN N° 13959-13)
Autores
El señor PAULSEN (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Giorgio Jackson .
El señor JACKSON (vía telemática).-
Señor Presidente, el decreto ley Nº 3.500, que establece el sistema de pensiones y de administradoras de fondos previsionales, nunca estuvo diseñado para que todas las personas pudieran tener buenas pensiones o pensiones dignas, sino que fue un mecanismo para activar e incentivar la capitalización de las empresas chilenas. De esa manera, parte del entramado pone al trabajador o trabajadora como responsable exclusivo del porvenir cuando llegue su edad de jubilar.
Obviamente, eso hace aparentar que tienen poder sobre ese dinero, pero lo cierto es que parte de ese mismo dinero se ocupa para prestárselo a los propios trabajadores o trabajadoras a tasas más altas, a través de alguna de las empresas que se capitalizan con esos recursos.
Entonces, cuando vemos la historia de las reformas que ha tenido el sistema de AFP, constataremos que una de ellas fue a comienzos de los años 2000, cuando se instalaron los multifondos. Se asumió que de esa manera las personas tendrían más poder sobre su dinero y más opciones. Por lo tanto, esa bendita libertad sería la que haría aún más responsables a las personas por sus decisiones individuales -ya no solamente por su cotización obligatoria en su trabajo, sino además por sus decisiones financieras individuales para tener una buena pensión o no. Por tanto, si alguien después fallaba, se le podría decir perfectamente: “Usted tiene una mala pensión porque, primero, no cotizó lo suficiente -haciéndole ver como si las personas no trabajaran en los tiempos en que no tuvieron una cotización-, y, segundo, porque quizá usted tomó malas decisiones financieras; por tanto, es su culpa tener una mala pensión”. Eso le sirve mucho a la ideología de que un Estado se haga menos cargo de las pensiones. Es algo muy funcional a la idea de que las personas tengan que rascarse con sus propias uñas, incluso en términos previsionales, es decir, que tengan que prever para cuando lleguen a la edad de estar pasivas en términos laborales.
Lo cierto es que pocas personas entienden el sistema financiero. Por ello se popularizaron tanto, sobre todo en los últimos años con las redes sociales, las asesorías financieras previsionales. Se popularizaron porque hubo muchas personas que a partir de ciertos cambios de fondos y de ciertas recomendaciones lograron aumentar comparativamente los ingresos de sus cuentas. Probablemente, en promedio y según lo que dicen los estudios que analizaron los casos de todas las personas que se cambiaron de fondos, no hubo cambios significativos en sus ahorros previsionales, pero seguramente muchas personas sí lo lograron. Y quizás otras personas que siguieron ese camino llegaron tarde a los cambios, porque ya habían bajado de precio todas las acciones en el fondo elegido, dependiendo de los riesgos. Es decir, no obtuvieron ganancias, porque llegaron tarde al cambio de fondos.
Sin embargo, es cierto que se han registrado problemas derivados de esa práctica, que podrían afectar al conjunto de los pensionados y pensionadas. Cuando se producen cambios masivos de fondos, puede ocurrir que haya gente que se queda en dichos fondos, o en algún tipo de acción específica o en algún instrumento financiero, y que el precio de dichos fondos caiga producto de que muchos migraron de él. En consecuencia, la gente que se quedó en ellos ve como el precio de los mismos pierde valor. Pero eso no está considerado en la lógica de quien se cambia, porque el que se cambia pudo haber ganado. Al mismo tiempo, los que llegan tarde a comprar un activo que creció mucho de precio no ganaron sino que perdieron probablemente. Esas personas también sufren perjuicios derivados de la práctica del cambio de fondos.
Por lo tanto, creo que cualquier persona que entienda mínimamente la dinámica financiera puede comprender que hay problemas derivados del movimiento masivo de fondos.
Pero la pregunta es si el remedio de este proyecto de ley es mejor o no que la enfermedad y qué consecuencias tiene. En este caso, el proyecto de ley no resuelve el problema de las pensiones -tengámoslo claro: no resuelve ni un ápice, ni una gota, el problema estructural que tienen las pensiones chilenas ni tampoco termina con la ilegitimidad del sistema. El sistema está entregando malas pensiones porque carga la responsabilidad principalmente en las personas. Por lo tanto, este proyecto tampoco resuelve la ilegitimidad de un sistema de pensiones, porque para eso hay que crear un sistema nuevo que garantice pensiones dignas.
Tampoco termina con la volatilidad existente en los mercados financieros. Puede que quiera mitigarla un poco, pero no termina con ella.
Por lo tanto, pensando en un sistema de pensiones distinto -porque el gobierno ha sido bastante insistente, y creo que esta es la tercera vez que intenta hacer esto mismo a través de distintos proyectos de ley-, ¿por qué no eliminar los multifondos de la parte de capitalización individual que quede después de alguna reforma? Hay distintos modelos, como el que propone que la cotización adicional se vaya toda a un fondo solidario, de que sea distinta. Algunos creemos en un modelo completamente distinto, como el propuesto por la Coordinadora No+AFP. En ese sentido, los fondos se invierten y se capitalizan también, pero no necesariamente asociados a la responsabilidad individual de tomar esas decisiones, sino a la de un conjunto de personas que, de manera capacitada, puedan escoger la mejor forma de invertir esos recursos para el bienestar de todas las pensionadas y todos los pensionados.
Reitero la pregunta: ¿por qué no eliminamos los multifondos? Con eso se cancela cualquier tipo de especulación que las personas puedan hacer al momento de cambiar sus fondos.
¿Por qué no se hace a través de tramos etarios? Hoy día, por default, tienes una recomendación según tu tramo de edad, y hay algunas prohibiciones al final del camino cuando se está cerca de jubilar. Pero, en general, tú puedes cambiarte igual. Entonces, en vez de tratar de atacar la idea de que las personas tengan la libertad de escoger, que es lo que el sistema les ha dicho durante treinta años, esto es, que la plata es suya y que pueden hacer lo que quieran con ella, ¿por qué no eliminar los multifondos? Esta es una pregunta que se abre cada vez que uno toca el problema derivado del movimiento masivo de fondos. Se acabaría el problema si eliminamos los multifondos. Queda completamente claro: se acabaría el problema de los movimientos masivos de fondos. Esto es algo que quizás no le gustaría a algunos, porque se rompería con la ilusión de que las personas son dueñas de ese dinero y, al mismo tiempo, de que la mejor administración deriva del puro mercado, del intercambio de preferencias de las personas y de estas asunciones bastante absurdas y totalmente pasadas de moda, como que existe racionalidad en las decisiones económicas y completa simetría de información, que son los principios de la economía que nos rige. Está bastante descartado que eso ocurra en la realidad.
Nosotros vamos a rechazar este proyecto. Vamos a rechazarlo con mucha convicción y no porque no entendamos que existen problemas derivados de los movimientos masivos de fondos sino, principalmente, porque el gobierno intenta dar una especie de respiración boca a boca al sistema de AFP, que está agonizando, y lo hace tratando de quitarle incluso más legitimidad ante los usuarios que hoy piden cambiar fondos. Eso es lo que piden porque los dejaron a la deriva. Les dijeron: “Es responsabilidad de ustedes”. Bueno, háganse cargo ahora de las personas que están tratando de rascarse con sus propias uñas al mover sus fondos.
Nuestra alternativa es un sistema distinto. Si llega a haber un porcentaje de capitalización individual, la idea es que no existan los multifondos, porque eso aumenta las brechas de desigualdad y aumenta aún más la incertidumbre respecto de la pensión que puedan tener las personas, que es a lo que debería estar orientado nuestro sistema: proveer de las mejores pensiones posibles para todas y todos. Obviamente, siguiendo el camino de que a más cotizaciones, mejor pensión, y de que a mayores niveles de ingresos cotizados, también mejor pensión, pero con brechas mucho menores y con pisos mucho más altos que los que tenemos hoy. De esa manera favoreceremos la equidad de género y evitaremos la conflictividad social derivada de tener adultos y adultas mayores que tienen que ir a la feria a buscar los restos para poder comer, que no tienen plata para pagar las contribuciones o que no tienen una vivienda donde vivir.
He dicho.